The Minister (2020), de Arnór Pálmi Arnarson

Benedikt Ríkhardsson, casado con Steinunn, cuya familia es dueña de un imperio mediático, aspira a convertirse en nuevo primer ministro de Islandia. En el debate electoral con los otros candidatos declara con vehemencia que es partidario de una nueva política, en que se abandone la palabrería vacua y el ciudadano participe más en las decisiones, con la colaboración constructiva de todos los partidos. Y en vivo y en directo se compromete a una alianza con otro partido, y a gobernar única y exclusivamente si consigue una participación en las urnas del 90%, lo que a todas luces parece un disparate, se trata de una meta demasiado ambiciosa.

Entretenida serie política, que se diría una combinación de Borgen y Succession, aunque con personalidad propia. La trama urdida por Birkir Blær Ingólfsson, Jónas Margeir Ingólfsson y Björg Magnúsdóttir aborda temas como la rivalidad y ambición política, y el deseo de influir desde la sombra, el caso del suegro de Benedikt. Están presentes cuestiones como el liderazgo y el carisma, pero que pueden convivir con trastornos psíquicos, pues todo apunta a que los momentos eufóricos del protagonista podrían estar ligados a algún problema mental, con el riesgo consiguiente. Y se saben crear subtramas en torno al poder de las redes sociales –ahí los ciudadanos pueden hacer propuestas, pero también plantear disparates, e incluso propiciar el efecto arrastre de estrellas de Hollywood–, la infidelidad o la separación iglesia-estado, que se plantea cuando el padre de Benedikt, sacerdote luterano, sufre una agresión al protestar por el poco respeto con que se trata una antigua iglesia desacralizada.

Ólafur Darri Ólafsson es perfecto para componer al protagonista, por su físico imponente y su poderosa personalidad, pero está muy bien arropado por un reparto de actores locales. La serie demuestra que no hay país pequeño, en cualquier lugar ocurren cosas interesantes, y lo que despierta el interés en Reykjavik, también lo hace en la Conchinchina, son a la postre cuestiones y conflictos con validez universales, las grandezas y miserias del ser humanos se encuentran en todas las latitudes.