The Desperate Hour: un thriller agobiante
Disponible en: cines (Estados Unidos) y video por demanda.
Dirección: Phillip Noyce.
Guion: Christopher Sparling.
Elenco: Naoimi Whatts, Colton Gobbo, Sierra Maltby.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la película: https://www.imdb.com/title/tt13133936/
En 2020, en la antepenúltima carrera de la Fórmula 1, el expiloto francés Romain Grosjean sufrió un aparatoso accidente en el que su auto se impactó a más de 220 km/hr contra las vallas de seguridad, se partió en dos y se incendió. Las imágenes del accidente hacían suponer lo peor, pero, afortunadamente y de manera casi milagrosa, Grosjean salió casi ileso del accidente. El piloto narró que en medio de tal desgracia lo primero que hizo fue rendirse a su suerte y aceptar su destino, hasta que pensó en sus hijos y la posibilidad de no estar más con ellos. Fue en ese momento que Grosjean sacó fuerzas y salió de lo que muchos (incluido él) pensaban que era su fin.
Retomo esta historia porque es bien sabido que ser padre/madre cambia la vida para siempre, dentro de ti se presenta una mezcla compleja de emociones, fortaleza y, al mismo tiempo, incertidumbres y miedos. Los efectos de estas emociones han servido de inspiración para muchas películas en dónde los padres son capaces de cosas increíbles como Not Without my Daughter (Brian Gibert, 1991) o Las tres muertes de Maricela Escobedo (Carlos Pérez Osorio, 2020).
Phillip Noyce se acerca al extraño instinto de supervivencia que genera la maternidad en The Desperate Hour, thriller escrito por Christopher Sparling que, de no ser por el dominio de Noyce como director del género, no funcionaría para nada. En esta cinta, Amy (Naomi Whatts) y sus dos hijos (Colton Gobbo y Sierra Maltby) se enfrentan una vez más a una crisis después de un año de tragedias familiares.
La historia se desarrolla en una mañana común y corriente mientras Amy sale a correr. En su trayecto va resolviendo asuntos de trabajo y familiares (primer error, pues nadie corre y se la pasa pegado al teléfono). Poco a poco se adentra más en el bosque y, de pronto, recibe un mensaje de alerta sobre una de las peores pesadillas de los padres en Estados Unidos: ha ocurrido un tiroteo en la escuela de sus hijos. A pie y en medio de la nada, Amy intenta aprender cómo se encuentran sus hijos y llegar a la escuela, pero todos los amigos y conocidos a los que llama no pueden ayudarla ni darle respuesta.
Desafortunadamente, la historia tiene más de una situación que resulta poco creíble y que no la ayudan a conectar. Evidentemente todo ser humano reacciona de diferentes formas ante situaciones extremas, pero dicta la lógica que los padres tienden a sacar fuerza sobrehumana para proteger y salvar a sus hijos. En este caso, esto es inexistente, de los 84 minutos de duración de la película, Amy pasa pérdida en el bosque 57 (con todo y celular con GPS y crédito), provocando frustración y desesperación.
La tensión proviene de la música de Fil Eisler y la cámara de John Brawley, la cual sigue a Amy con cercanía, imitando su desesperación. Brawley presenta a su protagonista a través de planos enfocados en sus ojos, los cuales dejan ver tristeza y melancolía para después transformarse en desesperación.
Sin embargo, ni la técnica ni la música salvan la historia. Ésta desperdicia la oportunidad de ofrecer uno de esos thrillers que se quedan en la cabeza pues, teniendo temas de los cuales se podría hablar y debatir durante horas – como la salud mental y los tiroteos en las escuelas –, el guion de Sparling solo los utiliza para detonar la situación de Amy, sin profundizar en ellos.
En conclusión, el guion de The Desperate Hour se queda a medias y ese es su problema. A la cinta le falta credibilidad en las acciones de sus personajes y desaprovecha otras historias que pudieron solidificarla. Al final es una cinta palomera, sin más intención que entretener.
Ale Stardust (como Ziggy de David Bowie) ama el cine y las series más que la comida. Fueron ellos quienes la acompañaron la mayor parte de su infancia y ahora le regalan un escape de la vida adulta. Fan de Harry Potter, los tatuajes, la lucha libre, creyente de la magia y de las películas de Hugh Grant, después de haber querido ser chef, historiadora y Power Ranger, se decidió por Ciencias de la Comunicación (por supuesto en la UNAM). Ahora pasa sus días intentando escribir sobre lo que ve y soñando con ser como Jo March.