La directora va a contramano del 98 por ciento de las series originales de Netflix. Por su envergadura pequeña (apenas 6 capítulos de media hora, sin grandes “valores de producción”) y un espíritu adulto más afín a HBO que al de la N Roja, pero también porque aborda temas como la corrección, la moda de la cancelación, el feminismo y la intolerancia a discursos que rompan lo establecido como un equilibrio ajustadísimo, invitando más a la reflexión que a lo pre-digerido.

Lo hace a través de las distintas situaciones que se dan en una universidad ficticia donde la carrera de Literatura atraviesa una crisis importante debido a la baja de la matrícula que atribuyen al envejecimiento del plantel docente. En el centro de La directora está la nada sencilla transición que deben realizar los docentes ante un alumnado con inquietudes muy distintas a las que mucho de ellos consideran prioritarias. Todo bien con leer durante varios minutos un fragmento de un texto clásico, pero los jóvenes quieren que ese material dialogue con el presente.

Creada por la actriz Amanda Peet y Annie Julia Wyman, La directora tiene como protagonista a Ji-Yoon (la enorme Sandra Oh), una madre soltera de ascendencia coreana con una hija adoptiva de 10 años que acaba de convertirse en la primera mujer en acceder al cargo de Directora de la carrera de Literatura. Allí conviven docentes atornillados con otros ayudantes mucho más atentos a los usos y costumbres contemporáneos. Una situación que deja a Ji-Yoon tironeada entre dos polos.

Todo empeora luego de que graben a un profesor reputado gracias a sus libros (Bill Dobson, a cargo de Jay Duplass) haciendo el saludo nazi en clase, un video que rápidamente se viraliza. Poco importa el contexto, así como tampoco las explicaciones. Los jóvenes no toleran un gesto de este tipo. Y quieren su cabeza.

Como la serie, Ji-Yoon camina sobre una soga en altura intentando balancear las desmedidas reacciones de los alumnos, con sus escraches y acusaciones, los reclamos de los profesores, su vida personal (Bill parece ser algo más que un amigo y colega) y la relación con su padre. La serie hila las distintas subtramas sin forzarlas y apelando a un humor no exento de ironía, hasta coronar un desenlace infrecuentemente agridulce.


 

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