The Beast (La bestia) (2023), de Bertrand Bonello

2044. Gabrielle Monner se quiere someter a una especie de terapia de ADN para eliminar las emociones y poder experimentar otras vidas anteriores. En sus vivencias espacio temporales se cruzará con un hombre, Louis Lewanski, por quien se sentirá atraída.

Insufrible película inspirada en la novela “La bestia en la jungla” de Henry James a cargo del cineasta francés Bertrand Bonello (Nocturama). La nebulosa historia del novelista británico nacido en Nueva York se supone que quiere captar los miedos ancestrales del ser humano, pero Bonello pincha en hueso al querer trasladar de modo muy personal a la pantalla el texto original, ya de por sí sinuoso, y transformarlo en un relato de tintes futuristas, con mezcla de identidades y con personajes que se repiten en distintas épocas y situaciones diversas. Crea entonces una narración tremendamente confusa, sin ritmo alguno, en donde se supone que la protagonista está viviendo experiencias diferentes de su “yo” a través de esas aventuras temporales y siempre con una especie de temor a algo indefinible, la “bestia” del título. Aunque se sugiere alguna idea sobre la deshumanización del futuro, la ocurrencia se alarga muchísimo y el resultado es sumamente aburrido.

Formalmente The Beast (La bestia) parece proceder muchas veces del anquilosado cine francés de arte y ensayo de los 60 y 70, al estilo del Robbe-Grillet más caprichoso. Destacan en este sentido los colores planos de los fondos elegidos para esas épocas, los símbolos y la decoración minimalista de muchos pasajes, aunque en otros se recarga el set de acuerdo con los salones parisinos de principios de siglo o se ambienta de modo más convencional en los años actuales en la ciudad de Los Ángeles. En cualquier caso es un verdadero desperdicio el trabajo esforzado de Léa Seydoux, que intenta por todos los medios captar la atención del espectador aunque seguramente ni ella sabe muy bien qué está rodando.