El Consejo Mundial de las Iglesias pide un «alto el fuego inmediato» en Ucrania

El Consejo Mundial de las Iglesias pide un «alto el fuego inmediato» en Ucrania

La asamblea de la entidad denuncia los posibles «crímenes de guerra y contra la humanidad» que se están produciendo, en un documento criticado por la Iglesia ortodoxa rusa

María Martínez López
Texto CMI sobre Ucrania
El comité central del CMI durante la plenaria final del encuentro, el 8 de septiembre. Foto: CMI.

El Consejo Mundial de las Iglesias renovó el jueves, en la clausura de su asamblea, su «llamamiento a un alto el fuego inmediato para detener la muerte y la destrucción» en Ucrania. Pidió asimismo «diálogo y negociaciones para asegurar una paz sostenible». Esta petición se encuentra en su documento Guerra en Ucrania, paz y justicia en la región europea, uno de los muchos aprobados en el encuentro, que comenzó el 31 de agosto en Karlsruhe (Alemania).

El texto subraya las «trágicas consecuencias» y el sufrimiento «desde la invasión de Rusia el 24 de febrero», además de las bajas y los desplazamientos causados por la guerra desde 2014. La palabra «invasión» es una novedad del documento final, pues un borrador hablaba de «guerra». Se trata de una de las pocas modificaciones aceptadas, pues casi todas las presentadas por la delegación ortodoxa rusa se descartaron, informa Orthodox Times.

«Hay muchos informes de atrocidades que podrían constituir crímenes de guerra y contra la humanidad», afirma el texto. Apela por ello «a todas las partes del conflicto a respetar los principios del derecho humanitario internacional, incluyendo especialmente la protección de los civiles y la infraestructura civil y el trato humano a los prisioneros de guerra». Los autores muestran además su preocupación por «el riesgo de consecuencias catastróficas como resultado del daño causado a la central nuclear de Zaporiyia». En este sentido, se pide a «todas las partes que se retiren y renuncien a las acciones militares» en la zona.

«Ilegal e injustificada»

El CMI recuerda que ya en junio condenó la guerra como «ilegal e injustificada», una posición que «reafirma con fuerza». «La guerra es incompatible con la misma naturaleza de Dios y su designio para la humanidad y contra nuestros principios cristianos y ecuménicos fundamentales». Por ello, «rechazamos cualquier uso inadecuado del lenguaje y la autoridad religiosos para justificar la agresión armada y el odio».

Por el contrario este organismo, que reúne a 348 iglesias y denominaciones, es consciente del «papel crítico» que está llamado a jugar, «acompañando a sus iglesias miembro en la región y como plataforma y lugar seguro para el encuentro y el diálogo con el fin de abordar las muchas cuestiones apremiantes que surgen de este conflicto para el mundo y para el movimiento ecuménico».

Una oportunidad para ello, valora el texto, ha sido la presencia de representantes de Ucrania y la delegación de la Iglesia ortodoxa rusa. «Nos comprometemos a un diálogo intensificado sobre los temas que nos dividen». En este mismo sentido, piden a los cristianos y a los líderes de las iglesias «en Rusia así como en Ucrania» que «alcen sus voces para oponerse a las continuas muertes, destrucción, desplazamiento y desposesión de la gente de Ucrania».

Asimismo, subraya que los cristianos también deberán jugar un papel clave en la sanación de la memoria y la reconciliación después de la guerra, pues la recuperación «será larga y dura, con un enorme coste humanitario, económico y ecológico».

«Es inadmisible externalizar» las fronteras

La asamblea del Consejo Mundial de las Iglesias eligió a Heinrich Bedford-Strohm, de la Iglesia evangélica luterana de Baviera (Alemania), como su nuevo moderador. La guerra en Ucrania no ha sido el único tema de actualidad abordado durante esta cita, que se repite cada seis u ocho años. El mismo documento sobre Ucrania y Europa también se refiere a la inmigración. Es «inadmisible legal y éticamente que los Estados abdiquen de sus responsabilidad de salvar vidas y ofrecer protección, o busquen externarlizarlas». Critica también que estas personas vulnerables sean instrumentalizadas. Por ello piden «vías seguras, legales y accesibles» de llegada, además de «una mejor coordinación, cooperación, solidaridad y respeto» en la respuesta europea. Del mismo modo, se abordaron cuestiones como el conflicto de Nagorno-Karabaj de 2020, la paz en la península de Corea o en Oriente Medio, la situación en Papúa Occidental o cuestiones ambientales.

Delicado equilibrio con Rusia

En la rueda de prensa final, el metropolitan Nifon, de la Iglesia de Rumanía y vicemoderador del comité central del CMI, informó de que durante estos días no se había producido ningún encuentro oficial entre las delegaciones rusa y ucraniana, como se había planteado antes de la asamblea.

La Iglesia ortodoxa rusa mostró su descontento con el texto final, aunque no con demasiada dureza. El metropolitan Antoni, responsable del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú y líder de su delegación, afirmó que no podían votar a favor del borrador. Sin embargo, se mostró «cautamente optimista» por el hecho de que el CMI se hubiera «negado a incluir acusaciones contra la Iglesia ortodoxa rusa, a pesar de una presión política sin precedentes».

Se refería a la intervención del presidente alemán, Frank Steinmeier, durante la apertura de la asamblea, donde pidió que Moscú fuera expulsado del CMI. Tal vez por la negativa a seguir esta línea, los representantes rusos tampoco votaron en contra del texto, sino que se abstuvieron.

En cualquier caso, Antoni criticó que el texto sigue estando «enormemente politizado» al seleccionar los temas de los que se ocupa. Lamentó, por ejemplo, que no se condenaran las «ocupaciones violentas y masivas de templos de la Iglesia canónica, llevadas a cabo por la llamada Iglesia ortodoxa de Ucrania». También lo denigró, afirmando que tenía el mismo nivel de importancia que un comunicado de McDonald’s o Starbucks. Con todo, mostró su confianza en que el debate sea un punto de partida para «un estudio objetivo e imparcial de las causas del largo conflicto en Ucrania».