Significa tan
sólo que los caminos de la Providencia son inescrutables para la razón humana; doctrina que, a mi juicio, no puede ser más ortodoxa.
Pedro Antonio de Alarcón
ntre conversaciones y pendencias por este orden, pasaron quince o veinte días, y adelantó mucho la curación del Capitán. En la frente
sólo le quedaba ya una breve cicatriz y el hueso de la pierna se iba consolidando.
Pedro Antonio de Alarcón
-Pues esta es tan buena, y, diré más, tan excelente, que otra así no la habrá recibido nadie de la parroquia, y pocos, muy pocos, en el mundo;
sólo los escogidos, los designados por Dios y favorecidos con su especial misericordia, podrán recibirla igual.
Emilia Pardo Bazán
Jamás intentó aquella sagaz diplomática un golpe contra los castillos y pazos; al revés de los bandidos andaluces -¡profunda diferencia de las razas!-, Pepona
sólo robaba a los pobres trajinantes, arrieros o labriegos que llevaban al señor su canon de renta.
Emilia Pardo Bazán
Cuando se supo en Auriabella el suplicio atroz del que llama el vulgo San Antonio de Illaos; cuando se tuvieron pormenores de aquella admirable constancia del joven mártir, que repetía en las torturas, al sentir las agudas cuñas hincársele en los dedos apretados por tablillas y en las piernas sujetas al cepo: «Jesús mío, sólo te pido que los salves...
-se atrevió a preguntar don Jorge, no concibiendo que Angustias supiese cosas que
sólo a él, y momentos antes de expirar, había referido doña Teresa.
Pedro Antonio de Alarcón
Sabía Gayoso que Inesiña era la víctima, la oveja traída al matadero; y con el feroz egoísmo de los últimos años de la existencia, en que todo se sacrifica al afán de prolongarla, aunque
sólo sea horas, no sentía ni rastro de compasión.
Emilia Pardo Bazán
Manda por opio a la Coruña.... Y cayó de rodillas.
Sólo entonces comprendieron los vecinos del Padrón que el boticario estaba también envenenado.
Pedro Antonio de Alarcón
Reinaba, pues, el terror entre la gente tonsurada, que
sólo bien provista de armas y con escolta se atrevía a asomar en romerías y ferias, cuando acertó a tomar posesión del curato de Treselle un jovencillo boquirrubio, amable y sociable, eficazmente recomendado por el arzobispo a los señores de diez leguas en contorno.
Emilia Pardo Bazán
A éste le había dado aquella mañana por callar.
Sólo había abierto hasta entonces la boca, antes de comenzarse la dolorosa operación, para dirigir las breves y ásperas interpelaciones a doña Teresa y a Angustias, contestando a sus afectuosos buenos días.
Pedro Antonio de Alarcón
Con verdadero delirio se abrazaron y besaron madre e hija, precisamente sobre el arroyo de sangre vertida por el capitán, y entraron al fin en la casa, sin que en aquellos primeros momentos se enterase nadie de que las faldas de la joven estaban agujereadas por el alevoso trabucazo que le disparó el hombre de la buhardilla al verla atravesar la calle... La gallega fue quien, no
sólo reparó en ello, sino que tuvo la crueldad de pregonarlo.
Pedro Antonio de Alarcón
¿Tiene su merced noticia de alguna zorra que sepa tantas picardías como nosotros? Repito, mi General, que, no
sólo he visto a Parrón, sino que he hablado con el.
Pedro Antonio de Alarcón