Reino Unido convoca a la embajadora francesa y provoca una nueva escalada en la disputa pesquera

Reino Unido convoca a la embajadora francesa y provoca una nueva escalada en la disputa pesquera

Este anuncio se produce después de que París anunciara la entrada en vigor de las primeras represalias contra Londres el próximo 2 de noviembre si siguen siendo insuficientes las licencias para pescadores

Un pesquero británico permanece inmovilizado este jueves en el puerto francés de Le Havre Reuters
Juan Pedro Quiñonero

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La crisis entre Francia y el Reino Unido se agrava en varios frentes inflamables, nacionales, europeos, multilaterales, tras el anuncio de la convocatoria de la embajadora francesa en Londres , Catherine Colonna, para hacerle llegar una protesta firme, «lamentando que la actitud gubernamental francesa no facilite la resolución de las tensiones». Inmigración ilegal, control de fronteras, Brexit, y el nuevo puesto del Reino Unido y Francia en Europa y la escena internacional agravan unas tensiones víctimas, así mismo, de los problemas nacionales de Boris Johnson y Emmanuel Macron.

Liz Truss, ministra británica de Asuntos Exteriores, pidió la noche del viernes a su secretaria de Estado para Asuntos europeos, Wendy Morton, que convocase a la embajadora francesa en Londres, con el fin de hacerle llegar la irritación y protesta de su gobierno ante la actitud «beligerante» del Gobierno de Emmanuel Macron, que decidió días pasados utilizar un «lenguaje de firmeza» contra el gobierno inglés: detención de barcos de pesca, posibles cortes del suministro de electricidad, posibles controles fronterizos, complicando de manera creciente el tráfico entre el Reino Unido y Europa en las fronteras marítimas y terrestre con Francia…

Antes que Londres anunciase la convocatoria de la embajadora francesa, para recibir una reprimenda apenas contenida, París había anunciado un ultimátum: el Reino Unido tiene hasta el 3 de noviembre para revisar sus posiciones… Parece un plazo muy corto para poner orden en un rosario de contenciosos latentes.

Desde hace meses, la inmigración ilegal, desde territorio francés a las costas del Reino Unido, envenena las relaciones bilaterales, con un rosario de intercambio de amenazas. Problema policial y humanitario, de compleja solución.

Las negociaciones y renegociaciones europeas de Londres, antes, durante y después de la consumación del Brexit, crearon y continúan atizando un rosario de reproches. Emmanuel Macron reprochaba y reprocha a Boris Johnson la utilización del problema irlandés, negociado en el marco del Brexit, con fines nacionalistas que se salen del tiesto negociado. El primer ministro inglés reprocha al presidente francés su altanería intentando alentar la resistencia europea contra las renovadas exigencias del gobierno inglés.

El acuerdo AUKUS (acrónimo inglés de Australia, Reino Unido y EE. UU.), acompañado de la ruptura de un contrato de venta de submarinos franceses a Australia, ha atizado otras tensiones igualmente inflamables. Para Londres, AUKUS es el símbolo del nuevo puesto del Reino Unido en la nueva geografía estratégica mundial. Para París, el acuerdo es una puñalada por la espalda, para Francia y para el resto de los aliados europeos. Para Boris Johnson y Emmanuel Macron se trata, al mismo tiempo, de un símbolo del puesto propio en la escena internacional.

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