Funeral de Isabel II

Juan Carlos I y Doña Sofía se alojarán en Londres en el hotel Claridge’s que les unió hace 61 años

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Pelayo Barro

Si hay un hotel que está unido a la historia personal de Juan Carlos I y Doña Sofía, ese es el Claridge’s de Londres. El mismo en el que la Casa Real británica les ha alojado en su viaje para asistir al funeral de la Reina Isabel II. Allí, en 1961, un joven Príncipe de Gerona y la hija del Rey griego en el exilio se hospedaron por separado antes de la boda de los duques de Kent. Les presentaron y un año más tarde volvieron al hotel ya de novios. En 2020, Corinna Sayn-Wittgenstein eligió el Claridge’s para ofrecer una entrevista a la revista Paris-Match.

Los Reyes eméritos vuelven así a hospedarse en el hotel que marcó su matrimonio. Pero esta vez lo harán por separado. El Claridge’s, al que se conoce abiertamente como «el anexo» de Buckingham Palace, se encuentra en el distinguido barrio de Mayfair. Se dice, incluso, que hay un pasadizo secreto que une su sótano con el Palacio Real. Sus 190 habitaciones, y especialmente sus suites -a 7.000 euros la noche-, son el alojamiento favorito de la realeza mundial cuando visita la capital británica.

Es también un hotel especial para la Reina Isabel II, ya que fue allí donde celebró sus bodas de oro con el duque de Edimburgo. Y donde se alojó a los invitados más ilustres de la boda de los duques de Kent, que Isabel II organizó personalmente. En el libro La soledad de la reina, la periodista Pilar Eyre rememora la historia de cómo Juan Carlos y Sofía se reencontraron en ese hotel, tras haberse conocido cuando eran adolescentes en un crucero, en aquel Londres de los años 60 donde ya comenzaba a escucharse a unos incipientes The Beatles, iniciando poco después un romance que marcaría la historia de España.

Fue la Reina emérita quien, al consultar en recepción la lista de ilustres invitados que se hospedaban para aquel gran evento, descubrió la firma de un tal ‘duque de Gerona’. Sofía, que hasta hacía poco había mantenido un noviazgo con Harald de Noruega, desconocía quién era aquel misterioso duque del que nunca había oído hablar.

En realidad, tras esa identidad estaba el entonces Príncipe de Gerona, un joven Don Juan Carlos de apenas 23 años que luego le confesaría a la futura Reina, también entonces con 23 años, que le gustaba más firmar como duque. Ya conocía el hotel, porque era el mismo en el que se hospedaba su propio padre, Don Juan, cuando visitaba la capital británica. Y también el padre de Sofía lo conocía: dicen que cuando se enteró de su exilio, rápidamente pidió que le reservasen una habitación en el Claridge’s.

Ambos terminaron reencontrándose allí mismo, en el Claridge’s. El flechazo fue intenso: se reencontraron en junio y en septiembre ya se habían prometido. Un año más tarde volverían al mismo hotel para alojarse, pero ya como pareja. Allí posaron para una foto histórica para la Casa Real. Ahora volverán a coincidir, como lo harán en el funeral donde el protocolo de Bukingham Palace les ha sentado juntos alegando que están casados.

En años posteriores, ya como Reyes, su presencia en el Claridge’s fue habitual cuando visitaban Londres. Pero no todos los recuerdos que les trae este hotel son felices. En 2020, por ejemplo, una de las habitaciones del Claridge’s fue la elegida por Corinna Sayn-Wittgenstein para ofrecer a Paris-Match una entrevista de 8 páginas en la que revelaba detalles significativos de su vida privada con Juan Carlos I cuando aún ocupaba el trono.

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