Caída del Imperio Bizantino

Caida de Constantinopla

Con la división del Imperio Romano realizada por Teodosio en el 395 entre sus dos hijos, da comienzo el Imperio Bizantino o Imperio Romano de Oriente. Una serie de circunstancias económicas, sociales y administrativas propiciaron que a pesar del colapso del Imperio Romano de Occidente en el 476, Bizancio perdurará durante cerca de 1000 años más. En este artículo te relatamos los principales acontecimientos y períodos por los que pasó el Imperio Bizantino.

La caída del Imperio Bizantino

Durante el reinado de los Emperadores Paleólogos, comenzando desde Miguel VIII en el año 1261, la economía del otrora poderoso Estado Bizantino se encontraba paralizada, y nunca más volvería a recuperar su antiguo poderío. En el 1369, el Emperador Juan V fracasó en la búsqueda de ayuda financiera desde el Occidente, para poder afrontar la cada vez más creciente amenaza de los turcos.

La llegada del Emperador Miguel VIII Paleólogo supuso el inicio de una prolongada decadencia para el Imperio Romano de Oriente. Durante su periodo el ejército turco redujo considerablemente los dominios asiáticos del Imperio y tuvo que hacer frente a guerras con estados griegos y latinos, además de numerosas guerras civiles destacando la revuelta de los almogávares de la Corona de Aragón.

El Emperador fue arrestado por sus deudas en Venecia. Cuatro años después, fue obligado, al igual que los príncipes serbios y el gobernador de Bulgaria, a convertirse en vasallo de los poderosos turcos. Como estado vasallo, Bizancio hubo de pagar tributos al Sultán y proveerle de apoyo militar.

Ejército Otomano Constantinopla

Bajo el mandato de los sucesores de Juan, el Imperio pudo ganar cierto alivio de la opresión otomana gracias en parte a que los pueblos persas y otomanos estaban todavía demasiado divididos como para atacar. Finalmente tras el nombramiento de Murad II como sultán en el año 1421, la tregua había llegado a su fin. Murad revocó todos los privilegios otorgados a Bizancio, y comenzó a conquistar todas sus tierras.

Fue entonces cuando el Imperio de Bizancio solicitó ayuda a Occidente, sin embargo los diferentes estados occidentales que podían acudir a su ayuda eran todos católicos y solicitaban la unión de la Iglesia de Oriente (ortodoxa) y Occidente en una sola. Los gobernantes del Imperio Bizantino estaban dispuestos a asumir esta unión sin embargo eran conocedores de que los ciudadanos del imperio jamás la aceptarían por lo que la ayuda de Occidente no llegó.

Su sucesor, Mehmed II, terminó lo comenzado por su padre, y lanzó el ataque final a la ciudad. El 29 de mayo de 1453, tras la irrupción del ejército otomano en Constantinopla, Mehmed entraba triunfante en la Iglesia de Santa Sofía, convirtiéndola luego en la mezquita de la ciudad. El Emperador Constantino XI murió en la batalla ese fatídico día, dando por concluido el declive y fin del Imperio Bizantino.

Legado del Imperio Bizantino

En los siglos previos a la conquista otomana a finales de 1453, la cultura del Imperio Bizantino, incluyendo la literatura, el arte y la teología, florecían una vez más, incluso aún durante los desvanecimientos del Imperio. Más tarde, la cultura bizantina ejercería una gran influencia en la tradición intelectual del Occidente.

Caida de Constantinopla Imperio Bizantin

Tanto así, que los estudiosos del Renacimiento Italiano solicitarían la ayuda de los eruditos bizantinos en la traducción de numerosos escritos paganos y cristianos de la época (Este proceso continuaría mucho después de 1453, cuando muchos de estos eruditos huyeron a Italia desde Constantinopla). Después de su “fin”, la cultura y civilización bizantina continuarían ejerciendo una gran influencia en naciones que actualmente, aún practican la religión ortodoxa, incluyendo Rusia, Rumania, Bulgaria, Serbia y Grecia, entre otros.