La posible reina que nunca pisó Inglaterra

El 1 de agosto de 1714 falleció en el palacio de Kensington la reina Ana de Inglaterra.

Pese a haber dado a luz a 19 hijos durante su matrimonio con el príncipe Jorge de Dinamarca, ninguno de ellos llegó a alcanzar la edad adulta, por lo que falleció sin un sucesor directo, como le había ocurrido a su hermana y antecesora en el trono, María II.

Cuando llegó al trono en el año 1702, la cuestión sucesoria ya había sido resuelta por el Parlamento.

Según el Act of Settlement, aprobada en el año 1701, que regulaba la sucesión al trono inglés, se excluían a todos los parientes católicos de las últimas Estuardo.

Teniendo esto en cuenta, se decretaba que la persona que tenía un mejor derecho a la corona inglesa era la princesa Sofía del Palatinado, hija de Federico V y de la hija de Jaime I, Isabel.

Ella contrajo matrimonio con el elector de Hannover Ernesto Augusto, pero murió apenas dos meses antes de que lo hiciera la reina Ana, por lo que su primogénito Jorge I fue el sucesor de Ana.

Pero, cuando llegó a Inglaterra, iba únicamente acompañado por sus dos hijos, el futuro Jorge II y la princesa Sofía Dorotea, que se convertiría posteriormente en reina de Prusia.


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La que había sido su esposa, Sofía Dorotea de Celle, no iba con ellos.

Llevaba veinte años encerrada en el castillo de Ahlden, en la zona de Sajonia, y allí permanecería hasta su muerte, en 1726.

Un mal comienzo para Sofía Dorotea de Celle 

La historia de Sofía Dorotea de Celle ha dado incluso para una película, que recibió el nombre de “Saraband for dead lovers”. Y no es para menos.


Tráiler de la película Saraband for dead lovers


Desde su nacimiento, su historia fue realmente inusual.

Sofía nació como hija ilegítima del duque de Brunswick-Lüneburg, Jorge Guillermo, y su amante, Éléonore Marie Desmier d’Olbreuse.

Fue legitimada y el posterior matrimonio de sus padres le hizo disfrutar de todos los derechos vinculados a una hija nacida de legítimo matrimonio.

Única hija de tal matrimonio, desde muy pronto se empezó a planear su futuro matrimonio, buscando candidatos que pudieran ser adecuados tanto para su estatus como para las conveniencias políticas de su padre.

Entre los candidatos estaba el rey de Dinamarca y el duque de Brünswick-Lüneburg, uno de sus parientes más cercanos.

Pero Sofía de Hannover, a la que ya hemos mencionado anteriormente, tenía sus ojos puestos en ella. Quería que se casara con su primogénito, Jorge, tanto por la cuantiosa renta que su familia había otorgado a Sofía Dorotea (que alcanzaba los cien mil talers al año) como las posibilidades sucesorias que podían derivarse de esta alianza en los territorios de la dinastía de Brünswick-Lüneburg.

Este fue un matrimonio de conveniencia, como era la costumbre entre la realeza y la nobleza europeas de la Edad Moderna. Según se cuenta, Sofía Dorotea se opuso a su celebración, pero su opinión no fue tenida en cuenta y el matrimonio se produjo en 1682, cuando la novia tenía dieciséis años.

Un matrimonio pactado e infeliz

El matrimonio no fue feliz, pese al nacimiento rápido de Jorge Augusto en 1683 y la llegada al mundo de la princesa Dorotea Sofía tres años después.

Muy pronto Jorge tomó como amante a una de las damas de honor de su esposa, Ehrengard Melusine von der Schulenberg, a la que estaría vinculado durante el resto de su vida y que le acompañó a Inglaterra, llegándose a decir incluso que el entonces ya rey Jorge I se había casado en secreto con ella.

La situación de Sofía Dorotea en Hannover se hizo cada vez más difícil y trató, sin resultado, acabar con esta unión. Y fue en este momento cuando volvió a tener contacto con un viejo amigo, al que conoció cuando todavía no estaba casada con Jorge de Hannover.

La aventura amorosa de Sofía Dorotea de Celle con Philip Christoph von Königsmarck

Sofía Dorotea había conocido a Christoph von Königsmarck poco antes de su matrimonio con Jorge de Hannover.


Este conde de origen sueco tiene una historia familiar tan interesante como su posterior aventura con Sofía.

Había pasado una importante cantidad de tiempo en la corte de Carlos II de Inglaterra, hasta que su hermano Karl Johann fue acusado de orquestar el asesinato de Thomas Thynn, futuro marido de su supuesta amante.

Hizo fortuna como soldado y mercenario, reencontrándose con Sofía Dorotea después de su primer encuentro en 1688.

Philip Christoph empezó a formar parte del grupo de personas cercanas a los cuñados de Sofía Dorotea en ese año y, a través de ellos, renovaron el contacto.

Al parecer, no fue hasta 1690 cuando su relación se hizo más cercana y empezaron a correr rumores de que tenía una naturaleza poco apropiada.

¿Cartas de amor falsificadas?

No se sabe con total seguridad si realmente llegaron a ser amantes; las cuantiosas cartas de amor intercambiadas entre ambos así parecen demostrarlo, pero algunos historiadores han puesto en duda su veracidad, indicando que varias de ellas podrían haber sido objeto de falsificación.

También se habla de que Philip Christoph intentó ayudar a Sofía Dorotea a escapar de Hannover en varias ocasiones, sin éxito alguno.

Lo que sí se sabe de cierto es que Jorge montó en cólera cuando se enteró de los rumores de la relación ilícita de su esposa con Philip Christoph y enfrentó a su esposa, produciéndose una gran pelea que llegó a la agresión física.

Jorge montó en cólera cuando se enteró de los rumores de la relación ilícita de su esposa con Philip Christoph

Poco después, en junio de 1694, se decidió orquestar el asesinato de Philip Christoph.

Se le envió un mensaje, que en teoría procedía de Sofía Dorotea, para que acudiera a encontrarse con ella al castillo de Leineschloss. Sin embargo, allí le esperaban varias personas que tenían como misión hacerle desaparecer.

No se conocen los detalles de lo que allí ocurrió, pero se sabe que fue atacado, asesinado y su cadáver, ocultado.

Tampoco se sabe exactamente el grado de vinculación de Jorge con este asesinato.

Algunos historiadores apuntan que fue él mismo quien lo orquestó, mientras que otros apuntan a que la responsabilidad del hecho recayó en otros miembros de la corte.

Por ejemplo, se dice que la condesa Platen, amante del padre de Jorge, Ernest Augusto, declaró en su lecho de muerte su complicidad en el asesinato de Philip Christoph y exoneró de toda responsabilidad en el mismo al marido de Sofía Dorotea.

En el año 2016, se encontraron restos humanos en la zona inferior de este castillo durante unas reformas.

Se especula que podrían ser los restos perdidos de Philip Christoph, pero en el momento en el que se redactan estas líneas, este extremo todavía no se ha confirmado.

La princesa de Ahlden

Este episodio sirvió a Jorge de Hannover para librarse de su esposa. Acusada de “deserción maliciosa”, consiguió disolver su matrimonio legalmente en diciembre de 1694.

Todos los restos de su presencia en Hannover fueron eliminados y Sofía Dorotea fue enviada a un exilio dorado y vigilado al castillo de Ahlden.

Sus dos hijos fueron separados de ella y criados con su padre, bajo la atenta vigilancia de su suegra, Sofía.

Estos hechos causaron una gran conmoción en Europa y fueron objeto de un gran escándalo.

Cuando Jorge I ascendió al trono veinte años después, este episodio todavía seguía dando que hablar e incluso puso en cuestión la idoneidad de Jorge I para reinar a ojos de muchos.

Una importante cantidad de personas incluso ponían en duda que la anulación de este matrimonio hubiera sido legal, por lo que se aumentó la vigilancia en torno a Sofía Dorotea, ante el temor de que pudiera encaminar sus pasos a Inglaterra.

Eso nunca ocurrió y Sofía Dorotea permaneció encerrada treinta y un años, prácticamente olvidada por todos.

Falleció en el año 1726, solo algunos meses antes del propio fallecimiento de Jorge I.

Su anterior marido no permitió un luto público en sus territorios cuando se anunció su muerte, ignoró las disposiciones de su testamento y ordenó que fuera enterrada en el sótano del castillo donde había estado encerrada, no en un lugar sagrado ni siguiendo sus deseos.

Algunos meses después, permitió finalmente que su cuerpo fuera trasladado a la Stadtkirche de Celle, para reposar junto a sus padres, donde todavía se encuentra hoy.

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Rocio Martinez
Madrid, 1988. Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid y graduada en el máster de estudios avanzandos de Historia Moderna "Monarquia de España Siglos XVI-XVIII, de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado como asesora de cine y autora de diversos estudios sobre la historia de los siglos XVI y XVII.

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