América Latina en el siglo XX

América Latina en el siglo XX
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Fecha:1900- 1939
Descripción:
Caracterización socio económica y política de América Latina
País(es) involucrado(s)
América Latina

Caracterización socioeconómica y política de América Latina entre 1900- 1939

El primer movimiento revolucionario de importancia continental que se desarrolló en el pasado siglo XX fue La Revolución Mexicana (1910-1917) que posibilitó la transición de una economía agraria feudal a una capitalista y una incipiente modernización de la industria nacional mexicana, promoviendo un proceso de amplia democratización. La Constitución de Querétaro de 1917 priorizaba los intereses colectivos sobre los individuales y reconocía los derechos de las clases trabajadoras.

Como limitaciones de este proceso en su etapa inicial pueden señalarse los múltiples frenos impuestos a una reforma agraria radical y a la nacionalización de los recursos naturales del país, así como la preservación del caudillismo y el caciquismo político que databan de la época de Porfirio Díaz.

La I Guerra Mundial (1914-1918) posibilitó a los Estados Unidos consolidar sus posiciones económicas y políticas en Latinoamérica, al verse apartados sus rivales ingleses, franceses y alemanes de sus mercados, por las vicisitudes del conflicto. A ello se añade que la posesión por el imperio norteamericano de Puerto Rico, los canales de Nicaragua y Panamá y la Base Naval de Guantánamo en Cuba, más la ocupación militar de Haití, le permitían controlar el Caribe y sus accesos.

El triunfo de la Revolución Socialista de Octubre en Rusia (1917), encabezado por Lenin, incentivó el movimiento obrero en todo el mundo, constituyéndose numerosos partidos comunistas en América Latina, afiliados a la III Internacional Comunista.

La Reforma Universitaria iniciada en la Universidad de Córdoba, Argentina, en 1918, fue heredera de los movimientos liberales en progresión en el continente a partir de su proceso independentista. Se luchó en sus marcos por la modernización y cientificidad de sus instituciones de enseñanza superior y significó también la incorporación del estudiantado universitario latinoamericano, como representante de los sectores más politizados de las clases medias, a las luchas sociales de Latinoamérica. En el caso cubano, teniendo en cuenta la radicalidad y marcado carácter revolucionario de la Reforma Universitaria, tuvo lugar un ascenso del movimiento estudiantil, dirigido por Julio Antonio Mella.

Como resultado de acontecimientos de trascendencia continental (la Revolución Mexicana y el intervencionismo creciente de Estados Unidos) así como extracontinentales (la Revolución Rusa de 1917), se produjo un auge de la lucha antiimperialista en América Latina, cuyo máximo exponente fue la guerra de liberación de Augusto César Sandino contra la invasión norteamericana en Nicaragua entre 1926 y 1932, y de la lucha en general tras el Congreso Antiimperialista de Bruselas de 1927. Bajo la influencia de la III Internacional Comunista los partidos comunistas del continente siguieron primeramente la estrategia de Frente Único Antiimperialista y posteriormente la de "clase contra clase".

Lo erróneo de esta última estrategia en las condiciones históricas concretas latinoamericanas se evidencia en el hecho de la ruptura de Farabundo Martí, líder comunista salvadoreño, con Sandino, al intentar imponerla el primero en las filas del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua y ¨bolchevizar¨ su estructura organizativa.

La crisis económica mundial de 1929-1933 conllevó la paralización de las economías latinoamericanas y agudizó las luchas populares. Ejemplo de ello fueron el levantamiento popular de El Salvador, dirigido por el mencionado Farabundo Martí al frente del Partido Comunista salvadoreño en 1932, el movimiento dirigido por Juan Carlos Prestes en Brasil y la instauración de una "República Socialista" en Chile por Marmaduke Grove en 1932, rebeliones frustradas más o menos rápidamente por la inexistencia de condiciones objetivas y subjetivas que garantizaran su éxito.

El auge del fascismo y de la lucha antifascista a escala internacional repercutió en América Latina con la formación de Frentes Únicos Antifascistas, promovidos por los partidos comunistas y por organizaciones democrático-burguesas, y su ayuda de todo tipo a la República española. A la inversa, la movilización profascista tuvo sus exponentes en la insurrección de Acción Integralista encabezada por Plinio Salgado en Brasil, que fue reprimida por el gobierno de G. Vargas; el corporativismo, que se impuso como forma de régimen político en Brasil bajo este mismo presidente y en Argentina bajo J. D. Perón, y las acciones terroristas y las marchas públicas de la organización A.B.C. en Cuba en los marcos de la Revolución de los años 30.

En esta época se produjo un auge del nacionalismo populista, cuyos protagonistas serían Getulio Vargas en Brasil, Juan Domingo Perón en Argentina y Lázaro Cárdenas en México (1934-1940), aunque con diferentes sentidos políticos.

La posición de Lázaro Cárdenas fue la más consecuente de los tres y se orientó hacia una política nacionalista y democrática auténtica. Se le considera un segundo momento de la Revolución Mexicana: se realizó una profunda reforma agraria, se nacionalizaron las compañías petroleras y ferroviarias enfrentándose al capital extranjero, se favoreció el movimiento sindical, se elaboró una legislación obrera progresista.

A finales de la década del 30 se produce la Guerra Civil Española, donde participaron notables personalidades latinoamericanas, entre ellas el cubano Pablo de la Torriente Brau.


Repercusión de la Segunda Guerra Mundial sobre América Latina

La II Guerra Mundial y la entrada de Estados Unidos en la misma implicaron para América Latina, en el terreno económico, la posibilidad de comenzar un proceso de sustitución de importaciones, favoreciendo una industrialización incipiente, no obstante la deformación estructural de las economías y su marcada dependencia del mercado exterior.

En el terreno político los países latinoamericanos se alinearon junto a los aliados frente al fascismo, produciéndose la movilización de fuerzas militares latino-americanas hacia Europa, como parte de los contingentes norteamericanos, lo que contribuyó a la politización de sus efectivos con orientaciones ya fuesen de izquierda o de derecha.

La Guerra Fría entre el bloque soviético y la OTAN, conducida por EE.UU, dio pasó a la II Guerra Mundial y fue trasladada por esta última potencia, en los marcos de su estrategia geopolítica de contención del comunismo, a América Latina mediante la conformación del sistema interamericano (Tratado Inter-americano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Organización de Estados Americanos (OEA), concebidos como instrumentos político-militares para reprimir la lucha antiimperialista en el Continente, mediante invasiones armadas como la de Guatemala para destruir su proceso revolucionario en 1954, golpes de estado para destituir gobernantes nacionalistas (Perón en Argentina y Vargas en Brasil) o impedir procesos electorales con resultados previsiblemente indeseables para los intereses de los Estados Unidos (el caso de Cuba en marzo de 1952), el asesinato de figuras políticas populares y nacionalistas (Jorge Eliécer Gaitán, líder del partido liberal de Colombia, en 1948); la instauración de dictaduras militares (Odría en Perú, Batista en Cuba, Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, López Arellano en Colombia).

No obstante, la expansión de las ideologías revolucionarias y nacionalistas, y la situación histórico-concreta vivida por estos países, coadyuvaron al ascenso de los movimientos de liberación nacional en los mismos. En este sentido, no deben dejar de señalarse las guerrillas rurales en Colombia, el levantamiento de los mineros en Bolivia y el gobierno del movimiento Nacional Revolucionario con Paz Estensoro al frente, el derrocamiento de M. Pérez Jiménez por un levantamiento popular y de sectores de sus fuerzas armadas en Venezuela, el derrocamiento de Batista en Cuba por la revolución popular, el gobierno de Jacobo Árbenz (revolucionario) en Guatemala realizando una reforma agraria y otros cambios democráticos en ese país.

Los regímenes militaristas (fascistas) de derecha en toda América Latina evidenciaron serios síntomas de agotamiento, haciéndose impostergable una revolución auténtica que resolviera los problemas de la sociedad latinoamericana, incluyendo la venezolana.

En su lugar, se buscó la solución durante las décadas de los años 80 y 90 mediante la instauración en los distintos países de un modelo de gobierno burgués republicano, practicado por la oligarquía, lo cual, como se verá más adelante también pronto caería en crisis.

La Revolución Cubana y su impacto en América Latina

Desde el propio triunfo revolucionario de 1959, los EEUU iniciaron una política de enfrentamiento y aislamiento de la Revolución Cubana. Emplearon instrumentos como la OEA (Cuba es expulsada de este organismo en 1962) y lanza la Alianza para el Progreso durante la conferencia de Bogotá de 1960, proponiendo ayuda económica a cambio de excluir a Cuba del sistema interamericano. Los créditos "suaves" otorgados bajo este programa marcaron el inicio del proceso de endeudamiento externo creciente de los países latinoamericanos. Por otro lado, esa ayuda se encaminaría no al desarrollo económico, sino principalmente a realizar obras de infraestructura, sin diversificar y fomentar las economías latinoamericanas. Esta estrategia, a fin de cuentas, beneficiaba ante todo a las corporaciones norteamericanas.

Durante los años 60 y 70, al calor del ejemplo de Cuba, se produce un auge de la lucha guerrillera: Venezuela (el F.A.L.N. dirigido por Fabricio Ojeda), Perú, Brasil, Nicaragua (F.S.L.N.), Bolivia (Ernesto Che Guevara con su proyecto de Revolución Continental), Guatemala (Turcios Lima), Argentina (Montoneros), Uruguay (Tupamaros).

Se producen también brotes de nacionalismo revolucionario en las fuerzas armadas de Panamá (General Omar Torrijos), Guatemala (Turcios Lima y Marcos Yon Sosa), Perú (General Juan Velasco Alvarado) y Bolivia (General Juan José Torres).

Hay igualmente un auge del nacionalismo populista en Brasil (Presidentes Janio Quadros y Joao Goulart), Argentina (Presidentes H.Cámpora y J.D. Perón), Ecuador (Presidente José María Velasco Ibarra) en Guyana (Primer Ministro Cheddi Jagan) y en Jamaica (Michael Manley).

Muy significativa fue la experiencia del gobierno revolucionario de Salvador Allende en Chile.

Las causas del fracaso de esas tres tendencias fueron:

  • El nacionalismo populista de los gobiernos se quiebra por la debilidad económica relativa y la subsiguiente dependencia de los EE.UU. de las burguesías locales, circunstancia que determinaba su inconsistencia política e ideológica y explica su negativa a la radicalización de los procesos por ellas comenzados con apoyo popular.
  • El nacionalismo revolucionario de las fuerzas amadas fracasó por no proceder sus líderes a la depuración de sus filas, por carecer de partidos políticos dirigentes y de programas coherentes que garantizaran la continuidad de esos procesos. Por no apoyarse en las clases trabajadoras. Por su desvinculación de las fuerzas izquierdistas. Los líderes de esos procesos desaparecieron.

Los movimientos guerrilleros fracasaron por diversos factores:

1. Contraposición entre ¨maoístas" y "cubanistas": Estos últimos, partidarios de la creación de "focos" de insurrección desconocían las tradiciones históricas de Cuba que posibilitaron el triunfo de su revolución en 1958, y trataron de reproducir la experiencia cubana en contextos histórico-concretos distintos, en tanto que los "maoístas" trataban de aplicar estrategias y tácticas de la Revolución China en el contexto latinoamericano. Por ejemplo, Sendero Luminoso, organización vinculada a estudiantes universitarios y a la población campesina, comenzó a debilitarse cuando trataron de impedir por la fuerza que las aldeas comerciaran con las ciudades.

2. En el caso de los Montoneros y Tupamaros, sus condiciones de extremo clandestinaje les privó de base social popular y capacidad movilizativa, y derivaron hacia el terrorismo de extrema izquierda por sus concepciones erradas sobre la guerra revolucionaria, perdiendo el apoyo además de importantes sectores de las pequeñas y medianas burguesías locales, de las que inicialmente se nutrían sus filas.

3. La guerrilla del Che en Bolivia fracasó por el Pacto Militar-Campesino implementado por los generales-presidentes R. Barrientos y H. Bánzer, que implicaba principalmente la manipulación demagógica de los indígenas en función de sumarlos a la estrategia de contrainsurgencia del ejército oligárquico. Además por la traición y las actividades de la CIA.

4. La revolución pacífica de la Unidad Popular encabezada por Salvador Allende fracasó por la fragmentación de las fuerzas de izquierda y la imposibilidad de depurar el Ejército constitucional de la alta oficialidad de extrema derecha.

5. En 1979 triunfa la Revolución Nicaragüense dirigida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (F.S.L.N.) y ello incentivó la lucha guerrillera en Salvador (FMLN) y Guatemala (ORPA, PTG) y las luchas sociales en Honduras. Pero todos estos movimientos también fracasaron por diversas causas, algunas similares a las anteriores.

6. La aplicación sistemática de estrategias de contrainsurgencia por parte de EEUU y los gobiernos oligárquicos: la Doctrina de Guerra Interna, los escuadrones de la muerte, dictaduras fascistas como las de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Centroamérica. El papel protagónico de la CIA fue determinante en la agenda de política exterior de EE.UU respecto al Tercer Mundo y América Latina específicamente. Se denota a través de la infiltración en los movimientos guerrilleros y clandestinos en las ciudades. Planes de desestabilización a gobiernos, sabotajes y asesinatos de dirigentes revolucionarios.

Durante los años 60 y 70 se manifestó el interés entre las esferas de poder del continente por la integración económica y política: surgieron la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, el Mercado Común Centroamericano, el Pacto Andino, CARICOM, el Pacto Amazónico, la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina, el PARLATINO. Incapaces en su gran mayoría de articular políticas comunes para el desarrollo de los países de América Latina. Ello se debe al dominio de las oligarquías en todo el cuerpo institucional político y económico de nuestro continente y a la dependencia hacia la economía norteamericana desde la segunda mitad del siglo XIX y acentuada posterior a la I Guerra Mundial.

La Década Pérdida de América Latina

La década del 80 en América Latina fue definida por la CEPAL de la ONU como "La Década Perdida", se caracterizó por:

Crisis de la deuda externa y estancamiento económico. El ingreso per cápita retrocedió a niveles de mediados de los 70.

La Guerra de las Malvinas dañó las relaciones de EEUU con su entorno latinoamericano.

El fracaso de los modelos neoliberales sustentados sobre dictaduras fascistas, y los consiguientes procesos de democratización en Argentina, Brasil, Chile,

Uruguay y Paraguay.

Auge de la lucha revolucionaria en El Salvador y Guatemala.

Aplicación por el gobierno de Ronald Reagan de las recomendaciones del Documento de Santa Fe, que contemplaban las intervenciones de EEUU contra los movimientos revolucionarios en Centro América, el cerco de Nicaragua y el fomento de la contrarrevolución como instrumentos para destruir su proceso revolucionario, y el recrudecimiento de las amenazas de invasión contra Cuba.

Influencia del derrumbe del Socialismo Europeo y de la Globalización Neoliberal

El derrumbe del Socialismo europeo entre finales de los 80 y principios de los 90 condujo a la crisis ideológica e institucional de la mayoría de los partidos y organizaciones de la izquierda tradicional en el continente y facilitó la culminación de los designios estratégicos de Washington respecto a los procesos revolucionarios de América Central, con la caída del Sandinismo en Nicaragua por la vía electoral, en tanto que los movimientos revolucionarios en El Salvador y Guatemala se vieron forzados por las nuevas circunstancias a insertarse en los cuestionables procesos de democratización producidos bajo presión de EE.UU.

La Globalización como fenómeno objetivo en el desarrollo de la sociedad, señalando la interpretación Neoliberal de ese proceso. La Globalización no surgió en ese momento, sólo se hizo más explícita.

Renacimiento a finales de la década de los 90

Resurge el panamericanismo impulsado por EEUU, que se tradujo en la proyección de mecanismos de dominación económica como ALCA, la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) (EEUU, Canadá y México).

Quiebra de las estructuras socio-económicas tradicionales de algunos países (Argentina, México, Ecuador).

Incremento de la inestabilidad socio-política hasta el punto de la ingobernabilidad (Argentina es un caso).

Crisis financiera en México en 1994 y luego, en menor medida, en Brasil y posteriormente en Argentina. Nótese la diferente posición de EEUU frente a la crisis en México y en Argentina.

Estas circunstancias aceleraron la crisis de las instituciones democrático-representativas tradicionales, fenómeno que se manifiesta en el desprestigio de partidos políticos históricos (COPEI y A.D en Venezuela, Justicialista en Argentina, PRI en México), la extensión de la corrupción político-administrativa (los casos de Collor de Melo en Brasil, Alan García en Perú, Carlos Andrés Pérez en Venezuela, Alberto Fujimori en Perú, C. Salina de Gortari en México, Carlos Saúl Menem en Argentina, son representativos), la amenaza de restauración del fascismo (las Leyes de Punto Final y de Obediencia Debida en Argentina y la protección a Pinochet en el proceso judicial en Chile, constituyen llamados de alerta para las sociedades civil y política del continente).

En ese contexto se reactivaron ineludiblemente las luchas clasistas y nacional-liberadoras asumiendo formas novedosas acordes con las condiciones histórico-concretas de finales del siglo XX y principios del XXI:

Surgen movimientos populares contestatarios de amplia base social que acceden al poder político en Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina.

Fortalecimiento de los movimientos indigenistas, que reclaman espacios en las luchas políticas y sociales de sus países, siendo los casos más notorios la lucha guerrillera y la acción política del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y el movimiento político conducido por Cuauhtémoc Cárdenas en México, y los casos de Ecuador y Bolivia.

Se busca la integración con un enfoque latinoamericanista. Surgen fuertes movimientos sociales, no partidistas, como el Foro Social de Sao Paulo y la Alianza Social Continental. Se producen la aproximación de Chávez (Venezuela es miembro del Pacto Andino y también de MERCOSUR), a Lula y Kirchner (Brasil y Argentina son los líderes de MERCOSUR). Estas fuerzas progresistas se activan en la ALADI, en MERCOSUR, se crea el ALBA, UNASUR, CELAC, el Banco del Sur, la iniciativa de Petrocaribe, entre otras acciones de integración latinoamericana. Aparece el "Eje del Bien": Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil.

Bibliografía básica

- Historia Mínima de América, de Sergio Guerra Vilaboy

- Apuntes para una Historia Económica de América Latina, de Alberto Prieto Pozos

- Guerrillas Contemporáneas en América Latina, de Alberto Prieto Pozos

- La Burguesía Contemporánea en América Latina, de Alberto Prieto Pozos

Fuentes