Los amores de Pedro Sánchez y Begoña Gómez hasta llegar al flechazo definitivo

Los amores de Pedro Sánchez y Begoña Gómez hasta llegar al flechazo definitivo

Ambos forman una pareja increíblemente sólida y compenetrada, aunque antes de conocerse tuvieron sus 'aventurillas'

El presidente del Gobierno siempre ha mostrado su más absoluta devoción por su mujer

Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez que dirige un máster y lo acompaña en las cumbres más importantes

Pedro Sánchez y Begoña Gómez, en una imagen de archivo. GTRES

A. B. BUENDÍA

Amado y odiado a partes iguales, pocas personas han generado una bipolaridad tan extrema como Pedro Sänchez, presidente del Gobierno español. Ahora vive el momento más delicado de su carrera política, cuando los focos apuntan a su mujer, Begoña Gómez, a quien quiere proteger a toda costa del fuego mediático al tiempo que muestra su amor sin condiciones.

Lo que se sabe es que ambos forman una pareja extraordinariamente sólida y compenetrada. «Perfecta», dicen quienes les conocen. Y no es fácil dentro de un mundo, el de la política, con unas agendas tan imposibles de conciliar con la familia y la vida personal. Pero, ¿qué hubo antes de que se conocieran?

Desde sus 190 centímetros de altura y su indudable atractivo físico, Pedro Sánchez nunca tuvo problemas para los amores. A pesar de que la vida privada del presidente del Gobierno es uno de sus secretos mejor guardados, se sabe que completó un típico paso de «ligón» a hombre de una sola mujer. Se demuestra ahora, tras su comunicado.

Su primera vocación fue la de jugador de baloncesto. Era bueno, pero no lo suficiente para dedicarse profesionalmente a ello. Y de las pistas de baloncesto, a las de baile. Pronto se ganó el apodo de 'Mr. Handsome' y demostró un don para conquistar a las mujeres. «Yo utilizaba la labia, bailar se me daba muy mal, pero era muy ligón», explicó una vez.

De la novia italiana a Begoña Gómez

La primera mujer que conquistó fue una chica italiana en uno de sus veranos en Mallorca, concretamente en Can Picafort, donde veraneaba junto a sus padres y su hermano Daniel: «Mi primera novia era una italiana, Francesca. Yo, en esa época, iba vestido como un 'breaker'», confesaba. El típico amor de verano.

A pesar de su fama de ligón, y de saltar esporádicamente de flor en flor, nunca tendría una novia duradera –que se sepa- hasta que llegó Begoña Gómez. Y el resto es historia. «Me enamoré con 31 años perdidamente de mi mujer. Fue en la casa de un amigo mío en un cumpleaños. Tuve que empeñarme mucho, unas cuantas veces. Me lo puso difícil», aseguraría. Lo que típicamente se definiría como 'un flechazo'.

Sociable y guapa

Aunque nació en Bilbao, los orígenes de Begoña Gómez son castellanos, ya que se crio en León, concretamente en Valderas, donde pasó los veranos hasta los 16 años junto a sus amigos. El padre de Begoña y su madre de proceden de familia de pastores y agricultores. «Era una niña muy sociable y muy guapa», dicen de ella. «Llamaba la atención porque era rubia y venía de la capital y solía traer ropa muy 'estilosa' y muy moderna. Siempre llevaba el pelo recogido en una trenza«, comentaba su prima Feli.

Todos quienes conocen su historia aseguran que Pedro Sánchez fue el primer gran amor de su vida. Antes, tan solo aventurillas que no fueron a ningún lugar. Nada o casi nada se sabe de antiguos novios. Por dos razones: no hubo nada serio y cualquier atisbo lo ha tapado la enorme discreción con la que siempre se ha manejado Begoña Gómez, algo que inmediatamente trasladó a su actual marido nada más comenzar a salir.

Paseos, lecturas y paellas

Casada desde 2006 con Pedro Sánchez, con quien ya vivía desde muchos años atrás, Begoña Gómez se licenció en Marketing por la ESIC de Madrid, y tiene un máster en Administración de Empresas. «Con Begoña comparto la afición por el deporte, nos gusta salir a montar en bici juntos, dar un paseo por el campo. Ambos somos aficionados a leer y nos gusta conversar sobre nuestras lecturas», describe un enamorado Pedro Sánchez.

Es su mujer ideal, no cabe duda. Para él, un día día ideal consiste en levantarse tarde, hacer algo de ejercicio con Begoña y «comer con la familia una paella, una fabada o un salmorejo«, explica el presidente en su libro de memorias. »Todos los domingos almorzamos en familia, no soy muy original en eso«, añade. Y lo mismo podría decir su mujer, tan afín a él en tantos sentidos.

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