de la textualidad. La intersección de estos dos campos
lectura e interpretación del corpus dialógico quinientista.
ANA VIAN, MARÍA JOSÉ VEGA
ROGER FRIEDLEIN
Complutense de Madrid, Autónoma de Barcelona y de la
alemana Ruhr-Universität Bochum. Representan a tres
Contrarreforma.
ANA VIAN HERRERO • MARÍA JOSÉ VEGA
ROGER FRIEDLEIN (EDS.)
al saber reservado. Nace de la confluencia de
5
ANA VIAN HERRERO • MARÍA JOSÉ VEGA
ROGER FRIEDLEIN (EDS.)
Diálogo y censura
en el siglo XVI
(España y Portugal)
Diálogo y censura en el siglo
XVI (España y Portugal)
Al cuidado de:
Ana Vian Herrero
María José Vega
Roger Friedlein
Iberoamericana - Vervuert - 2016
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ISBN 978-84-8489-845-0 (Iberoamericana)
ISBN 978-3-95487-390-6 (Vervuert)
Diseño de cubierta: Carlos Zamora
Imagen cubierta: Francisco de Holanda entrega su libro a la Malitia temporis (detalle). En Francisco de Holanda, De aetatibus mundi imagines [1573]. Ms. de
la Biblioteca Nacional de España, signatura Dib.14/26, fol. 89.
Depósito legal: M-694-2016
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Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro
Impreso en España
Esta monografía nace de la colaboración durante dos años (20132014) de tres equipos de investigación y es el resultado del Congreso
internacional Diálogo y censura en el siglo XVI, realizado en junio
de 2014 en la Universidad Complutense de Madrid, al cual había
precedido el coloquio Dinámicas de negociación. Nuevas tendencias de
investigación sobre el diálogo iberorrománico renacentista y su contexto
discursivo, celebrado en diciembre de 2013 en la Ruhr-Universität
Bochum. Otras contribuciones realizadas en ese lapso de tiempo se han
añadido con posterioridad. Han colaborado los proyectos FFI 201233903, “IDEAPROMYR. Inventario, descripción, edición crítica
y análisis de textos de prosa hispánica bajomedieval y renacentista.
Línea: Diálogos (Fase 3)”, dirigido por Ana Vian Herrero en la
Universidad Complutense de Madrid, y FFI 2012-37350, “Lectura y
culpa: poética y teoría de la censura en el siglo XVI”, dirigido por María
José Vega en la Universitat Autònoma de Barcelona, con el apoyo de la
Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA). Tanto el
coloquio bochumense, organizado por Roger Friedlein (RUB), como
la publicación de este volumen han obtenido una generosa ayuda
financiera (n.º ref. 57054005) del programa “Hochschuldialog mit
Südeuropa” (2013-2014) del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán
a través del Deutscher Akademischer Austauschdienst (DAAD). Los
proyectos FFI2012-33903 y FFI2012-37350 han contribuido con una
modesta ayuda a la edición destinada a las ilustraciones.
Comité científico:
Hélio Alves
Consolación Baranda
Cesc Esteve
Mercedes Fernández Valladares
Klaus W. Hempfer
Nuccio Ordine
Josep Solervicens
Í NDICE
INTRODUCCIÓN .............................................................................................
EL
9
DIÁLOGO ANTE EL CENSOR
Ana Vian Herrero
Diálogos en llamas o expurgados en España y Portugal
(siglo XVI): algunos dilemas y varias tareas aplazadas ........................
23
María José Vega
Coram simplicibus: disputatio y diálogo doctrinal en el
pensamiento censorio del siglo XVI ........................................................
73
HETERODOXIA
Y DISENSO
Iveta Nakládalová
La censura del Diálogo de la unión del alma con Dios ......................
107
Jesús Gómez
El problema de la censura religiosa en los Diálogos de la fantástica
filosofía ...................................................................................................
133
Carlos Gilly
Camuflar la herejía: Sébastien Castellion en los Diálogos
teológicos de Antonio del Corro ..........................................................
153
CON
Y CONTRA
ERASMO:
IMITACIÓN Y POLÉMICA
Rafael M. Pérez García
Francisco de Osuna frente a Erasmo. El Norte de los estados
y la controversia dialogada acerca del matrimonio.............................
229
Victoria Pineda
“Evidentísimas causas y muy claras razones”: Valdés, Erasmo
y la copia rerum .....................................................................................
CENSURAR
251
CON EL DIÁLOGO
Maria Teresa Nascimento
O Diálogo Quinhentista Português como Mecanismo Censório:
Leituras e Leitores .................................................................................
275
Donatella Gagliardi
El Diálogo espiritual de fray Antonio de Santa María en el debate
quinientista sobre la censura literaria ..................................................
285
SABERES
RESERVADOS
Sergio M. Rodríguez Lorenzo
La política de sigilo en la carrera de Indias:
el Itinerario de navegación de Juan Escalante de Mendoza...............
CENSURA
307
E IMPRENTA
María Casas del Álamo
Del alma en el taller: diálogo y censura con varias notas
tipobibliográficas de ediciones vallisoletanas del siglo XVI ..................
331
APÉNDICE
HACIA
UNA BASE DE DATOS DE DIÁLOGOS PROHIBIDOS
Y EXPURGADOS
Germán Redondo Pérez y Sara Sánchez Bellido
El ámbito hispano-portugués y la censura de un género:
aproximación a un corpus de diálogos prohibidos y expurgados ........
349
SOBRE LOS AUTORES Y EDITORES .............................................................
371
C AMUFLAR LA HEREJÍA :
S ÉBASTIEN C ASTELLION
EN LOS D IÁLOGOS TEOLÓGICOS
DE A NTONIO DEL C ORRO
CARLOS GILLY
Universidad de Basilea
El diálogo parece ser el género literario preferido por algunos heterodoxos españoles del siglo XVI para camuflar mejor textos e ideas
provenientes de autores que no resultaba oportuno nombrar. El caso
más célebre es, sin duda, el de Juan de Valdés y su Diálogo de doctrina
christiana, plagado de préstamos textuales de Erasmo, pero también y
sobre todo de Lutero y otros reformadores.1 Menos conocido es, sin
embargo, el desafío de Antonio del Corro de hacer pasar, en un Diálogo sobre la Epístola de Pablo a los Romanos, redactado sucesivamente
en cuatro idiomas, textos y argumentos de Sébastien Castellion, sin
que sus correligionarios calvinistas o zuinglianos lograran propiamente identificarlos. Verdad es que tanto a Juan de Valdés como también
a Antonio del Corro los viejos y nuevos cancerberos de la fe siguieron
ocasionándoles todo tipo de dificultades, pero más grave hubiera sido
el resultado si ellos hubieran logrado probar con los textos en la mano
la procedencia exacta de las ideas difundidas en estos y otros escritos.
Imaginemos que en el año 1529,
1. Gilly (1983: 266-280), (1997a: 99-112). Todos los textos de Lutero traducidos o
adaptados por Valdés se pueden ahora consultar, contrastados y en extenso en Vives
(2009: 104-176). Los editores atribuyen aquí la autoría del Diálogo de doctrina christiana a Juan Luis Vives con absoluta arbitrariedad, escamoteando al lector hasta los cuatro
pasajes del proceso de Juan de Vergara en los que tanto Valdés como sus censores y
amigos declararon explícitamente haber sido este el verdadero autor; cf. Valdés (1925:
69-70).
154
CARLOS GILLY
al tiempo que se disputaua entre los doctores theologos desta villa de Alcalá
para liquidar y examinar un libro de doctrina christiana que hizo un Valdés,
estudiante que es natural de Cuenca a lo que dizen, el qual estava ynpreso
que se yntitula libro de doctrina christiana hecho por un rreligioso [...]
los censores de Alcalá hubiesen descubierto durante la lectura que
las referencias ocultas y numerosas criptocitas contenidas en ese libro no iban en realidad —como temía Juan de Vergara— “a fuer de
Erasmo [sin]o a fuer del perro de Luthero, quod Deus avertat”.2 No
cabe la menor duda de que el joven erasmista y presunto alumbrado
Juan de Valdés habría sido inmediatamente encarcelado y condenado
a morir en la hoguera como luterano convicto, sin tener ocasión de desarrollar ulteriormente en Nápoles un espiritualismo propio que, con
el tiempo, lo alejaría paulatinamente de Lutero y acercaría de nuevo
al Erasmo más radical, el propagador de la religión del puro espíritu.3
Por cuanto toca a Antonio del Corro, el riesgo de que sus fuentes fuesen puestas en evidencia era naturalmente mayor, pues, al contrario del Dialogo de doctrina de Valdés, sus censores inmediatos no
eran los inquisidores y otros “monacos hispanos”, al parecer del todo
ignaros en el conocimiento directo de textos de Lutero, sino dos de
los mayores teólogos de la Reforma en Suiza, Heinrich Bullinger y
Rudolph Gwalther, y a la vez enemigos declarados de la doctrina de
Sébastien Castellion. De la muerte de este el primero se alegró sobremanera (“Optime vero factum quod Basileae mortuus est Castellio”;
“mortuus est Castellio Basileae, quo nomine boni laetantur, perversa
ingenia tristantur”; “Mortuus est Castellio, atque utinam cum ipso
mortuae essent fanaticae opiniones plurimae”),4 mientras que el segundo, burlándose de la pobreza en la que había vivido y muerto el
odiado saboyardo, añadía el oprobio a la infamia al afirmar que, por
rehuir un inminente proceso de herejía en Basilea, Castellion habría
apelado al tribunal de Radamante y demás jueces del Averno (“Laudatur Castellio ex paupertate. Fuit is pauper ut solent monachi, qui
2. Proceso de Juan de Vergara, f. CLXXXIr, CXVIIIv, cf. Valdés (1925: 124). Bataillon
(1981: 124).
3. Gilly (1985a: 324-326), (2005: 310-312).
4. Buisson (1892: ii, 265-266); Guggisberg (1997: 230); Bèze (1960-2014: v, 1315, 27).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
155
nihil habent et tamen omnia possident”; “Castellio ne coram Senatu
Basiliensi causam diceret, ad Rhadamantum provocavit”).5
Antonio del Corro ignoraba naturalmente tales excesos de odio
expresados en cartas privadas, pero, habiendo trabado amistad con el
homónimo Gwalther, hijo del primero y nieto de Zwingli, quien llevaba dos años estudiando en Inglaterra y había al parecer asistido a sus
clases, aprovechó la ocasión del retorno del joven a Zúrich para hacer
llegar a ambos reformadores sendos ejemplares de su Dialogus theologicus sobre la Epístola del apóstol Pablo a los Romanos, recién salido
de la imprenta londinense de Thomas Purfoot (el impreso y el prefacio
llevan la fecha de 31 de mayo de 1574).6 En su carta de presentación
a Bullinger de cinco semanas después, Corro se muestra descontento
por la gran cantidad de errores tipográficos que afeaban, según él, esta
primera edición de trescientos ejemplares y propone al reformador
zuriqués nada menos que hacer imprimir el Dialogus theologicus de
nuevo en Zúrich, previa su aprobación y las correcciones que considerase necesarias (“si quid est, quod tibi minus arrideat in hoc libello,
pro tuo arbitrio et insigni prudentia corrigas, et correctum typis tradi
iubeas”).7
Corro se presenta en la misma carta como uno de quienes, dos
decenios atrás y en la lejana Sevilla, tuvieron ocasión de leer algunas
obras de Bullinger retenidas en el secreto de la Inquisición dentro del
castillo de Triana:
5. Bèze (1960-2014: v, 25, 27); Calvin (1863-1900: xx, 240). Cuán diversa fue la
actitud de Michel de Montaigne, al considerar la pobreza de Castellion “une grande
honte de notre siècle” (Les Essais, I 35) o también la de Theodor Zwinger, su sucesor
en la cátedra de griego, quien renunció al salario completo en favor de la viuda y de
los hijos: “Seb. Castellio Allobrox [...] scholaeque Basiliensis ob eruditionem uitaeque
sanctimoniam decus” y “Seb. Castalio Allobrox, uir doctissimus et sanctissimus”, véase
Zwinger (1565: 1225 y 1321); cf. Guggisberg (1956: 10-35); y sobre todo la primera parte del ensayo “Pietro Perna e la vita culturale e religiosa di Basilea fra il 1570 e il 1580”,
en Rotondò (1974: 273-391) y (2008: ii, 479-532).
6. Dialogus theologicus. Quo Epistola Divi Pauli Apostoli ad Romanos explanatur.
Ex praelectionibus Antonii Corrani Hispalensis, sacrae theologiae professoris, collectus
et concinnatus..., Londini, Pridie calendas Iunii, excudebat praelum Thomae Purfoetii
ad Lucretiae symbolum. Cum Privilegio. 1574.
7. Carta de Corro a Bullinger (“domino ac patri meo unice colendo”) de Londres,
7 de julio 1574: autógrafo original en Zúrich, Staatsarchiv, E II 369, fol. 186; Robinson (1845: 254-255; app. 156-157); sobre esta carta, véase también Boehmer (1904: 62);
McFadden (1953: 420-425).
156
CARLOS GILLY
Yo soy uno de aquellos, sabio hombre, que con la ayuda de tus escritos
pudieron llegar a un conocimiento más puro de la doctrina cristiana. Eso
sucedió hace veinte años, cuando por obra de la providencia se presentó la
oportuna ocasión de leer tus libros, que me daban los mismos inquisidores, y de donde logré obtener frutos ubérrimos por los que, todavía hoy
cuando pienso en ellos, me siento altamente agradecido hacia ti.8
El español buscaba obviamente un apoyo explícito de los teólogos de Zúrich, a sabiendas de que el influjo de estos en Inglaterra y
especialmente en sus dos famosas universidades superaba por entonces al de Calvino o de Théodore de Bèze,9 a cuya autoridad recurrían
la mayor parte de sus detractores en Londres. Por eso en la misma
carta, Corro informa a Bullinger de haber añadido al final del Dialogus, como propia confesión de fe, una serie de “Artículos de la fe
ortodoxa”10 sobre la predestinación, libre albedrío y justificación
por la fe sola, pero que en realidad estaban sacados directamente de
la Confessio Helvetica posterior de 1565, como Bullinger mejor que
nadie podía comprobar, al haber sido él mismo el autor principal de
esa confesión. Se trata de los mismos artículos que Corro había presentado ya en diversas ocasiones a requerimiento de sus adversarios,
quienes una y otra vez no tardaban en censurarlos y apostillarlos fieramente, pensando que se trataba de “fantasías y delirios”, producto
de la mente herética del español.11 Como prueba de ello, Corro hizo
llegar a Bullinger un espécimen u hoja volante con el texto del artículo
8. En el “Memorial de libros prohibidos, reprobados y defendidos que están guardados en el secreto del Santo Oficio de la Inquisición de Sevilla” (c. 1560), se mencionan
al menos diez escritos de Bullinger; véase López Muñoz (2011: ii, 512-524); mismo
texto en Schäfer (2014: ii, 539-543).
9. “English theologians were as likely to lean on Bullinger in Zurich, Musculus of
Berne, or Peter Martyr as on Calvin or Beza”: Collinson (1985: 214); Collinson (1979:
71-102); Büsser (2005: ii, 209-246); Jenkins (2006: 235-237); Kirby (2007: 3-12 y ss.).
10. “Articuli fidei orthodoxae quam Anthonius Corranus Hispalensis sacrae theologiae studiosus profi[te]tur semperque professus est”, Dialogus theologicus, *3v(1574: 96-107).
11. Carta de Corro a Bullinger (como nota 7): “Articuli religionis quos in calce
libelli posui, ex vestra confessione decerpti sunt: ad confutandam illorum malignitatem,
qui ob privatum odium, quo me prosequuntur, hos eosdem articulos manu scriptos,
et ad meam ostendendam innocentiam oblatos, summa cum impudentia damnarunt,
existimantes foetum fuisse meum”. Sobre todo este episodio, véase ahora García Pinilla
(2014: 65-71).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
157
x (sobre la predestinación), impreso en latín y en inglés, y con las censuras de un adversario tan temible como el puritano Edward Dering
escritas a mano al margen y la historia de todo el episodio, descritas al
verso del mismo folio, que acaban de ser estudiadas recientemente.12
Bullinger, por su parte, se contentó con notar en el dorso de la carta
la frase “Hispani cuisdam Professoris in Anglia ad me scriptum 1574”,
pero no escribió absolutamente nada en el ejemplar corregido que Corro le había enviado y que parece haberse conservado.13 Todo ello es
12. “Specimen huius malignitatis perspicies in folio quodam hic latino et Anglicano
sermone excuso, cum censuris cuiusdam Aristarchi [Edward Dering] ut ex unguibus
—uti dici solet— possis dignoscere leonem. Folium tibi tradet ipse iunior Gualterus,
multoque plura narrabit de quorundam praepostera erga me agendi ratione”, véase abajo, nota 14. La hoja volante en cuestión se titula De praedestinatione Dei et Electione
Sanctorum / Of Gods predestination, and Election of his Saincts (1 hoja en folio, s.l.s.d.
[1571?]; único ejemplar conservado en Zúrich, Staatsarchiv, E II 369, n.º 206; desconocido a Boehmer y McFadden y mal descrito en Kinder (1986: 136). Como se indica en el
verso de la hoja, el texto y las notas marginales están íntegramente tomados del capítulo
X de la Confessio et expositio simplex orthodoxae fidei (1566: 22r-23r), y de la segunda
edición de la traducción inglesa A confession of faith, made by common consent (1571:
H4v-7r.), atribuida falsamente a Théodore de Bèze por contener su célebre arenga al
príncipe de Condé que sirve de prefacio a los Nuevos Testamentos ginebrinos a partir
de 1565; véase Bèze (1960-2014: vi, 254-276).
13. Se trata del ejemplar A8434 de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF). Este
ejemplar, que McFadden (1953: 423), apoyándose en la nota de procedencia (“Ex Biblioth. Fulient. Sti. Bern. Paris”) afirma provenir de “Berna” en Suiza, procede en
realidad de la Biblioteca del Couvent de Saint-Bernard des Feuillants en París, cuyo
“enfer” contenía más de mil libros heréticos raros y curiosos otrora propiedad de Jean
de Vassan, compilador de los secunda Scaligeriana y sobrino del gran coleccionista de
libros y manuscritos Pierre Pithou. Este último residió entre 1568 y 1596 mayormente
en Basilea, mientras que Vassan vivía en Ginebra, donde en 1599 tuvo por bibliotecario
al no menos célebre coleccionista Melchor Goldast. Vassan acabó convirtiéndose al
catolicismo, profesó en 1614 como monje “feuillant” y murió en 1652, legando todos
sus libros al monasterio parisiense: cf. Delatour (1998: 410-421). El ejemplar A8434 de
la BNF es con toda probabilidad el mismo ejemplar enviado por Corro a Bullinger en
1574, pues contiene numerosas correcciones y añadidos de mano de Corro para una
segunda edición, como la que el sevillano quiso hacer imprimir en Zúrich o en Basilea.
Por ejemplo, Corro avisa que quiere un tipo mayor para el prefacio (“characteres huius
praefationis erunt maiores”) o un tipo menor para el Argumento general (“Characteres huius argumenti erunt minores”) y cierra el fin del libro con la nueva frase: “Vale,
christiane Lector, et Deum ora ut liberet suam Ecclesiam ab omni tyrannide uerosque
pastores et doctores suo spiritu formet qui suam gloriam solummodo habeant et querant”. La segunda edición del Dialogus, Francfort, Bassé, 1587, corrió probablemente
a cargo de Casiodoro de Reina, pero los cambios y correcciones (Boehmer 1904: 131)
son menos abundantes y casi siempre diversos de los propuestos por Corro en el ejemplar de París. El hecho, además, de que la biblioteca de Bullinger (+ 1575) se dispersara
158
CARLOS GILLY
señal de que el antistes zuriqués no mostró el menor interés en reeditar
el Dialogus de Corro en Zúrich, y menos aún de enviárselo al impresor Pietro Perna o a su confidente Francesco Betti para que lo reimprimieran en Basilea, como el sevillano había pedido al joven Gwalther
en las instrucciones que acompañaban al envío.14 Tanto Perna como
Betti eran conocidísimos en Zúrich como secuaces y propagadores de
las ideas de Castellion —o por decirlo con la fórmula que en 1567 y en
la misma Basilea utilizó un celoso calvinista y asiduo correspondiente
de Bullinger: ambos italianos pertenecían al grupo de quienes seguían
y ensalzaban la doctrina, o mejor dicho, la secta de Castellion— “qui
illius, nempe Castalionis, sententiam (ne dicam sectam) sequuntur et
extollunt”.15
Perna, por su parte, acababa de publicar en 1573 una edición completa de la Biblia de Castellion —largamente utilizada por Corro en
el Dialogus theologicus— y tres ediciones parciales en el año anterior,
una de ellas dedicada por iniciativa de Betti nada menos que al futuro
secretario de Estado Francis Walsingham. Y, finalmente, Betti también poseía una copia manuscrita de los Dialogi quatuor de Castellion
y malvendiera a raíz de su muerte (cf. Leu 2003), aumenta la probabilidad de que ese
mismo ejemplar corregido y “pronto para la imprenta” que Corro le había enviado terminara finalmente en las manos de coleccionistas como Pithou en Basilea o de Vassan
en Ginebra. Ningún otro ejemplar de la edición de 1574 se conserva actualmente en las
bibliotecas de Suiza y solo uno en las de Alemania.
14. Carta de Corro a R. Gwalther de Londres (7 de julio 1574): “Curabis mi frater,
omni adhibita diligentia, et tui parentis favore, ut libellus meus Tiguri excudatur, et
pauca quaedam exemplaria, quae hic excusa sunt, supprimantur: nam innumeris scatent
erratis. Quod si videris rem esse perdifficilem, obsecro te, ut libellum simul cum tabula
mittas Basileam ad Petrum Pernam. Scribes autem epistolium cuidam nobili Italo, qui
vocatur Franciscus Beti, qui quamvis mihi sit facie ignotus, existimo tamen cum lubenti
animo, quae est eius humanitas, accepturum librum, et typographo traditurum. Tu interea de toto negotio brevi epistolio me facies certiorem, ut ad Petrum Pernam scribere
tempestive queam: optarem enim proximis nundinis libellum in lucem emitti. Cum
voles ad me scribere, includito tuas literas cum iis, quas pater tuus mittere solet domino
Episcopo Londinensi, et ex eius manu ego eas accipiam, ne mei adversarii, uti saepius
fecerunt, eas intercipiant. Vale”.
15. Rotondò (1974: 284-286, 499) y (2008: ii, 488-490, 727). La fórmula se debe
a Guglielmo Grataroli, quien la utilizó para advertir al financiero y político Marcos
Pérez de Segura, recién emigrado a la ciudad. Pero la advertencia fue del todo en vano:
Pérez había sido en Amberes —y continuó siendo en Basilea— el principal protector
de castellionistas como Casiodoro de Reina y Antonio del Corro, y también su viuda,
Úrsula López de Villanova, al partir en 1574 de Basilea para Duisburg, se llevó consigo
un hijo y una hija de Castellion, financiándoles la educación.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
159
que, junto a la otra copia de mano del recién fenecido Silvestro Tegli,
sirvió para la célebre edición clandestina de estos Diálogos en marzo
de 1578, a cargo de Fausto Sozzini y con el ficticio pie de imprenta
de “Arisdorf” en lugar de “Basilea”. El celo y la indiscreción de un
antiguo alumno de Corro, Francesco Pucci, a quien al confiscársele en
su domicilio los ejemplares de su famosa Thesis sobre la inexistencia
del pecado original16 se le encontraron también dos ejemplares de los
Dialogi quatuor recién impresos, tuvo como consecuencia inmediata
que el senado de la ciudad ordenara la confiscación de los ejemplares
todavía no vendidos en la feria del libro de Francfort, y a la vez ordenara el ingreso del impresor Perna en la cárcel; y como consecuencia
final, una aplicación más rigurosa de la censura previa, extendida ahora hasta a los profesores de la Universidad.17 Esto no obvió que, cuatro
años más tarde, algunos amigos de Corro como Jacob Wittewronghel,
Arthur Golding y Abraham Fleming reeditaran en latín y tradujeran
al inglés el primero de estos diálogos De vera Christiani hominis fide
Dialogus elegantissimus, Londres, 1581 / Concerning the true beleefe
of a Christian man a most excellent and profitable dialogue, by S.C.,
Londres, 1582, dedicándolo al obispo de Londres y proponiéndolo
como libro de texto para las escuelas de latín.18
No cabe duda, pues, de que la sola mención de Perna y Betti y una
eventual hojeada al libro del sevillano debieron de bastar a los reformadores zuriqueses para no fomentar la difusión del Dialogus theologicus. Y por si fuera poco, unos meses después, en enero de 1575, el
yerno de Bullinger y conocido polemista antisociniano Josias Simler
recibió desde Eton una denuncia detallada de las ideas teológicas del
español. La denuncia provenía de un oyente ocasional de Corro y futuro obispo de Lincoln, de nombre William Barlow, y aunque ha sido
16. La Thesis de Pucci está publicada en Firpo (1955: 105-106); Pucci (1957: 21-23);
la censura de la Thesis por parte de los teólogos de Basilea en Rotondò (2008: ii, 622625); su concatenación con la Brevis dispositio o “tabula arborifera” en Biagioni (2001:
345-349). La copia de la Brevis dispositio o “tabula arborifera” de Corro, autógrafa
de Pucci, parece haber escapado a la confiscación de 1578 y se nos ha conservado en
Schaffhausen por un profesor de Basilea; cf. nota 87.
17. Perini (1966: 170-172); Guggisberg (1967: 199); Rotondò (1974: 314-326) y
(2008: ii, 516-524); Gilly (1998: 147-176).
18. Hudson (1976: 197-206). Golding y Fleming habían traducido anteriormente
varias obras de Calvino y Bèze al inglés.
160
CARLOS GILLY
comentada ya largamente por Boehmer y McFadden,19 merece ser resumida una vez más:
En Londres —escribe Barlow—, enseñan ahora dos teólogos bastante célebres. El uno, francés, es docto y piadoso, se llama Pierre Loyseleur de
Villiers; el otro, español, se llama Antonio Corranus, es docto y elocuente,
pero muchos dudan de su piedad, ya que cuestiona la autoridad de los
reformadores más meritorios. Es, en cambio, un admirador incondicional de Sébastien Castellion, cuya versión latina de la Biblia él aprecia no
tanto como traducción —pues no ha traducido palabra por palabra— sino
como paráfrase o traducción frase por frase; y es aquí donde, según Corro, Castellion supera a todos los demás intérpretes en muchas leguas.20 El
denunciante añade que Corro se interesó muchísimo en obtener un ejemplar de unos diálogos sobre la trinidad de [Ochino pero traducidos por]
Castellion y que, asistiendo él una vez a sus lecciones, oyó decir a Corro
que no habíamos sido salvados ni por Lutero ni por Calvino, sino por la
sangre del cordero muerto por los pecados del mundo, pero omitiendo
expresamente las palabras “ab initio mundi”. ¡ójala se hubiera quedado
en Compostela!
Además de polemista antisociniano, Simler era sobre todo el continuador de la célebre Bibliotheca Universalis de Konrad Gessner, y
si ya en la recién publicada edición de 1574 había omitido arbitrariamente la mención de las ediciones de la Biblia de Castellion a partir de
1554 (“por haber este traducido la santa escritura pésimamente tanto
en latín como en francés”), no es de extrañar que tampoco incluyera
en sus notas para la siguiente edición póstuma de 1583 ni el nombre de
Corro ni el título de su libro.21
19. Robinson (1845: 261-262; app. 160); Boehmer (1904: 62-63); McFadden (1953:
426-315).
20. En la cabal evaluación técnica de la versión bíblica realizada por Castellion,
el español se adelanta a la serie de juicios positivos de críticos posteriores, que culminan con el aserto de Johann Franc. Buddeus en su Isagoge de 1727 (ii, 540) o 1730 (ii,
1338), de que Castellion “en muchísimos lugares ha transmitido el sentido no solo con
exactitud y pertinencia, sino también con elegancia y claridad, de modo que su versión
puede ser utilizada como un comentario” (“ut instar commentarii haec eiusdem versio
esse queat”). Sobre estos juicios véanse Guggisberg (1956: 35-45, 12-141, 158-168) y
Eskhult (2013: 109-138).
21. El artículo sobre Castellion en la Bibliotheca Universalis resalta la contradicción
entre las alabanzas de la primera parte, redactada por Gessner mismo y por Conradus
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
161
Pero esto no quiere decir que Bullinger, Gwalther o Simler se
hubieran percatado de la presencia de textos de Castellion, sea en el
Dialogus theologicus, sea en la Brevis dispositio o “tabula arborifera”
que lo resume, como tampoco se percataron sus críticos de entonces
en Inglaterra, y menos aún los investigadores modernos que se han
ocupado en describir y analizar este Diálogo y también otras obras de
Antonio del Corro.
Indicios no faltaban, naturalmente, pues ya Eduard Boehmer en el
volumen dedicado a Corro de sus Spanish Reformers of two Centuries
de 1904, había señalado el uso preferente por parte de Corro de la versión latina de Castellion en los Acta consistorii de 1571 y en el prefacio
del De sacrae scripturae auctoritate de Fausto Sozzini de 1588.22 En
cambio McFadden, en su valiosa tesis de 1953, afirmó rotundamente
que Corro no se refirió a la Biblia de Castellion sino una sola vez y que
no existen pruebas de que el español hubiera leído cualquier otra de
sus obras (“We have no proof that he read any of his other Works”).23
Basándose en la tesis inédita de McFadden, Paul Hauben dedicó a
Corro la parte más extensa de su libro Three Spanish Heretics and the
Reformation de 1967 donde, lleno de admiración, le aplica el sobriquete de “the fantastic Spaniard” y lo caracteriza como “an Evangelical
Calvinist”; pero al describir la teología de Corro, Hauben afirma repetidamente que esta adolece de malentendidos ingenuos (“although it
suffered from certain naive misconceptions”) y que tanto su Carta a
los Pastores Luteranos de Amberes como la Carta enviada a Felipe II
publicadas en 1567 en Amberes dan prueba de su “naïveté”, y suscitaron toda clase de malentendidos similares (“aroused similary belated
misconceptions”).24 Y no es sino después de citar una breve exposición
de la teología de Castellion de apenas ocho líneas, tomada de un artículo
Lycosthenes (“Postremo vertit tota Biblia ita diligenter et summa fide ad Hebraica et
Graeca exemplaria [...] ac inde in Latinam linguam, observata ubique et perspicuitatis
et elegantiae et proprietatis ipsius ratione, ut omnes omnium versiones hactenus editas
longo post se intervallo reliquisse videatur”) y la parte añadida por Simler en las ediciones de 1574 y 1583 (“Translatio utraque Bibliorum a multis reprehenditur, et vir doctissimus Theodorus [de Bèze] eum manifeste multos locos novi foederis corrupisse arguit
et scripto peculiari adversus eius reprehensiones edito, docet sacras literas in Latinum et
Gallicum pessime ab eo conversas esse”).
22. Boehmer (1904: 98, 106, 126).
23. McFadden (1953: 695).
24. Hauben (1967a: 126) y (1967b: 3, 27, 56).
162
CARLOS GILLY
de Jean Jacquot, cuando Hauben descubre un paralelismo entre el español y el saboyardo y se lo apropia sin más para caracterizar el núcleo de
la teología del español (“perhaps a recent and acute paraphrasal of the
doctrines of Sebastien Castellion [...] suffices also to summarize the core
of the Spaniard’s theology”).25
Las pruebas de que este aserto corresponde a la realidad las aportó
por primera vez en 1985 quien esto escribe y las siguió corroborando
en trabajos ulteriores.26 Pero exceptuando a Vermaseren (en un último
apéndice de su biografía de Corro),27 a García Pinilla28 y últimamente a
Antonio Rivera,29 el influjo de Castellion se sigue ignorando del todo
o, a lo más, se lo reduce a una toma de posición común en la lucha por
la tolerancia. Más peculiar es la postura de José C. Nieto, quien en su
voluminoso libro El Renacimiento y la otra España intenta rebatir la
tesis del influjo erasmiano, cara a Marcel Bataillon, evita escrupulosamente asociar el nombre de Castellion al de Corro y subraya, en cambio, de manera repetitiva la autonomía y originalidad del exiliado español, su “conciencia autónoma”, “su metodología autónoma iniciada
en Sevilla”, su participación en el “movimiento autóctono sevillano”
y su encaje perfecto dentro de la más auténtica “tradición heterodoxa
autóctona hispánica”, hasta concluir lapidariamente con la frase: “A
España no le habría sido necesario ni Sebastián Castellion, ni Erasmo, ni Voltaire, si hubiese escuchado el ritmo de su propio palpitar
histórico”.30
Al contrario de Nieto, el investigador canadiense Steven Griffin,
en una tesis doctoral de 2011, no descarta la presencia de influencias
extranjeras en el por Nieto así llamado “indigenous Protestantism”
español, pero al tratar de Corro, se contenta con definir el Dialogus
theologicus de 1574 como “a classically Augustinian view of sin and
25. Hauben (1967b: 49); Jacquot (1953: 24); Gilly (1985a: 358).
26. Gilly (1985a: 324-326, 440), (1986: 166), (1989: 166), (1997: 33-34), (2001: 335326) y (2005: 335); García Pinilla (2008: 598) y (2013: 62).
27. Vermaseren (1990: 262).
28. García Pinilla (2008: 598) y (2013: 62).
29. Rivera García (2006: 19), donde se declara sin más precisión que la defensa de
la tolerancia por parte de Corro sea mucho más radical que la del propio Castellion.
Sin embargo, en un nuevo ensayo pendiente de publicación, “Humanismo y Reforma
en Juan de Valdés y Antonio del Corro” el autor asume, analiza y completa los nuevos
resultados.
30. Nieto (1997: 480-485 y ss., espec. 150, 155).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
163
grace”, y en la Lettre envoyée a Felipe II de 1567 cree hallar huellas
del influjo de Bullinger y no de Castellion, a quien no cita sino por
un genérico artículo de diccionario.31 Rady Roldán-Figueroa, por su
parte, que ha estudiado y comentado el Dialogus theologicus muy profusamente, se cree obligado a corregir a Hauben por la importancia
que este habría dado a Castellion como “driving influence” en la evolución de Corro —cosa que Hauben en realidad nunca hizo— y nos
presenta como sucedáneos a Andreas Osiander y a Wolfgang Musculus: al uno quizá, como ya hizo Marcel Bataillon, por haber sido
nombrado por Corro en su célebre carta escrita a Casiodoro de Reina
desde Théobon,32 y al otro por representar en Berna una actitud más
moderada respecto al dogma de la predestinación de los teólogos de
Ginebra: “I see the driving influence behind Corro in the theology
of the Bernese reformation and in the Work of Andreas Osiander”.33
El investigador portorriqueño cree probar el influjo de Osiander
en la teología de Corro con argumentos espiritualistas, aplicables en
su totalidad no solo a Osiander (cuyos libros el español quiso, pero no
sabemos si llegó a leer), sino también a Castellion (cuyos libros, aun
los inéditos, sí sabemos que Corro leyó y poseyó). Y por lo que toca a
Musculus, Roldán-Figueroa ha identificado al teólogo de Berna como
traductor al latín del Argumentum de pseudo-Atanasio que precede
al texto propiamente dicho del Dialogus theologicus sobre la Epístola
31. Griffin (2011: 9, 225-231, espec. 228). La tesis de Griffin es importante sobre
todo por ofrecer por primera vez en español y en traducción inglesa la transcripción
completa de la Declaracion, o Confession de Fe, hecha por ciertos fieles españoles que
huyendo de los abusos de la Iglesia romana, y la crueldad de la Inquisición de España
hizieron a la Iglesia de los fieles de Casiodoro de Reina, según la edición prínceps de
Francfort, 1577. La edición anterior de Hazlett (2009) sigue el texto más corrupto de
la edición bilingüe de Kassel 1601, mas conserva en parte las notas marginales y hace
referencias ocasionales a la versión manuscrita latina autógrafa de Casiodoro de Reina. Pero no se han colmado las frecuentes lagunas ni corregido todos los “gazapos”
presentes en la edición de 1601. Tampoco faltan en ambas ediciones frecuentes faltas
de lectura, algunas comunes como: “declaramosbos”, “bos avrá”, “Y para que meior
bos conste ser ansi [...] damosbos” (Griffin); “declaramos bos”, “bos avra”, “Y para
que meyor bos conste [...] damosbos” (Hazlett), cuando en las ediciones originales se
lee: “declaramoshos”, “hos aurá”, “hos conste” y “damoshos”. Urge por tanto una
verdadera edición crítica del texto español de 1577 y de la versión original latina de
1559-1560 que Casiodoro presentó entonces a las autoridades inglesas.
32. Bataillon (1977: 34-35).
33. Roldán-Figueroa (2009: 401).
164
CARLOS GILLY
a los Romanos y que Corro se apropió para introducir y presentar al
lector su propio texto “under the mantle of historical orthodoxy”.34
Por fortuna para el lector sin contacto asiduo con el latín, Francisco Ruiz de Pablos ha traducido recientemente al español el texto
completo del Dialogus theologicus de Corro con el título Comentario
Dialogado de la Carta a los Romanos, incluidas la Breve disposición y
los Artículos de Fe ortodoxa. En su larga introducción, Ruiz de Pablos
nombra una sola vez al “teólogo de Basilea” y “apologeta de la libertad de conciencia” Sébastien Castellion, pero sin relacionarlo con Corro en absoluto e ignorando que, por vía de Corro, han sido en parte
textos de Castellion los que él ha vertido al español y que hasta el bello
dibujo que adorna la portada del libro es originario del heterodoxo
saboyardo.35 Pero vayamos por partes.
C ONTEXTUALIZACIÓN
HISTÓRICA DEL
D IALOGUS
THEOLOGICUS
Tanto la versión latina del Dialogus theologicus como la sucesiva
traducción inglesa, A Theological dialogue de Antonio del Corro, se
componen de las partes siguientes:
1)
Dialogus theologicus. Qvo epistola
divi Pauli apostoli ad Romanos explanatur. Ex praelectionibus Antonij
Corrani Hispalensis, sacrae theologiae professoris, collectus, et concinnatus. Psal. 120. Jehova, libera animam
meam a labijs falsitatis, a lingua doli.
Quid dabit tibi, aut quid addet tibi
lingua doli? sagitta robusti viri acutae
cum carbonibus iuniperorum.
Londini Pridie calendas Iunij, excudebat praelum Thomae Purfoetij ad
Lucretiae. Cum Priuilegio. 1574
A theological dialogue. Wherin the
Epistle of S. Paul the Apostle to the
Romanes is expounded. Gathered
and set together out of the Readings
of Antonie Corranus of Siville, professor of Divinitie. Psalm 122. [sic] Lorde
deliver my soule from false lippes and
a deceiptfull tung. What shall he give
thee, or what shal be put unto thee
thou deceiptfull tung? The sharpe arrowes of a strong man, with the coles
of Juniper.
Imprinted at London | by Thomas
Purfoote, dwelling in Paules Churchyarde at the signe of the Lucrece. An.
1575. |
34. Roldán-Figueroa (2009: 407-408, 412-413).
35. Corro (2010).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
165
2)
[Nota:] Huic Dialogo additi sunt
praecipui articuli nostrae Christianae
religionis... Appendicis loco habebit
lector tabellam totius epistolae ad
Romanos.
To Robert Dudley Earl of Leicester
(ɠ2r-3v) & English (ɠ4r-8v).
3)
Generosis viris utriusque Templi 31
Mai 1574 *1r-7v, A1r-A2v)
To the Gentlemen of both the Temples 31 Mai 1574 (A1r-B8v)
4)36
Argumentum generale in omnes Epistolas Apostolicas36 (A3r-4v).
A generall Argument upon all the
Epistles of the Apostles ( B8v-C1v)
5)
Argumentum Epistolae [...] ex libris
Athanasii Episcopi Alexandrini (A5r8v).
The Argument of the Epistles of Paule
[...] taken out of the bokes of Athanasius (C1v-C3v)
6)
Dialogus, quo Epistola Beati Pauli ad
Romanos familiariter explicatur (1r95v).
A Dialogue wherin the Epistle of S.
Paul to the Romanes familiarly expounded (1r-139r).-C
7)
Articuli fidei orthodoxae quam Antonius Corranus Hispalensis Sacrae
Theologiae studiosus profitetur semperque professus est (96r-107v).
The Articles of the Catholike fyth
wich Anthonie Coranus Spaniarde
Student of Divinitie professeth, and
alwayes hath professed (139v-155v).
36. El “Argumentum generale” se incluye también y sin cambios como parte del
prólogo de Corro dirigido a la juventud de Oxford en la Epistola beati Pauli Apostoli
ad Romanos [...] in Dialogi formam redacta, London, Vautrellier, 1581, b1r-v, que fue
reeditada por Doede Van Answeer (1618: A2v).
166
CARLOS GILLY
8)37
Errata ([156r]), colofón / [hoja variante:] Errata ([156r-157v]).37
9)
Brevis dispositio illius Epistolae quam
beatus Apostolus Paulus ad Romanos
scripsit, explanata similitudine quam
ipse Apostolus usurpat ab arborum
insitione, ubi de iustificatione eiusque
individua comite sanctificatione, item
de triplici hominis statu, irrenati, renascentis, et renati.
A breefe disposement of the Epistle
which the Apostle S. Paule wrote to
the Romanes, made playne by the [similitude of] greffing of Trees, where
he trated of Iustification and of holynesse the unseparable companie thereof: And moreover of the three states
of man, namely Unregenerated, Regenerating, and Regenerated.
1) En la portada del libro, Corro presenta su comentario dialogado
de la carta del apóstol Pablo a los Romanos como fruto y resultado de
sus lecciones, tenidas en público como profesor de teología en el Temple durante los últimos tres años, pero cuya ortodoxia venía siendo
puesta repetidamente en tela de juicio por sus adversarios calvinistas
de Londres.38 Esta es la razón por la que el español elige como motto
del libro un pasaje del salmo CXX dirigido contra las malas lenguas,
tomándolo esta vez, contra su costumbre habitual, no de la versión latina de Castellion, sino de los comentarios a los salmos del mismísimo
Calvino.39
2) En la vuelta de la portada, Corro enuncia brevemente el contenido de los dos apéndices del libro, a saber, los principales puntos de
su confesión de fe —que resultarán ser los de la Confessio Helvetica
de 1566— y la Breve disposición como suma y conclusión de todo el
Diálogo —pero que resultará provenir casi enteramente de un texto
de Castellion—.
37. En el ejemplar de la Huntington Library, accesible en Internet (EEBO), la fe de
erratas ocupa solo media página; en cambio, en el ejemplar A8434 de la BNF ocupa dos
páginas enteras, impresas posteriormente.
38. García Pinilla (2014: 63-64).
39. Calvin (1557: 569). El único cambio toca al término “a labiis”, que Calvino,
como casi todos los exégetas, usa en singular “a labio”.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
167
3) Sigue la Epístola introductoria, dirigida a los regentes del Inner
y Middle Temple, prestigiosa institución donde se formaban los juristas para todo el reino: Corro rememora aquí sus diez años pasados en
Francia y Flandes en medio de las guerras civiles, predicando en lengua francesa, pero sintiéndose siempre como en tierra extraña por la
falta de ocasión de servir a gentes de su propia nación. Esa tan deseada
oportunidad se le abrió, sin embargo, apenas llegado a Inglaterra. Ya
que fue en Londres donde pudo finalmente reunir en un mismo lugar
a cierto número de compatriotas, “que habían abandonado el reino de
las Españas por causa del evangelio”, predicándoles allí en público y
en la propia lengua la doctrina de la sagrada escritura, no sin gran malestar de los envidiosos, mas con provecho máximo de muchos. Pero
esta feliz conyuntura —prosigue Corro— no duró más allá de dos
años, ya que “las intrigas y formas clandestinas de actuar de aquellos
mismos, para quienes trabajé durante todo un decenio”, terminaron
por disolver aquella congregación de exiliados españoles, que por motivo de religión, abandonada la patria, se habían trasladado a regiones
del exterior, demoliéndola hasta los cimientos. Sobre los causantes de
tal demolición y de sus engaños y falsas acusaciones Corro anuncia
que escribirá quizá en otro momento con más detalle; ahora solo quiere aquí asegurar a sus compatriotas ausentes que, por su parte, no se
impidió que se mantuviese hasta este día la iglesia española de Londres
(“Ecclesia illa Hispanica, Londini erecta”), y dejar a la vez testimonio escrito tanto de la propia inocencia como de su decidida voluntad
de promover la doctrina evangélica entre sus coterráneos. Ahora, en
cambio, la necesidad ha obligado a Corro a cambiar otra vez de lengua
contra su voluntad, con las molestias que esto en la enseñanza conlleva
(“mihi molestissima nempe idiomatis in docendo mutatio”), porque
si antes, en lengua española, era capaz de expresar perfectamente sus
ideas y sensaciones, ahora en la lengua latina no hace sino balbucirlas,
traicionando la propia impericia que, por fortuna, es compensada por
la benevolencia de los oyentes, que valoran más lo que se dice que las
flores retóricas con que lo dicho se adorna. En la parte final de esta
epístola dedicatoria Corro enuncia brevemente las líneas de doctrina
que él considera maestras en la Epístola a los Romanos y que él define como los dos principales capítulos de nuestra religión, a saber, la
doctrina del bien creer y la del bien obrar (“nempe, doctrinam bene
credendi, et bene agendi”).
168
CARLOS GILLY
4) A continuación, Corro presenta un brevísimo y original resumen del contenido doctrinal de las epístolas tanto de Pablo como de
los otros apóstoles, prestando especial atención a la relación entre “fe
salvífica, viva y fructuosa” y “buenas obras”.
5) El “Argumentum Epistolae ad Romanos”, con el que Corro abre
su diálogo proviene de un escrito de pseudo-Atanasio, traducido por
Wolfgang Musculus con el título Succinta divinae scripturae veteris ac
novi instrumenti synopsis, y publicado en 1556 en el cuarto tomo de
los Opera omnia de Atanasio.40 Corro era buen conocedor de escritos
de Musculus, a quien se refiere varias veces en su Apologia fratribus
consistorii manuscrita de 1569.41 Pero de aquí a hacer de Musculus el
inspirador de las ideas de Corro, como pretende Roldán-Figueroa, va
un abismo,42 dado que los préstamos tomados de Musculus no superan ni en frecuencia ni extensión a los tomados de Erasmo, Lutero,
Melanchthon, Calvino y a otros diez reformadores más. Corro, probablemente, ni siquiera sabía que hubiera sido Musculus el traductor
de la Synopsis pseudoatanasiana, ya que él extrajo el texto del “Argumentum” no de las obras del padre de la iglesia griego, sino de un libro
de Castellion, a saber, de la edición póstuma de la Biblia sacra impresa
por Perna en Basilea en 1573.43
6) En el Diálogo propiamente dicho, que se extiende de los folios
1 recto al 95 verso, la presencia de Castellion se encuentra mucho más
diluida, pero se detecta por todas partes, y es lástima que en la única
40. Athanasius (1556: IV, 134-135).
41. Apologia Corrani, Ginebra, BPU, ms. francés 407: 62-r-119v (64v: “Responsum
Anthonii Corrani Hisp. confirmatum auctoritate doctorum quorum haec sunt nomina”); Boehmer (1904: 92). Pero solo una vez señala preferencia por el teólogo de Berna,
ibid., 126v: “Non displicet etiam Musculi Consilium, qui ‘de Reprobis ne cogitandum
quidem esse existimat, nedum in ecclesia Dei tanta cum acerbitate digladiandum’, Musculus, Loci communes [De electione], cap. 10 de reprobis, pag. 414” (ed. 1567: 547).
42. Roldán-Figueroa (2009: 407-408, 412-413). Sobre la opinión predestinacionaria
de Musculus que Richard Simon juzgaba moderada y Pierre Bayle tan rígida como la
de Calvino, véase Bodenmann (2000: 388-398).
43. Castellion (1573: ii, 217-218). En la parte correspondiente al Nuevo Testamento
—sea cumpliendo la voluntad del traductor, sea por iniciativa del tipógrafo— se añadieron en esta edición una serie de argumentos introductorios a cada libro, cuatro de Cosmas de Alejandría para los evangelios y veintitrés de pseudo-Atanasio para los libros
que van de los Acta al Apocalypsis. En las posteriores ediciones de la Biblia Castellionis
del siglo XVIII esos argumentos van colocados como introducción a las anotaciones correspondientes al final del volumen.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
169
investigación filológica reciente dedicada en España a la Epístola a los
Romanos en la versión de Castellion, no se hayan tenido en cuenta precisamente los comentarios de Corro (y quizá también los de Théodore
de Bèze como punto de referencia o de advocatus diaboli).44 Como el
lector recuerda, Corro apreciaba la traducción latina del saboyardo
más como paráfrasis que como traducción literal, y eso explica que
en sus citas bíblicas no adopte siempre la terminología de Castellion,
sino que se sirva también de la Vulgata, de la versión de Erasmo, de
las Biblias de Zúrich y de Ginebra o de una combinación de todas
ellas. Por cuanto atañe al contenido teológico y al contrario de cuanto
Corro afirma de entrada, que ha compuesto el Diálogo sirviéndose
indistintamente de una mole de apuntes tomados durante la lectura
de diversos autores (“ex prolixa illa mearum schedularum farragine,
dialogum hunc concinnare”), la doctrina espiritualista que él defiende
y que por boca de ambos interlocutores, Pablo y un ciudadano romano, también formula, diverge en puntos esenciales de la comúnmente
adoptada por las iglesias oficiales surgidas de la Reforma. Pues como
Corro mismo formuló en su célebre carta escrita desde Théobon a
Casiodoro de Reina en la Navidad de 1563, él no quería interesarse a
partir de entonces sino por libros “que tratassen la doctrina de nuestra
Religión, con edificación de nuestras consciencias. Porque, cierto, ya
estoy fastidiado de hebraísmos y helenismos, y los luengos comentarios no me dan gusto ni sabor”.45
44. Coronel Ramos (2010).
45. Corro (1571: A5v). Véase Bèze (1960-2014: x, 34) donde este responde a Corro.
“Te aburren, dices, los hebraísmos y los helenismos y los comentarios prolijos [...]. Eso
indica que eres inculto o tonto de remate, a no ser que el espíritu santo haya bajado sobre ti, que es el dogma de aquel impurísimo Gaspar [...] a quien tú y tu amigo Casiodoro parecéis conocer tan bien, que prescindís de llamarle por el apellido de Schwenckfeld
como hace todo el mundo [...]. Sin embargo, de lo que yo más me admiro es que, cuando tú escribías esta carta, ¿no se te ha ocurrido pensar para quiénes o contra quiénes lo
hacías? Pues, dime, ¿es que existe hoy por hoy bajo el cielo una nación más tarda para
el conocimiento de Cristo y más dada a supersticiones groseras que la española? ¿Es
que hay nación más fiel al ídolo romano y a las tradiciones de los hombres? Y a esto
llamas tú ser más agudo que los otros pueblos. Pero ¿a qué pueblo debemos, si no, los
dos monstruos más horribles nacidos por primera vez en nuestro siglo, a saber Ignacio
de Loyola y Miguel Servet? Ninguno de ellos ha mostrado afición alguna ni por hebraísmos, ni por helenismos ni tampoco por prolijos comentarios, pero ambos, en cambio, estaban embebidos de sus vanísimas, inanísimas y españolísimas contemplaciones.
¿Quieres otro ejemplo, esta vez de uno de aquellos que hubiera podido llegar a ser algo,
si no hubiera caído en el mismo vicio? Toma como ejemplo las Consideraciones de Juan
170
CARLOS GILLY
En el Diálogo, en efecto, Corro adopta y desarrolla formulaciones
de sabor espiritualista, reconducibles en general a la doctrina de otros
disidentes religiosos como Schwenckfeld, Crotoaldo, Aconcio, Velsius y Osiander, a quienes Corro menciona expresamente en su carta
de Théobon (o también de Sebastian Franck, a quien Corro nunca
nombra),46 pero que en este caso procedían de la lectura directa de los
escritos de Castellion, cuyo nombre Corro tampoco necesitaba recordar a Casiodoro, siendo ambos, desde hacía ya varios años, admiradores y lectores asiduos de los libros del saboyardo.
Estas formulaciones arrancan ya con las tres preguntas al final de la
epístola-prefacio sobre “quiénes sean los pastores idóneos del nuevo
testamento, a saber los hombres no de la letra, sino del espíritu”; cuál
sea la condición previa que hay que cumplir, es decir, ser erudito, pero
también “divinitus edoctus”, o lo que es lo mismo, theodídaktos (según la fórmula acuñada por Erasmo en su Ecclesiastae);47 y dónde esté
localizado ese espíritu de Dios, “presente en la conciencia de cada uno
y garante de la certeza de la propia vocación”.48
Al contrario de la Epistola beati Pauli ad Romanos in Dialogi formam redacta de 1581, donde los interlocutores son un “discipulus”
que hace preguntas y un “praeceptor” que responde “metafraseando”
de Valdés, es decir especulaciones vaporosas, ante las que es milagro que la palabra de
Dios no quede enturbiada entre las mujerzuelas y los ignorantes que las leen”.
46. Son los censores de la iglesia italiana de Londres quienes en su Responsio ad
Apologiam Corrani mencionan dos veces a Sebastian Franck como inspirador de Corro
al señalar un pasaje “quod cum illo Sebastiano Franco commune habet” o al denunciar
a Corro como asiduo lector de las obras de Franck: “Ita Sebastianus Francus, magnus
vineae Domini vastator, Christum vocat sacramentum, et signum tantum esse dicit reconciliationis, cuius pessimi hominis libri utinam Corrano non tam essent familiares”.
En realidad, los textos de Franck a la sazón asequibles a Corro por estar en latín no eran
más que dos, ambos publicados bajo el pseudónimo de Augustinus Eleutherius y ambos probablemente en traducción de Castellion: los pasajes de la Chronica, Zeytbuch
und Geschychtbibel de 1531 en el De haereticis an sint persequendi, Castellion (1554:
89-105) y el De arbore scientiae boni et mali de 1561. Corro podría haber también consultado una copia manuscrita de la célebre Epistola Sebastiani Franci ad Joannem Campanum de 1531, pero no las ediciones neerlandesa y alemana, impresas ambas en 1563.
47. Erasmus (1535: 7): “Ergo qui cupit iuxta Paulum esse didaktikòs, hoc est, ad
tradendam dei doctrinam idoneus, det operam ut prius sit theodídaktos, id est, divinitus edoctus”; véase también la edición de Medina del Campo de Dialogorum sacrorum
de Castellion (1551: 268).
48. Dialogus theologicus, *2v-4r.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
171
el texto de Pablo en forma de catecismo,49 el Dialogus theologicus es un
coloquio humanista entre dos personajes (Pablo encarcelado en Roma
y un romano que lo visita en prisión) que conversan y discuten al mismo nivel sobre lo que Corro llama los dos capítulos fundamentales de
la religión cristiana, a saber la doctrina de la fe y la de las buenas obras
que proceden de la misma fe, puesto que a esos dos temas, en opinión
de Corro, se puede reconducir cuanto contiene la sagrada escritura:
Summatim totius epistolae hic scopus est, ut omnibus mortalibus promiscue ostendam, duo religionis Christiana capita praecipua: nempe fidei
doctrinam, ac bonorum operum ex ipsa fide procedentium, quoniam ad ea
duo facile referri possunt quaecumque sacris literis prodita sunt.50
Esta convicción de Corro que, en fórmulas variables (“doctrina bene
credendi et bene agendi”; “vera ratio cum bene credendi, tum bene
agendi”), aparece en casi todos sus escritos,51 marca los límites que le
separan teológicamente de sus correligionarios calvinistas,52 quienes
como Théodore de Bèze consideraban el dogma de la eterna predestinación como el fundamento único de la salvación, como dejó constancia ya desde el frontispicio de un libro dirigido contra Castellion,
Ad sycophantarum quorundam calumnias quibus unicum salutis nostrae fundamentum, id est aeternam Dei praedestinationem evertere
nituntur.53 Corro, en cambio, obvia hablar de predestinación siempre
que puede, y no acepta en absoluto la interpretación determinista de los
49. Epistola beati Pauli ad Romanos, e graeco in latinum metafrastikõs versa, et
in Dialogi formam redacta [...] per Anthonium Corranum Hispalensem, Londres, Th.
Vautroller, 1581.
50. Dialogus theologicus, 3r.
51. Dialogus theologicus, A1v, B3r; Brevis dispositio, cf. infra; Epistola beati Pauli,
B2v. Theses excerptae ex scriptis: Sepp (1881: 40-41).
52. A la tesis de Corro, que quien no cree y vive mal él mismo se condena (“Non
credendo et male vivendo homo facit se reprobum”), responden sus censores de 1576
contundentemente que, ya antes que malviviera y rechazara la palabra, ese estaba condenado desde toda la eternidad [“Antequam male viveret et rejiceret verbum, erat reprobus et ab aeterno”; Sepp (1881: 38)].
53. Bèze (1558). El libro está dirigido casi exclusivamente contra Castellion, a quien
no se nombra hasta la edición de 1582: Ad Sebastiani Castellionis calumnias quibus
unicum salutis nostrae fundamentum, id est aeternam dei praedestinationem evertere
nititur, responsio: Buisson (1892: ii, 127-129).
172
CARLOS GILLY
censores londinenses de su Tableau de l’œuvre de Dieu, que él considera totalmente absurda y fuera de lugar:
Cetera quae hic ponunt de firmitate et perpetuitate praedestinationis, de
coactione et necessitate ad salutem, adeo sunt extra rem, ut responsionem
non indigeant. Etiamsi satis prolixe respondi in meis schedulis, quas examinatores habent. Et nunc, ut breviter dicam quod sentio, ego nullam agnosco praedestinationem extra Christum neque aliud modum fruendi Christi
beneficio, nisi per fidem, per dilectionem operantem, ut sequitur Paulus.54
Corro se muestra aquí completamente de acuerdo con la doctrina
de la justificación de Castellion, que reprochaba a los reformadores el
reducir la fe a mero saber teórico y a ciega confianza en las promesas
de Dios, desatendiendo a la vez las correspondientes buenas obras del
hombre, hasta declararlas imposibles. Tanto Castellion como Corro
están fuertemente anclados en el campo de la Reforma, pues ambos
atribuyen la salvación a la misericordia divina y no a las obras de los
hombres. Pero eso no excusa que se tengan que hacer esas obras. Y
quien no las hace, ese no tiene fe en realidad:
Neque ego salutem in obedientia operibusve nostris colloco, sed in gratuita
Dei misericordia. Sed hoc dico, si quis vere credit gratuitae Dei misericordiae, eum obedire Christi praeceptis [...] Certe, qui preceptis non modo non
obedit, sed ne obediri quidem posse credit, is praeceptis non vere credit.55
Por esta razón Corro insiste tanto en conciliar la doctrina de Pablo
con la de Santiago, de quien llega a decir, tanto en el Dialogus theologicus como en la Epistola ad Romanos in Dialogi formam redacta, que
el segundo hizo bien en corregir el presunto error del primero, al no
acentuar el valor de las obras: “Iacobus errorem ex Paulinae doctrinae
praepostera intelligentia profecto corrigit, docetque fidem salvificam,
vivam et fructuosam esse debere”.56
54. Responsum Anthonii Corrani Hispalensis ad animadversiones quorundam in
Tabulam divinorum operum [última semana de agosto de 1569], Ginebra, BPU, ms.
francés 407: 125r-135v, cit. 129v. A esta respuesta precede el anterior Responsum Apologeticum ad obiectiones sibi propositas Londini contra Tabellam de opere Dei Gallice
scriptam [primera semana de agosto de 1569], ibid., 64v-119r, cit. 98r.
55. Castellion (1578: 268, 277). Las citas corresponden al Dialogus de fide, que Corro y sus amigos difundirían posteriormente en Inglaterra.
56. Dialogus theologicus, A4r; Epistola beati Pauli, b1r.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
173
Pero es en el Responsum ad animadversiones de 1569 donde Corro
explica su modo de hacer conciliar las posturas de ambos apóstoles de
una vez por todas y con toda claridad:
Quienes me acusan de atribuir la salvación indistintamente a la fe y a
la voluntad de obedecer no dicen la verdad. Yo atribuyo la justificación
totalmente y únicamente a la fe, y no a una fe histórica o simulada, sino
a la fe viva y verdadera, que practica la obediencia por medio del amor.
Conecto por tanto la causa con su efecto, no vaya la gente simple a pensar
que yo considero ya como fe cualquier vano conjunto de especulaciones
o presuntas persuasiones sobre Dios. Y es así como se hace concordar la
doctrina de la fe en Pablo y en Santiago.57
El espacio de que disponemos no permite extendernos aquí más
sobre otras cuestiones centrales, resueltas del mismo modo por Corro
como anteriormente por Castellion, a saber:
— la elección universal a la salvación (“omne genus hominum sine
discrimine”, 4v),
— la propia razón y conciencia como ley natural o ley divina (“in
omnium gentium animis inustam esse et infixam penitus legem quandam divinam”, 10v),
— la justificación es real y no imputada (“ex peccatoribus fide iusti
efficimur”, 31r; “credentibus non solum peccata non imputat, verumetiam spiritum iustitiae infundit”, 30r),
— por el beneficio de Cristo, el pecado original y sus secuelas han
perdido todo su peligro (“ita ut nihil subsistat periculi, neque ab illo
primigenio scelere, neque ab omnibus eius fructibus”, 35r),
— los tres estados del hombre (“triplex hominis status, irrenati,
renascentis et renati”, 40r),
57. Responsum Anthonii Corrani Hispalensis ad animadversiones, Ginebra, BPU,
ms. francés 407: 131v: “Quod aiunt me confuse tribuere foelicitatem fidei et voluntati
obediendi dissentaneum est veritati. Ego enim soli fidei in solidum tribuo Justiciam, at
non historice aut hypocritice, sed verae et vivae fidei, quae operatur obedientiam per
dilectionem. Coniungo autem causam cum suo effectu, ne rudis plebs arbitretur fidei
nomine me intelligere vanas aliquas speculationes et hypocriticas persuasiones de deo.
Hoc pacto doctrina Pauli et Jacobi de fide et operibus concordant”. Un esquema similar aparece también en el anterior Responsum Apologeticum ad obiectiones sibi propositas Londini contra Tabellam de opere Dei Gallice scriptam [primera semana de agosto
de 1569], ibid., 64v-119r, cit. 98r.
174
CARLOS GILLY
— la elección de Jacob y el repudio de Esaú, Rom. IX 11-13 (59 y ss.),
— el libre albedrío y la libertad evangélica (78 y ss.),
— tolerancia y pacifismo integral frente a la violencia (75 y ss.),
— inutilidad de las polémicas entre los teólogos (92v).
Analicemos, por ejemplo, el tema de la elección de Jacob y del
repudio de Esaú (Rom. IX, 12), pues a este versículo “Maior serviet
minori” había dedicado Castellion la más extensa de todas sus annotationes en la Biblia de 1554, seis páginas en folio, pero que fueron arrancadas de todos los ejemplares aún no vendidos por orden del antistes
de la Iglesia y del rector de la Universidad de Basilea.58 Corro, por su
parte, debió de disponer de una de las pocas copias manuscritas en
circulación de estas Annotationes in caput nonum ad Romanos, quibus
materia Electionis et Praedestinationis illustrantur (que no se imprimirían de nuevo hasta 1613),59 pues se sirve ampliamente de ellas para su
propia argumentación.
El sevillano comienza recitando el episodio de Rebeca encinta de Esaú
y de Jacob (Gen. 25:23), siguiendo naturalmente la versión de Castellion
a la letra: “Duo gentes sunt in ventre tuo, duoque ex utero tuo populi
dividentur, quorum alter altero plus poterit, minorique serviet maior”.
Y del mismo modo que Castellion, Corro adopta este texto para explicar
el pasaje central de la Biblia en el que Calvino y sus partidarios fundaban
preferentemente su dogma de la predestinación absoluta (Rom. 9:10-12),
transcribiéndolo de nuevo según la versión del saboyardo:
Sed etiam in Rebecca, ex uno Isaaco patre nostro utero ferente geminos,
Iacobum nempe et Esaum. Nam eis nondum natis (et ideo neque bono,
neque malo ullo functis) ut Dei decretum ratum esset ex eius gratuita electione, nulla habita ratione operum et meritorum, sed ut vocantis, favor
gratuitus appareret atque permaneret, dictum fuit ipsi Rebeccae a Deo
maiorem serviet minori.60
58. Castellion (1554: 452-461); Gilly (1998: 151-152). El único ejemplar intacto que
conozco es el de la Johannes a Lasco Bibliothek en Emden: <http://hardenberg.jalb.de/
display_page.php?elementId=10849>.
59. Castellion (1613a).
60. Dialogus theologicus, I1r; Castellion (1613a: 1-3). Los mismos argumentos y
citas bíblicas se encuentran también en uno de los Dialogi IV, el De electione, que no se
publicaría hasta cuatro años más tarde: Castellion (1578: 114-117) y también en el De
arte dubitandi: Castellion (1981: 46-47).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
175
Corro explica a continuación que de lo que en estos y otros textos
(como “Iacobum amavi, Esaum vero odio habui”) exclusivamente se
trata, es de la elección o previsión del futuro de dos pueblos o clases
de gentes (en este caso de los judíos y de los gentiles), pero no de la
predestinación individual de quienes pertenecen a ellos. Para él está
del todo claro que la perdición de cada uno depende de uno mismo,
pero que la salvación proviene de Dios (“estque ratum atque firmum
apud me, perniciem nostram a nobis esse, salutem autem a Deo”).61
Y, por lo que toca a los pueblos, Corro afirma que Dios es el Dios de
todas las naciones y es voluntad suya que todos los creyentes se salven (“Deum esse omnium Gentium Deum velleque omnes credentes
servari”).62
LA
CONFESIÓN DE FE DE
ANTONIO
DEL
CORRO
7) Corro cierra su Diálogo, como arriba se ha visto, con una serie
de artículos de fe, silenciando su procedencia de la Confessio Helvetica
posterior, pero afirmando ser esos los que, desde su salida de España,
él siempre había profesado. También en el manuscrito de su Responsum ad animadversiones de 1569 alude Corro varias veces a esa misma confesión de las iglesias suizas como si fuera la propia (“Opinio
Corr[ani] de praedest. vide Conf. Helvet. eccles. cap. 10”; “ut optime
scripsit author confessionis Helveticarum Ecclesiarum, cuius doctrinam in omnibus sequor”).63 Algo que tienen que constatar, aunque
con reservas y a regañadientes, los ministros de las tres iglesias del
61. Dialogus theologicus, I1v; Castellion (1613a: 22): “Sed ut in cognitione crescamus et negociemur, ad hoc jam necessarium est officium nostrum: ita ut salutem nobis
conferre non possimus, sed impedire certe possumus. Ita fit, ut salus sit a Deo, pernicies
a nobis ipsis...”. En 1615 Hugo Grotius cambió la expresión de ambos en “salutem
quidem nostram ex Deo solo esse, at nos nobis ipsis perniciem accersere”: Mühlegger
(2007: 285). Pero también en el cap. IX de la Confessio Helvetica prima, compuesta en
Basilea en 1536, aparece la fórmula: “Et ex Deo salus, e nobis est perditio”, aunque desaparece en la Confessio Helvetica posterior de 1566, por incompatible con la doctrina
reformada de la predestinación.
62. Dialogus theologicus, I1r-I3v; las páginas correspondientes a esta argumen-
tación se encuentran reproducidas también en Sepp (1872: iii, 184-188).
63. Responsum Anthonii Corrani Hispalensis ad animadversiones, Genève, BPU,
ms. francés 407: 127v, 129v, 134v.
176
CARLOS GILLY
refugio de Londres en su larguísima censura de 1576 (“Confessionem
Helveticam pro sua subjicit”).64
Pero, en realidad, la única confesión de fe que Corro publicó, y a la
que él repetidamente se refiere como “meam confessionem ad Regem
Hispaniarum”, no corresponde exactamente ni a la confesión de fe de
las iglesias suizas ni a ninguna otra de las confesiones reformadas del
momento. Se trata de la exposición de la doctrina evangélica sobre
temas como las Escrituras, la caída del hombre, la redención, la fe, la
justificación y las obras, que ocupan las ochenta y tres páginas centrales de su Carta a Felipe II y que Corro mismo define solemnemente
como “la pure confession que ie tiens, et croy estre tirée de la parole de
Dieu, et celle que ie pense prescher entre vos subiets”.65
En su biografía de Antonio del Corro, McFadden nos ha ofrecido un excelente resumen del contenido de esta confesión, apuntando oportunamente a las críticas de contemporáneos como Théodore
de Bèze a propósito de la traducción “et Dieu estoit ceste Parole là”,
sospechosa de servetismo,66 o a la posible dependencia de Corro respecto a Juan de Valdés (110 Consideraciones, lxxxv) en el caso de las
tres distintas clases o escuelas con las que el primero distingue los tres
grados que alcanzan los hombres en el conocimiento de Dios y en los
que ya Boehmer se basó para atribuir a Corro la autoría del prefacio
a una obra de Fausto Sozzini.67 Pero tanto Boehmer como McFadden
se equivocan aquí, pues no es de Valdés, sino de un texto de Erasmo, y
concretamente del cuarto libro del Eclesiastae sive de ratione Concionandi (Basilea, 1535) de donde Corro ha adaptado su distinción entre
los modos o escuelas en los que Dios se da a conocer gradualmente a
los hombres “y del que el español transcribe algunos pasajes, con referencia bibliográfica incluida, en su primer Responsum Apologeticum
64. Theses excerptae ex lectionibus, colloquiis et maxime ex scriptis D. Corrani [et]
Antitheses quibus Belgicae, Gallicae et Italicae Ecclesiarum Ministri [...] suam sententiam de praecipuis articulis fidei exponunt, n.º 24: Sepp (1881: 30-60, cit. 31).
65. Corro (1567a: C8v-I1v) y (2006: 127-181). Para la versión latina inédita, pero
ahora en curso de publicación, véase García Pinilla (2008), quien cita también el reenvío
de Corro a esta misma confesión en la introducción a los “Articuli fidei” zuriqueses en
el Dialogus theologicus, 96r: “ante octo annos cum Antuerpiae docerem Gallico sermone, scripsi meae fidei confessionem eadem lingua; quae etiam propediem, Deo favente,
prodibit in lucem Latino et Anglicano sermone”.
66. McFadden (1953: 579-593); Bèze (1960-2014: x, 37).
67. Corro (1567a: D3r-D5v) y (2006: 131-134); Boehmer (1904: 75, 105-107).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
177
de 1569 a sus censores de Londres: Verba Erasmi de gradibus quibus
Deus innotuit”.68 Y este último gran libro de Erasmo, escrito entre 1518
y 1535, y que también se conoce con el título de Ecclesiastes sive Concionator evangelicus, Corro lo había tomado ya anteriormente como
modelo metódico durante la redacción de su Tableau de l’œuvre de
Dieu, y lo explica así a sus censores:
“Deus paulatim inotescens mundo”: [...] cum sartam tectam cuperem
hanc tabellam, destinato consilio volui ostendere lectori quibus modis et
gradibus paulatim Deus innotescit mundo, suam hominibus ostenderit
magestatem (!). Consulit hoc Erasmus lib. de ratione concionandi (quem
resarciendo et amplificando hanc tabellam sum imitatus), ubi futurum
theologum monet, ut diligentissime in scripturis inspiciat, observata temporum serie, quo pacto Deus dederit hominibus sui notitiam. Cuius doctoris verba in gratiam examinatorum recitabo.69
Nada de extraño, pues, que también Corro haya él mismo comentado, años más tarde, el libro del Eclesiastés, que llegaría a ser su libro
más apreciado y citado durante el siglo siguiente. Y no sería tarea inútil indagar ulteriormente el impacto del Eclesiastes de Erasmo sobre
la Salomonis Concio de Corro.70
Pero la parte fundamental de la confesión de fe de Corro dirigida
al rey Felipe es la que toca el problema de la justificación y las buenas
obras, donde responde a los reproches de los teólogos católicos de
que los protestantes negaban a estas últimas todo valor ante Dios.
Reproches que Corro rebate punto por punto, concluyendo con una
68. Erasmus (1535: 433-436; véanse también 409-413); Responsum Anthonii Corrani Hispalensis ad animadversiones, Genève, BPU, ms. francés 407: 79v-80v.
69. Responsum Anthonii Corrani Hispalensis ad animadversiones, 79v.
70. Sapientissimi Regis Salomonis Concio De summo hominis bono, Londres, Wolfe, 1579; hay reedición de Heidelberg, 1619, a cargo de Abraham Scultetus, el teólogo
calvinista más importante por entonces en Alemania, con el subtítulo Antonii Corrani
Hispalensis Hispani, Theologi orthodoxi, interpretatione latina, Paraphrasi perspicua,
Analisy erudita: concio vere regia. Para la traducción inglesa de 1586 cf. Boehmer (1904:
135); trad. al holandés hasta ahora desconocida, cf. Corro (1706); trad. española de
Francisco Ruiz de Pablos, cf. Corro (2011). Ruiz de Pablos ha señalado (42-43) la presencia del Lingua seu de linguae usu de Erasmo, pero no ha identificado el “quidam”
de la epístola dedicatoria (A5r/102-103), es decir, a Erasmo, de quien transcribe una
página entera, proveniente de la Ratio seu Methodus perveniendi ad veram Theologiam
(33-34).
178
CARLOS GILLY
afirmación tajante de la justificación, no imputada, sino real del creyente y del real valor de sus buenas obras, en abierta contradicción
con la doctrina contenida en las otras confesiones de fe, la “helvética”
incluida, y con la sola excepción de la entonces todavía inédita “confessio hispanica” que Casiodoro de Reina había redactado en dos lenguas para la primera iglesia española de Londres en 1559.
Si nous estions bien enseignez en l’escole de Dieu, des fruits admirables
que nous apporte ceste conionction avec le Seigneur Iesus, beaucoup de
questions inutiles seroient ostées de l’Eglise Chrestienne. De quoy nous
sert disputer, si la iustice de l’homme Chrestien est substance ou accident?
si soit une qualité inherente ou une simple imputation, et autres semblables
subtilitez: si nous n’avons point senty dans nos coeurs et consciences la
presence et operation de Iesus Christ? [...] Mais apres que nous sommes
iustifiez et faits nouvelles creatures, Iesus Christ est tellement conjouinct
et uny avec nous par le lien de son Esprit, que noz œuvres sont desia
œuvres de Christ [...] faisant residence moiennent la foy au coeur de ceux
qui sont ses vrais membres. Ceux qui sont en la dite maniere iustifiez et
santifiez, n’emploient point leur temps a faire bastir des Chapelles, ne dire
des Messes, ny aller en pelerinages, n’y à faire d’autres semblables idolatries et superstitions: mais ils s’exercent et estudient à faire les œuvres que
le Seigneur demande de ses enfans. Et principalement ils sont soigneux et
diligens, a mantenir en leur coeur la consideration qui les rend asseurez
de la conionction qu’ils ont avec le Christ, l’Esprit duquel rend temoignage à nostre Esprit et conscience, que nous sommes enfans de Dieu, et
freres de Christ en l’heritage celeste. Ce tesmoignage de l’Esprit de Dieu,
sert au Chrestien de vraye marque de son election et reconciliation avec
Dieu [...]. Le vray moien pour mantenir ceste certitude et asseurance de
la divine adoption, est la continuelle priere et invocation, acompagnée de
la meditation de la divine parolle, et de la mortification du vieil Adam, et
charité envers les hommes.71
Corro presenta su “confesión” al rey Felipe II como la doctrina
que habían profesado en Sevilla el doctor Juan Gil, el maestro Blanco, el doctor Constantino y tantos otros, “qui ont esté bruslez pour la
defence de ceste doctrine, que nous confessons avec les Princes Protestants de la Germanie”.72 Pero, en el fondo, Corro no entra en las
71. Corro (1567a: H3v-H4r, H8v-I1r); Corro (2006: 174, 179-180).
72. Corro (1567a: K1r-K2v); Corro (2006: 191).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
179
diferencias dogmáticas de hecho existentes entre las confesiones de
las diversas Iglesias oficiales surgidas de la Reforma, diferencias que él
consideraba poco transcendentes, por pertenecer, en su opinión, casi
todas ellas al amplio campo de los “adiaphora” —“ad mutuam concordiam in Ecclesia conservandam, ne propter res (quas vocant) adiaforas,
dissidia foveantur”—.73 Para él, era igual qué confesión uno profesaba,
siempre y cuando ella se atuviera al texto de los evangelios, no se la impusiera a los demás y no se condenara o persiguiera allí como a herejes
a cuantos divergieren en algún punto de ella. Por eso, cuando Corro
llegó a Amberes en octubre 1566, llamado por los diputados calvinistas de la ciudad para servir como predicador, se negó en un último
momento a firmar con su mano la obligatoria confesión de fe que le
presentaron, por haberse añadido al final de ella una explícita condena
de las doctrinas de los anabaptistas, antitrinitarios y libertinos en general y de Schwenckfeld y Castellion en particular. Según el recuerdo
de años más tarde de uno de los asistentes responsables, Corro habría
respondido escuetamente que él estaba dispuesto a subscribir la palabra
de Dios, pero no a los caprichos y opiniones de los hombres:
73. Corro (1581: b2r). Corro no tenía pelos en la lengua al quitar importancia a
presuntos dogmas centrales, por cuya diversa interpretación se enfrentaban agriamente
los prohombres de las distintas iglesias, como si se tratara de los convidados de Horacio o de los Parises, Palaes y otros Coridones de Virgilio: “Tres mihi convivae prope
dissentire videntur, poscentes vario multum diversa palato. Id ipsum contingere in religionis doctrina, nostri temporis experientia ostendit. Quidam enim in hoc toti sunt,
ut Praedestinationis et reprobationis doctrinam populo inculcent, alii de libero et servo
arbitrio quaestiones obtrudunt, alii de corporali praesentia in Coena crebro rixantur,
alii de Christi loco in coelis digladiantur et, ut summatim dicam, ‘trahit sua quemque
voluptas’” (“Tengo a mi mesa a tres convidados, cada cual con un gusto diferente [Horacio, Epist. ii, 2, 61]. Lo mismo sucede con la doctrina de la religión, como demuestra
la experiencia de nuestro tiempo. Hay quienes no se dedican a otra cosa que a inculcar
al pueblo la doctrina de la predestinación y de la reprobación; otros le llenan la cabeza
con cuestiones sobre el libre y el siervo albedrío; otros se enzarzan entre sí en inacabables peleas a propósito de la presencia corporal en la cena o debaten con las armas en
la mano sobre el lugar de Cristo en los cielos, tanto que, por decirlo en dos palabras:
‘a cada uno arrastra su placer’ [Virg., Ecl. ii, 65]”). Y por lo que toca al tema de la
eterna predestinación, Corro asegura a sus censores, que aunque escribiera mil nuevos
Tableaux en el futuro o si pudiera publicar mil volúmenes enteros, nunca inculcaría al
pueblo y a la gente simple temas como el de la predestinación y otras tesis más que defienden sus examinadores: “Certo vero certius illis affirmo, si tantum otii et eruditionis
mihi esset, ut mille tabulas posthac scripsissem, milleque integra volumina, has Examinatorum positiones nequaquam populo et idiotis inculcarem” (Responsum Anthonii
Corrani Hispalensis ad animadversiones, Ginebra, BPU, ms. francés 407: 92r-92v).
180
CARLOS GILLY
Dicam igitur libere quid potius agendum existimem, nempe ut ad confessionis nostrae calcem adiiceretur brevis haeresoon seu errorum praecipuorum, Anabaptistarum, Arrianorum, Libertinorum, Schwenkfeldii,
Castalionis [et]cet. epitome eorumque damnatio a singulis ministris subscribenda. Hoc consilium cum cepissemus Antuerpiae anno lxvi et Corrano Hispano in consistorio nostro proposuissem, respondit se verbo Dei
subscripturum, non autem hominum placitis, cum tamen ante paratus fuisset fidei nostrae confessioni subscribere.74
Corro había sido llamado al ministerio de Amberes por ser súbdito
del rey de España, pues, de acuerdo con el compromiso firmado con
la regente Margarita de Parma en septiembre de 1566, solo estos estaban habilitados para predicar en público. Pero cuando la regente y el
magistrado de Amberes averiguaron por fin
quién era el hombre que andava en hábito de lego y había benido de Francia, el qual dezían que era español, había sido fraile en el monasterio de
San Ysidro desta ciudad [Sevilla] y dezian que era sobrino o primo de un
inquisidor desta ciudad que llamaban El Corro, el qual bino a predicar la
secta lutherana y lo procuró hacer con grande ynstancia ...75
le prohibieron inmediatamente predicar, “pour la grande offense que
Sa Majesté en recepvroit”, si un proscrito del reino, condenado y quemado ya en estatua por la Inquisición, osara subir al púlpito en una de
sus ciudades.76
A Corro, por tanto, no le quedó otra alternativa que la de la pluma
y del papel. Bien supo de ambos servirse, pues en solo los cinco meses
que habitó en la ciudad, escribió por propia iniciativa y publicó también por la imprenta tanto la ya citada Carta a Felipe II como la Carta
a los pastores luteranos de Amberes, exhortándolos a la concordia y
amistad con los demás ministros del Evangelio.77
74. Sepp (1879: 56-57); Vermaseren (1990: 262).
75. Vermaseren (1990: 189). El presunto parentesco entre el viejo inquisidor Antonio del Corro y nuestro hereje ha sido puesto en cuestión a raíz del descubrimiento del
testamento del primero. El heredero universal allí nombrado era el sobrino homónimo,
Antonio del Corro, que falleció en 1579 como canónigo de la Catedral de Sevilla. A
nuestro Corro ni se le nombra, aunque era todavía fraile jerónimo en Sevilla y no huyó
de España hasta pasados cuatro o cinco meses de la muerte del viejo inquisidor (29 de
julio de 1556): Gilly (2010: i, 418-419).
76. Vermaseren (1990: 200).
77. Corro (1567a) y (1567); Corro (2006).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
181
Pocas semanas después de la llegada de Corro, había llegado también a Amberes un grupo de teólogos alemanes, encabezados por el
luterano más intransigente del momento, Mathias Flacius Illyricus.
Viendo el cariz que tomaban las cosas, que ponían en peligro la reciente unión entre calvinistas y luteranos que había culminado con la
oferta en común al rey Felipe II de comprar por la inmensa suma de
tres millones de florines en oro la libertad de religión para los Países
Bajos,78 Corro contactó personalmente a Flacius Illyricus y le propuso presentar en común una versión neutral de la confesión de fe
de Augsburgo en la que no se hiciera mucho hincapié en los puntos
controvertidos entre calvinistas y luteranos. Según las dos versiones
de este encuentro, ambos llegaron a un acuerdo de principio,79 pero
cuando Flacius, pocas semanas más tarde, publicó su Confessio ministrorum Jesu Christi, in Ecclesia Antuerpiensi, quae Augustanae confessioni adsentitur, el resultado fue del todo el contrario: Flacius dedicó la
mayor parte del texto a la exposición de las divergencias, profiriendo
todo tipo de insultos y maldiciones contra los calvinistas o sacramentarios.80 Insultos y maldiciones a los que Corro respondió con una de
las mejores páginas salidas de su pluma:
78. Gilly (2001: 297-303, 316-318).
79. “Hispanus ille [Anthonius Corranus] semel tantum apud me Antuerpiae fuit,
et petiit, ut adiuvarem concordiam inter nos et Sacramentarios: Respondi me nihil magis malle...”, Flacius Illyricus (1568: a2r); “Ie me suis addressé familierement à un de
voz freres et compaignons en l’œuvre du Seigneur [al margen: Colloque privé avec M.
Illyricus] et luy ayant remonstré le grand scandale, que recepvoient les Eglises loingtaines et circumvoisines de telz debatz, et dissensions manifestes [...]. A ce il me respondit assez benignement...”: Corro (1567: A7r). Sobre Flacius Illyricus en Amberes es
pobrísimo Ilić (2014: 198).
80. Flacius Illyricus (1568). Véanse a continuación algunos de los insultos proferidos por Flacius contra los calvinistas: “noxiam istorum garrulitatem”, “curiosis et ociosis speculationibus scandere iubent”; “Sacramentarios” [fovere] “turbas seditiosas”,
“iconomachiarum turbas”; [esse] “praevaricatores in sacrae Coenae textum”, “mendaces homunciones”, “deceptores”, “sophistas”, “impostores”; [illi utuntur] “blasphemas scriptiones”, “contradicuntur sibimet foedissime”, “impie Coenam celebrantur”,
“vide quantum Christus ab istorum Theologia dissentiat”; “istorum hominum partim
carnalis, partim etiam fanatica sapientia”, “horrenda audacia”; “non est leve crimen, ut
Sacramentarii saepe audacter extenuant, sed prorsus praegrande ac tetrum”; “ideo in
Galliis proximo bello tantas clades accidisse, quia magna ex parte utraque pars pessime
sacra Coena abutitur”; “pessimam causam tueri [Calvinum]”; “Dominus Iesus exterminet potenter istam nefandam sacrilegamque sophisticem ex domo Domini; reprimatque seductores, et omnes, qui non peccant ad mortem, in veram viam reducat. Amen”.
182
CARLOS GILLY
Voicy mes freres, vostre belle entrée de l’article de vostre Cene, que
quelqu’un pourroit dire estre semblable à celle des nouveaux Inquisiteurs,
lesquels condamnent, anathematisent, excommunient, et appellent Heretiques, retrenchez de l’Eglise tous ceux, qui ne reçoivent point leur confession: ce que semble que vous faites aussy, pour maintenir la vostre d’Ausbourg, comme si c’estoit un cincquiesme Evangile, ou nouveau symbole de
la foy. Que dirons nous, mes Freres, à telles choses? N’auriez vous honte,
que les gens de bon entendement leussent parolles si tres audacieuses? Qui
est-ce qui a constitué l’Auteur de la Confession d’Augsbourg, ne celluy
de la vostre, en telle autorité et degré en l’Eglise, qu’ils puissent prononcer sentence de damnation contre ceux qui ne veullent point recevoir leur
interpretation sur un passage de l’Escriture? Qui sera l’homme de bon
sens, qui ne craigne de sortir de la tyrannie du Papisme pour entrer en
une autre presque semblable? Nous appelons le Pape Antechrist, tiran,
et bourreau des consciences, d’autant que sans vouloir oyr les personnes,
les condamne, et excommunie; et vous vous voulez mettre au mesme reng
que luy, prononçant condamnation, non pas contre voz adversaires et ennemis, mais contre ceux qui vous reçoivent pour freres, compaignons en
l’œuvre du Seigneur, et qui c[h]erchent par tous les moyens possibles de
vivre en amitié et bonne grace avec vous: tant pour leur debvoir de Chrestiens, que pour oster le scandale de l’Eglise de Iesus Christ.81
Y para que también los adictos incondicionales de las otras confesiones se sintieran aludidos en este apasionado alegato por la libertad
de conciencia, el sevillano añade:
Nous n’avons point esté baptisez au nom de Martin, Zwingle ou Calvin,
mais au nom du Pere, et du Fils, et du Saint Esprit. Et par ainsi detestons et
avons en abomination tous ces noms et soubsnoms de partialitez, asscavoir:
Martinistes, Zwingliens, Calvinistes, et autres semblables, cognoissans que
Dieu est grandement offensé de telles separations et partialitez en la doctrine
de la Religion [...]. Car le peuple seroit en plus grande liberté de conscience,
et seroit adorateur d’un seul Dieu, et non pas des hommes mortelz, ignorans
et aveugles, lesquels se veullent mettre comme Idoles, pour estre suyvis et
tenus en admiration [...]. C’est à Iesu Christ que nous devrions envoyer les
povres ames desireuses de trouver science et iustice, et non poinct a noz
confessions, institutions, Catechismes ou commentaires.82
81. Corro (1567: C 4r-v); Corro (2006: 72).
82. Corro (1567: C7r); Corro (2006: 75).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
183
Ante textos como estos no extraña que, dos años más tarde, en noviembre 1569, los adversarios de Corro en el consistorio de la iglesia
francesa de Londres solicitaran del obispo de Londres exigir del sevillano la retractación pura y simple de ambas publicaciones de Amberes como libros indignos de haber sido pensados y clandestinamente
difundidos:
Et pourtant cest bien raison ce nous semble que ledict Anthoine Coran retracte tous ces libelles comme indignes davoir iamais esté pensez et encore
plus davoir esté divulguez clandestinemen parmi nostre peuple, iusques a
leur envoyer outre la mer.83
La respuesta de Corro no se hizo esperar: Un mes más tarde, en
diciembre del mismo año, se publicaba en Londres la Carta a los pastores Luteranos de Amberes, traducida en lengua inglesa.84
EL
C A RT E L D E L A I NJE R I D U R A Y L O S T R E S E S T A D O S D E L H O M B R E
El cartel u hoja volante con la Brevis dispositio en latín o con la
versión inglesa A breeve disposement, aunque falte en casi todos los
ejemplares conservados actualmente,85 no solo forma parte integrante
del Dialogus theologicus (como Corro escribe en el verso del frontispicio de la versión latina y al final de la hoja volante misma), sino que, a
su vez, lo resume por entero (“totius epistolae ad Romanos summa”).
Este resumen, según Corro, está tomado de los escritos de varios doctos varones (“ex eruditorum commentariis, dialogo nostro appendicis
loco addere voluimus”) que habían comentado la figura paulina del
árbol injertado en los capítulos 6 y 11 de la carta a los Romanos.
83. Hessels (1897: 97).
84. Corro (1569). Impresa de nuevo, junto a la versión inglesa de la Lettre a Felipe
II, en 1577, cf. Boehmer (1904: 113).
85. La tabella latina se conserva e.g. en el ejemplar de la Huntington Library, accesible en Internet (EEBO) <http://eebo.chadwyck.com.ezp-prod1.hul.harvard.edu/
fetchimage?vid=176460&page=125&width=383> o en el ejemplar del Trinity College de Cambridge, C.7.106; la hoja en inglés se conserva en la UL de Cambridge,
Broadsides.B.57.4. Agradezco a Ignacio García Pinilla el haberme proporcionado una
copia de esta última.
184
CARLOS GILLY
En realidad el texto de la Brevis dispositio está tomado no de varios,
sino de un solo autor, y además de un libro solo, cuyo texto muy pocos conocían entonces, ya que estaba todavía inédito y no se publicaría
hasta 1616 —de modo parcial— y hasta 1981 —de modo integral—. Se
trata del libro De arte dubitandi et confidendi, ignorandi et sciendi de
Sébastien Castellion, y más en concreto, de los capítulos xxxvi-xxxviii
del libro segundo, que en la primera edición parcial de Gouda (78-88)
llevan la rúbrica “De insitione”.86
Ya el grabado mismo con las cuatro viñetas que ilustran las sucesivas fases de la operación del injerto está copiado del dibujo original
con el que Castellion mismo quiso representar gráficamente la similitud entre el acto de injertar un retoño cultivado en un árbol silvestre
y el proceso de la justificación y santificación que acontece en el triple
estado del hombre: no renacido, renaciente y renacido.87
86. Sebastien Castellion, De arte dubitandi et confidendi, ignorandi et sciendi,
98-154 (libro ii, cap. vii-xxxix: 147-152; Leiden 1981: 98-154); Sebastien Castellion,
Tractatus de iustificatione. In quo, tum eam negantium, tum affirmantium rationes et
argumenta non minus Christiane quam intelligenter explicantur: ad veram peccatorum
mortificationem et Iustitiae vitam in fidelibus promovendam, en Sébastien Castellion,
Dialogi IV, Gouda, C. Tournay, 1613, paginación separada, 1-89 (78-88). Sabemos que
el manuscrito autógrafo del De arte dubitandi (hoy en la Gemeente Bibliotheek de
Rotterdam, n.º 505, 56-167) se encontraba por aquel entonces en Basilea, en manos
de los albaceas de Castellion, el ex-davidjorista Jean Bauhin y el zuingliano Johannes
Brandmüller, quienes eran sumamente reticentes en permitir el acceso a los manuscritos, aún a los seguidores más cercanos del saboyardo: cf. Guggisberg (1967: 190-199);
Rotondò (1974: 302-304 = 2008: ii, 503-505); Gilly (1998: 157-160). Pero anteriormente a la muerte de Castellion estos amigos habían copiado alguno de esos textos, que
posteriormente sirvieron a las ediciones póstumas entre 1578 y 1616. Entre los textos
copiados se encontraban evidentemente los capítulos 7-29 del libro segundo del De
arte dubitandi que contienen el tratado De iustificatione, del que Corro se sirvió para
confeccionar la Brevis dispositio. Otra copia manuscrita del De iustificatione, anterior
a 1581 (Briquet 1374/Piccard 33749) y procedente de la biblioteca de Charles Maurice
Le Tellier, arzobispo de Reims, se conserva en la BNF (ms. latín 3676, 37v-90v) junto a
otras piezas entonces aún inéditas de Castellion (Quinque impedimenta, Annotationes
in capitulum nonum ad Romanos, Contra libellum Calvini) y extractos del De trinitatis
erroribus y de la Restitutio Christianismi de Servet. No sabemos si Corro disponía de
una colección similar.
87. Anteriormente a la impresión, Corro dejó circular la Brevis dispositio, en latín y
con el dibujo, entre sus amigos más íntimos, como demuestra una copia manuscrita de
mano de Francesco Pucci, con fecha de “1573”, donde se deja un espacio en blanco para
el párrafo primero, aún por escribir, y sin la referencia al Dialogus theologicus, todavía
no impreso (Schaffhausen, StB., Ms. Scaph. 8, vol. IV, fasc. 7/15a): Biagioni (2001: 345349), Sozzini-Pucce (2010, xxxv-xxxvi); García Pinilla (2014: 71-72).
CAMUFLAR
Fig. 1: S. Castellion, De arte
dubitandi, 1563, autógrafo.
LA HEREJÍA
Fig. 2: S. Castellion, Tractatus
de iustificatione, Gouda 1613;
reproducido en Salvadori
(2009: 425).
Fig. 3: Copia de Francesco Pucci, “Finis 1573”,
Ms. Scaph. 8, vol. IV, fasc. 7/15a.
185
186
CARLOS GILLY
Fig. 4: Ilustración de A. del Corro para A breefe disposement of the Epistre (1575), anteriormente utilizada en la versión original latina de la Brevis
dispositio illius Epistolae ad Romanos (1574).
Y también el título mismo del cartel está formulado de acuerdo con
las conclusiones finales y la misma terminología utilizada por Castellion:
Brevis dispositio [...] explanata similitudine quam ipse Apostolus usurpat
ab arborum insitione, iustificatione,
eiusque individua comite santificatione, item de triplici hominis statu, irrenati, renascentis, & renati.
Ex hac similitudinis explicatione
universum iusticiae negocium licet
perspicere [...] Cum enim tria sint
hominum genera, videlicet irrenati,
renascentis et renati, hic omnia perspiciuntur (De arte dubitandi, 152, 1-5).
Corro comienza su exposición con dos párrafos de su propia cosecha,
donde presenta como mensaje primordial de las cartas paulinas, y en especial de la carta a los Romanos, la enseñanza de existir una única vía de
salvación abierta a todos los mortales, con la condición de que los hijos
de Adán se conviertan en hijos de Dios. Esa transformación se consigue,
prosigue Corro ahora en primera persona, “si, desgajados del cuerpo del
viejo Adán, somos injertados en Cristo, nuevo Adán, y si Cristo y su
espíritu, cual retoño, es injertado en nosotros, para que, echando raíces
sobre nuestras cabezas nos hagamos justos por su justicia y nos santifiquemos por el espíritu de santidad: de tal manera que, por la fuerza del
espíritu de Cristo, en quien estamos injertados, y agotados por sequía
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
187
los frutos de la carne, produzcamos frutos espirituales”. O lo que es lo
mismo, como Corro resume, esta vez con palabras de Castellion, al final
de esta Breve disposición, los hombres de injustos devienen justos y santos no por obra de su naturaleza, sino por obra de Dios (a quien Cristo
en algún pasaje llama agricultor), pero una vez justificados, disponen de
fuerzas y nervios suficientes para mantenerse por sus obras en la justicia
y crecer o no crecer en santidad. El público a quien Corro se dirige son
aquellos que prefieren hacerse justos y santos en vez de disputar acerca
de grados en la justificación y santidad.
En el párrafo segundo Corro aclara cómo el apóstol en su epístola
se refiere a dos tipos del acto de injertar. En el verso Rom. 11: 22,
aludiendo a la inserción de los paganos en el árbol del pueblo elegido,
el término “insitus, insertus” se aplica a lo que los agricultores llaman
“inoculatio” (injeridura), palabra tomada de Columela o más probablemente de las annotationes de Erasmo (LB VII, 624). En el verso
Rom. 6: 5, la frase clave es “insititii facti sumus”, término acuñado
por Erasmo, a quien siguieron Zuinglio, Calvino y Servet,88 pero que
Théodore de Bèze combatió con dureza. Bèze prefería la traducción
“plantati coaluimus” para evitar el término de injerto, ya que para él
la adherencia del creyente al árbol Cristo era fundamentalmente parasitaria, como la de los hongos, musgos y muérdagos adheridos al
tronco.89 Corro, pues, hace caso omiso de esta última interpretación,
aceptada sin más por los calvinistas posteriores, y pasa a transcribir el
verso paulino siguiendo literalmente, como era de esperar, la versión
de la Biblia latina de Castellion:
Si, inquit, eius mortis similitudine insititii facti sumus, etiam resurrectionis: illud scientes, veterem nostrum hominem simul esse crucifixum, ut
peccati corpus aboleatur, ne nos amplius peccato serviamus, etc.
Todo el texto que viene a continuación, es decir tanto los once párrafos de la descripción técnica del proceso de injertar como los once
88. Servet (2006: 1150 [1553: 500]): “Per baptismum, ut ad Romanos ait Paulus, nos
efficimur Christo “sýmfytoi”, inserti, insititii, et in eum transplantati, tanquam palmites in nova vite, idque substantialiter”.
89. Bèze (1559: 466-467). Véase también la crítica de Castellion (1562: 190-191) y la
respuesta de este: Bèze (1563: 116-117), junto al capítulo sobre “la dottrina dell’inesto”
en Salvadori (2009: 420-431).
188
CARLOS GILLY
párrafos en los que se explica teológicamente la semejanza paulina,
provienen literalmente o en modo de paráfrasis de los capítulos xxxvixxxviii del libro segundo del De arte dubitandi de Castellion. La única
diferencia consiste en el número de las diversas fases del injerto, que
tanto en las viñetas como en el texto de Castellion están señaladas con
las letras mayúsculas a b c d e f g h, mientras que Corro añade en su
texto tres letras suplementarias i k L, pero sin cambiar por esto el contenido del texto original.
Dado que esta semejanza tomada
del acto de injertar es muy apta,
tanto para explicar el secreto de la
justificación y de la santificación,
como también para mostrar el
método de esta importantísima
epístola, me ha parecido bien
poner ante los ojos mediante
cuadros de estos árboles el
sistema de injertar y adaptarlo
a la doctrina paulina con el fin
de que, si alguno está quizás un
tanto apartado de la agricultura,
por esta pintura pueda incluso
ver con claridad las partes de la
semejanza. Según el testimonio de
Columela y de otros más antiguos
que escribieron acerca del sistema
de cultivar el campo: en primer
lugar, se corta un tronco de árbol
silvestre; después, desgajadas las
ramas, se injertan en el tronco
los retoños tomados de un árbol
domesticado. Cuando estos echan
raíces, se hacen grandes como el
árbol. Y de un tronco silvestre
y de unos retoños cultivados se
hace un solo árbol, ciertamente no
silvestre, sino cultivado, el cual,
transmite a su vez el alimento
silvestre extraído desde las raíces
silvestres, a través asimismo del
tronco silvestre hasta las ramas
cultivadas y, suavizado en éstas
por la fuerza de las propias ramas,
produce un fruto dulce. Sin
embargo, el fruto no tiene que ver
con la naturaleza del tronco, sino
con la de las ramas.
Quia haec ab insitione desumpta
similitudo aptissima est, cum
ad explicandum iustificationis
et sanctificationis arcanum [...],
libuit harum arborum picturis
inserendi rationem ob oculos
ponere [...] ut si quis est forte ab
agricultura remotior, vel ex hac
pictura perspiciat [...]
Teste Columella, aliisque
vetustioribus, qui de agri
colendi ratione scripserunt,
insitio fit hoc modo: Primo,
exsecatur sylvestris arboris
truncus: Deinde abiectis ramis,
in truncum inseruntur sumpti
ex arbore mansueta surculi,
qui ubi coaluerint arborescunt.
Fitque ex sylvestri trunco,
cicuribusque surculis arbor una,
non quidem sylvestris sed cicur,
quae sylvestre alimentum a
sylvestribus radicibus haustum,
per sylvestrem item truncum
sursum transmittit in ramos
cicures, ibique ramorum vi
cicuratum, parit fructum
cicurem. Fructus autem non
refert naturam trunci, sed
ramorum.
Quoniam autem superius facta
est insitionis mentio, et ea
similitudo ad explicandum
iustificationis negotium est
aptissima, libet [...] ob oculos
depingam, ut si quis forte est
ab agricultura remotior vel
ex pictura percipiat (De arte
dubitandi 147, 1-2, 17-18)
Itaque nos hic similitudinem
ducemus a vulgari et usitata
inserendi consuetudine quae
sic habet. Exsecatur sylvestris
arboris truncus, abiectisque
ramis in truncum inseruntur
sumpti ex arbore mansueta
surculi, qui ubi coaluerunt
arborescunt, fitque ex sylvestri
trunco cicuribusque surculis
arbor una, non sylvestris sed
cicur, quae sylvestre alimentum
a sylvestribus radicibus haustum
per sylvestrem item truncum
sursum transmittit in ramos
cicures ibique ramorum vi
cicuratum parit fructum cicurem.
Ramorum enim non trunci
naturam refert fructus. Arborem
hic quinque figuris quo universa
inserendi ratio ponatur ob oculos
depingam [...] (De arte, 147,
9-17)
A. Árbol silvestre en el que ha de
hacerse el injerto.
B. Tronco del mismo árbol
cortado en el que ha de hacerse
el injerto.
A. Arbor est sylvestris,
inserenda.
B. eiusdem arboris truncatae
caudex inserendus.
A. Arbor est sylvestris,
inserenda.
b. truncata caudex inserendus.
CAMUFLAR
C. Ramas silvestres cortadas y
arrojadas al suelo para que se
vayan secando.
D. Tronco cortado y dispuesto
para el injerto.
E. Las varitas han sido cortadas
de otro sitio, a saber, de un árbol
cultivado e injertadas en este silvestre.
F. Es el mismo árbol, pero
adornado de ramitas arraigadas y
que han conseguido incremento;
el árbol consta de dos partes
diferenciadas.
G. Es la parte inferior de este
árbol silvestre, o sea, toda la que
está por debajo de aquel sitio en
que se hizo el injerto.
H. Es la fisura o el sitio del corte,
en el que el árbol fue injertado.
189
LA HEREJÍA
C. Rami sylvestres execti, et
humi ad arescendum proiecti.
c. Rami execti et humi ad
arescendum proiecti.
D. Truncus abcissus et insitioni
aptatus.
E. Calami sunt aliunde decerpti,
nempe ex arbore cicure, et in
hanc sylvestrem insiti.
F. Eadem est arbor, sed ornata
calamis inolitis, et incrementum
adeptis, quae constat duabus
dissimilibus partibus.
d. Caudex insitus, cuius calami
sunt
e. aliunde videlicet ex arbore
cicure decerpti et in hanc insiti.
G. Inferior pars est huius arboris
sylvestris, quantum scilicet est
infra eum locum in quo insita
fuit.
H. Fissura est seu locus
abcissionis, in quo arbor insita
fuit.
I. Es la parte superior del árbol
I. Superior pars est arboris
cultivado injertada en el silvestre. cicuris sylvestri insita. Verum
Con todo y con eso, este
enimvero tota haec arbor
árbol, aunque consta de partes
quamvis ex partibus dissimilibus,
diferenciadas, se llama cultivado a cicur appellatur propter
causa de la parte superior, la cual partem superiorem, quae fert
da fruto y además dulce. Pero hay fructum, eumque cicurem.
que advertir que en el árbol en
Est autem animadvertendum
que se ha hecho el injerto, antes
solere insita arbore antequam
de que o bien hayan nacido los
surculi vel inoleuerint, vel
retoños, o bien los ya nacidos
inoliti adoleuerint, a radice
hayan tomado cuerpo, suelen
aut trunco pullulare stolones
extenderse desde la raíz o desde
sylvestres (quippe ex trunco
el tronco brotes silvestres (puesto sylvestri) qui nisi decerpantur,
que proceden de tronco silvestre), ita succum arboris exhauriunt
los cuales, si no se cortan, chupan et absumunt, ut eo alimento
y absorben el jugo del árbol de tal privata pars superior languescat.
manera, que languidece la parte
Nonnunquam et moriatur, et
superior al resultar privada de ese ita iterum sylvescat arbor. Sed
alimento, y algunas veces muere
postquam adoleuit insita arbor,
y se asilvestra así de nuevo el
ita fertur in partem superiorem
árbol. Pero una vez que ese árbol tota vis humoris, ut deinceps
injertado ha tomado cuerpo, la
raro pullulent stolones[...]
fuerza toda de su humedad se
traslada a la parte superior de
tal manera, que raramente se
extienden después los brotes.
K. Los brotes están verdes y K. Stolones sunt virides et erecti.
erectos.
L. Los brotes están partidos y L. Stolones sunt fracti ac
medio muertos. Esta es la forma semimortui. Haec est insitionis
y naturaleza del injerto y de los et insitarum arborum ratio
árboles injertados, más ingenioso atque natura, qua nihil invenit
que la cual no hay nada más a agricultura solertius, et qua
propósito para explicar todo el nihil est ad totum iustificationis
secreto de la justificación y de negotium explicandum
la santificación: y de ello trata accommodatius, de quibus
el Apóstol principalmente en la potissimum Apostolus [...]
primera parte de su epístola hasta
el final del capítulo 8.
f. Eadem arbor inolitis et
incrementum adeptis calamis.
Constat autem haec arbor ex
duabus dissimilibus partibus,
videlicet ex inferiore sylvestri g,
quantum scilicet est infra eum
locum in quo insita fuit
signatum litera h,
et [ex] superiore cicure signata
litera i.
Sed tota cicur appellatur propter
partem superiorem quae sola fert
fructum eumque cicurem.
Est autem animaduertendum
solere in insita arbore antequam
surculi vel inoleuerunt, vel
inoliti adoleuerunt, a radice
aut trunco pullulare stolones
sylvestres (quippe ex trunco
sylvestri) qui nisi decerpantur,
ita succum arboris exhauriant
et absumant, ut eo alimento
privata pars superior languescat,
nonnunquam et moriatur, atque
ita iterum sylvescat arbor. Sed
postquam adoleuit insita arbor,
ita fertur in partem superiorem
tota vis humoris, ut deinceps
rarissime si tamen unquam
pullulent stolones. (De arte, 148,
19-34).
Haec est insitionis et insitarum
arborum ratio atque natura
qua nihil invenit agricultura
solertius, et qua nihil est ad
totum iustificationis negotium
explicandum
accommodatius.
(De arte, 149, 48-51).
190
CARLOS GILLY
A esta parte técnico-agrícola Corro hace seguir la aplicación teológica y moral de la semejanza del proceso de injeridura y del proceso
de la justificación en el creyente y su consecuente progreso en la fe
y buenas obras, adaptándose en la mayor medida posible al orden y
lenguaje utilizados por Castellion:
Aplicación de la semejanza
A. Que los hombres, si carecen
de renacimiento y de enseñanza
divina, son como silvestres, esto
es, perversos, no solo lo indica
la realidad, sino que además lo
demuestra el Apóstol [...]
B. La perversidad se elimina
cuando Dios, consumado
agricultor e injertador [...]
Pero este corte o mutilación
del árbol silvestre se llama
en la Sagrada Escritura, unas
veces circuncisión del corazón
(antiguamente representada en
la circuncisión del cuerpo), otras
veces eliminación del hombre
viejo, otras veces crucifixión
o aniquilamiento de la carne u
otras formas, si es que existen, de
este genero de expresión [...]
C. Así como las ramas desgajadas
del árbol en que se ha de hacer el
injerto son arrojadas al suelo [...]
D. Entretanto permanece el
tronco o fuste [...]
E. Tras el corte de la perversidad,
viene una especie de virtud (a
la cual los autores sagrados
llaman justicia, la cual tiene
por compañera inseparable la
santificación, dada a nosotros
por beneficio de Cristo), [...] sino
que además aprenden el bien y
abrazan la verdadera piedad. Y
esto se hace por una especie de
fuerza y naturaleza divina y santa
que es injertada en el hombre así
mutilado y despojado como un
retoño cultivado se injerta en el
tronco del árbol silvestre. Esta
fuerza o naturaleza es llamada
por el Apóstol Espíritu de
Cristo [...] sino también, una vez
que ha echado raíces el retoño
injertado, en lugar de frutos
silvestres de vicios, produzcan
frutos dulces de virtudes. Esa
transformación por la que el
hombre por la justicia de Cristo
se hace de injusto justo, como
Similitudinis applicatio
A. Homines si renascentia
divinaque disciplina careant, esse
quasi sylvestres, hoc est vitiosos,
et res indicat, et Apostolus [...]
Similitudo
Homines si divina disciplina
careant esse quasi sylvestres, hoc
est vitiosos, res indicat. (De arte,
150, 48-51).
B. Vitiositas tollitur, cum Deus
summus agricola et insitor
[...] Haec autem sylvestris
arboris exectio sive mutilatio
in sacris literis modo vocatur
cordis circumcisio (olim
in circumcisione corporis
adumbrata) modo veteris
hominis exutio, modo carnis
crucifixio, sive interfectio, et si
quae sunt aliae [...]
Tollitur haec vitiositas, dum
dediscunt malum; haec est quasi
sylvestris arboris exectio sive
mutilatio. In sacris literis vocatur
modo cordis circumcisio, olim
in corporis circumcisione
adumbrata, modo veteris
hominis, hoc est vitiositatis
exutio, modo carnis crucifixio
sive interfectio, et si quae aliae
sunt huius generis loquendi
formae. (De arte, 150, 2-6).
C. Uti abcissi rami inserenda
arboris humi [...]
D. Manet interea truncus seu
caudex [...]
E. Abcissae vitiositate virtus
quaedam divina succedit, quam
sacri Autores iustitiam vocant,
Christi beneficio nobis donatam
[...] verum etiam discunt bonum,
veramque pietatem [...] id quod
fit divina et sancta quadam vi
atque natura, quae in hominem
sic vitiis mutilatum et exutum
tanquam cicur quidam surculus,
in truncatae sylvestris arboris
caudicem inseritur. Haec
vis sive natura ab Apostolo
vocatur Christi spiritus [...]
etiam postquam surculus
insertus coaluit, pro sylvestribus
vitiorum, cicures virtutum
fructus aedat. Ipsa mutatio, qua
homo ex iniusto iustus, Christi
iustitia tanquam ex arbore
sylvestri cicur efficitur, vocari
solet a Paulo Apostolo modo
iustificatio, modo novi hominis
indutio, modo cum Christo
resurrectio. Ipse deinde iusticiae
Huic vitiositati succedit virtus
quam sacri authores vocant
iusticiam, dum discunt bonum:
id quod fit divina et sancta
quadam vi atque natura, quae
in hominem sic vitiis mutilatum
atque exutum tanquam cicur
quidam surculus in truncatae
sylvestris arboris caudicem
inseritur.
Haec vis sive natura in sacris
literis solet appellari spiritus
qui in hominem ita inseritur
ut postquam coaluit pro
sylvestribus vitiorum cicures
virtutum fructus aedat. Ipsa
autem mutatio qua homo ex
iniusto iustus tanquam ex arbore
sylvestri cicur efficitur, vocari
solet a Paulo modo iustificatio,
modo novi hominis indutio,
modo cum Christo resurrectio.
Ipse deinde iusticiae habitus qui
mutationem hanc consequitur,
CAMUFLAR
del árbol silvestre cultivado,
suele ser llamada por Pablo,
unas veces justificación, otras
veces vestimenta de hombre
nuevo, otras veces resurrección
con Cristo. Después ese estado
de justicia que se alcanza tras
aquella como consecuencia,
se llama también justicia, vida
nueva, hombre nuevo, estado de
santificación, criatura nueva, que
es como una naturaleza nueva
y cultivada de árbol injertado,
como manifiestamente aparece
[...] Igualmente, así como un
árbol recién injertado no prende
tan fácilmente, y además,
cuando ha prendido pero
todavía no ha tomado cuerpo,
engendra muchas veces brotes
desde el tronco que deben ser
amputados por el cuidado de
los agricultores, y la causa de
tales brotes es porque las ramas
cultivadas, que nacen de los
silvestres, son aún demasiado
pequeñas como para que puedan
admitir la humedad de todo el
tronco, así sucede con el espíritu,
pues la reciente parte inferior
del hombre renacido tiene aún
tan grandes fuerzas, que por
ella pueden ser consumidas al
momento en perjuicio de la
superior, que es el hombre nuevo
y todavía niño tierno. De aquí
resulta que inmediatamente
salen con ímpetu como brotes
ciertos afectos carnales que, si
no son reprimidos, van poco
a poco desarrollándose de tal
manera, que el hombre nuevo se
debilita y solo le falta morirse.
Por eso gime Pablo en esta
lucha espiritual y pide no sin
exclamación ser liberado de
este cuerpo de muerte, cap. 7.
El modelo de este conflicto
espiritual lo representan los
brotes, en parte erectos y en
parte partidos, señalados con
K y L.
F. La última figura muestra el
estado del hombre justificado
y que ha recibido el don del
Espíritu de santidad. Y así como
un árbol injertado, aunque en un
tronco silvestre, no se llama, sin
embargo, silvestre a cuenta de la
parte inferior, sino cultivado y
fructuoso a cuenta de la superior,
LA HEREJÍA
191
habitus qui immutationem hanc
consequitur, vocatur etiam
iusticia, nova vita, novus homo,
sanctificationis status, nova
creatura, quae est quasi insitae
arboris nova cicurque natura, ut
manifeste apparet [...].
vocatur iusticia, nova vita, novus
homo, nova creatura, quae
est quasi insitae arboris nova
cicurque natura (De arte, 150,
7-18).
Item sicut recens insita arbor
non ita facile comprehendit,
eademque postquam
comprehendit, sed nondum
adolevit, plerumque a caudice
stolones gignit, qui cura
coërcendi sunt agricolarum,
quorum stolonum causa
est, quod rami cicures qui
sylvestribus succrescunt, adhuc
minores sunt, quam ut totius
caudicis humorem possint
admittere; ita fit in spiritu;
nam recens renati hominis pars
inferior tantas adhuc habet
vires, ut eae in superiorem, qui
novus homo et adhuc tener
et infans est, vix totae possint
absumi. Hinc fit ut subinde
erumpant tanquam stolones,
quidam affectus carnales, qui
nisi coërceantur, sic paulatim
conualescunt, ut novus homo
relanguescat, ac tantum non
moriatur [...]
Item sicut recens insita arbor
non ita facile comprehendit,
eademque postquam
comprehendit, sed nondum
adolevit, plerumque a caudice
stolones gignit, qui cura
coercendi sunt agricolarum,
quorum stolonum causa
est, quod rami cicures qui
sylvestribus succressere adhuc
minores sunt, quam ut totius
caudicis humorem possint
admittere: ita fit et in spiritu.
Nam recens renati hominis pars
inferior tantas adhuc habet vires,
ut eae in superiorem, qui novus
homo et adhuc tener et infans
est, vix totae possint absumi.
Hinc fit ut subinde erumpant
tanquam stolones quidam
affectus carnales, qui nisi
coerceantur, paulatim sic
convalescunt, ut novus homo
relanguescat, et nisi continentur
affectus illos coercens tandem
etiam moriatur (De arte, 150151, 26-37).
F. Ultima figura ostendit
statum hominis iustificati et
sanctificationis spiritu donati.
Utque insita arbor, licet caudici
sylvestri, tamen non sylvestris ab
inferiore, sed cicur a superiore
fructuosaque, parte nuncupatur:
ita iustificatus et sanctificatus
homo, licet humana in eo sit
Utque insita arbor, licet caudice
sylvestri, tamen non sylvestris ab
inferiore et iam infructuosa, sed
cicur a superiore fructuosaque
parte nuncupatur: Ita sic
iustificatus homo, licet humana
192
CARLOS GILLY
así al hombre justificado y
santificado, si bien él tiene
naturaleza humana, no se le
llama carnal, sino espiritual, por
el Espíritu que da fruto en él y
conforme al que él mismo vive.
natura, non tamen carnalis, sed
a spiritu, qui fructum in eo fert,
et secundum quem ipse vivit,
spiritualis appellatur [...]
G. La parte inferior de este
árbol era silvestre, pero,
vuelta cultivada por el poder y
beneficio de Cristo, da frutos
dulces [...] Pues la ley del
Espíritu de vida en Jesucristo los
libra de la ley del pecado y de la
muerte, cap. 8.
H.
I. La parte superior injertada en
el árbol silvestre es la eficacia
y el Espíritu de Jesucristo [...]
atrae con su fuerza el jugo del
tronco injertado hasta el retoño
superior, esto es, hasta el hombre
nuevo [...]
K. [...] Pues mientras están
erectos y vigorosos los brotes
de las malas obras, el retoño
injertado es privado del jugo que
debía recibir desde la raíz y hay
un grandísimo peligro inminente
de que, a causa de excesiva
multitud de brotes e inútiles
fructificaciones surgidas de la
raíz o del tronco, se asilvestre
otra vez el árbol.
[...] Por otra parte, así como al
árbol lo injerta no la naturaleza,
sino el arte de los agricultores,
así al hombre lo hace de injusto
justo y santo no la naturaleza,
sino la sabiduría de Dios (a quien
Cristo en algún pasaje llama
agricultor). [...]
Los restantes capítulos de esta
epístola contienen advertencias y
exhortaciones para el cultivo de
la piedad. Porque es conveniente
que, así como, antes de que
se nos concediera el don de la
justicia y recibiésemos el Espíritu
de la santificación, ofrecimos
a la impureza y a la maldad
nuestros miembros al servicio de
la maldad, así ahora, renacidos,
ofrezcamos nuestros miembros
al servicio de la santidad, lo
que es igual que si, trasladando
la semejanza con el injerto,
dijéramos: así como el árbol
antes del injerto consumió sus
energías en los frutos agrestes y
luego, tras el injerto, las consume
G. [...] Nam lex spiritus vitalis
in Iesu Christo liberat eos a lege
peccati et mortis (Rom. 8:2).
in eo natura, quae caro vocatur,
remunerat, tamen non ab ea
natura, quae iam infructuosa
est, carnalis, sed a spiritu, qui
fructum in eo fert et secundum
quem ipse vivit, spiritualis
appellatur (De arte, 150, 21-26).
Nam lex spiritus vitalis in Iesu
Christo liberat eos a lege peccati
et mortis. (Rom. 8:2, versio
Castellionis).
I. [...] sua vi attrahit succum
insiti caudicis, ad superiorem
surculum, id est, novum
hominem [...]
et cicurum, hoc est superiorum,
qui caudicis succum omnem ad
se conantur allicere, ut cicures
fructus aedant. (De arte, 152,
13-14).
K. [...] periculumque ingens
imminet, ne nimiam stolonum
inutiliumque fructificationem
multitudine ex radice vel ex
trunco orta, arbor iterum
sylvescat
L.
Est autem animaduertendum
[...] a radice aut trunco pullulare
stolones sylvestres [...] atque ita
iterum sylvescat arbor. (De arte,
148, 31-32).
Iam quemadmodum arborem
non natura, sed ars inserit
agricolarum: ita hominem non
natura, sed Dei (quem agricolam
Christus alicubi vocat) sapientia,
ex iniusto iustum et sanctum
facit.
Iam quemadmodum arborem
non natura, sed ars inserit
agricolarum, ita hominem non
natura, sed dei (quem agricolam
Christus alicubi vocat) sapientia
ex iniusto iustum facit. (De arte,
150, 18-20).
Reliqua huius Epistolae capita
Paraneses continetur [...] ut
quemadmodum membra
nostra impuritati et sceleri
serva praebuimus ad scelus,
antequam donaremur iustitia,
et sanctificationis spiritum
acciperemus. Ita nunc renati,
membra nostra serva praebeamus
ad sanctimoniam; quod perinde
est, ac si translata ad insitionem
similitudine, dicas: ut arbor
ante insitionem vires suas
insumpsit in fructus agrestes,
eademque post insitionem,
easdem insumit in cicures. Sic
homo, ut antequam Christianus
factus est vires suas insumpsit
in impuritatem et scelera, ita
[...] Ut enim vestra membra
impuritati ac sceleri serva
praebuistis ad scelus, ita
nunc quoque membra vestra
serva praebete iusticiae ad
sanctimoniam. Quod perinde
est ac si translata ad insitionem
similitudine dicas: Ut arbor ante
insitionem vires suas insumpsit
in fructus agrestes, eademque
post insitionem easdem
insumit in cicures. Sic homo ut
antequam Christianus factus
est ‘omnes’ vires suas insumpsit
in opera iniusticiae, sic easdem
Christianus factus [est vires suas]
insumit in opera iusticiae. (De
arte, 151, 50-57).
CAMUFLAR
en los dulces, así el hombre,
del mismo modo que antes de
hacerse cristiano consumió sus
fuerzas en la impureza y en las
maldades, así, hecho cristiano,
debe emplear toda su fuerza y
energías en las obras de piedad
y justicia.
(Traducción de Francisco Ruiz
de Pablos).
LA
LA HEREJÍA
193
Christianus effectus, vires suas
et nervos intendere debet in
operibus pietatis et iustitiae.
LUCHA POR LA TOLERANCIA RELIGIOSA
Como el lector ha podido comprobar, Corro no solo ha utilizado
el texto y las formulaciones de Castellion para exponer su propia doctrina, sino que había asumido ya anteriormente las líneas generales de
la doctrina del saboyardo de manera tan plena y tan cabal que se convirtió en uno de sus mayores propagandistas. Y esto, sin nombrarlo
siquiera una vez, pues ni en los textos impresos de Corro, ni tampoco
en sus textos manuscritos que han llegado hasta nosotros, se cita el
nombre de Castellion, salvo en una sola ocasión. Se trata de la carta
escrita al conde Henry de Huntingdon el 18 de enero de 1571.
Corro expone a Huntingdon cómo después de varios años de acoso
continuo y de numerosas defensas y apologías, sin otro resultado que
su marginación completa por parte de las iglesias de extranjeros de Londres, él se había percatado de la completa inutilidad de una discusión
razonable con sus dogmáticos contradictores, por lo que pasó al contraataque, utilizando sin reparo alguno esta y otras estrategias, sea para
defender su pensamiento teológico en un ambiente mayoritariamente
hostil, sea para poner en evidencia las incongruencias y hasta la ignorancia teológica de sus adversarios, de quienes llega a decir “quilz ont
usé de cruauté et tyrannie plus grande envers moy que n’est celle des Inquisiteurs d’Espagne”.90 Y como ejemplo de esta estrategia, Corro narra
a Huntigdon, cómo él había aceptado algunos meses atrás someterse al
arbitraje del consistorio de la iglesia francesa de Londres, pero que este
resultó viciado ya de antemano por los prejuicios de sus antagonistas:
90. En los Acta Consistorii Ecclesiae Londino Gallicae, cum Responso Antonii Corrani, s.l., 1571, B2r, Corro habla “de hac iniquitate ac tyrannide, ad hodiernum usque
diem nusquam usurpata, nec ad ipsum quidem tribunal Inquisitorum Hispanorum,
quos isti omnium crudelissimos iudicant”.
194
CARLOS GILLY
Pero mira por donde, lo que debía ser una conversación amistosa se tornó en sofística disputa y trifulca más que enervante. Viendo cómo se desarrollaba la cosa, reacio y casi contra mi voluntad, comencé a discutir
con quienes me empujaron a esa arena con sus falacias y blandos ardides.
Los cuales, a guisa de excusa honorable, me dijeron que el consistorio
de predicadores me consideraba sospechoso en tres capítulos de nuestra
religión, es a saber, en lo referente a la predestinación, el libre albedrío
y la justificación por la fe sola y que, por tanto, ellos consideraban muy
importante que yo les comunicara mi opinión al respecto en un breve escrito. Accedí de nuevo a su propósito y, en llegando a casa, encontré unos
papeles, otrora destinados al obispo de Londres [Edwyn Sandys] en los
que precisamente había copiado al pie de la letra el texto de esos tres artículos de un libro titulado Confessio Helveticarum Ecclesiarum etc. No
introduje ningún otro cambio sino remplazar el plural por el singular,
escribiendo “esto creo de la predestinación eterna de Dios”, “esto siento
del libre albedrío del hombre”, “esto confieso de la justificación de los
píos por la fe sola etc.”. Añadí además una interpretación de la sentencia
paulina “a Jacob amé y a Esaú aborrecí” (Rom. 9, 13), copiada también al
pie de la letra de un Commentario de Nils Hemmingen, varón piadoso y
doctísimo, pues también sobre este punto giraba la controversia. Sin embargo, apenas los cándidos censores echaron un ojo a esas páginas escritas
de mi propio puño y letra calificaron el texto sobre la predestinación de
producto de mis alucinaciones, los artículos sobre el libre albedrío y la
justificación dijeron derivarse de la escuela de Melanchthon, por lo que no
podían estar del todo de acuerdo con ellos; mientras que la interpretación
de Hemmingen acordaron de atribuírsela a Sébastien Castellion, a quien
llamaban impurisímo hereje, a la vez que a mí me acusaron de impudencia, por haberles dado a leer lo escrito por ese bribón.91
Es probable que, a propósito de las hojas presentadas con el texto de
Hemmingsen sobre la predestinación, Corro esté diciendo la verdad,
y que haya copiado efectivamente esos papeles del correspondiente
pasaje en el Commentarius in Epistolam Pauli ad Romanos (Leipzig,
1562) del moderado melanchthoniano danés para desorientar a sus
91. Hessels (1897: 129-133, cit. 131); García Pinilla (2014: 69-71). Hay que notar
que el cabecilla de los censores de Londres, Jean Cousin, logró hacerse con una copia de
esta carta, apostillando en ella cuanto le plugo, acusándole de no pertenecer a ninguna
iglesia (“cum tamen nullius sit ecclesiae”), pero dejó sin comentar el quid pro quo entre
Hemmingsen y Castellion: Hessels (1897: 133-136).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
195
censores.92 Pero lo que Corro finalmente ha escrito en el Dialogus
theologicus sobre ese paso bíblico “Iacobum amavi, Esaum vero odio
habui” (Rom. 9: 10-13) no proviene del comentario de Hemmingsen,
sino —como hemos visto arriba— exclusivamente de la Biblia sacra
de Castellion y de su Annotatio in caput nonum ad Romanos. Y para
que nadie dudase de esto, Corro mismo, quien en casi todas sus citas
de la Biblia según la versión de Castellion cambiaba regularmente el
término pagano “Iova”, por el más bíblico “Iehova”, ha conservado
aquí, en el mismo párrafo dos veces, la forma clasicista adoptada por
Castellion: “Iovam precibus orasse” “idcirco ad Iovae oraculum”.93
En la misma carta arriba citada a Huntingdon, Corro se refiere a
otra acusación de sus adversarios, quienes pretendían endosarle la autoría de un libro publicado bajo el nombre de Johannes Brenz quince
años atrás, es decir, en el tiempo en que Corro todavía se encontraba
en el convento de San Isidro en Sevilla.
Quomodo etiam isti fidam, qui ante biennium me fecit autorem libri, qui
ante quindecim annos Brentii nomine fuit excusus?94
Se trata —como Corro aclara en su Respuesta del 24 de agosto de
1569 a los ministros y ancianos de la iglesia francesa de Londres, incluida después en los Acta Consistorii— de un libro que había aparecido bajo el nombre de Brenz, y del cual se habrían extraído y copiado
a mano diversos argumentos, formando así un breve cuaderno que se
habría mostrado a muchas personas, pero dejando correr el rumor de
que este libro había sido editado por Corro, pues estaba compilado y
repleto de sus opiniones.95
92. Uso aquí la edición de Hemmingsen (1586: 97-98).
93. Dialogus theologicus, 57r.
94. Hessels (1897: 130; Boehmer (1904: 53).
95. Acta Consistorii, B1v: Boehmer (1904: 87): “Inter querimonias meas ea vero
omnium gravissima et justissima videri debet quod ex quodam Brentii libro collecta
sunt pleraque argumenta, eorumque brevia et manu descripta exemplaria multis ostensa, et sparsus rumor eum librum esse a me editum, meis opinionibus consarcinatum et
completum. Quae injuria ut inaudita est, ita haud scio an ullo modo sarciri queat et sine
gravi querimonia praeterire debeat”.
196
CARLOS GILLY
Todo apunta al hecho de que el presunto libro de Brenz en cuestión, no era otro sino el famosísimo De Haereticis an sint persequendi et omnino quomodo sit cum illis agendis, escrito y compilado por
Sébastien Castellion en latín en 1554, traducido al alemán y al francés
uno o dos años después, donde el nombre de Johannes Brenz aparece
ya en la misma portada (Luteri et Brentii, aliorumque multorum [...]
sententiae; Lutheri unnd Johann Brentii, auch anderer [...] meinung
unnd bericht) o en la contraportada (La sentence de Jean Brence).96
Pese a sus airadas protestas, parece que Corro estuvo fuertemente implicado en la difusión más o menos clandestina de este incunable de
la tolerancia religiosa, como antes lo había hecho su maestro y amigo
Casiodoro de Reina. También a este se acusó de poseer un libro impreso cuyo tema era “qu’on ne debuoit point brusler les heretiques”;
y de haber escrito una carta nada menos que a Sébastien Castellion
(“qu’il a escript vne letre a Castalio le suscript de laquelle estoit ‘Docto et pio viro Sebastiano Castalioni’ [...] laquelle Cassiodore envoyoit
de Geneue”).97
Sobre la utilización por ambos exiliados españoles de este y otros
libros de Castellion durante la redacción de las Sanctae Inquisitionis Hispanicae artes detectae et palam traductae (Heidelberg, 1567)
remito a otros estudios y sobre todo a la edición crítica con nueva
versión española de próxima aparición.98 Ahora urge más volver a
los escritos de Corro, y en concreto a la sección política de su arriba
estudiada Lettre envoyée a la Maiesté du Roy des Espaignes de 1567,
96. Los escritos de Castellion en protesta contra la quema de Servet y la persecución de los herejes son los siguientes: De haereticis an sint persequendi, Magdeburg,
Rausch [Basilea, Oporinus], 1554; Contra Libellum Calvini, s.l., 1612 (escrito en 1554
en respuesta a la Defensio orthodoxae fidei contra errores Serveti de Calvino de 1554);
De haereticis non puniendis / De l’impunité des héretiques, Genève, Droz, 1971 (escrito
en 1555 como respuesta al libro de Bèze, De haereticis a civili magistratu puniendis
adversus Martini Bellii farraginem, de 1554), cf. Guggisberg (1997: 107-133); Salvadori
(2009: 59-83) y (2013: 371-373); Plath (2014: 107-115, 156-174, 226-239, 252-283). La
primerísima toma de posición de Castellion, incluida la fórmula originaria de su célebre
frase (“hominem occidere non est doctrinam tueri sed hominem occidere”) se encuentra ya en una annotatio añadida a su Biblia sacra de marzo 1554 (Corint II, 10: 4): “Si
quis a nobis vinci non potest, haereticus appellatur, et interficitur: hoc vero non est
haereticum vincere, sed hominem occidere”.
97. Kinder (1975: 19, 82-83, 101-102); Gilly (2004: 336).
98. Gilly (1985a: 378-380, 383-384) y (2005: 344-345); García Pinilla (1995: 199226), (2008: 595-607) y (2008a: 187-209).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
197
donde Corro adapta a la situación de los Países Bajos argumentos
tomados no solo del De haereticis an sint persequendi, sino también y
preferentemente del Conseil à la France désolée, que Castellion había
publicado anónimamente en Basilea en 1562, como enérgica crítica a
las guerras de religión en Francia, llamamiento a la tolerancia y convivencia entre católicos y hugonotes, mediante un principal remedio:
“qui est d’appointer et laisser les deux religions libres”.99
Corro se inspira, por ejemplo, en un pasaje de uno de los colaboradores del De haereticis, Georgius Kleinberg, que primero se identificaba con David Joris, pero que ahora se considera un pseudónimo más
de Castellion:
Despuis trente ans en ça, plus de
trente mille personnes ont esté en
ce vostre pays bas, ou meurtries,
ou bruslées, ou enterrées en vie, ou
noyées en l’eauë à pleines navires,
sans que iamais homme ne femme de
ceux qui ont esté si inhumeinement
executez, ayent proferé un seul mot
tendant n’à sedition, n’à rebellion
contre le Magistrat, n’à soubhaiter de
vengeance particuliere. (Corro, Lettre
a la Maiesté, 1567, M1v).
Ie ne parleray pas beaucoup de la
basse Alemaigne, en laquelle ont esté
iettez en l’eaue, et noyez tant de gens,
et non pas un à un, ne deux à deux,
non, mais cent à la fois, voire mille, et
finablement des navires toutes pleines.
Et n’ose dire [...] que plus de trente
mille, en trente ans ou environ, par le
commandement d’un seul homme ont
esté occis par la Religion.
(Castellion, Traicté des heretiques,
Rouen, Freneau, 1554, 100).
Pero sobre todo Corro se ha servido del Conseil à la France desolée, tanto en el desarrollo y ampliación de argumentos como en fórmulas y expresiones, apropiándose muchas veces hasta de la lengua
misma de Castellion:
99. Castellion (1562: 56); Castellion (1967: 52). Fundamental sobre este escrito Guggisberg (1997: 208-219).
198
CARLOS GILLY
Les fruicts de contrainte des
consciences. Or considerons maintenant le fruict qui s’ensuit de vostre
contreinte [...].
Premierement si ceux que vous
contraignés sont forts et constans, et
ayment mieux mourir que de blecer
leurs conciences [...] (p. 42).
Secondement, s’ils sont si foibles
qu’ils ayment mieux se dedire et blecer leurs conciences, que d’endurer
vos tormens et geines importables,
Vous faites perir luers ames, quis est
encore pis [...].
vous estes cause que le sainct nom et
la saincte et benigne doctrine de Iesu
Christ est blamée et blasphemé parmi
nacions estranges, comme les Iuifs et
Turcs, lesquels voyan telles guerres et
carnages entre les Chrestiens, pensent
qu’il tienne a la doctrine, et pour cela
la vituperent, et s’en desgoustent iournellement tant plus (p. 44).
(Castellion, Conseil à la France, ed.
Valkhoff, 43-44).100
Mais je vous souplie tres humblement
Sire, de considerer quelz fruitz spirituelz et corporelz pourra apporter à
vostre Royaume et domination, l’execution d’un conseil tant cruel que cestuy ci. Car premierement si vos subietz
du pais bas, estans contraints à recevoir la religion du Pape, sont fors et
constans, aimans mieux d’estre saccagez, meurtris et bruslez, que de blesser
leurs consciences [...]
Secondement, si vos subiectz, persecutez, Sire, sont foibles, infirmes et
inconstans, et qu’ilz aiment mieux
se desdire et quitter leur religion et
creance, blessans leur consciences en
un tel reniennent, plustost que d’endurer les cruels emprisonnements, tormens inhumains, et gehennes insupportables des Inquisiteurs, alors vous
seriez cause, Sire, de la damnation et
perdition de tant d’ames, laquelle faulte
seroit pire que la premiere [...]. Telles
manieres sont cause que le saint nom et
tressacrée doctrine de nostre souverain
Iesus Christ, toute plaine de begninité
et de douceur, soit blasmée et vituperée parmy les nations barbares, comme
sont les Iuifz, Turcqz, et Indiens, lesquels voians telles guerres et carnages à
cause de leur doctrine, ils la vituperent
et mesprisent, et de là prennent occasion de ne vouloir iamais penser de se
ioindre à icelle.
(Corro, Lettre à la Maiesté, K4-K5r).
100
Otros y similares préstamos se encuentran repartidos a lo largo de
esta Carta al Rey Felipe II, junto a préstamos tomados de otros “panfletos” del tiempo, como el Brief discours del calvinista François du Jon.101
100. Otros préstamos del Conseil à la France, 43, 44, 42, 54, etc. en Corro (1567a:
K5v-K7v, K8r, etc.); Gilly (1985a: 356-357), (1997: 33-35) y (1998: 156-158).
101. Junius (1566). Los préstamos de Junius se encuentran e.g. en Corro (1567a:
K2v-K4r). García Pinilla (2008: 598).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
199
Pero el influjo mayor proviene del Conseil de Castellion, de quien Corro asume hasta la tesis pacifista central de no recurrir a las armas por
muy crueles que sean los perseguidores.
Finablement, Sire, ie considere que tous ceux qui font profession de l’Evangile
de Christ, ne sont pas si sages et bien enseignez, qu’on pourroit bien souhaiter: ains plustost on trouve plusieurs, qui (ne sachans point de la patience que
Dieu demande de nous és afflictions, et qu’il faut prier plustost pour ceux qui
nous persecutent, que non pas leur rendre mal pour mal) quelque fois telz se
laissent transporter de leurs affections de vengeance, et prennent les armes
pour resister à ceux qui les veullent exterminer: (chose fort indigne de personnes qui font profession de l’Evangile de Iesus Christ).102
Sobre la Carta a los pastores luteranos o Epistre et amiable remonstrance de 1567 ya hemos comprobado arriba el potencial de concordia
y tolerancia de puro corte castellioniano que emana de cada página, y
no cabe ahora sino añadir que en esa concordia y tolerancia estaban
incluidos hasta los católicos:
De quoy nous sert remplyr noz livres et escritz d’iniures contre le Pape,
Cardinaux, Evesques, Prestes et Moynes, cercher des motz exquis et infames ephithetes pour les nommer en la chayere? Sommes nous si oublieux,
qu’il ne nous souvient point ce que nous avons esté? Ayons memoire qu’il
n’y a pas gueres d’années, que nous estions au mesme bourbier fangeux
plongez iusques au menton, voires iusques au sommet de la teste. Et si
le Seigneur par sa bonté nous a retirez de la, desployant les thresors de
sa misericorde envers nous; est ce pour cela que nous debvons iniurier,
brocarder et outrager ceux qui demeurent encores au lieu, dont nous sommes sortys? Ne seroit il pas meilleur, de leur bailler la main pour les tirer
dehors, de les exhorter benignement à recognoistre le miserable estat ou
ilz sont? Car jamais par la voi que nous tenons sera possible de les gaigner
leur coeur. D’autant que l’homme veult estre libre au fait de sa creance
et religion. Et d’autant plus trouvera il de resistence, tant plus sera eschauffé à poursuyvre ce que luy sera deffendu; et emplouera plustot corps
et biens, voire la vie s’il a besoing, affin de conserver sa liberté en cest
endroit, et estimera ses ennemys iurez ceux qui par autre moyen que par
douceur le vouldront despuiller de sa liberté.103
102. Corro (1567a: K6r).
103. Ebenda, D7v-8r.
200
CARLOS GILLY
No extraña, por tanto, que la Epistre “de ce vaillant prédicant” (la
expresión es del polemista franciscano Jean Porthaise) no solo irritara
a los luteranos, sino también y sobre todo a los calvinistas en Amberes, ya que el libro había salido de la imprenta contra su expresa
voluntad. El ajuste de cuentas, sin embargo, le esperaba dos meses más
tarde en Londres, cuando Corro se postuló en la iglesia francesa como
predicador y fue bruscamente rechazado hasta que no se aclararan las
circunstancias y los responsables de la publicación.104
OTROS
PRÉSTAMOS DE
CASTELLION
La difusión del controvertido Tableau de l’œuvre de Dieu, de 1569,
renovó el furor de los antagonistas de Corro en Londres, obligándole
a consumir inútilmente meses enteros en la redacción de apologías y
defensas. Sobre el influjo de Castellion en este escrito no cabe sino
confirmar que tanto la doctrina aquí expuesta sobre el proceso de la
elección, justificación y santificación del creyente como su desarrollo dentro de un cuadro histórico de la salvación corresponden exactamente al pensamiento del saboyardo; Corro mismo, sin embargo,
nos asegura, que lo allí formulado procede mayormente del libro De
ratione concionandi de Erasmo, “quem resarciendo et amplificando
hanc tabellam sum imitatus”.105 Pero evidentemente, no se trata aquí
de un nuevo intento de Corro de hacer pasar textos de Castellion bajo
la máscara de otro personaje, en este caso de Erasmo, pues, por lo
que toca a los puntos verdaderamente fundamentales de la religión
(justificación, libre albedrío, santificación y buenas obras), ambos humanistas estaban tan cercanos que muchos de sus textos serían perfectamente intercambiables, como Castellion mismo respondió a uno de
sus censores:
Tales argumentos opuso ya entonces Erasmo a Lutero y, por cuanto me
es conocido, ni Lutero, ni tú, ni ningún otro los habéis resuelto realmente
[...]. Tú, sin embargo, has borrado lo escrito por mí, y eso sin otra razón
que la autoridad que te otorga tu cargo de censor. Si has hecho bien o mal,
104. Hessels (1897: 44-45, 51); Gilly (2001: 326 -329).
105. Véase nota 68.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
201
allá tú con tu conciencia. Pero yo, en cambio, te aseguro que no es legítima
victoria eso de borrar los escritos de quien disiente de vosotros.106
En realidad, la operación era bastante más arriesgada, pues el Tableau francés original anterior a 1556 del que Corro dice haber copiado el título (pero cuyo texto él refunde y amplía, dándole un giro
doctrinal de ciento ochenta grados) provenía del mismísimo Théodore
de Bèze. Se trata de una de las variantes de la table que en la correspondencia de Bèze se describe como “tabella” u “hoja volante”, como “tabulae pictae” o también “figura orbicularis” sobre la predestinación,
escrita y difundida en francés y en latín a partir de 1555 e impresas ambas a partir de 1556 con un breve comentario tan dogmático que sorprendió hasta a algunos entre sus más próximos amigos.107 En la más
antigua de las ediciones conservadas, a ese tableau se le llama la table
ou figure contenant les principaus poincts de la religion Chrestienne,
mientras que en la siguiente el tema central es mucho más explícito:
Descriptio et distributio causarum salutis electorum et exitii reproborum, ex sacris literis collecta.108 La mayor parte de los autores no parecen haberse percatado hasta hoy de la identidad total de contenido
en la Brefve exposition de la table ou figure de 1560 y la Summa totius
christianismi de 1556.109 Corro, en cambio, sí conocía el contenido de
ambas, y por eso, en sus apologías manuscritas y a propósito de la
predestinación, de los escritos de su antiguo maestro en Lausanne, el
español cita repetidamente la Autre brieve confession de foy de 1559,
106. “Talia iam olim obiecit Luthero Erasmus, neque haec vel Lutherus, vel tu, vel
quisquam alius, quod sciam, vere diluit [...]. Sed tu non ratione, sed censoria authoritate,
meum illum locum deleuisti: quam recte tu videris. Certe legitima non est victoria, delere
scripta a vobis dissentientis”: cf. “De praedestinatione scriptum Sebastiani Castellionis
ad D. Martinum Borrhaum”, Castellion (1578: 382) y (1998: 156-157); Gilly (2005: 286).
107. El 17 de noviembre de 1554 el reformador de Berna Haller escribe a Bullinger:
“Bezam edidisse figuram quandam orbicularem, qua demonstret omnia, etiam mala,
ab ipso Deo tanquam prima omnium causa propendere”: Bèze (1960-2014: i, 153-155,
nota 3). En agosto de 1555 Farel envía a Ambrosio Blaurer la “tabellam Beza dignam” y
en enero de 1556 el “libellulum cum charta illa omnium difficillimae quaestionis”, que
se supone ser la primera edición, hoy perdida, de la Summa totius christianismi; Bèze
(1960-2014: ii, 36-37, nota 11); Muller (1999: 33-61); Sinnema (2007: 57-62). Para la
traducción inglesa de la 1.ª edición perdida, cf. Martin (1915: 125, 303, 323).
108. Bèze (1560) y (1570)
109. Boehmer (1904: 140) es el único que menciona la Brefve exposition de la table
ou figure de 1560, pero no consiguió encontrar ningún ejemplar.
202
CARLOS GILLY
en cuyos treinta y cuatro artículos se deja de lado la predestinación,
pero silencia completamente tanto la Summa latina como la Brefve
exposition de la table ou figure, para no poner a sus adversarios sobre
la buena pista y ofrecerles, por añadidura, la ocasión de poder acusarle
también de traición a su propio maestro.110
Como es conocido desde los tiempos de Schickler y Boehmer, Corro afirma haber redactado el Tableau de l’œuvre de Dieu encontrándose todavía en Amberes (es decir, entre octubre de 1566 y marzo de
1567) a petición de un “amicus quidam”, probablemente de lengua
francesa. Este le habría mostrado un pliego con una tabla sinóptica
manuscrita, copiada a su vez de una hoja volante impresa allá por el
año 1556, donde se presentaban algunas proposiciones y divisiones a
fin de hacer comprender y mostrar de modo esquemático el proceso de la revelación divina y de la redención del género humano. Al
amigo en cuestión le agradaba el método utilizado, pero la doctrina
allí expuesta le daba bastante repelús, por lo que este pidió a Corro
elucidar los puntos oscuros y completar lo tratado de modo demasiado sumario. Corro accedió a los ruegos del amigo y después de haber
corregido y transformado muchos pasajes, se puso a añadir algunos
capítulos más, permitiendo que se hicieran algunas copias a mano, que
quedaron en manos de mercaderes amigos.111
No hay lugar aquí de proseguir el relato, sino de apuntar al coincidente paralelismo de lo sucedido entre Corro y su exmaestro Bèze,
y Castellion y su exmaestro Calvino, debido precisamente a la total
divergencia entre ambos pares frente al tema no solo de la tolerancia religiosa, sino también —y en el mismo grado— frente al tema de la eterna predestinación. Castellion escribió varios diálogos y trataditos en
contra de ese nuevo dogma (Dialogus de praedestinatione, Demandes
110. Apologia Corrani, Ginebra, BPU, ms. francés 407: 113v; Responsum Corrani,
ibid., 126v.; Autre brieve confession de foy (<http://www.e-rara.ch/mhr_g/content/pageview/42564169>).
111. Sobre el Tableau, cf. Boehmer (1901: 214-216) y (1904: 120-126, 138-141);
McFadden (1953: 353-357, 379-383, 761-762). Edición de los textos en francés en Hessels (1897: 75-80), francés y latín en Kinder (1995: 311-340: fr. 318-325, lat. 325-339);
ejemplares localizados de las diversas ediciones en Kinder (1986: 157-160). Según una
afirmación del anciano de la iglesia italiana, Antonio Giustiniani, de 1570, el Tableau
y los Acta Consistorii “factae iam ab aliquo Corrani discipulo Belgiçe et versantur in
manibus hominum”, lo que se podría interpretar como que habían sido “impresos en
los Países Bajos” o, mejor quizás, “traducidos al neerlandés”.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
203
et respliques à Jean Calvin, sur le livre de la Predestination, Tractatus
de iustificatione, Annotatio ad Rom. 9),112 y Corro no se quedó atrás,
pues a ese tema dedicó una gran parte de su producción literaria, como
el lector hasta ahora ha podido comprobar.
A Castellion abiertamente vuelve de nuevo Corro al publicar en
1571 los Acta consistorii Ecclesiae Londino-Gallicae, exponiendo su
propia versión de los hechos y publicando en latín y en español la tan
manoseada carta a Casiodoro de 1563, fuente y origen de tantos disgustos para ambos españoles. Pues la “paulina admonitio”, que ocupa
la mayor parte del frontispicio, está sacada literalmente de la Biblia
sacra de Castellion, como cada lector podía entonces fácilmente comprobar y que, en todo caso, no escapó a la fina atención del primer
gran biógrafo de Corro, Eduard Boehmer.113
Pero el juego de presuntas autorías, del que Corro se servía para
poner en evidencia a sus adversarios, no termina aquí. Pues también la
brevísima Monas theologica, considerada unánimemente como la obra
filosófica más profunda y original de Corro,114 es un plagio, o mejor
dicho, un préstamo muy consciente de cinco páginas sacadas de un
libro de Sébastien Castellion. En este caso del apéndice a su traducción
latina de la Theologia deutsch o Theologia germanica, publicada en
1557 por Oporino en Basilea y de nuevo en 1558 por Plantin en latín,
y cuyo título reza:
Gravia quaedam dicta, quibus seipsum explorare diligens Christi discipulus queat, et cognoscere quid super vera et intima unitione unici supremique boni studendum sit.115
112. Para la atribución de las Demandes et repliques a Castellion, cf. Gilly (1985a:
49-50). Existe otra edición de 1567 y una reimpresión a cargo del hijo de Castellion, Federicus, y de Anthoine Lescailles: Demandes aux Ministres, successeurs de M. J. Calvin,
s.l. 1593; Peters y Gilmont (1991: ii, 667-668).
113. Boehmer (1904: 126).
114. Ese mismo era el parecer de los censores de Corro en 1571: Boehmer (1904:
102): “Item tabella quaedam, cui inscribitur titulus Monas theologica, accurate discutiatur, etenim sub obscuris verborum involucris magnum virus delitescere omnino certum
est. Non negabit Corranus aut se ejus auctorem aut saltem approbatorem”. La Monas
theologica, enviada por Corro a Charles de Houchin, Seigneur de Longastre, había sido
también interceptada y reenviada a Londres en febrero de 1571: Hessels (1897: 139). En
las Theses y Antitheses de 1576 la Monas theologica fue censurada y condenada muy
severamente: Sepp (1881: 31-33).
115. Theologia germanica (1557: 121-125).
204
CARLOS GILLY
Pero estos “gravia quaedam dicta” no son originales de Castellion,
sino que se encontraban ya en la edición de la Theologia deutsch de la
que él se sirvió para su traducción:
Etliche hauptreden / inn denen sich eyn ieder fleissiger schüler Christi
prüfen und erkündigen mag / was von rechter und gegründter vereynigung und obersten Guts / zu studieren were.116
Se trata, pues, de la edición de la Theologia teutsch de 1528, realizada probablemente por Ludwig Hätzer, que contiene por primera vez
las Etliche hauptreden, hoy comúnmente atribuidas al espiritualista
Hans Denck,117 aunque quedaría por aclarar si tales frases no provienen en último término de escritos del maestro Eckhardt o de Taulero.
Y, por último, cuando en 1588 Corro editó y prologó el libro de
Fausto Sozzini De Sacrae Scripturae auctoritate, no solo volvió a citar los pasajes bíblicos por la Biblia sacra de Castellion exclusivamente,
sino que dedicó su prólogo de nuevo al tema de la redención universal
(“Ea est sempiterni Numinis erga humanum genus philanthropia, ut
nos omnes salvos fieri velit...”),118 que tanto el saboyardo como el español habían defendido en sus Diálogos y en casi todos sus otros escritos.
R EDACCIONES DEL D IALOGUS Y PROBLEMAS RELATIVOS AL CAMBIO DE
LENGUA
No sabemos cuándo decidió Corro escribir un Diálogo sobre la
Carta de Pablo a los Romanos. Pero cierto es que lo redactó primero en español y que él lo consideraba como continuación de la misma doctrina que ya había presentado anteriormente en el Tableau de
l’œuvre de Dieu:
Illam ipsam doctrinam, quam in hac tabella iudicant, esse absurdam aut
novam, quod ad phrases attinet; aut erroneam, quod ad doctrinam, me
etiam tractasse in aliis quibusdam meis scriptis, maxime in illo dialogo
Hispanico in Epistolam ad Romanos.119
116. Theologia teutsch (1528: M6r-M9v).
117. Baring (1963: 46-47); Orcibal (1977: 141-151).
118. Sozzini (1588: A2r).
119. Apologia Corrani, Ginebra, BPU, ms. francés 407: 118v, 111v; “Responsum
Corrani”, ibid., 125v.
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
205
Desde su llegada a Londres en abril de 1567 Corro intentó reavivar
de nuevo la iglesia española fundada nueve años antes, pero que se
había dispersado a raíz de la precipitada fuga de su pastor Casiodoro
de Reina, víctima de las intrigas conjuntas de los adictos incondicionales de Ginebra y de infiltrados de la Inquisición española.120 Mas no
contaba con que en Londres le estaba esperando su carta escrita cuatro
años antes al mismo Casiodoro desde Théobon, que el ministro, Jean
Cousin, y los ancianos de la iglesia francesa habían interceptado y, sin
el menor escrúpulo, también abierto y leído, lo cual sucedió, dicen
ellos,
[...] non sans une singuliere providence de Dieu, car les mysteres de religion de ces personages, qui estoyent sortis d’un mesme cloistre d’Espagne,
y estoyent comprins sommairement, et leur union si grande quilz ne pouvoyent vivre lun sans lautre.121
La carta fue además traducida al francés y enviada a Ginebra, Amberes, París y otros lugares de Francia:
Messsieurs et Freres: Un certain personage Espagnol, nommé Anthoine
del Corro, arriva icy a Londres le 8 d’Avril dernierement de l’eglise d’Anvers. Il est vray que sa renommée est fort grande parmi le peuple, qu’il
est fort excellent en predication. Toutesfois pour certain raisons n’avons
voulu permettre iusques aujourdhuy quil ayt eu lieu de prescher, notamment par ce que lettres escrittes de sa main par occasion tomberent en
120. Casiodoro tuvo que afrontar las asechanzas provenientes de dos grupos que,
aunque totalmente opuestos en sus intereses, se hallaron unánimes en la voluntad de
impedir la labor del traductor de la Biblia. De una parte los inquisidores, quienes lograron infiltrar un agente provocador en la naciente iglesia —se trataba nada menos que de
Gaspar Zapata, el asistente de Casiodoro en el trabajo de traducción— e hicieron chantaje o promesas a algunos miembros débiles, dispuestos a denunciar al propio pastor
ante las autoridades inglesas hasta del crimen nefando. Y de otra parte los celosos calvinistas de las iglesias francesa y flamenca de Londres, quienes, guiados por su extrema
desconfianza y antipatía por Casiodoro, no hacían sino expurgar los textos todavía incompletos, buscar herejías por todas partes y denunciarlas inmediatamente a Ginebra,
llegando al extremo de apoyar ciegamente el doble juego montado a todas luces por el
embajador de España en Londres y por agentes de la Santa Inquisición. El resultado de
esta doble conjura fue la huida precipitada de Casiodoro a Amberes en enero 1564 y la
inmediata dispersión de la iglesia española de Londres: Kinder (1975: 25-37); Truman y
Kinder (1980: 430-433); Gilly (1985a: 370-371).
121. Hessels (1897: 67).
206
CARLOS GILLY
nostre consistoire il y a passé 3 ans. Nous eusmes iuste raison de les ouvrir
et y trouvasmes plusieurs propos, lesquels a notre iugement se resentent
des resveries de Servet et d’Osiander et d’autres comme pourrez veoir,
car nous vous envoyons une copie de ces lettres translattée d’Espagnol en
François.122
Mediante estas y otras denuncias, acompañadas de interrogatorios
y confrontaciones, se trató de impedir que Corro predicara, fuera
como fuese la lengua, hasta que el obispo Grindal en junio de 1567
puso fin al entramado, otorgando a Corro la licencia de predicar a sus
compatriotas, pero con la condición (impuesta por los adversarios) de
no utilizar otra lengua que la española.123 Fue así como Corro pudo
titularse a sí mismo “Hispanorum peregrinorum concionatorem”, y
fue, por tanto, en español como comenzó a predicar y explicar durante
un año los ocho primeros capítulos de la Carta de Pablo a los Romanos a los miembros dispersos de la anterior iglesia de Casiodoro y a los
nuevos exiliados de los Países Bajos, que él designa como “mea Antuerpiana ecclesia”.124 Pero como algunos de estos últimos fuesen de
122. Hessels (1897: 48-49).
123. La predicación de Corro más conocida es, sin duda, la dirigida a las tres tripulaciones de marineros vascos retenidos en Bridewell, denunciada en abril 1569 por
el embajador de España Guerau de Spes: “Hay un ministro, hijo de español y nacido
en Holanda [sic], que fue fraile en España y huyó de la Inquisición, contra la cual ha
escrito un blasfemo libro que aquí anda en tres lenguas vulgares imprimido. Este se
metía en Briduel a pedricar a los vizcaínos, aunque algunos dellos le respondían que
fuese a Calahorra a pedricar de aquellas materias [...]. Yo le he hecho a fuerza de brazos
apartar de Briduel; todavía, porque pedricaba que no le parescían bien los robos que se
hacían, le ha mandado Sicel [Cecil] que no pedrique hasta tener nueva licencia, diciéndole que tenía información que era arriano”. Dos meses antes, el mismo embajador se
había quejado de que, de los trescientos españoles retenidos, a unos setenta u ochenta
habían confinado en Briduel, “donde un vellaco ministro español les va a predicar cada
día y les dió un libro y otros papeles de herejías en español; y yo envié por los papeles
y les hice decir que no leyesen en semejantes cosas ni escuchasen a aquel predicador”
[...] “el cual les promete algunas dádivas si se convierten a su secta, y ellos están constantes, y por mucho que yo envío a decir que hagan cesar el ministro, hasta agora lo han
disimulado”, cf. Boehmer (1894: 343-344); McFadden (1953: 332-339); Santoyo (1973:
312-318); Vermaseren (1985: 76-77); Gilly (1985: 376-377).
124. Hessels (1897: 58-59): Corro al Consistorio de la iglesia francesa, 31 de agosto
1568: “[...] Siquidem nullus inveniri potest qui vere testari queat me concionem habuisse lingua Gallica in meo coetu Hispano, neque etiam mihi opus est emendicare
aliam linguam ad consequendam gloriam apud meos auditores [...]. Verum quidem est,
post conciones hoc anno habitas in octo capitulos epistolae ad Romanos, me voluisse
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
207
lengua francesa o neerlandesa y no alcanzaban a comprender la “propiedad de las dicciones de la lengua española”, Corro se las explicaba
también en francés o en latín, algo que irritó a la competencia de las
otras iglesias, que temían que la por todos reconocida elocuencia del
sevillano arrastrara a su vez a los propios feligreses.
Este ajetreo de pasar continuamente de una lengua a otra explica
en parte el hecho de que Corro tuviera ya muy avanzada la redacción
de las versiones española y latina —y quizás también la francesa— de
su Diálogo de la Carta a los Romanos, cuando un año más tarde surgieron nuevos y más graves desencuentros con las iglesias italiana y
francesa, a raíz, esta vez, de la publicación del Tableau de l’œuvre de
Dieu en junio de 1569.
Durante estas nuevas disputas, Corro hace a menudo referencia a
sus escritos en francés y en español (“libellis meis Gallicis et Hispanicis”; “ob Gallica mea scripta, aut Hispanica”), escritos que en el curso
de su Apología resultan ser:
— un Diálogo sobre la Carta a los Romanos en español (“in illo
dialogo Hispanico in Epistolam ad Romanos”; “et praesertim in illo
Dialogo Hispanico ad Romanos”; “in suo in epistolam ad Romanos
dialogo Hispanico” (“quem tum faciebat Latinum”; “ad dialogum
Hispanicum in epistolam ad Romanos, quem Antonius Corranus
scripserat et paraverat prelo”).125
— un Diálogo en francés (“dialogo quodam gallico, gallicis correctionibus respondere decrevi”; “dedi eis Dialogum meum Gallicum”),
pero que más parece ser una respuesta a las objeciones al Tableau en
forma dialogada.126
ostendere auditoribus methodum epistolae, connexionem, et argumentorum seriem
absque amplificationibus et prolixis hortationibus quae in communi coetu solent proponi. Sed quoniam nonnulli ex mea Antuerpiana ecclesia non assequuntur proprietatem dictionum Hispanicae linguae, si quid videam scitu ac intellectu dignum, id ipsum
interpretor lingua vel Latina vel Gallica non alio sane animo quam ut eos iuvem qui
cupiunt dictam epistolam intelligere, mens mea non est quemquam abducere aut alienare velle a sua congregatione [...]. Neque vero vos accusavi quod in vestra ecclesia
retinetis plures meae nationis et quosdam invito animo, aut quod in vestro coeto examinando ad coenam sumendam adigitis eos loqui linguam Hispanicam, quam etiam
ignorat vester minister ad iudicandum bene an male dicant”.
125. Ginebra, BPU, ms. francés 407: 118v, 39r-39v. Boehmer (1904: 97, 102); sigo
la paginación del manuscrito, mientras Boehmer cita por la paginación del perdido original, señalada en el margen.
126. Ginebra, BPU, ms. francés 407: 64v.
208
CARLOS GILLY
— un Dialogus sobre la Carta a los Romanos en latín (“in suo in epistolam ad Romanos dialogo Hispanico [quem tum faciebat Latinum]”;
“neque in dialogo in Epist. ad Rom. nondum typis mandato”).127
De estos datos podemos deducir que el único diálogo entonces
completo era el Diálogo en español, pues el Dialogus in Epistolam
ad Romanos, que Corro había dado a leer anteriormente al pastor de
la iglesia italiana Girolamo Ferlito y que después esperaba recuperar
con la ayuda del obispo Grindal,128 no era el latino, sino el español,
como resulta de un penúltimo resumen o “complexio capitum” sobre
la doctrina y costumbres de Corro que sus colegas rivales elaboraron
en marzo de 1571:
Item animadversiones Ieronimi Jerliti [sic], ad dialogum Hispanicum in
epistolam ad Romanos, quem Antonius Corranus scripserat et paraverat
prelo, factae, domino Episcopo jubente, expendantur.129
Este Diálogo en español no ha llegado hasta nosotros, pero sí su
traducción latina completa, pues si nos atenemos a la intuición de J. C.
Nieto, esta resultaría idéntica con la Epistola beati Pauli ad Romanos,
e graeco in latinum metafrastikõs versa, et in Dialogi formam redacta,
de Londres 1581.130
La principal novedad consistiría en el revolucionario prefacio de
Corro para la juventud estudiosa de Oxford, invitándola a no aferrarse
a la autoridad de sus doctores de modo tan obstinado que conviertan
sus iglesias en sectas, venerando únicamente a sus guías y abanderados,
despreciando a la vez a las otras iglesias y doctores, persiguiéndolos
con odio más que vatiniano; o a no pasar el mayor tiempo de su vida,
como acaece a muchos doctos autores de libros de teología, yendo y
viniendo por las imprentas para producir masas de libros, en lugar de
dar buen ejemplo, sabiendo que Dios no los juzgará por la cantidad
de volúmenes que hayan escrito, sino por el grado de piedad y justicia
127. Ginebra, BPU, ms. francés 407: 39r-39v. Boehmer (1904: 97, 102).
128. Ginebra, BPU, ms. francés 407: 111v. Boehmer (1904: 97, 102). “Eadem etiam
ratione, hoc meo responso, ab iniuria et calumnia meum dialogum in Epistolam ad
Romanos (adhuc non excusum) vindicabo, quem fratri nostro Jeronimo Ferlito relegendum tradidi, et a Domino Episcopo meis literis hoc ipsum impetravi”.
129. Boehmer (1904: 102). En Paris (BSHPF, ms. 10 I, 49 ss.) se conserva una Synopsis methodi sacri de Corro traducida por Ferlito, cf. Vivanti (1974: 203).
130. Nieto (1997: 487); Corro (1581).
CAMUFLAR
LA HEREJÍA
209
que hayan practicado. Pues no son los “poligrafoi” y los “polyglottatoi”, sino los pobres de espíritu, quienes serán finalmente los herederos del reino de los cielos.131 Con lo que de nuevo nos encontramos
en medio de un ambiente típicamente castellioniano, y en concreto el
del capítulo introductorio a la Bible de 1555 (“Le moyen pour entendre la sainte écritture”), cuando hace alusión al adagio germánico “die
Gelehrten, die Verkehrten”, que Castellion tradujo con la fórmula, “il
deviendra de iour en iour tant plus savant, tant plus méchant comme
dit l’Aleman”, pero que en la Biblia sacra de 1573 el editor reconvirtió
en latín “et reddetur indies quo peritior, eo perditior, ut habet Germanicum proverbium”.132
La segunda novedad del Diálogo de 1581 consiste en la explicación
que Corro ofrece de su preferencia por el diálogo como forma de comunicación literaria en lugar del tratado discursivo. Corro lo considera preferible desde el punto de vista pedagógico, pues la continua
alternancia y vivacidad de los colocutores (o en su caso de los posibles
lectores) ayuda excelentemente a memorizar el argumento. Y de paso
confiesa también cómo él, en su juventud, tuvo la suerte de aprender
de su maestro este método tan exacto de leer la Carta de Pablo a los
Romanos y aprender así los principales puntos y las más altas verdades
de la doctrina cristiana expuestos tan diáfanamente en esa epístola.
Sed etiam praeclarisimam illam, et nunquam satis laudatam Beati Pauli
ad Romanos epistolam, in Dialogi formam redegi; ut tum commodius a
nostris iunioribus alternatim recitari, tum etiam facilius memoriae possit
mandari. Arbitror enim (et in hac etiam sententia fui, cum iuvenis hanc
epistolam iussu mei praeceptoris ediscerem) eam praecipua religionis
christianae capita, summa veritate, exactissima methodo, dicam etiam et
dilucidissima perspicuitate complecti.133
El Dialogus theologicus de 1574 es, en cambio, fruto exclusivo de
las lecciones que Corro había impartido a sus oyentes en el Temple de
131. Corro (1581: a6r-a7v): “Anthonius Corranus Hispalensis Iuventuti oxoniensis
Academiae, in Christo Iesu S.P.D.”.
132. Castellion (1555: *3r-*4v); Castellion (1573: 6r-6v). Para la historia de este famoso adagio, “cuanto más docto, más perverso” que no aparece en español hasta 1792,
cf. Gilly (1991: 229-375).
133. Corro (1581: a3r-a3v).
210
CARLOS GILLY
Londres durante los tres años anteriores a la impresión, y fue desde el
primer momento concebido y redactado en latín. Según propia confesión, a Corro no le cayó al principio muy bien este cambio de idioma o “molestissima idiomatis in docendo mutatio”, pues su mayor y
único deseo hubiera sido promover la doctrina del evangelio entre sus
compatriotas. Además, él consideraba sus progresos en las disciplinas
humanísticas, en el ejercicio del estilo y en la elegancia de la lengua
latina más bien propios de un alumno o escritor que ha comenzado
demasiado tarde.134 Por eso, la razón de haber aceptado su nombramiento como profesor en el Temple no habría sido un rico arsenal
lingüístico latino, ni una lectura recóndita de muchos autores, ni el
conocimiento exhaustivo de los arcanos divinos, sino, simplemente,
la pura necesidad. Porque solo desde una cátedra como esta tendría él
la posibilidad de atajar de una vez por todas los siniestros rumores y
las sospechas de doctrina impura y errónea que sus adversarios habían
divulgado de forma pública y privada.
Entretanto, el cambio de lugar —continúa Corro— no le afligió
tanto como el cambio de idioma. Pues, si en lengua española él era
capaz de expresar cualquier pensamiento que le pasara por la mente,
en la lengua de Roma, en cambio, se veía frecuentemente forzado a
balbucir y a traicionar su poca experiencia.
Nam cum Hispanica lingua possem, utcumque animi mei sensa exprimere, in Romano sermone cogor saepius haesitare, balbutire, ac meam infantiam prodere.135
For whereas in the Spanish tung I coulde after a sort expresse the meaninge
of my minde: in the Latin tunge I am often tymes compelled too sticke,
too stamer, and too bewray myne owne childishnesse.136
Sin embargo, ante un público que valora más qué es lo que se
dice que no con qué artificios de dicción se rizan las palabras, Corro
134. En el prefacio a Corro (1581: a6v) este afirma que, siendo él aún niño (“a teneris unguiculis”), sus preceptores le habían hecho estudiar y hasta aprender de memoria
toda la Biblia, pero no dice nada de posibles estudios humanísticos, que para los monjes
jerónimos de Sevilla, según la regla de la Orden, no eran del todo prioritarios.
135. Dialogus theologicus, **1r-v.
136. A theological dialogue, A7v.
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LA HEREJÍA
211
asegura no tener complejo alguno en el desempeño de la función
encomendada.
Verdad es que, comparado con el dominio de la lengua del Lacio
por Castellion, el latín de Corro podría no dar del todo la medida,
pero en ese caso se encontraba no solo el sevillano, sino también la
mayor parte de los teólogos contemporáneos. Con lo que Corro habrá
tenido un verdadero problema, fue quizás con la pronunciación de
ese mismo latín, tan diversa de la de sus oyentes, y de ahí la necesidad
de adelantar esa captatio benevolentiae. En cambio como predicador,
tanto en francés como en español, gozaba de gran fama, como sus
adversarios mismos declaran: “Il est vray que sa renommée est fort
grande parmi le peuple, qu’il est fort excellent en predication”.137
Aparte de la traducción inglesa de 1575, A theological dialogue, el
Dialogus theologicus fue reimpreso en 1587 en Francfort en la imprenta de Nicolas Bassaeus, para quien Casiodoro de Reina había trabajado como socio y como editor durante varios años: Dialogus in Epistolam D. Pauli ad Romanos. Antonio Corrano Hisp[ano] Hisp[alensi]
in Academia Oxoniensi Professore, Theologo, autore.138 Además de
algunas correcciones, cambios de palabras y pequeños añadidos (obra
probablemente de Casiodoro, pues no se corresponden con los que
Corro efectuó en su ejemplar enviado trece años antes a Bullinger para
la fallida reimpresión en Zúrich o en Basilea), la nueva edición presenta el Dialogus completo, pero elimina tanto la Epistola introductoria,
como los Articuli sacados de la Confessio Helvetica y la hoja volante
con la Brevis Dispositio sacada de Castellion.
La afición de Corro por los dialógos, esta vez en español, continuó
durante los últimos años de su vida, sobresaliendo su edición del Diálogo en que se tratan las cosas acaecidas en Roma el año de m.d.xxvii.
A la gloria de Dios y bien universal de la Republica Christiana (Paris
[Oxford], 1586).139 A Corro se le atribuye también la autoría de la serie
de diálogos en español que, acompañados de traducción inglesa, dan
cierre a la Spanish Grammar (London, 1599) de Richard Percival y
que llevan por título: Pleasant and delightfull Dialogues in Spanish
137. Hessels (1897: 48).
138. Corro (1587).
139. McFadden (1953: 729-742); Ungerer (1965: 190-192); Minsheu (2002: 28-30).
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CARLOS GILLY
and English, profitable to the learner, and not unpleasant to any other
Reader, obra de John Minsheu, profesor de lenguas en Londres.140
Durante este tiempo, Corro parece haber gozado de protección de
altos personajes como Leicester, aún después de la condenación de
los “sectaries” de Castellion y otros “free-will-men”, a raíz de la publicación en latín e inglés del diálogo De vera christiani hominis fide
(uno de los Dialogi quatuor de Castellion publicados por Perna en
Basilea en 1578), y también a pesar de las abstrusas denuncias de su
antiguo discípulo Francesco Pucci, quien al regresar por segunda vez
de Londres a Amberes en febrero de 1582 había asegurado a un agente
de Leicester, William Herle,
that Coranus the Spanish preacher is one of the ‘dangerowst’ persons for
his life and opinions that ever lived in State. He affirms that Coranus, whatever he pretends outwardly of religion and doctrine, holds inwardly the
contrary, and has maintained to Puccio, that the Messias Christ was never
promised, nor ever came, but was a thing invented by the Rabbins, and that
the Jews of Asia are still of that opinion. And touching the faith delivered
by the Apostles, that it was grounded upon supposition [superstition?] and
hypocrisy, and consequently a collusion. Only he says that God has a providence over his creatures, and rules the success of things. The means, says
Puccio, to sound Coranus touching this his most blasphemous and pestilent sect, is to have some one, after conference twice or thrice with him, to
doubt of the Messias coming and of the promise made on his behalf; whereupon Puccio affirms that he will make no difficulty to discover himself;
wich were well done, to the glory of God, and he good of the realm. Yet it
appears, that Puccio also has strange conceits of religion, by the manner of
the discourse and ‘purposes’ that he held with me.141
En realidad, no era Pucci el más indicado para denunciar a su antiguo maestro, de quien ya en 1573 había copiado de su propia mano la
Brevis dispositio o “tabula arborifera” y sobre quien se había apoyado
al publicar en 1578 su famosa tesis con la devaluación total del pecado
original, de la que los censores de Basilea horrorizados juzgaron:
140. Minsheu (2002).
141. Calendar of State Papers, Foreing, 1581-1582: 520; Brie (1924: 54-99); Gilly
(2010: 419).
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LA HEREJÍA
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Diss alles, genedig h[erren], ist nit allein wider unser, sunder aller reformierten Kirchen, jo ouch inn disem stuck Bäptische, gestellt und usgangen, darvon alle Apostolische, jo ganze Biblische lehre umbkehert wird.
Dann die erbsünd gentzlich vffgehept wurde vnd alle menschen gleich
vnglöubige, wie Juden, Türcken, wunderbarer wys, on alle predig vnd
Sacrament, zur seligkeit zugelossen, von welcher flascherÿ wir mit der
h[eiligen] gschrifft nüt wüssen.142
(Todo esto, excelentes señores, se ha escrito y publicado no solo contra
nuestra iglesia, sino contra todas las iglesias reformadas y, en este caso,
también contra la papista, pues aquí se da la vuelta a toda la doctrina apostólica y hasta a la Biblia entera. Pues que el pecado original se anule completamente y que todos los seres humanos, tanto infieles como judíos o
turcos, tengan acceso a la salvación de un modo fantástico y sin predicación ni sacramento alguno, es asunto de gente ebria, con la que ni nosotros
ni la Biblia tenemos nada en común).
Bastante más peligrosas eran, sin embargo, las denuncias que los
ministros de las iglesias extranjeras confeccionaron en 1576 en forma
de Theses y Antitheses para impedir definitivamente que Corro pudiera obtener el grado de doctor en Oxford.143 Pero a partir de estas
y de las otras muchas denuncias y objeciones que se levantaron contra Corro, así como de las respuestas con que él intentó rebatirlas, se
puede recuperar en todos sus matices la figura de este gran sevillano
y europeo que, en su lucha por la tolerancia religiosa, terminó por no
hacer discriminación alguna entre protestantes, católicos, musulmanes
y judíos: “si tu es Turca, benefac, si tu es Judaeus, benefac, si tu es
Christianus benefac et salvus eris”.144
142. Rotondò (2008: ii, 622-623).
143. Theses excerptae ex lectionibus, colloquiis et maxime ex scriptis D. Corrani [et]
Antitheses quibus Belgicae, Gallicae et Italicae Ecclesiarum [...] suam sententiam de
praecipuis articulis fidei exponent: Sepp (1881: 30-60, cit. 31).
144. Sepp (1881: 30-60, cit. 31). Corro era “magister catechismi” en los colegios de
Oxford St. John’s, Oriel y Hart Hall, que en realidad eran refugio de muchos estudiantes católicos: Hamilton (1903: 19-21); Asquith (2003: 86-89).
Fig. 5: A. del Corro, Brevis dispositio, Londres 1574,
apéndice (París, Bibliothèque Mazarine, sign. 8° 23573).
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