Contagio en alta mar (2019), de Neasa Hardiman

Tenso thriller que casi en su integridad transcurre en alta mar. Siobhán es bióloga, doctoranda e investigadora bastante asocial, a la que le aburren la burocracia académica o socializar con sus colegas. Prefiere el trabajo de campo, y por eso sube a bordo del pesquero Niamh Cinn Óir, con seis tripulantes, desea estudiar el comportamiento de la fauna marina para desarrollar ciertos algoritmos que simulen el mismo y puedan resultar predictivos. Al mando está el capitán Gerard, con su esposa Freya manejando la nave, quien decide desoír los avisos de los guardacostas de no adentrarse en cierto zona donde hay un banco de peces, porque las crías se están desarrollando. Craso error, pues algo detiene la embarcación. Una extraña sustancia está deteriorando el casco de la nave, y aunque al principio parecen percebes, parece tratarse de una criatura desconocida, una especie de calamar gigante.

La irlandesa Neasa Hardiman, guionista y directora, tiene la virtud de ofrecer una trama de las de “tres en uno”: provoca tensión e intriga a raudales con el bicho de turno, y elementos como la fiebre del mar a que alude el título original, un barco fantasmal a la deriva y el peligro mortal que corren los personajes; aporta subtexto científico, poniendo en valor la profesión de biólogo marino y alertando acerca de temas como el equilibrio del ecosistema y la influencia del hombre en el mismo; y ofrece un atinado estudio de personajes, evitando en todo momento caer en el estereotipo, todos tienen matices y están impregnados de humanidad.

Los actores están muy bien, siendo casi todos desconocidos, aunque hay ilustres secundarios, Dougray Scott y Connie Nielsen, que dan vida al matrimonio que comanda la nave, buenos profesionales, gente de fe sencilla y auténtica, que arrastran el trauma evocado con elíptica habilidad de su hijita ahogada. Hermione Corfield tiene el mérito de encarnar a la investigadora pelín autista, que al final debe darse cuenta de que no somos islas, y que tampoco basta la preocupación teórica por la humanidad en general, hay que fijarse en cada persona, y mayormente en los que tienes cerca. En el resto de actores hay espacio para encarnar lazos de sangre, la familia importa, y diferentes etnias y habilidades profesionales.

El film está muy bien conducido todo el tiempo, va más allá del puro cine de género, ofreciendo de casquería la justa, y tiene un bello desenlace, con imágenes muy bellas, de esas que nos regala una naturaleza que con frecuencia desconocemos.