Scott Walker: la estrella juvenil que huyó de la fama para ser un verdadero artista | ICON | EL PAÍS
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Scott Walker: la estrella juvenil que huyó de la fama para ser un verdadero artista

Los tipos más raros del pop son los que se han despedido primero de un músico ajeno a las normas, el 'crooner' más oscuro de la historia, que falleció el 25 de marzo

Scott Walker en una imagen de los años sesenta.
Scott Walker en una imagen de los años sesenta.Foto: Getty

Era común referirse a Scott Walker como “el Salinger del pop”, pero no sería justo para el músico estadounidense. El autor de El guardián entre el centeno se limitó a huir de la fama. Walker, que ha muerto el 25 de marzo a los 76 años, se recluyó para embarcarse en una carrera en solitario cada vez más oscura, más arriesgada y más vanguardista. Y esto le hizo alejarse del público, pero ser admirado hasta el infinito por músicos de todas las generaciones.

No es casualidad que entre los primeros en reaccionar al anuncio de su muerte estén luminarias de lo oscuro como Bob Stanley, de Saint Etienne; Marc Almond, de Soft Cell; Mark Stewart, de The Pop Group; Cosey Fanni Tutti, de Throbbing Gristle, o Thom Yorke y Nigel Goldrich. Mientras el cantante de Radiohead, Tom Yorke, reconocía la influencia de Walker en su forma de cantar, el productor y cerebro del grupo de Oxford, Nigel Goldrich, recordaba una anécdota en Twitter. “Era uno de los realmente grandes... un verdadero artista. En mi camino al trabajo el primer día de grabación de OK Computer me pasó con su bicicleta en Chiswick High Street ... y cuando llegué al estudio, Thom estaba sosteniendo una copia de Scott 4”.

Fue una chica alemana que trabajaba de conejita en un club de Playboy la que le cambió la vida una noche, cuando la acompaño a casa y le puso sus discos de Jacques Brel

Entre sus fans estaba el fallecido David Bowie, que en 2006 produjo un documental sobre Walker (Ohio, 1943), en el que intervenían Damon Albarn (Blur) o Jarvis Cocker (líder de Pulp), que consiguió llevarle a su programa de radio de la BBC en 2017 y entrevistarle sobre su pasado. Dos cosas que casi nunca hacía: exponerse en los medios y hablar de su pasado. Cuatro días después de aquella entrevista, el mismo Cocker junto con otros vocalistas como Richard Hawley, John Grant y la noruega Susanne Sundfør, rendían homenaje a Walker en un directo con la orquesta de la BBC.

Scott Walker había sido una estrella juvenil en los sesenta como líder de The Walker Brothers, tres guaperas californianos que ni eran hermanos ni se apellidaban Walker (el apellido real de Scott Walker es Engel). Un grupo pensado para la audiencia femenina en los sesenta que tuvo enormes éxitos como The sun ain´t gonna shine anymore o Make it easy on yourself. Pero se cansó de la fama. El mismo Walker recordaba que fue una chica alemana que trabajaba de conejita en un club de Playboy la que le cambió la vida una noche, cuando la acompaño a casa y le puso sus discos de Jacques Brel. “Habíamos bebido un montón de Pernaud, y ella escuchaba constantemente esos discos y me los traducía. Y eran increíbles”, dijo Walker.

Así inició su viaje hacia la periferia del pop y editó cuatro álbumes en solitario entre 1967 y 1970, todos titulados Scott y numerados del uno al cuatro. Los dos primeros eran de versiones, pero a partir del tercero, con temas propios. Eran demasiado raros para sus antiguos fans y demasiado normales para la contracultura de la época.

Los Walker Brothers, que ni eran hermanos ni se apellidaban Walker. Scott es el del centro.
Los Walker Brothers, que ni eran hermanos ni se apellidaban Walker. Scott es el del centro.Foto: Getty

A partir de mediados de los setenta, tras reformar a The Walker Brothers momentáneamente, su nombre empieza a desvanecerse. Fascinado con el cine europeo, cuentan que era un enorme admirador del director vasco Víctor Erice.  No solo de sus películas también de ese método de trabajo que le llevaba a ser lento y minucioso. Si Erice estrenaba un largo cada diez años, Walker espaciaba sus lanzamientos, cada vez más osados.

En 1995, con Tilt, rompía un silencio de once años, y una nueva generación de artistas le rendía pleitesía. Siguió grabando a su ritmo, pero ya olvidado. El 2014 lanzaba su último disco, Soused, un álbum acompañado por Sunn O))), una banda de doom metal de vanguardia.

Después llegarían un par de bandas sonoras. En los últimos tiempos se asomó cada vez más a esa prensa que despreció durante tres décadas. "Escribo para mí mismo, pero también para todos los demás", decía en una entrevista de 2018 en The Guardian. “Simplemente no lo han descubierto todavía”. “¿Pero lo harán?”, le preguntaba el periodista. "Lo harán, sí", le contestó riendo. "Estaré bajo tierra, pero lo harán".

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