Sanctuary (Fancine 2022): poder, sumisión y juegos mentales
Sección: Informativa.
Dirección: Zachary Wigon.
Guion: Micah Bloomberg.
Elenco: Christopher Abbott, Margaret Qualley.
País: Estados Unidos.
Palomómetro:
Más información de la película: https://fancine.eu/sanctuary/
Sanctuary, el segundo largometraje del director neoyorkino Zachary Wigon, es una de las sorpresas de este 2022. Una película increíblemente entretenida, supera con creces la tarea de hacer que sus 96 minutos de duración se pasen como un suspiro, sostenidos únicamente por dos actores en una habitación de hotel, un guion afiladísimo y buen hacer tras la cámara.
Hal (Christopher Abbott), el heredero de una cadena de hoteles multimillonaria, decide que ha llegado el momento de poner punto final a los servicios de Rebecca (Margaret Qualley), la dominatrix que lo ha curtido espiritualmente para el inmisericorde mundo empresarial. No obstante, librarse de ella no le será tan fácil.
El plano que abre la película es el de Hal sosteniendo un reloj de lujo que significará el regalo de despedida en señal de agradecimiento para Rebecca. Tras una intensa última sesión del juego de rol que se traen entre manos, a Hal le tocará anunciar la noticia.
Con este punto de partida, todo explota en una vorágine sobre control, poder, deseo y traumas internos; un toma y daca en el que el personaje de Qualley toma las riendas en casi todo momento. Lo rocambolesco de la situación aflora en una comedia negra en la que el guion no cesa de retorcerse sobre sí mismo a medida que se sucede un combate dialéctico entre Hal y Rebecca, en el que hay cabida para todo tipo de chantajes, juegos mentales y una inherente tensión sexual sin llegar a haber en ningún momento contenido explícito.
A través de una mirada seductora y amenazante a partes iguales, Margaret Qualley ofrece una barbaridad de interpretación como la dominatrix Rebecca. Qualley se muestra desatada en un rol en el que se divierte, gesticula, baila, grita, se desmelena, y más, rebañando así cada línea de diálogo y cada tic de su personaje, y desprendiendo poder y erotismo en la que es, desde ya, una de mis actuaciones favoritas del año.
No se queda atrás Christopher Abbott como su contraparte, un personaje sumido en un profundo autodesprecio, marcadamente derrotista, que quiere cambiar esa dinámica lo antes posible en pos de “alinear” su vida privada y su imagen pública, dejar de ser sumiso y perdedor, y así cumplir las expectativas imposibles que hay puestas en él y su inminente toma de control de la empresa de su padre. Para los amantes de la serie Succession (Jesse Armstrong, 2018-), en este personaje encontramos matices de lo que resultaría de un híbrido entre las perversiones masoquistas de Roman Roy (Kieran Culkin) y las pulsiones autodestructivas de Kendall (Jeremy Strong).
Es disfrutable ver la manera en el que salen a relucir a golpe de reprimendas verbales las dinámicas de poder entre ambos personajes en su relación dominante-dominado, empleador-empleada, chantajista-chantajeado, y, especialmente, descubrir cuánto de vínculo romántico o de necesidad mutua hay en eso que los une.
Pese a la teatralidad y a lo limitado del espacio en el que tiene lugar la acción, la dirección de Wigon siempre es dinámica, pues se asegura en todo momento de aportar ideas visuales y que pasen cosas mientras los personajes discuten. Por ejemplo, la cámara les sigue en movimiento, ofrece planos detalle de objetos clave o se pone del revés con una panorámica vertical en un determinado momento para pasar de Hal a Rebecca y enfatizar una acción concreta.
El resultado de Sanctuary es una intoxicante historia que mezcla comedia negra, thriller y romance atípico con un guion en estado de gracia y unos actores dispuestos a sostener lo que les echen.
Graduado en Comunicación Audiovisual y Técnico en iluminación, captación y tratamiento de imagen. Me fascinan las historias y las imágenes, y mucho mejor si son en el cine. Intento de guionista frustrado, me gusta lanzar ideas y escribir palabras. Si una peli tiene neones y sintetizadores posiblemente ya de entrada me caiga bien. Vivo obsesionado con los mundos de David Lynch, los Coen y Wes Anderson, y siempre que tengo oportunidad recomiendo Magical Girl de Carlos Vermut.