Sacro Imperio Romano Germ�nico

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Tema: Sacro Imperio Romano Germ�nico

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    Sacro Imperio Romano Germ�nico

    De Wikipedia:




    Sacro Imperio Romano Germ�nico:


    El Sacro Imperio Romano Germ�nico[1] (en alem�n: Heiliges R�misches Reich y en lat�n: Sacrum Romanum Imperium �para distinguirlo del Reich Alem�n de 1871�, y tambi�n conocido como el Primer Reich o Imperio antiguo), fue una agrupaci�n pol�tica ubicada en la Europa occidental y central, cuyo �mbito de poder recay� en el emperador romano germ�nico desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contempor�nea.


    Su nombre deriva de la pretensi�n de los gobernantes medievales de continuar la tradici�n del Imperio carolingio (desaparecido en el siglo X), el cual hab�a revivido el t�tulo de Emperador romano en Occidente,[2] como una forma de conservar el prestigio del antiguo Imperio romano. El adjetivo �sacro� no fue empleado sino hasta el reinado de Federico Barbarroja (sancionado en 1157) para legitimar su existencia como la santa voluntad divina en el sentido cristiano. As�, la designaci�n Sacrum Imperium fue documentada por primera vez en 1157,[3] mientras que el t�tulo Sacrum Romanum Imperium apareci� hacia 1184[3] y fue usado de manera definitiva desde 1254.


    El complemento Deutscher Nation (en lat�n: Nationis Germanic�) fue a�adido en el siglo XV.


    El Imperio se form� en 962 bajo la dinast�a sajona a partir de la antigua Francia Oriental (una de las tres partes en que se dividi� el Imperio carolingio). Desde su creaci�n, el Sacro Imperio se convirti� en la entidad predominante en la Europa central durante casi un milenio hasta su disoluci�n en 1806.


    En el curso de los siglos, sus fronteras fueron considerablemente modificadas.


    En el momento de su mayor expansi�n, el Imperio comprend�a casi todo el territorio de la actual Europa central, as� como partes de Europa del sur. As�, a inicios del siglo XVI, en tiempos del emperador Carlos V, adem�s del territorio de Holstein, el Sacro Imperio comprend�a Bohemia, Moravia y Silesia. Por el sur se extend�a hasta Carniola en las costas del Adri�tico; por el oeste, abarcaba el condado libre de Borgo�a (Franco-Condado) y Saboya, fuera de G�nova, Lombard�a y Toscana en tierras italianas.


    Tambi�n estaba integrada en el Imperio la mayor parte de los Pa�ses Bajos, con la excepci�n del Artois y Flandes, al oeste del Escalda.


    Debido a su car�cter supranacional, el Sacro Imperio nunca se convirti� en un Estado naci�n o en un Estado moderno; m�s bien, mantuvo un gobierno mon�rquico y una tradici�n imperial estamental.


    En 1648, los Estados vecinos fueron constitucionalmente integrados como Estados imperiales. El Imperio deb�a asegurar la estabilidad pol�tica y la resoluci�n pac�fica de los conflictos mediante la restricci�n de la din�mica del poder: ofrec�a protecci�n a los s�bditos contra la arbitrariedad de los se�ores, as� como a los estamentos m�s bajos contra toda infracci�n a los derechos cometida por los estamentos m�s altos o por el propio Imperio.


    Entonces, el Imperio cumpli� igualmente una funci�n pacificadora en el sistema de potencias europeas; sin embargo, desde la Edad Moderna, fue estructuralmente incapaz de emprender guerras ofensivas, extender su poder o su territorio. As�, a partir de mediados del siglo XVIII, el Imperio ya no fue capaz de seguir protegiendo a sus miembros de las pol�ticas expansionistas de las potencias internas y externas. Esta fue su mayor carencia y una de las causas de su declive. La defensa del derecho y la conservaci�n de la paz se convirtieron en sus objetivos fundamentales. Las guerras napole�nicas y el consiguiente establecimiento de la Confederaci�n del Rin demostraron la debilidad del Sacro Imperio, el cual se convirti� en un conjunto incapaz de actuar. El Sacro Imperio Romano Germ�nico desapareci� el 6 de agosto de 1806 cuando Francisco II renunci� a la corona imperial para mantenerse �nicamente como emperador austr�aco.


    Estados Imperiales:


    Una entidad era considerada como un Reichsstand (Estado imperial) si, conforme a las leyes feudales, no ten�a m�s autoridad por encima que la del emperador del Sacro Imperio. Entre dichos Estados se contaban:


    Territorios gobernados por un pr�ncipe o duque, y en algunos casos reyes. (A los gobernadores del Sacro Imperio, con la excepci�n de la corona de Bohemia, no se les permit�a ser reyes de territorios dentro del Imperio, pero algunos gobernaron reinos fuera del mismo, como ocurri� durante alg�n tiempo con el reino de la Gran Breta�a, cuyo rey era tambi�n Pr�ncipe elector de Brunswick-Luneburgo.)


    Territorios eclesi�sticos dirigidos por un obispo o pr�ncipe-obispo. En el primer caso, el territorio era con frecuencia id�ntico al de la di�cesis, recayendo en el obispo tanto los poderes mundanos como los eclesi�sticos. Un ejemplo, entre muchos otros, podr�a ser el de Osnabr�ck. Por su parte, un pr�ncipe-obispo de notable importancia en el Sacro Imperio fue el obispo de Maguncia, cuya sede episcopal se encontraba en la catedral de esa ciudad.


    Ciudades imperiales libres


    El n�mero de territorios era incre�blemente grande, llegando a varios centenares en tiempos de la Paz de Westfalia, no sobrepasando la extensi�n de muchos de ellos unos pocos kil�metros cuadrados.


    El Imperio en una definici�n afortunada era descrito como una "alfombra hecha de retales" (Flickenteppich).


    Un Estado Imperial (en alem�n Reichsstand, plural: Reichsst�nde) era una entidad territorial y pol�tica en el Sacro Imperio Romano Germ�nico con esca�o y voto (Sitz und Stimme) en el Reichstag o Dieta Imperial. Los gobernantes de un Estado Imperial no ten�an otra autoridad por encima de ellos que la del propio Emperador del Sacro Imperio Romano Germ�nico y, adem�s, pose�an importantes derechos y privilegios, incluido un alto grado de autonom�a en el gobierno de sus territorios y de sus asuntos particulares.


    Algunos Estados gobernados por pr�ncipes alemanes con voto en la Dieta no ten�an esca�o (Hungr�a con los Habsburgo o Prusia bajo el Gran Maestre de la Orden Teut�nica o con el duque de Brandeburgo, fueron un claro ejemplo durante toda la historia del Sacro Imperio Romano Germ�nico), mientras que unos pocos altos funcionarios del Sacro Imperio (como el Mariscal Hereditario [Erbmarschall] o el Ujier Hereditario [Erbt�rh�ter]) ten�an esca�o pero no voto: ni los citados altos cargos del Imperio ni los territorios sin esca�o en la Dieta Imperial estaban calificados como Estados Imperiales.


    Hacia el final de su existencia, el Sacro Imperio Romano Germ�nico estaba compuesto por unos 360 Estados casi independientes, muy diferentes entre s� en tama�o, rango, influencia y poder.


    Los Estados Imperiales gozaban de varios derechos y privilegios.


    Sus gobernantes ten�an autonom�a para regular sus propios asuntos y los de su casa; en particular, se les permit�a fijar normas relativas a la herencia de sus Estados Imperiales sin interferencias del Sacro Imperio.


    Despu�s del Tratado de Westfalia (1648) pudieron firmar tratados y concertar alianzas con otros Estados Imperiales e incluso con potencias extranjeras sin el permiso expreso del Emperador.


    S�lo a los pr�ncipes electores (y no a otros pr�ncipes) se les permiti� ejercitar ciertas regal�as, como el poder de acu�ar moneda, cobrar impuestos y peajes y el monopolio sobre las minas de oro y plata de sus territorios.


    Entre los principales derechos de los gobernantes de un Estado Imperial se encontraban:


    Tener esca�o y voto en el Reichstag; el voto pod�a ser individual (Virilstimme) o colectivo (Curiatstimme).


    Ser suspendido o privado de su estatus solo por sus pares (salvo en los casos de abuso sobre regal�as, como la acu�aci�n o cobro de peajes, en los que el Emperador o las Cortes de Justicia del Sacro Imperio pod�an ordenar la suspensi�n).


    Precedencia sobre todos los s�bditos del Imperio (la precedencia entre los propios Estados Imperiales estaba claramente definida en las ceremonias del Reichstag).
    El derecho de asociaci�n y voto dentro de su propio Consejo.


    El derecho de voto agrupado por religi�n (procedimiento llamado itio in partes), que podr�a invocarse para tratar cualquier asunto, no solo el religioso: los Estados se agrupaban por su religi�n (el cuerpo o banco cat�lico y el banco protestante del Sacro Imperio, que estaban presididos, respectivamente, por el Elector Arzobispo de Maguncia y el Elector de Sajonia, aunque este �ltimo fuera tambi�n cat�lico).


    En cada cuerpo se tomaba por mayor�a los acuerdos seg�n el n�mero de votos que los Estados que los compon�an ten�an en la Dieta.


    As� agrupados, los dos bancos religiosos ten�an capacidad de veto en la Dieta Imperial, pues no podr�a acordarse ninguna decisi�n si los dos cuerpos tomaban resoluciones opuestas.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  2. #2
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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    Que es el sacro imperio romano germ�nico y su historia


    Sacro Imperio Romano Germ�nico, entidad pol�tica de Europa occidental, cuya duraci�n se prolong� desde el 800 hasta 1806. Fue conocido en sus inicios como Imperio Occidental. En el siglo XI se denomin� Imperio romano y en el XII, Sacro Imperio. La denominaci�n de Sacro Imperio Romano Germ�nico fue adoptada en el siglo XIII. Aunque sus fronteras se ampliaron de forma notable a lo largo de su historia, los estados germanos fueron siempre su n�cleo principal. Desde el siglo X, sus gobernantes eran elegidos reyes de Germania y, por lo general, intentaban que los papas les coronaran en Roma como emperadores, aunque no siempre lo consegu�an.


    2
    ANTECEDENTES
    El Sacro Imperio Romano fue en realidad un intento de revivir el Imperio romano de Occidente, cuya estructura pol�tica y legal se hundi� durante los siglos V y VI para ser sustituida por reinos independientes gobernados por nobles germanos. El trono imperial de Roma qued� vacante despu�s de que R�mulo Aug�stulo fuera depuesto en el 476. Durante los turbulentos inicios de la edad media, el concepto tradicional de un reino temporal conviviendo con el reino espiritual de la Iglesia fue alentado por el Papado. El Imperio bizantino, con capital en Constantinopla (hoy Estambul, Turqu�a), que controlaba las provincias del Imperio romano de Oriente, conservaba nominalmente la soberan�a sobre los territorios que anteriormente posey� el Imperio de Occidente. Muchas de las tribus germanas que hab�an conquistado estos territorios reconocieron formalmente al emperador de Bizancio como su se�or. Debido en parte a esta situaci�n y tambi�n a otras razones, entre las que se incluye la dependencia derivada de la protecci�n bizantina contra los lombardos, los papas reconocieron durante un largo tiempo la autoridad del Imperio de Oriente despu�s de la abdicaci�n forzosa de R�mulo Aug�stulo.


    3
    TENSIONES
    Tras la fusi�n de las tribus germanas, causa de la creaci�n de una serie de estados cristianos independientes en los siglos VI y VII, la autoridad pol�tica de los emperadores bizantinos pr�cticamente desapareci� en Occidente. Al mismo tiempo, se dejaron sentir las consecuencias religiosas de la divisi�n de la Iglesia occidental, de modo particular durante el pontificado (590-604) de Gregorio I. A la vez que el prestigio pol�tico del Imperio bizantino declinaba, el Papado se mostr� cada vez m�s resentido por la injerencia de las autoridades civiles y eclesi�sticas de Constantinopla en los asuntos y actividades de la Iglesia occidental. La consecuente enemistad entre las dos ramas de la Iglesia alcanz� su punto cr�tico durante el reinado (717-741) del emperador bizantino Le�n III el Isaurio, quien intent� abolir el uso de im�genes en las ceremonias cristianas. La resistencia del Papado al decreto de Le�n culmin� en la ruptura con Constantinopla (730-732). El Papado aliment� entonces el sue�o de resucitar el Imperio de Occidente. Algunos papas estudiaron la posibilidad de embarcarse en el proyecto y asumir el liderazgo de ese futuro Estado. Sin fuerza militar alguna ni administraci�n de hecho, y en una situaci�n de gran peligro por la hostilidad de los lombardos en Italia, la jerarqu�a eclesi�stica abandon� la idea de un reino temporal unido al reino espiritual y se decidi� a otorgar la titulaci�n imperial a la potencia pol�tica dominante en la Europa occidental del momento: el reino de los francos. Algunos de los gobernantes francos hab�an probado ya su fidelidad a la Iglesia; Carlomagno, que ascendi� al trono franco en el 768, hab�a demostrado una gran cualificaci�n para tan elevado cargo, especialmente por la conquista de Lombard�a en el 773 y por la ampliaci�n de sus dominios hasta alcanzar proporciones imperiales.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    4
    EL IMPERIO DE OCCIDENTE


    El 25 de diciembre del a�o 800, el papa Le�n III coron� a Carlomagno como emperador. Este acto origin� un precedente y cre� una estructura pol�tica que estaba destinada a jugar un papel decisivo en los asuntos de Europa central. As� mismo estableci� la pretensi�n papal de elegir, coronar e incluso deponer a los emperadores, derecho que hizo valer, al menos en teor�a, durante casi 700 a�os. En su fase inicial, el resucitado Imperio de Occidente se mantuvo como entidad pol�tica efectiva menos de 25 a�os tras la muerte de Carlomagno, ocurrida en el a�o 814. El reinado de su hijo y sucesor, Luis I, estuvo marcado por una contienda fratricida, de car�cter feudal, que culmin� en el 843 con la partici�n del Imperio.



    A pesar de las disputas internas del reci�n creado Imperio de Occidente, los papas mantuvieron la organizaci�n y el t�tulo imperiales, principalmente con la dinast�a Carolingia, durante casi todo el siglo IX. Sin embargo, los emperadores ejercieron escasa autoridad m�s all� de las fronteras de sus dominios. Tras el reinado de Berengario I (915-924), asimismo nombrado rey de Italia o gobernante de Lombard�a y que fue coronado por el papa Juan X, el trono imperial qued� vacante durante casi cuatro d�cadas. El reino franco de Oriente tambi�n conocido como reino germano (alem�n), gobernado de forma inteligente por Enrique I y su hijo Ot�n I, apareci� como el Estado m�s poderoso en Europa durante esta �poca. Adem�s de ser un soberano ambicioso y capaz, Ot�n I fue un ferviente partidario de la Iglesia cat�lica, como queda revelado por los nombramientos que hizo de cl�rigos para altos cargos, por sus actividades misioneras al este del r�o Elba, y finalmente por sus campa�as militares, a requerimiento del papa Juan XII, contra el rey de Italia Berengario II. En el a�o 962, como reconocimiento a los servicios prestados por Ot�n, el papa Juan XII le recompens� con el t�tulo y la corona imperiales.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    5
    LA UNI�N DE LOS ESTADOS GERMANOS


    Ot�n III
    Ot�n III, emperador del Sacro Imperio Romano Germ�nico desde el 983 hasta el 1002. En el 996, el papa Juan XV le solicit� que viajara a Roma para ayudarle a sofocar una rebeli�n. Seguidamente, Ot�n afirm� la primac�a de la autoridad imperial sobre la papal. De hecho, promovi� el acceso al solio pontificio de Gregorio V y Silvestre II, primeros papas de origen germano y franco, respectivamente.
    Bridgeman Art Library
    El Imperio de Occidente fue en sus inicios una uni�n inestable de Germania y el norte de Italia; luego permaneci�, durante m�s de 800 a�os, como una laxa uni�n de estados germanos. En su fase italogermana, el Imperio jug� un importante papel en los asuntos pol�ticos y religiosos de Europa central. Un trascendental hecho de este periodo fue la pugna entre los papas (especialmente Gregorio VII) y los emperadores (principalmente Enrique IV) por el control de la Iglesia (v�ase Querella de las Investiduras). Por el Concordato de Worms (1122), un acuerdo entre el emperador Enrique V y el papa Calixto II, el primero renunciaba al derecho de la investidura espiritual o nombramiento de obispos. Todos los emperadores eran reyes de Germania y puesto que las obligaciones y ambiciones imperiales requer�an inevitablemente toda su atenci�n, los intereses locales de Germania eran relegados a un segundo plano. Como resultado, Germania, que pod�a haber sido transformada en un Estado fuertemente centralizado, degener� en una multiplicidad de peque�os estados dominados por gobiernos aristocr�ticos. El acuerdo de Worms elimin� una fuente de fricci�n entre Iglesia y Estado, pero la lucha por la influencia pol�tica continu� durante todo el siglo XII. En 1157, Federico I, llamado Federico Barbarroja, uno de los m�s grandes emperadores, emple� por vez primera el t�rmino Sacro Imperio de forma ostensible, para enfatizar la santidad de la corona. Federico, en un intento de restaurar y perpetuar el antiguo Imperio romano, quiso suprimir la levantisca nobleza germana y el autogobierno de las ciudades italianas. Sus intervenciones en estas �ltimas fueron rechazadas por la Liga Lombarda y debilitaron seriamente su relaci�n con el Papado. El papa Adriano IV declar� que Federico pose�a el Imperio en calidad de feudo papal, pero el emperador, que conservaba el apoyo de los obispos germanos, mantuvo que su dignidad imperial proced�a s�lo de Dios. Despu�s de casi dos d�cadas de guerra intermitente en Italia, Federico fue derrotado en Legnano (1176) por las ciudades que formaban la Liga Lombarda, que de este modo lograron su independencia de la autoridad imperial. El emperador Enrique VI, que reclam� el trono de Sicilia por su matrimonio, invadi� dos veces el territorio, y en la segunda ocasi�n (1194) conquist� la isla. Federico II renov� en el siglo XIII los esfuerzos del Imperio para dominar las ciudades italianas y al Papado, pero no tuvo �xito.


    El Sacro Imperio Romano tuvo escasa importancia real en los asuntos pol�ticos de Europa y en las cuestiones religiosas despu�s del Gran Interregno (1254-1273). La muerte de Federico II en 1250 dej� vacante el trono imperial y dos candidatos rivales intentaron obtener apoyos para sus pretensiones. El hijo de Federico, Conrado IV, y Guillermo de Holanda se disputaron en un primer momento el trono imperial. Las discordias de los interregnos condujeron a una restauraci�n del poder imperial a trav�s del sistema electivo, definitivamente consagrado tras la doble elecci�n de 1257 (Alfonso X de Castilla, hasta 1284, y Ricardo, conde de Cornualles, hasta 1272). Ricardo de Cornualles, desde Inglaterra, fue incapaz de poner bajo su control el Imperio. De hecho, esto signific� la victoria del Papado en su larga contienda con el Imperio. Desde 1273, varios reyes germanos reclamaron el t�tulo imperial, siendo Rodolfo I, miembro de la dinast�a de los Habsburgo, el primero en hacerlo. En diversas ocasiones esas pretensiones fueron reconocidas por los papas. Sin embargo, el t�tulo no era m�s que un cargo honor�fico; teniendo en cuenta que el Imperio estaba formado por una confederaci�n poco compacta de estados y principados soberanos, la autoridad imperial s�lo era nominal. Luis IV, que asumi� el t�tulo en 1314, desafi� con �xito el poder del Papado y restaur�, por breve tiempo, el prestigio del Imperio. En 1356 Carlos IV promulg� la Bula de Oro, que fijaba la forma y procedimiento de la elecci�n imperial y realz� la importancia de los electores. En el reinado de Carlos V, el Imperio abarc� un territorio tan extenso como el de Carlomagno; pero fueron los principios din�sticos y no los eclesi�sticos los que constituyeron el principal elemento de cohesi�n de la estructura imperial que estableci� este emperador. El concepto medieval de un Estado terrenal coexistiendo en armon�a con el reino espiritual de la Iglesia, sobrevivi� s�lo como teor�a. Pero cuando la Reforma protestante tom� la iniciativa, incluso la teor�a perdi� pr�cticamente su significado. La unidad del Imperio qued� debilitada en 1555, cuando por la Paz de Augsburgo se permiti� a cada ciudad libre y a cada estado de Alemania la elecci�n entre el luteranismo o el catolicismo. Por la Paz de Westfalia (1648), que puso fin a la guerra de los Treinta A�os, el Imperio perdi� lo que le quedaba de soberan�a sobre los estados que lo formaban, y Francia se convirti� en la primera potencia de Europa. El Sacro Imperio Romano, en su etapa final, sirvi� principalmente como instrumento para las pretensiones imperiales de los Habsburgo, pero todav�a desempe�� ciertas funciones, principalmente dirigidas al mantenimiento de una cierta unidad entre los distintos estados que lo compon�an. Los �ltimos emperadores, todos ellos gobernantes de Austria, preocupados principalmente por agrandar sus dominios particulares, fueron meras figuras decorativas. Una f�til intervenci�n militar contra la Francia revolucionaria constituy� la �ltima acci�n importante del Imperio en asuntos pol�ticos europeos. Como consecuencia de su bien fundado temor a que Napole�n I de Francia intentara apoderarse del t�tulo imperial, Francisco II, el �ltimo emperador, disolvi� formalmente el Imperio el 6 de agosto de 1806 y estableci� el Imperio Austriaco. El Sacro Imperio Romano Germ�nico equivale en la historiograf�a alemana al I Reich; el segundo Imperio Alem�n (1871-1918) es tambi�n conocido como el II Reich; en tanto que el Imperio nazi constituir�a el III Reich (1934-1945).

    http://www.tareasfacil.info/historia...germanico.html
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    Art�culo bueno aunque posee ciertos matices. Tom� las partes que realmente aportan al foro:




    Los nuevos Estados y el Sacro Imperio


    Una exposici�n enfoca la �poca final del Sacro Imperio Romano-Germ�nico, hace 200 a�os. Sobre ello y sus posibles repercusiones actuales, DW-WORLD convers� con la historiadora Brigitte Mazohl-Wallnig.



    Con la abdicaci�n de Francisco II en agosto de 1806 termin� un sistema pol�tico que databa de hac�a casi mil a�os: el Sacro Imperio Romano-Germ�nico. A doscientos a�os de su extinci�n, una exposici�n con dos estaciones, en Berl�n y Magdeburgo, presenta la historia de ese imperio y pretende analizar la relevancia que tuvo, sobre todo, en la formaci�n de los Estados modernos. Al respecto, DW-WORLD convers� con Brigitte Mazohl-Wallnig, directora del Instituto de Historia de la Universidad de Innsbruck.


    DW-WORLD: �Qu� inter�s puede tener hoy en d�a el Sacro Imperio Romano-Germ�nico?

    Mazohl-Wallnig: El Sacro Imperio Romano-Germ�nico es el fundamento de la historia com�n europea. Deber�a, incluso, estar mucho m�s presente en la conciencia colectiva de sus ciudadanos de lo que, de hecho, est�. Ayudar�a a desembarazarnos de esas lentes de "Estado nacional" a trav�s de las cuales observamos ahora la Historia.

    �En qu� medida se puede hablar, verdaderamente, de un Imperio?


    Fue un Imperio, que se autodefin�a como tal y como tal se percib�a. Exist�a una ley b�sica com�n, que era una especie de constituci�n. Contaba tambi�n con un Reichstag -una asamblea permanente-, contaba con cortes imperiales y consejos. Y contaba tambi�n con un emperador que era el garante de ese orden y la instancia superior, pero que no se entend�a en t�rminos absolutistas, pues se trataba de un sistema dual de poder. El emperador no pod�a decidir sin el Reichstag.

    �Por qu� se desintegr� el Imperio finalmente?


    A lo largo del siglo XVIII, el pensamiento de poder pol�tico llev� a que los Estados, sobre todo los m�s grandes, tomasen el modelo absolutista como ejemplo para s� mismos. Y que, por consiguiente, intentasen ponerlo en pr�ctica hacia dentro y hacia fuera de sus fronteras. Los Estados alemanes del sur utilizan esto a su favor y se al�an con Napole�n. Se vuelven con ellos Estados aut�nomos, ganan soberan�a.

    �En qu� medida la ausencia del Estado nacional en Alemania determin� su historia?


    No se trata aqu� s�lo de Alemania, sino de la totalidad de Europa Central, incluyendo Italia y Austria y sus Estados del Este. La desintegraci�n del Imperio tuvo como consecuencia que surgiera un vac�o, del cual nacen el nacionalismo italiano y el alem�n. Con todas sus consecuencias, que se extienden hasta las Guerras Mundiales del siglo XX. El dramaturgo austriaco Franz Grillparzer lo expuso hace ya tiempo: "de la humanidad a la nacionalidad a la bestialidad".

    Algunos de sus colegas opinan que el Tercer Reich distorsion� la visi�n del Sacro Imperio Romano-Germ�nico. �Est� usted de acuerdo?


    Sin duda. Ya s�lo el t�rmino Reich es desde ese entonces repelente. Pero como historiadora, creo que la propaganda del siglo XIX fue m�s nociva. Hubo toda una avalancha de insultos, pues todo lo que el siglo XIX so�aba no lo hab�a sido el Sacro Imperio. Y por ello, la historiograf�a decimon�nica habl� muy mal del viejo Imperio.


    http://www.dw.de/los-nuevos-estados-...erio/a-2149242
    �ltima edici�n por Michael; 19/05/2013 a las 09:57
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    El reinado de Carlos I (1516-1556)

    image.jpg


    Las cuatro herencias territoriales que recibi� Carlos I le convirtieron en rey de un poderoso imperio. De sus abuelos maternos, Isabel y Fernando recibi� Castilla, Navarra, Arag�n, Canarias, las plazas del norte de �frica, N�poles, Cerde�a, Sicilia y los territorios de Am�rica de sus abuelos paternos, Maximiliano de Habsburso y Mar�a de Borgo�a, recibi� Austria, el ducado de Borgo�a, Artois, Luxemburgo, Los Pa�ses bajos, Flandes, el Franco condado y los derechos a la corono imperial.




    Pol�tica interior


    Carlos I hab�a nacido en Gante en 1500 y fue educado en Flandes. En 1517 desembarc� en el puerto de Tazones (Asturias) para recibir la corona de Espa�a. A su llegada, se encontr� con la oposici�n inicial de parte de la nobleza castellana, que no ve�a con agrado a un rey educado en el extranjero y acompa�ado de una corte tambi�n extranjera.


    En las primeras Cortes (Valladolid) los nobles exigieron al rey un juramento de respeto a las leyes del reino.


    En 1519, tras la muerte de Maximiliano I, se vio obligado a solicitar a las ciudades un impuesto especial para hacer frente a los gastos ocasionados por su viaje a Alemania donde iba a hacerse cargo de la corono imperial. Esta petici�n provoc� el estallido del m�s serio conflicto interno de su reinado: el levantamiento comunero, protagonizado por las clases urbanas, principalmente comerciantes, hidalgos y artesanos. Sus l�deres, Juan de Padilla, Juan Bravo y Pedro de Maldonado, se levantaron en Toledo, Segovia, Salamanca y Madrid; pronto se sumaron otras muchas ciudades y los comuneros fueron derrotados en la batalla de Villalar, Valladolid (23 de abril 1523), y sus cabecillas ejecutados.


    Tras esta derrota y la concesi�n de algunas de las peticiones de los comuneros (abolici�n de los privilegios a los extranjeros, prohibici�n de que desempe�aran cargos p�blicos y compromiso del rey a residir en Espa�a), Carlos I consigui� la sumisi�n y el apoyo de las ciudades.


    Coincidiendo con el movimiento de las Comunidades se produjo en Arag�n el movimiento de las German�as, expresi�n de la hostilidad existente entre los nobles, por una parte, y los artesanos, peque�os comerciantes y campesinos, por otra.


    La sublevaci�n comenz� en Valencia, en 1519, cuando la oligarqu�a urbana abandon� la ciudad a causa de una epidemia de peste. Los representantes de las clases populares los "agermanados", crearon una Junta, tomaron el poder municipal e impidieron a los nobles y burgueses ricos el regreso a la ciudad. El movimiento dse extendi� por otras ciudades valencianas y por Mallorca. El virrey, Diego Hurtado de Mendoza, fue derrotado por los sublevados. Pero en 1521 en Valencia, en 1522 en J�tiva y Alcira y en 1523 en Mallorca, los agermanados fueron definitivamente sometidos.




    Pol�tica exterior


    Los extensos dominios de la monarqu�a imperial planteaban grandes problemas de gobierno y favorecieron los conflictos con otras potencias.


    Carlos I aspiraba a una alianza de todos los soberanos cristianos, en defensa de la cristiandad, bajo la supremac�a del Emperador y la tutela del Pontificado. Pero se encontr� con la oposici�n de Francia, de los pr�ncipes alemanes y del propio Papado, adem�s de tener que enfrentarse, solo, a la expansi�n del Imperio turco.



    Enfrentamientos con Francia


    Durante veinticinco a�os, Carlos I de Espa�a y Francisco I de Francia lucharon por la hegemon�a europea. En 1523 Francisco I tom� el Milanesado italiano, pero fue derrotado y hecho prisionero en la cruel batalla de Pav�a (1525). El rey franc�s firm� en la capital el Tratado de Madrid (14 de enero de 1526) seg�n el cual renunciaba a todo derecho sobre Mil�n, N�poles y G�nova.


    En 1526 Francisco I y el papa Clemente VII formaron la Liga de Cognac, para arrojar a los espa�oles de Italia. La Liga fue derrotada en Mil�n. Esta segunda fase de la guerra termin� con la Paz de Cambrai o Paz de las Damas (1529): Espa�a devolv�a a Francia el ducado de Borgo�a, Francisco I renunciaba a sus pretensiones sobre Mil�n, G�nova y N�poles y el papa impuso en Bolonia a Carlos I de Espa�a (ahora tambi�n Carlos V de Alemania) la corona imperial.


    Lucha con los turcos


    El Imperio otomano se convirti� en una amenaza importante para los dominios imperiales con Solim�n II, Solim�n el Magn�fico, que contaba adem�s con el apoyo del rey franc�s Francisco I. Desde Hungr�a, los turcos sitiaron Viena (1529-1532) y en el Mediterr�neo el pirata turco Barbarroja hostilizaba los barcos espa�oles y asaltaba las costas. En 1535 la flota espa�ola se apoder� de T�nez, pero la derrota de Argel (1541) supuso el mantenimiento del dominio turco en el Mediterr�neo.



    Proyectos de un imperio cristiano:



    Carlos V concibi� una idea unitaria de imperio que englobaba a toda la cristiandad. Todos los soberanos cristianos europeos, bajo la supremac�a del emperador, se unir�an para asistir al Pontificado y hacer frente al expansionismo turco, una idea profundamente heredada de la Antig�edad y en concreto del imperio Carolingio y los Otones. Sin embargo, sus pretensiones de unidad cristiana encontraron una tenaz resistencia en Francia, en el propio Papado y en los pr�ncipes protestantes alemanes.






    http://www.kalipedia.com/historia-es...s_130.Kes&ap=0

    http://vamosaeducarlos.blogspot.com/...-1556.html?m=1
    �ltima edici�n por Michael; 19/05/2013 a las 10:52
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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    El Sacro Imperio Romano Germ�nico despu�s de La Paz de Westfalia:


    image.jpg



    Estados Eclesi�sticos del Sacro Imperio(en violeta):

    image.jpg


    Imperio de Carlos I de Espa�a y V de Alemania:


    image.jpg
    Im�genes adjuntadas Im�genes adjuntadas
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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    Prince-Bishop

    image.jpg

    A Prince-Bishop is a bishop who is a territorial Prince of the Church on account of one or more secular principalities, usually pre-existent titles of nobility held concurrently with their inherent clerical office. Thus the principality ruled politically by a prince-bishop could wholly or largely overlap with his diocesan jurisdiction, but not necessarily; several lost their actual see (the city itself), which could obtain the status of free imperial city. If the see is an archbishopric, the correct term is prince-archbishop; the equivalent in the regular (monastic) clergy is prince-abbot.

    In the West, with the decline of imperial power from the 4th century onwards in the face of the barbarian invasions, sometimes Christian bishops of cities took the place of the Roman commander, made secular decisions for the city and led their own troops when necessary. Later relations between a prince-bishop and the burghers were not invariably cordial. As cities demanded charters from emperors, kings, or their prince-bishops and declared themselves independent of the secular territorial magnates, friction intensified between burghers and bishops.

    In the Byzantine Empire, the still autocratic Emperors passed general legal measures assigning all bishops certain rights and duties in the secular administration of their dioceses, but that was part of a caesaropapist development putting the Eastern Church in the service of the Empire, with its Ecumenical Patriarch almost reduced to the Emperor's minister of religious affairs. The Russian Empire went even further, abolishing its own patriarchy and placing the church under direct control of the secular government.

    Holy Roman Empire


    Bishops had been involved in the government of the Frankish realm and subsequent Carolingian Empire frequently as the clerical member of a duo of envoys styled Missus dominicus, but that was an individual mandate, not attached to the see. Prince-bishoprics were most common in the feudally fragmented Holy Roman Empire, where many were formally awarded the rank of an Imperial Prince Reichsf�rst, granting them the immediate power over a certain territory and a representation in the Imperial Diet (Reichstag).

    The stem duchies of the German kingdom inside the Empire had strong and powerful dukes (originally, war-rulers), always more looking out for their duchy's "national interest" than for the Empire's. In turn the first Ottonian (Saxon) king Henry the Fowler and more so his son, Emperor Otto I, intended to weaken their power by enfeoffing loyal bishops with Imperial lands and vest them with regalia privileges. Unlike dukes they could not pass hereditary title and lands to any descendants. Instead the Emperors reserved the implementation of the bishops of their proprietary church for themselves, defying the fact that according to canon law they were part of the transnational Catholic Church. This met with increasing opposition by the Popes, culminating in the fierce Investiture Controversy of 1076. Nevertheless the Emperors continued to grant major territories to the most important (arch)bishops. The immediate territory attached to the episcopal see then became a prince-diocese or bishopric ("F�rstbistum").[1] The German term Hochstift was often used to denote the form of secular authority held by bishops ruling a prince-bishopric with Erzstift being used for prince-archbishoprics.

    Emperor Charles IV by the Golden Bull of 1356 confirmed the privileged status of the Prince-Archbishoprics of Mainz, Cologne and Trier as members of the electoral college. At the eve of the Protestant Reformation, the Imperial states comprised 53 ecclesistical principalities. They were finally secularised in the 1803 German Mediatisation upon the territorial losses to France in the Treaty of Lun�ville, except for the Mainz prince-archbishop and German archchancellor Karl Theodor Anton Maria von Dalberg, who continued to rule as Prince of Aschaffenburg and Regensburg. With the dissolution of the Holy Roman Empire in 1806, the title became finally defunct. However in some countries outside of French control, such as in the Austrian Empire (Salzburg, Seckau, and Olm�tz) and the Kingdom of Prussia (Breslau), the institution nominally continued, and in some cases was revived; a new, titular type arose.

    No less than three of the (originally only seven) prince-electors, the highest order of Reichsf�rsten (comparable in rank with the French pairs), were prince-archbishops, each holding the title of Archchancellor (the only archoffice amongst them) for a part of the Empire; given the higher importance of an electorate, their principalities were known as Kurf�rstentum ('electoral principality') rather than prince-archbishoprics:

    State of the Teutonic Order

    Order's State in 1466: Livonian episcopal territories in violet, Prince-Bishopric of Warmia in cyan
    Upon the incorporation of the Livonian Brothers of the Sword in 1237, the territory of the Order's State largely corresponded with the Diocese of Riga. Bishop Albert of Riga in 1207 had received the lands of Livonia as an Imperial fief from the hands of German king Philip of Swabia, he however had to come to terms with the Brothers of the Sword. At the behest of Pope Innocent III the Terra Mariana confederation was established, whereby Albert had to cede large parts of the episcopal territory to the Livonian Order. Albert proceeded tactically in the conflict between the Papacy and Emperor Frederick II: in 1225 he reached the acknowledgement of his status as a Prince-Bishop of the Empire, though the Roman Curia insisted on the fact that the Christianized Baltic territories were solely under the suzerainty of the Holy See. By the 1234 Bull of Rieti, Pope Gregory IX stated that all lands acquired by the Teutonic Knights were no subject of any conveyancing by the Emperor.

    Within this larger conflict, the continued dualism of the autonomous Riga Prince-Bishop and the Teutonic Knights led to a lengthy friction. About 1245 the Papal legate William of Modena reached a compromise: Though incorporated into the Order's State, the archdiocese and its suffragan bishoprics were acknowledged with their autonomous ecclesiastical territories by the Teutonic Knights. The bishops pursued the conferment of the Princely title by the Holy Roman Emperor to stress their sovereignty. In the original Prussian lands of the Teutonic Order, Willam of Modena established the suffragan bishoprics of Culm, Pomesania, Samland and Warmia. From the late 13th century onwards, the appointed Warmia bishops were no longer members of the Teutonic Knights, a special status confirmed by the bestowal of the Princely title by Emperor Charles IV in 1356.


    Elsewhere
    In Montenegro

    The bishops of Cetinje, Montenegro, who took the place of the earlier secular (Grand) Voivodes in 1516 had a unique position of Slavonic, Orthodox prince-bishops of Montenegro under Ottoman suzerainty.[2] They actually became the secularized, hereditary princes and ultimately Kings of Montenegro in 1852, as reflected in their styles:

    first Vladika i upravitelj Crne Gore i Brde ("Bishop and Ruler of Montenegro and the Highlands")
    from 13 March 1852 (New Style): Po Božjoj milosti knjaz i gospodar Crne Gore i Brde ("By the grace of God Prince and Sovereign of Montenegro and the Highlands")
    from 28 August 1910 (New Style): Po Božjoj milosti kralj i gospodar Crne Gore ("By the grace of God, King and Sovereign of Montenegro")
    In England
    The Bishops of Durham were also territorial Prince Bishops, with the extraordinary secular rank of Earl palatine, for it was their duty not only to be head of the large diocese, but also to help protect the Kingdom against the Scottish threat from the north. The title survived the union of England and Scotland into the Kingdom of Great Britain in 1707 until 1836.

    In France
    Apart from territories formerly within the Holy Roman Empire, no French diocese had a principality of political significance linked to its see.

    However, a number of French Bishops did hold a noble title, with a tiny territory usually about their seat; it was often a princely title, especially Count. Indeed, six of the original Pairies (the royal vassals awarded with the highest precedence at Court) were episcopal: the Archbishop of Reims and five other Bishops (suffragans to Reims, except the Bishop of Langres); the three highest ones held a ducal title and the others a comital title.

    They were later joined by the Archbishop of Paris, with a ducal title, but with precedence over the others. See also Peerage of France.

    In Portugal
    From 1472 to 1967, the bishop of Coimbra held the comital title of Count of Arganil, being thus called "bishop-count" (Bispo-Conde, in Portuguese). The comital title is still held de jure, but since Portugal is a republic and nobility privileges are abolished, its use declined during the 20th century.

    Beyond Catholic feudalism
    While one might expect that the Protestant Schism, Counter-Reformation and more modern regimes than the traditional feudal principality would have eradicated the prince-bishopric, they didn't quite.

    Even when the true prince-(arch)bishoprics disappeared from the map of Europe as it was redrawn by Napoleon I Bonaparte (who caused the end of the Holy Roman Empire) and the Congress of Vienna after his defeat, the title found a new, titular use. In the Habsburg dynasty's "new" empire, the Danubian Double Monarchy Austria-Hungary, reduced to the parts south of Prussia's (German) sphere of dominance that would become the (largely Protestant) German Empire, actual territorial power was no longer held by the bishops, but the status of F�rst(erz)bischof was maintained, and could be given a similar political role in the more modern, almost standardized Cisleithanian provincial level, the Kronland 'crown land', as ex officio members of its Landtag, the representative and legislative assembly, often with Virilstimme, while other bishops could collectively be represented as a 'prelates bench' (an elected Kurie).

    The Emperors of Austria now bestowed the title upon Bishops even without any feudal principality, but as a princely style and rank (as had been usual for centuries with secular noble titles of peerage ranks) awarded to episcopal sees, carrying the privilege of a seat in the estates, e.g. for the bishop of Laibach (as a consolation prize for the see's loss of metropolitan rank to Graz) & for the archbishops of Esztergom.

    Special cases
    The ultimate Prince Bishop is the Bishop of Rome, i.e. the Pope, universal head (Supreme Pontiff) of the Roman Catholic Church. His claims to territorial power were bolstered by the fraudulent early-Medieval document Donation of Constantine, and the authentic Donation of Pepin, establishing the Patrimonium Petri which was further extended as the powerful Papal States. Pope Pius IX was the last of the true, sovereign Prince-Bishops, divested of territorial powers when the Papacy was forced to surrender the rule of Rome in 1870 to the reunited kingdom of Italy, which was supported by liberal-nationalists. The Pope was however made Head of state again of the specially created Vatican City, a small enclave in Rome, by the (later favorably amended) Lateran Treaties with Benito Mussolini's Fascist Italy.

    The Spanish Catalonian Bishop of Urgell, who no longer has any secular rights in Spain, still is one of the two co-princes of Andorra, along with the Head of State (presently President of the Republic) of France.
    �ltima edici�n por Michael; 25/07/2013 a las 06:33
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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    Administrators of prince-bishoprics


    Since the Investiture Controversy in 11th and 12th the cathedral chapters used to elect the Catholic bishops in the Holy Roman Empire. Prince-bishoprics were elective monarchies of imperial immediacy within the Empire, with the monarch being the respective bishop usually elected by the chapter and confirmed by the Holy See, or exceptionally only appointed by the Holy See. Papally confirmed bishops were then invested by the emperor with the princely regalia, thus the title prince-bishop. However, sometimes the respective incumbent of the see never gained a papal confirmation, but was still invested the princely power. Also the opposite occurred with a papally confirmed bishop, never invested as prince.


    Candidates elected, who lacked canon-law prerequisites and/or papal confirmation, would officially only hold the title diocesean administrator (but nevertheless colloquially be referred to as prince-bishop). This was the case with Catholic candidates, who were elected for an episcopal see with its revenues as a mere appanage and with all Protestant candidates, who all lacked either the necessary vocational training or the papal confirmation.


    With many capitulars converting to Lutheranism or Calvinism during the Reformation, the majorities in many chapters consisted of Protestant capitulars. So they then also elected Protestants as bishops, whom usually were denied papal confirmation. However, in the early years of Reformation, with the schism not yet fully implemented, it was not always obvious, who tended to Protestantism, so that some candidates only turned out to be Protestants after they had been papally confirmed as bishop and imperially invested as prince. Later, when Protestants were usually denied papal confirmation, the emperors nevertheless invested the unconfirmed candidates as princes - by a so-called liege indult (German: Lehnsindult) - due to political coalitions and conflicts within the empire, in order to gain candidates as imperial partisans.


    Many Protestant candidates, elected by the capitulars, neither achieved papal confirmation nor a liege indult, but nevertheless, as a matter of fact held de facto princely power. This was because the emperor would have to use force to bar the candidates from ruling, with the emperors lacking the respective power or pursuing other goals. A similar situation was in a number of imperially immediate abbeys with their prince-abbots and princess-abbesses.


    As administrators the incumbents of the sees had comparable power like any other monarch of an imperially immediate territory within the Empire, just being elected instead of having succeeded by way of inheritance. However, one common restriction was that administered prince-bishoprics were denied to emit their deputees to the diets of the Empire or of the imperial circles (German: Reichstag, or Kreistag, respectively). This restriction was abandoned by the Peace of Westphalia in 1648, when the emperor accepted Protestant administrators as fully empowered rulers. However, the Peace also secularised many of the prior Protestant prince-bishoprics and transformed them into hereditary monarchies.


    Prince-bishoprics ruled by Protestant administrators
    Prince-bishoprics, which were ruled by Protestants, were the following:


    Prince-Bishopric of Brandenburg, Lutheran bishops and administrators since 1539, secularised and merged into the Electorate of Brandenburg in 1571.
    Prince-Archbishopric of Bremen, Lutheran administrators since 1567, secularised as hereditary Duchy of Bremen in 1648
    Prince-Bishopric of Cammin, Lutheran bishops and administrators since 1544, secularised and merged into the Duchy of Pomerania in 1650
    Prince-Bishopric of Halberstadt, Lutheran administrators 1566-1628, after the rule of the last, however, Catholic administrator, secularised as Principality of Halberstadt in 1648
    Prince-Bishopric of Havelberg, Lutheran bishops and administrators since 1558, secularised and merged into the Electorate of Brandenburg in 1598.
    Prince-Bishopric of Lebus, Lutheran bishop and administrators since 1555, secularised and merged into the Electorate of Brandenburg in 1598.
    Prince-Bishopric of L�beck, Lutheran bishops and administrators in 1535 and from 1555 on, secularised as Principality of L�beck in 1803
    Prince-Archbishopric of Magdeburg, Lutheran administrators between 1566 and 1631 and again since 1638, secularised as hereditary Duchy of Magdeburg in 1680
    Prince-Bishopric of Merseburg, Lutheran administrators since 1544, secularised and merged into the Electorate of Saxony in 1565
    Prince-Bishopric of Minden, Lutheran administrators between 1554 and 1631, after the rule of the last, however, Catholic prince-bishop, secularised as Principality of Minden in 1648
    Prince-Bishopric of Naumburg, Lutheran bishop and administrators between 1542 and 1547 and from 1562 on, secularised and merged into the Electorate of Saxony in 1615
    Prince-Bishopric of Osnabr�ck, Lutheran bishops and administrators between 1574 and 1623, and Lutheran administrators and Catholic bishops in alternate succession since 1634, secularised and merged into the Electorate of Brunswick and Lunenburg in 1803
    Prince-Bishopric of Ratzeburg, Lutheran administrators since 1554, secularised as the Principality of Ratzeburg in 1648
    Prince-Bishopric of Schwerin, Lutheran administrators since 1533, secularised as the Principality of Schwerin in 1648
    Prince-Bishopric of Verden, Lutheran bishop and administrators between 1574 and 1630, and, after the rule of the last, however, Catholic prince-bishop, from 1631 on, secularised as Principality of Verden in 1648
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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    Por Ord��ez:

    Sacro Imperio Romano Germ�nico: Austria o Alemania?

    image.jpg


    No hace falta que os explique que era este imperio no? Bueno el caso es que este fue el leg�timo imperio de Carlomagno, y este durante la edad media fue el Imperio que luchaba contra el papado, y que contolaba a los dem�s paises. Pues bien, la dinast�a de los Habsburgo siempre control� este Imperio (hubo a�os que no, pero en casi todos, si) Pero cuando empieza a llegar Prusia, y se oye la real casa de Hohenzollern, y el Sacro Imperio ya no tiene tanto poder a partir de la paz de Westfalia, los que se consideran leg�timos herederos son los prusianos???!!!


    Espera, haber si no dejo esto muy claro, la capital del Sacro Imperio fue Viena, sus emperadores fueron los Habsburgo, de habla alemana, despu�s de 1806, pasa a ser el Imperio Austriaco, y despu�s en 1848, imperio Austro-H�ngaro, con el himno que ya tenian en el Sacro Imperio, el Goth eralthe Franz den Kaiser.



    Pero cada vez, los prusianos se creen que son los verdaderos germanos, pero en realidad son los austriacos, ya que siempre fueron los lideres, los verdaderos germanos, y encima los prusianos se llaman alemanes, su himno cual es? El Deutchland Deutchland, que es el himno del I.Austro-H�ngaro pero con otra letra, y encima se hacen emperadores de Alemania y enciam a los que se recuerdan son a estos, a los alemanes, no a los austriacos como imperio, despu�s de que los austriacos formaran el imperio y todo, y viene los prusianos diciendo que son los verdaderosa germanos…..


    Puede que no entendais lo que quiero decir pero yo si…. Austria ser�a el verdadero pais germano, no Alemania, que se tendr�a que llamar Prusia.



    PD: Este tema ya lo he debatido en El Gran Capit�n, pero me gustar�a sacar tambien conclusiones aqui, ya que todos los que estamos aqui sabemos mucho de este Imperio.
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    Antonio Aparisi

  11. #11
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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    Jam�s hab�a visto un imperio que fuera tan similar en pol�tica y organizaci�n a Espa�a como el Sacro Imperio Romano Germ�nico. Los mejores aliados que tuvo la Iglesia fueron Espa�a y el Sacro Imperio. La casa de Austria ha sido de las mejores dinast�as que tuvo Espa�a. La Casa de Austria junto con la Casa de Trastamara fueron los que fecundaron el reino indiano. Dotaron a mi Reino de s�mbolo, expansion y organizaci�n.

    En realidad el dilema entre Austria y los estados alemanes es muy similar al de Portugal y los dem�s estados hisp�nicos. Los Austriacos eran alemanes. De hecho se hablaba del Emperador de Alemania. As� c�mo tambi�n se hablaba de las Espa�as, incluyendo a Portugal. No obstante, con el tiempo Austria, as� como nuestro hermano lusitano, fueron creando identidades diferenciadas de los dem�s estados.

    Podr�a decirse que Austria esta dentro de la Germanidad como Portugal est� dentro de la Hispanidad.


    �Qu� vivan Espa�a y Alemania!

    �Qu� vivan la Germanidad y la Hispanidad!
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    Antonio Aparisi

  12. #12
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    Re: Sacro Imperio Romano Germ�nico

    Libros antiguos y de colecci�n en IberLibro
    Espa�a y el Sacro Imperio Romano Germ�nico:




    Si hubo un pa�s que fue el reflejo de Espa�a ese fue el Sacro Imperio Romano Germ�nico. Su organizaci�n tan similar a Espa�a le hizo tener una armoniosa cohesi�n, donde lleg� a gobernar uno de los monarcas m�s poderosos de la historia. Veamos varias similitudes:


    Iglesia:




    Principados Seculares Eclesi�sticos: Ambos pa�ses pose�an una fuerte cantidad de territorios que eran gobernados por la Iglesia en lo secular y espiritual. En el Sacro Imperio a estos territorios se les empez� a llamar Principados- Obispados mientras que en Espa�a se les empez� a denominar Se�or�os Eclesi�sticos.


    En el Sacro Imperio hubieron arzobispos electores as� como la gran influencia del clero en el gobierno, en Espa�a los miembros eran del Consejo, muchos arzobispos ejercieron la regencia y la influencia de la iglesia fue important�sima ( III Concilio de Toledo, etc.)


    Nacimiento: Tanto Espa�a como el Sacro Imperio eran hijos de la iglesia y ambos reclamaban la herencia del imperio romano y de los estados predecesores. Espa�a se proclamaba como la heredera del Imperio Romano as� como de la Monarqu�a Visigoda. El Sacro Imperio se proclamaba heredero de Carlo Magno as� como del Imperio Romano. Ambos estados siempre fueron dedicados a defender la Iglesia.


    �rdenes Militares: las �rdenes militares fueron muy decisivas en ambos estados y poseyeron vastos territorios. La Orden Teut�nica posey� grandes territorios en El Sacro Imperio as� como otras �rdenes. En Espa�a �rdenes militares como las de Santiago, Calatrava, Alc�ntara, Montesa, de Cristo, Avis, etc. tuvieron much�simos territorios, sobre todo en las zonas de frontera.




    Nota: Aqui no anotamos los territorios de la Iglesia ya que, aunque vast�simamente numerosos en Espa�a y el Sacro Imperio, existieron en todos los estados cristianos.



    Estado Secular:


    El Sacro Imperio Romano Germ�nico y Espa�a eran monarqu�as federativas. Estaban compuestas de distintos se�or�os, reinos, principados, etc., independientes y soberanos, pero unidos en cuanto a la figura del rey y su superior gobierno. El rey era el elemento de cohesi�n y de unidad del estado as� como la religi�n.


    Dentro del Sacro Imperio hab�an muchos estados. Cada estado ten�a sus leyes y era soberano en s� mismo. Se respetaban las leyes de los territorios que compon�an la monarqu�a que eran leyes emanadas del pueblo.


    En resumidas palabras: Espa�a y el Sacro Imperio eran una confederaci�n de estados, cuya uni�n se basaba en la figura del rey, la religi�n y los lazos pol�ticos, de origen, culturales, etc. Cada estado manten�a su soberan�a. Su jurisdicci�n, identidad, etc. quedaba intacta y exclusiva para �l. Nada de estas cosas eran invalidadas ni anuladas o suprimidas por el rey.


    Ambos imperios no fueron colonialistas. Donde quiera que conquistaban su misi�n era llevar el cristianismo primordialmente y luego, establecer reinos.


    Ni el Sacro Imperio ni Espa�a tuvieron colonias, cada territorio era parte de la Monarqu�a.


    Ambos territorios tuvieron una Edad Media prolongada, la cual finaliz� en su gran parte en el siglo XIX.
    ReynoDeGranada dio el V�ctor.
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    Antonio Aparisi

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