La cuarta temporada de The Crown ha acaparado titulares por la manera en la que ha reflejado el noviazgo y posterior vida de casados de dos personas clave en la historia reciente de la Familia Real Británica, el príncipe Carlos, al que da vida Josh O'Connor, y Lady Di, interpretada por Emma Corrin. Ellos son los protagonistas de algunos de los escándalos que la serie escrita por Peter Morgan ha querido mostrar en los capítulos que abarcan los últimos años 70 y los 80 del pasado siglo. Tanto es así, que el Ministerio de Cultura de Reino Unido se ha planteado obligar a Netflix a avisar a la audiencia de que lo que están viendo en la pantalla es ficción. A pesar de todo este esperado revuelo, Carlos y Diana no son los únicos que han dado mucho que hablar.
La princesa Margarita, magníficamente interpretada por Helena Bonham Carter, y la pareja con la que desafió todas las convenciones que la Corona había establecido en cuanto a relaciones, Antony Armstrong Jones –conocido más adelante como Lord Snowdon y al que da vida Ben Daniels en la tercera temporada de la serie–, no se han quedado atrás. El divorcio de la royal, el primero en su familia, muestra en pantalla a una princesa melancólica y solitaria a lo largo de los últimos episodios emitidos.
La princesa Margarita fue una de las favoritas de la prensa sensacionalista desde los años 60 en Reino Unido y no siempre para bien. Su historia de amor con Lord Snowdon no hizo más que acrecentar esa curiosidad insana de los tabloides por saber qué es lo que hacía la hermana menor de Isabel II de puertas de palacio para adentro. Ella era una persona que no soportaba el encorsetamiento del palacio, pero a la que no le quedaba más remedio que acatarlo; él, una a la que precedía una fama de conquistador, tanto de hombres como de mujeres.
Antony Armstrong Jones fue un importante fotógrafo cuyos trabajos se conservan, a día de hoy, en la National Portrait Gallery de Londres. En 1960 se casaba con la princesa Margarita, en la Abadía de Westminster, en un enlace de alto nivel. Para la royal parecía que el compromiso era la manera de olvidarse del capitán Peter Townsend, un hombre divorciado mucho mayor que ella que la princesa siempre recordó como el amor de su vida, pero que en los usos y costumbres de la casa real –con intercesión del primer ministro Winston Churchill– no tuvo cabida. Así que a la hermana de la reina le quedaba el consuelo de poder elegir a alguien que desafiaba a diario el protocolo de palacio. Un artista bohemio y con una sexualidad fluida. Otro escándalo, pero a diferente escala del de su primer enamoramiento.
Lord Snowdon no tuvo una vida especialmente sencilla –sus padres se divorciaron cuando él tenía tan solo cinco años–, pero tampoco excesivamente complicada. A fin de cuentas, formaban parte de la alta sociedad británica. Ronald Armstrong-Jones fue un abogado de postín y Anne Messel, tras su separación, se convirtió en condesa de Rosse. El pequeño Antony se mudó a Irlanda y convivió con su madre y la nueva pareja de esta, quien ya tenía otros hijos de un matrimonio anterior. El niño sufrió entonces un trato muy diferente a sus hermanastros y fue criado con algo menos de cariño que estos, lo que nunca llegó a superar y por lo que siempre buscó la aceptación de Anne, también cuando era un fotógrafo de prestigio en Londres. Las estrictas costumbres de la alta sociedad británica no permitieron que ese afecto llegara nunca.
Como hijo de buena familia, Antony estudió en Eton, la reputada escuela en la que se han formado también los príncipes Guillermo y Harry, quienes hubieran sido hijos de su sobrino si su matrimonio con Margarita se hubiera alargado en el tiempo. Después comenzó Arquitectura en la Universidad de Cambridge y al percatarse de que lo suyo no era diseñar edificios, se marchó como aprendiz de Baron, el retratista de moda en Londres que era el favorito de la Familia Real Británica y se había encargado, en 1947, de las fotografías de la boda de la reina Isabel II con el duque de Edimburgo. Curiosamente, este profesional de la fotografía aparece en un capítulo de la primera temporada de The Crown ejerciendo de fotógrafo de la corte.
La oportunidad para Antony Armstrong-Jones llegó en 1957. Fotografió a Isabel II, al duque de Edimburgo y a los príncipes Ana y Carlos. El resultado fue innovador, diferente, y encantó a la aristocracia de la época, así que el fotógrafo terminó en Vogue, trabajando para Alexander Liberman.
En 1959 Antony retrató a Margarita, como era de esperar tras el éxito de las instantáneas de la primera familia. La imagen sería su fotografía oficial de cumpleaños y algunas fuentes apuntan a que ese fue el momento exacto en el que prendió la chispa entre los dos. Las formas en las que el fotógrafo arregló el atuendo de la princesa, como si fuera una de sus modelos y no la hermana de la reina de Inglaterra, hizo que la royal quedara prendada de él. Nunca había sido tratada de semejante modo por nadie. El 26 de febrero se casaron, en la ya mencionada boda –una que se retrasmitió por televisión cuando casi ninguna lo hacía– y el artista pasó a ser el primer plebeyo que contraía nupcias con un miembro de la casa real británica en 450 años.
David y Sarah fueron los dos hijos que la pareja tuvo. Tras 18 años de matrimonio y compartir su vida en los apartamentos del palacio de Kensington, se divorciaron en 1978. Casi dos décadas en las que Lord Snowdon –quien había recibido este título un año después de su matrimonio– tuvo que acatar las estrictas normas de Buckingham. No dispuesto a dejarse subyugar por la institución, el fotógrafo nunca abandonó su profesión y a lo largo de su matrimonio se le adjudicaron multitud de relaciones extramatrimoniales. Tras el divorcio de Margarita, volvió a casarse en el mismo año de su separación con Lucy Mary Lindsay-Hogg, una mujer con la que convivió hasta el año 2000, cuando se demostró que en 1998 había tenido un hijo fuera del matrimonio con una editora de revista, lo que provocó su segundo y último divorcio.
Lord Snowdon murió en 2017, a los 86 años de edad. Ben Daniels ha sido el actor que lo ha interpretado en sus años de madurez, pero Matthew Goode fue el primer actor en darle vida en The Crown.
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