Su madre fue asesinada en Auschwitz y su segunda esposa, Sharon Tate, fue masacrada por la secta de Charles Manson en el 69. Con 16 puñaladas, una de las modelos y actrices más bellas pereció. Sharon Tate estaba embarazada y a punto de dar a luz. La familia Manson entró a la casa de Polanski y Tate en Beverly Hills. Mientras el director estaba en Londres, molesto porque Sharon Tate había seguido con el embarazo, el futuro de la joven promesa del cine terminaba.
Polanski y Tate habían tenido un matrimonio lleno de abusos e histeria. Tate había sido violada por un soldado a los 17 años después de tener una cita con él… la única persona que lo sabía era el cineasta francopolaco. Después de una serie de romances fallidos, Tate conoció a Polanski, con quien tenía noches enteras de drogas, alcohol y, por supuesto, sexo.
Tras meses de estar juntos, ambos comenzaron a participar en orgías con mujeres que el director encontraba en clubes nocturnos de Londres y otras estrellas de Hollywood. Polanski grababa los encuentros como si se tratara de cualquier otra cinta para proyectar en taquilla y, más tarde, se las mostraba a sus amigos para que todos pudieran disfrutar de sus encuentros sexuales.
Si los presentes gozaban de la cinta, el director los invitaba a la siguiente orgía, en la que Tate sería sometida. Algunos especulan que, de hecho, la familia Manson participaba en las orgías y de ese modo, conocían a la pareja. Según Joanna Pattet, amiga de Tate, el director dominaba la mente de la joven actriz. Le decía cómo comportarse, qué vestir y cómo maquillarse. Así, Sharon no había tomado ninguna decisión desde que se conocieron.
Ella, quien no desistía en su lucha por ser una actriz consagrada, pasaba horas en los set de grabación mientras Polanski llevaba a casa a sus romances del momento. Las fiestas, orgías y excesos ya no eran cosa de ambos sino que el director podía estar con nuevas amigas, mismas que Sharon debía aprobar sin objeción. Después del crimen de Manson, Polanski pareció retomar su vida con tranquilidad y sin el hijo que coartaría sus excesos y su existencia.
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En Estados Unidos la violación no prescribe y Roman Polanski aún es perseguido por la ley norteamericana.
El incidente más popular es el que ocurrió en 1977, cuando el director drogó y violó a una niña de 13 años llamada Samantha Geimer. Pero la exmodelo Edith Fogelhut afirma que ella también sufrió de abuso sexual por parte del cineasta tres años antes. Después de una cena ofrecida por el productor Robert Evans, quien destaca por la cinta “El Padrino”, Warren Beatty y Polanski la invitaron a casa de Jack Nicholson.
Ella sabía que tendrían relaciones sexuales pero no esperaba que serían del modo en que ocurrieron. En casa de Nicholson, relata Fogelhut, bebió cognac y Polanski le dio éxtasis para que, en palabras del director, se sintiera bien. Después de unos instantes de aturdimiento, la entonces modelo vio cómo Roman Polanski la ató con unas esposas y la violó con lascivia.
Después de denunciarlo con la policía, no recibir respuesta y ser insultada y humillada, Fogelhut no tuvo más remedio que vivir con el trauma que esto le causó, sin poder recurrir a nadie.
El caso de Samantha Geimer no dista mucho de la versión de Fogelhut. En la época en la que ocurrió la violación de Geimer, el director tenía 43 años y su popularidad lo convertía en uno de los cineastas más reconocidos y celebrados. Luego de una sesión fotográfica en la casa de Jack Nicholson, Polanski sostuvo relaciones con la joven sin su consentimiento y ésta lo demandó. Jack Nicholson no estaba en su hogar pero sí quien era su novia en ese entonces, la también actriz Angelica Huston.
Samantha declaró que tuvo que fingir un ataque de asma para que el cineasta la llevara a casa. Polanski dijo que el sexo fue consensuado, que Geimer había charlado plenamente de regreso a casa y que nunca la había drogado.
Él se declaró inocente para más tarde cambiar su testimonio y asegurar que de lo único que era culpable era de “corrupción de menor”. Al principio, un acuerdo con la fiscalía y la víctima logró que Polanski sólo sufriera una pena testimonial y 47 días en prisión para evaluación psiquiátrica, más tarde, después de la revisión en 1978, Polanski se hizo prófugo cuando el juicio ayudó a reconsiderar su inocencia.
Después de cumplir su condena y de enterarse que el juez estaba a punto de cambiar de decisión y darle la pena máxima de 50 años, Polanski huyó a París, donde se refugió gran parte de su vida. Parecía que las cosas habían quedado enterradas entre las cintas del famoso director, el papeleo burocrático y la nula difusión de los medios de comunicación. Polanski le había dado a la víctima un cuarto de millón de dólares para apaciguar su lucha y le dijo, “Impresionado por tu integridad y tu inteligencia. Quiero que sepas que siento muchísimo haber influido en tu vida hasta tal punto”.
Sin embargo, en 1994 y después de una nueva evaluación del caso, el encargado del expediente de Polanski decide no absolverlo y extraditarlo para que pague su condena, esta vez de sólo cuatro años, después de una nueva legislación. La mujer perdonó públicamente al director nueve años más tarde, pero dejó en claro que no se trataba de una invención, un engaño o una equivocación, declaró a la prensa: “Me hizo beber champaña y tomar metacualona (un medicamento sedante e hipnótico), y abusó de mí”.
Era el año en el que “El Pianista” había sido todo un éxito en taquillas y la Academia adoró la cinta. Como un vaticinio ya designado, Polanski ganó el Oscar al mejor director pero no pudo recibir su galardón, si entraba a Estados Unidos, la cárcel lo esperaba; en cambio, Harrison Ford se lo llevó a Francia.
Más tarde fue detenido en Zurich, Suiza, donde se celebraba un festival de cine, para intentar extraditarlo a Estados Unidos, sin embargo, un mes después de mantenerlo en custodia, la víctima, Samantha Geimer, pidió que se abandonara el proceso contra Polanski. El director pagó una fianza de tres millones de euros y lo sometieron a arresto domiciliario en su chalet cerca de los Alpes Suizos.
La actriz británica Charlotte Lewis también acusó al director de obligarla a tener relaciones sexuales cuando ella tenía tan sólo 16 años. Era el 2010 y mientras Polanski sufría el proceso de extradición desde Suiza para recibir su pena, la actriz declaró el turbio pasado que el director intentaba, a toda costa, guardar en secreto.
Polanski, sin escrúpulos y sabiendo a la perfección lo que hacía, la llevó a su departamento en París. Habían pasado cuatro años después de lo ocurrido con Geimer y sabiendo que ella no diría nada por su corta edad, el director simplemente actuó sin el consentimiento de la joven. Por supuesto, no consideró las consecuencias traumáticas que dejaría en su nueva víctima.
La actriz, que nunca había mencionado lo ocurrido, lo hizo para apoyar a Samantha Geimer y para que las autoridades suizas por fin decidieran dejar la justicia en manos norteamericanas, no obstante, en un ir y venir de peticiones, solicitudes y acuerdos internacionales, el director se mantiene en el ojo del huracán mientras intenta deshacerse de esa polémica que lo acompañará hasta su muerte.
Los medios frivolizan la violación probablemente como un contrapeso a su gran talento, mismo que lo ha hecho acreedor a premios por cintas como “El pianista”, “La Venus de las Pieles” o “Tess”, pero el pasado de Polanski podría hablar más de lo que el director desea. Sharon Tate, Edith Fogelhut, Samantha Geimer y Charlotte Lewis son sólo las víctimas más populares, aunque, posiblemente, si le preguntamos a Jack Nicholson, la lista se haga enorme.