Los Románov, en guerra contra un ‘influencer’ que dice ser uno de los suyos | Gente | EL PAÍS
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Los Románov, en guerra contra un ‘influencer’ que dice ser uno de los suyos

Los descendientes de los últimos zares acusan a Carlo Alberto Maccan-Románov de hacerse pasar por descendiente de los zares y le llevan a los tribunales

La gran duquesa Maria Románov y su hijo Jorge Mijailóvich Románov en la boda de Jorge Federico de Prusia y Sofia Von Isenburg, en Postdam (Alemania) en agosto de 2011.
La gran duquesa Maria Románov y su hijo Jorge Mijailóvich Románov en la boda de Jorge Federico de Prusia y Sofia Von Isenburg, en Postdam (Alemania) en agosto de 2011.Timm/face to face (©GTRESONLINE)

En la familia imperial rusa, los falsos Románov ocupan casi tanto espacio del árbol genealógico como los verdaderos. Se cuentan por decenas los impostores que tras el asesinato del último zar, Nicolás II, su esposa y sus cinco hijos a manos de los bolcheviques rusos en 1918, han tratado de suplantar la identidad de alguno de los fallecidos alegando haber sobrevivido a la matanza o ser descendientes de un hipotético superviviente.

Aunque la ciencia ha demostrado que ningún miembro de la familia salió con vida del fusilamiento, el misterio que rodea a los últimos zares y su descendencia es tal que ha alimentado todo tipo de teorías e intrigas. De hecho, la secuencia del ADN de los Románov circula en varias publicaciones científicas. Una de las suplantadoras que más notoriedad adquirió fue Anna Anderson, una mujer polaca que aseguró durante décadas que era Anastasia, la hija pequeña de Nicolás II. El caso de Anastasia, cuyos restos no se hallaron hasta 1991, motivó todo tipo de especulaciones, libros y películas.

Pero la historia no se detiene ahí. Aunque en menor medida, aún hoy, más de un siglo después de la matanza, sigue habiendo en todo el mundo quien afirma ser pariente de los últimos zares, en busca de fama o prestigio. Los auténticos Románov continúan librando batallas contra los farsantes que tratan de apropiarse del apellido real.

El último caso conocido es el de un influencer y personaje televisivo veneciano, que se presenta como miembro italiano de la dinastía, además de como embajador de grandes marcas de lujo, que se hace llamar Carlo Alberto Maccan-Románov, para promocionar sus perfiles en las redes sociales, donde acumula unos 180.000 seguidores. En su página web se define como “un apasionado de los viajes, el lujo y la moda”, que ha “demostrado ser capaz de representar el ideal de muchas marcas de alta costura, así como hoteles y redes de viajes”.

Carlo Alberto Maccan-Románov, en su imagen de perfil de Facebook.
Carlo Alberto Maccan-Románov, en su imagen de perfil de Facebook.

El gran duque Jorge Mijáilovich Románov, nacido en Madrid en 1981 y nieto de VIadímir Kirílovich Románov, a su vez, primo segundo de Nicolás II, afirma que se trata de un impostor más y ha interpuesto una denuncia contra él en el tribunal de Treviso por un presunto delito de suplantación de identidad. “Es un usurpador”, ha afirmado.

La madre del gran duque Jorge es la gran duquesa María Vladímirovna Románova, tataranieta del zar Alejandro II, el antepenúltimo emperador ruso, y a la que algunos movimientos monárquicos reclaman como María I de Rusia. Aunque el trono ya no existe, otros miembros de la dinastía discuten sus reclamaciones como autoproclamada jefa de la casa imperial rusa.

La demanda que el gran duque ha presentado en Italia se basa en que Maccan “se ha inventado una rama italiana inexistente de la familia imperial rusa”, según recogen los medios locales. “El comportamiento usurpador ha sido reiterado en un gran número de ocasiones en eventos glamurosos, programas de televisión y actos de la jet set internacional, en los que Maccan se ha presentado de forma totalmente inapropiada como miembro y descendiente italiano de la familia imperial Románov”, se lee en el escrito.

El influencer ha comentado en alguna ocasión que los Maccan llegaron a Rusia procedentes de Francia y allí se emparentaron con los Románov, y en ese momento el apellido pasó a ser compuesto. Cuando el gran duque se enteró de la anécdota y de que el joven se hacía pasar por un pariente suyo, comenzó a indagar para corroborar la autenticidad de la supuesta unión entre los Maccan y su familia, pero la respuesta fue negativa. “No existe ninguna relación entre ellos y los descendientes de los zares de Rusia”, señala en la demanda.

Jorge Románov ha solicitado a la justicia el cierre de los perfiles de las redes sociales de Carlo Alberto, que no se ha pronunciado sobre el asunto hasta el momento. Le acusa también de exhibirse ante la alta aristocracia italiana y romana como descendiente de la familia imperial rusa, según le han referido miembros de estos círculos que han coincidido en fiestas con el influencer.

Anna Anderson, una de las mujeres que afirmó ser Anastasia, la hija pequeña del zar Nicolás II.
Anna Anderson, una de las mujeres que afirmó ser Anastasia, la hija pequeña del zar Nicolás II.Getty Images

Cuando Anna Anderson afirmó en 1920 ser la heredera de la dinastía Románov, se convirtió en una celebridad, el mundo comenzó a creerla y las estirpes reales europeas parecían tomarse en serio la historia. Siete años más tarde, el gran duque de Hesse, hermano de la zarina Alejandra y tío de Anastasia, contrató a un detective privado, antropólogos y peritos para investigar a fondo el asunto. Acabaron por descubrir que la presunta gran duquesa era en realidad Franziska Schanzkowska, una mujer polaca con problemas mentales que había sobrevivido a una explosión en la fábrica de material pirotécnico en la que trabajaba.

El pleito se prolongó durante décadas en los tribunales alemanes, que concluyeron que Anderson no había logrado demostrar que era Anastasia. La historia de la falsa descendiente, que siempre tuvo gran repercusión, se cerró definitivamente en 1991, cuando se encontraron los primeros restos de los Románov asesinados en una fosa común cerca de Ekaterimburgo y fueron identificados.

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