Maese Rodrigo Fernández de Santaella. Biografía y obras. Iconografia


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Historia:

 

Maese Rodrigo Fernández de Santaella

La fundación del Colegio | Maese, erudito | Maese contra la Inquisición | Iconografía
Obras: Fragmentos | La cara oculta

Biografía

retrato
Retrato de Maese Rodrigo, de Alejo Fernandez, en el retablo de la capilla de Santa Maria de Jesús (Sevilla). En sus manos, la maqueta del Colegio-Universidad

Rodrigo Fernández de Santaella y Córdoba (1444-1509), popularmente conocido como Maese Rodrigo, es el fundador de la Universidad de Sevilla.

Había nacido en la ciudad de Carmona el 15 de diciembre de 1444, en una familia pobre y numerosa, siendo hijo de Lope Fernández de Santaella y de Leonor de Rueda. Él mismo declara su ciudad natal en las Constituciones del Colegio de Santa María de Jesús cuando escribe: "Carmona, quia natale nostrum est".

Poco se sabe de su vida, ignorándose dónde hizo sus primeros estudios, que acaso realizase en Sevilla, en el colegio Catedralicio de San Miguel, ya existente. Sólo se sabe que, a partir de 1467, con 23 años y siendo bachiller en Teología y clérigo de la diócesis de Sevilla, fue presentado para una beca de Teología en el Colegio de San Clemente de los Españoles de Bolonia, por el Arzobispo y Cabildo de Toledo.

El famoso Colegio de San Clemente de los Españoles, de Bolonia, fue fundado por el Cardenal D. Gil Carrillo de Albornoz, que habia sido Arcediano de Niebla en Catedral de Sevilla, a la que reservó la provisión de 3 becas del mismo, y su ejecutor testamentario, d. Fernando Alonso de Albornoz, que terminó la obra del Colegio e hizo su primera población, fue Arzobispo de Sevilla.

Así fue becario teólogo en el Colegio de San Clemente de los Españoles, de la ciudad italiana de Bolonia, durante ocho años (1467-1475). En 1468 obtuvo del papa Paulo II una prestamera (estipendio o pensión procedente de rentas eclesiásticas ) en la diócesis de Badajoz. Posteriormente alcanzó otros muchos beneficios de los papas. En 1469, el Claustro del Colegio eligió a Rodrigo para regir la cátedra de Teología, y tras un viaje a Venecia en 1471, la lectura de la Filosofía Moral en los días festivos.

Además de doctorarse en Teología y en Artes, Santaella adquirió en Bolonia una notable formación jurídica, de la que dio muestras en sus tratados y en su labor como protonotario apostólico y canónigo al frente de la iglesia de Sevilla. Aprendió un elegante latín, así como la técnica oratoria antigua; estudió griego y hebreo; conoció la literatura antigua, medieval y moderna, y adquirió un amplio conocimiento sobre las ciencias humanas basado en los nuevos métodos racionales y empíricos del Renacimiento.

En 1475, tras finalizar la Beca, se trasladó a Roma al servicio del cardenal Jacobo. Allí conoció a otros humanistas y alcanzó numerosos beneficios, títulos y privilegios del papa Sixto IV, quien le llama su "familiar, camarero y continuo comensal", y ante cuya curia tuvo el honor de pronunciar el Viernes Santo de 1477 una Elegantissima oratio sobre la Pasión. Santaella es uno de los principales representantes de la oratoria sagrada del Renacimiento español. Su prosa presenta una corrección, amplitud y elegancia formal que la distingue claramente del periodo de la Escolástica.

La fama obtenida llegó a oidos de los Reyes Católicos que lo nombraron primer visitador del reino de Sicilia. Según cuenta en 1581 el colegial Juan de Grado, allí tuvo un intento de asesinato: ".. muchos émulos procuraron acabarle ocultamente la vida dándole en la bebida veneno, del cual Dios nuestro Señor fue servido de librarlo". También cuenta Grado que fue confesor de la reina, pero no se ha podido demostrar, por lo que puede formar parte de la glorificación posterior de los colegiales.

Fue en Sicilia donde compuso su Vocabularium ecclesiasticum, dedicado a la reina Isabel, "por quien vuestros reinos han sido restaurados y reformados en todos los estados a la integridad de la fe y de la religión y sanctas costumbres, ..." Es esta la primera de una serie de obras que imprime tras establecerse en Sevilla como canónigo magistral y, más tarde, arcediano de Reina.

Rodrigo Caro habla de 4 arcedianatos en la Catedral de Sevilla, según los puntos cardinales o los extremos de una cruz imaginaria: el de Ecija, por el oriente; el de Niebla, por el poniente; el de Reina, al septentrion y el de Xerez al mediodía, aunque también hay arcedianato de Carmona por ser lugar insigne.

Desde que obtuvo la canongía hispalense, hacia 1482, permaneció en España hasta fines de 1490, en que viaja nuevamente a Roma. Allí permanece unos cinco años. En septiembre de 1495, el papa Alejandro VI, al mismo tiempo que le concedía algún que otro privilegio, le nombraba Protonotario. La bula por la que se le nombraba notario de los de número de la Santa Sede, le autorizaba para que el juranmento del cargo lo prestase ante el Arzobispo de Sevilla, el Obispo de Badajoz o el Tesorero de la Catedral de Sevilla. El 20 del mismo mes requería el Cardenal camarero de Alejando VI a todos los Patriarcas, Cardenales, etc., para que se le guardasen todos los fueron anejos al Protonotariato.

Unos meses después del nombramiento, en junio de 1496, estaba en Guadalajara, probablemente camino de Andalucía, jurando su nuevo oficio en presencia de Diego Hurtado de Mendoza, arzobispo de Sevilla, lo que no dejaba de ser una paradoja porque se trataba de la misma persona que había recibido la dedicatoria de su Memoriale Pontificum, una obra escrita diez años antes en la que se encomiaba la residencia de los prelados en sus diócesis. Ahora ni uno ni otro estaban donde, de acuerdo con la misma, debían de encontrarse ambos.

lápida
Lauda sepulcral de Maese Rodrigo, al pie del retablo de la capilla del Colegio. Los últimos versos de la lápida no son los que mandó poner en ella el arcediano, quien dispuso se dijese:
"Qui legit, oret pie pro peccatore"

Este sería el último viaje largo de Fernández de Santaella porque desde estas fechas no volvería a moverse de Sevilla ni de los límites territoriales de su diócesis. En 1500 obtuvo el arcedianato de Reina, una dignidad catedralicia (1) que, al aumentar su nivel de ingresos, mejoró su situación económica. Durante esta época su tiempo lo repartió entre las tareas capitulares, como las rutinarias obligaciones litúrgicas y de coro, la predicación, las visitas eclesiásticas y el examen de libros impresos, la continuación de su obra literaria y la inversión de las rentas que estaba percibiendo en la compra de fincas rústicas y urbanas, pensando en su fundación.

Fue después, durante unos meses, Provisor en Sede vacante de la diócesis hispalense (1504), tras la muerte del arzobispo Juan de Zúñiga. Durante años Santaella fue en la práctica el alma de la iglesia de Sevilla, presidiendo con frecuencia las reuniones del cabildo en ausencia del arzobispo; como hemos visto, llegó a enviarle con motivo de la Navidad de 1486 una carta y un libro de instrucción en el que le insiste sobre "quanto es necessaria la presencia del Prelado en su Iglesia".

A principios de enero de 1509 otorgó el segundo de sus testamentos, redactado en castellano, y pocos días después, el 20 del mismo mes, fallecía sin haber visto hecho realidad lo que sin duda fue la ilusión de su vida: un Colegio-Universidad para estudiantes pobres.

Recibió cristiana sepultura en la capilla del Colegio, que había sido bendecida por el obispo fray Reginaldo Romero el 17 de mayo de 1506, y que ha resistido el paso del tiempo, llegando hasta nuestros días.

Aunque su postura fue siempre la de "estar debaxo de la Santa Madre Iglesia y en esto firmemente estar", en Sevilla desarrolló Santaella una actividad reformadora y de reavivamiento espiritual conforme a las directrices tolerantes del humanismo cristiano contrarias a las prácticas de la Inquisición, como más abajo se detalla.

La fundación del Colegio

retablo
Magnífico retablo de 1520, de Alejo Fernández,
en la capilla del Colegio Santa María de Jesús.
La imagen es de la Virgen de la Antigua. En la esquina inferior derecha, el donante: Maese Rodrigo

Decidido a fundar en Sevilla un Colegio para estudiantes pobres, a imitación del suyo boloñés, compró en junio de 1503 un solar -que fue antigua sinagoga de judíos- (2) en las inmediaciones del Postigo de Jerez, donde comenzó a labrar a su costa el edificio y capilla del Colegio. El solar es adquirido, por escritura de 13 de junio de 1503, a Juan de Millares, racionero de la Catedral, por 4.700 maravedis de renta anual. Eran casas caídas, derruidas, solares y corrales que habían pertenecido al Monasterio de Madre de Dios hasta 1500 en que pasaron a manos del racionero. En la escritura de compraventa consta: "Casas para el Colegio que primero solían ser horno de bizcocho, linderas con casas del Monasterio de Santo Domingo y Corral de Jerez".

"Los Colegiales habran de ser pobres, entendiendo por tal el que no tenga 620 ducados anuales y si tiene padres, estos no tengan 600 ducados de renta, siendo siempre preferido el más pobre, el huérfano de padre y madre al de solo uno de estos, debiendo el admitido hacer juramento sobre esto, pues para ayuda a los pobres se hace la fundación, y si el colegial mejorase de fortuna, está obligado a declararlo y salirse del Colegio en término de dos meses."

Constitucion XII del Colegio, de 1506

Cuando Rodrigo de Santaella llevaba gastados en la obra 2.050 ducados de oro, acudió a la Santa Sede, apoderando al efecto al clérigo Juan de Carmona, y alcanzó una Bula de Julio II, en 1505, aprobando la institución de un Colegio y Estudio General en Sevilla y uniéndole varios beneficios que Santaella poseía y había resignado previamente en manos de su Santidad. Los beneficios que la Bula une al Colegio son los de Alocaz y Gómez Cardeña (Utrera), San Nicolás del Puerto, Santa María de la Asunción (Badajoz) y San Lorenzo de Sevilla. En otro documento anejo, otra bula pontificia de la misma fecha, se nombraba al prior del monasterio de Santiago de la Espada de Sevilla y a los arcedianos de Reina y de Carmona, jueces conservadores de la institución.

Santaella tuvo durante toda su vida una gran devoción hacia la Virgen María, tal vez acrecentada durante su formación en el Colegio de Bolonia. Ello justifica que a ella le dedicara el Colegio que fundó:

"Manda que el Colegio y la Capilla se llamen de Santa María de Jesús, porque ha sido edificados por amor y reverencia a Jesús y a su gloriosísima Madre la Virgen María"

Constitución I del Colegio, de 1506

Hay que destacar el esfuerzo encomiable de este canónigo que, de su bolsillo y sin apenas apoyos institucionales, se empeñó en construir un Colegio y Estudio General para estudiantes pobres. Consideremos que no tuvo el aliento del ayuntamiento de la época, ni del arzobispado (que poco después montó otro Colegio-Universidad, la de Santo Tomás), ni aún de la Corona, pues la Cédula de los Reyes Católicos de 1502 iba dirigida al concejo sevillano.

Maese, erudito

traduccion a Marco Polo
"Delle cose maravigliose del mondo", de Marco Polo. Ejemplar con notas marginales de Maese, que lo tradujo al castellano. Se cree que perteneció al Arcediano y sobre el que realizó la traducción

Además de esta labor fundacional, se le ha de recordar como notable escritor eclesiástico, ya que publicó en castellano un Manual de doctrina, un Arte de bien morir y un Tratado de la inmortalidad del alma. El interés de Santaella por el derecho, la poesía, la oratoria, la moral, la política, la economía y todas las artes y ciencias en general hizo de él una de las personas de más amplio saber en la Sevilla de su tiempo, encarnando al tipo del letrado o erudito renacentista que debe su promoción social al estudio, a sus conocimientos y cultura. Hay que citar su traducción del Viaje de Marco Polo, libro del que llegó a ver tres ediciones antes de morir, en Sevilla, el 20 de enero de 1509.

Sin embargo, el estudio y la cultura no constituían para Santaella únicamente un medio de ascenso social; ante todo debían ser un instrumento al servicio de la nación y de la fe cristiana, por lo que la formación literaria debía estar necesariamente acompañada por una sólida instrucción religiosa y doctrinal, fundamentada en un buen conocimiento de la Biblia, Padres y Doctores de Iglesia. Quienes, como él, sobresalieran en estos estudios debían ser los encargados de dirigir la Iglesia, aconsejar a los gobernantes, predicar al pueblo, refutar a los herejes y convertir a los infieles, llevando así a cabo los planes de reforma de la religión y las costumbres promovidos por los reyes Católicos, quienes para ello procuraron colocar al frente de la Iglesia española a un clero culto y de intachable moral. Santaella, capellán y confesor de los reyes, fue uno de sus principales colaboradores y el más activo responsable de esta reforma en Sevilla; tras la conquista de Málaga, los reyes lo recompensaron con la Canongía Magistral de la nueva Iglesia malacitana (1487), además de concederle otras muchas mercedes.

Ninguna obra de tanto éxito como el mencionado libro de consulta en latín Vocabularium ecclesiasticum, incunable de 1496, del que se conocen ochenta ediciones hasta finales del siglo XVIII, lo que demuestra su enorme popularidad. Conocido popularmente como el "Santella", según su biógrafo Joaquín Hazañas, fue probablemente la obra que contribuyó en mayor medida a la formación literaria del clero español, ya que junto con el "Arte" de Lebrija, fue el libro más veces impreso en España durante el siglo XVI. En el Vocabularium y en otras obras trata Santaella algunas cuestiones de lingüistica general con gran rigor científico. (Obras suyas)

Aunque la mayor parte de las obras de Santaella fueron escritas para el adoctrinamiento y la instrucción religiosa y profesional del clero, Maese mostró un vivo interés por la arquitectura y pintura, al igual que otros miembros del Cabildo de la Catedral formado por clérigos cultos y refinados como nuestro protagonista; él mismo contrató a Alejo Fernandez, el pintor de moda, para que pintar el retablo que decora el altar de la capilla del Colegio; procuró con otros canónigos que Miguel Florentin, autor de la primera tumba renacentista en Sevilla, la del cardenal Hurtado de Mendoza, permaneciera trabajando en la Catedral, y contrataron a Niculoso Pisano para que vidriara los azulejos del cimborrio de la Catedral, símbolo de la nueva cultura.

También se interesó por los viajes oceánicos emprendidos por Cristóbal Colón, a quien refutó en la primavera de 1503 que las tierras que halló en Occidente correspondieran a las Indias descritas por Marco Polo, lo que le convierte en el primer anunciador del descubrimiento de un Nuevo Mundo, anticipándose a Americo Vespucio. En un artículo de 1957, Francis M. Rogers declara que ésto "debería ser considerado por los estudiosos como el punto decisivo en la historia de la idea del descubrimiento de un nuevo mundo, y no las cuatro páginas insignificantes con un título atractivo de Amérigo Vespuche, que dio injustamente su nombre al nuevo continente". (cita recogida por Joaquín Pascual Barea)

Maese Rodrigo, contrario a la Inquisición

Algunos investigadores de los orígenes de la Inquisición en España han incluido a Santaella entre los adversarios del establecimiento de este tribunal. Aunque estos autores no justifican dicha adscripción político-religiosa, no faltan razones para sostenerla. Santaella fue una de las personas encargadas de predicar a los conversos sevillanos para apartarlos de las prácticas judaizantes e inducirlos, por medio de la persuasión y el adoctrinamiento pacífico, a un cristianismo sincero.

Ésta fue también la primera actitud de la reina, que obedecía a los consejos de un importante grupo de conversos de su máxima confianza, como el cardenal Mendoza y, sobre todo, fray Hernando de Talavera, confesor de la reina, que fue otro de los encargados de predicar a los conversos sevillanos. Todas estas personas buscaban ante todo una gran renovación del espíritu cristiano que intentan restaurar mediante una vida de directas inspiraciones evangélicas y de un estudio atentísimo de la teología de San Pablo. Sin rechazar la legitimidad teórica de una represión violenta de la heterodoxia, o incluso respaldando su empleo en casos aislados, preconizan por sistema una conducta persuasiva, fundada en el concepto paulino del valor absoluto de la caridad.

Es la tendencia que encarnaban los grandes eclesiásticos conversos como don Pablo de Santa María, don Alonso de Cartagena, don Lope Barrientos, fray Hernando de Talavera, Maese Rodrigo de Santaella, el médico Villalobos y el equipo de secretarios y juristas de Isabel la Católica que se agrupaba en torno a Fernán Alvárez de Toledo. La oposición de este grupo a las medidas violentas se debe ante todo a su peculiar espiritualidad, claramente evangélica y paulina, que los atraía hacia los métodos de la Iglesia primitiva.

Por otro lado, la voz de Santaella y otros canónigos se levantó en seguida contra los procedimientos anticanónicos del Tribunal de la Inquisición, lo que provocó que fuera abolido por el papa el 29 de enero de 1482, aunque volvió a ser implantado un año más tarde. No obstante, Santaella nunca criticó sus creencias y las normas establecidas por la Iglesia, de la que era un miembro destacado. Toda su arte oratoria y sus profundos conocimientos teológicos los utilizó exclusivamente contra los herejes y los infieles y para enseñar al pueblo la doctrina cristiana.

Tras la muerte de la reina Isabel en 1504, esta tendencia pacífica fue derrotada por la fuerza y muchos de sus partidarios sufrieron severos procesos inquisitoriales, como Alonso de Campos, unido a Santaella por "una entrañable amistad", el cual tras la muerte del arcediano, siguió encargándose de los asuntos del Colegio aún desde las cárceles de la Inquisición, y que también estuvo al servicio de fray Hernando de Talavera, cuyo injusto proceso es bien conocido, así como el de Hernando del Pulgar y otros detractores de los métodos inquisitoriales.

Durante más de cuarenta años, Santaella llevó a cabo una intensa actividad predicadora desde el púlpito de la catedral de Sevilla -era canónigo magistral, con obligación de predicar-, dejando escritos en más de un volumen muchos de sus sermones, según declara el mismo. Su labor reformadora contribuyó a preparar el terreno a las corrientes erasmistas y "luteranas", que durante las décadas siguientes a su muerte tuvieron un extenso eco entre algunos de los más destacados miembros del cabildo hispalense. Entre ellos se encontraron, además de su íntimo amigo Alonso de Campos, su capellán Gil de Fuentes y Hernán Ruiz de Hojeda, uno de sus albaceas testamentarios.

Obras suyas

Como hemos dicho, la mayor parte de las Obras de Santaella fueron escritas para el adoctrinamiento y la instrucción religiosa y profesional del clero, con la excepción de la traducción del Libro de Marco Polo. No olvidemos que Maese era canónigo magistral y Visitador, por lo que tenía obligación de vigilar las desviaciones del clero.

Oda in divae Dei...
  • Vocabularium Eclesiasticum (1496)
  • Arte de bien morir
  • Elegantissima Oratio habita ... coram Sixto IV Pont. Max. in dies Parasceve anno MCDLXXVII
  • Sacerdotalis instructio circa missam (Sevilla, 1499)
  • Lectiones sanctorum (Sevilla, 1503)
  • Odoe in divae Dei Genitrices laudes ab eo distichis (Sevilla, 1504) [Odas en loor de la Madre de Dios]
  • Dialogus contra Impugnatorem Coelibatus et castitatis
  • Constitutiones Collegii Maioris Sanctae Mariae de Iesu, Studii Generalis e Universitatis Hispalensis
  • Manual de Visitadores (Sevilla, 1502, y Alcalá, 1530)
  • Sermones de San Bernardo y del modo de bien vivir en la religión cristiana (Sevilla, 1515)
  • El libro del famoso Marco Polo

 

"E como puersos hablan consejos ajenos y contrarios a la pura y santa ley de dios diziendo ser semejante el fin de los hombres al fin de las bestias: creyendo que el animal razonal perece como la bestial.
De donde se sigue que se niega el parayso y el infierno: y la justicia y juyzio del justo dios. E con estos descomulgados errores sueltan las riendas en su desenfrenada: mas muerte que vida y osan dezir con su prophana boca en este mundo no me ves mal pasar: que en el otro no me verás penar"

Rodrigo Fernández de Santaella
Tratado de la inmortalidad del ánima, Sevilla, 1503

Fragmentos de algunas de sus obras

Iconografía de Maese Rodrigo

Su retrato, en actitud oferente, lo pintó hacia 1520 el pintor Alejo Fernández en la tabla central del retablo de la capilla, a los pies de la Virgen, preciosa imagen coronada, con la leyenda 'Sanctissima Maria Mater'. Y no es casual este epigrama; en una Oda a la Virgen escribió Maese:

detalle retablo
(Leyenda en cuadro)

Si me oye tu misericordia, te alabaré, María,
se quedará pegado a mi garganta `Virgen María'.
Y si no me oyes te estaré llamando, Virgen Santa,
hasta que haya sentido tu auxilio.
La pared repetirá `Santa María' que está allí escrito;
repetirá tu nombre el aposento, cómplice de mis poemas.

Rodrigo de Santaella

 (puede ver la oda completa en esta web externa)

Sesenta años más tarde de la imagen de Alejo Fernández que mostramos al inicio, un grabador anónimo dibujó la efigie de Maese Rodrigo, siguiendo el modelo de la tabla central del retablo, para estampar la portada de las constituciones impresas en 1584 y 1636.

Imagen que se reproduce, más toscamente, en las Constituciones impresas en 1701, adornando el rostro del fundador con una barba de la que, con toda seguridad, carecía.

 

Constituciones de 1636

En el Arzobispado de Sevilla se conserva un cuadro al óleo, de Zurbarán, con los atributos episcopales. Ninguna de estas imágenes debe pasar por el verdadero retrato de Santaella, fallecido muchos años antes (1509).

maese según Zurbarán

RETRATO DE D. RODRIGO FERNANDEZ DE SANTAELLA (Francisco de Zurbarán, hacia 1640), en el Arzobispado de Sevilla. Una copia anónima de mediados del XIX puede verse en el Paraninfo.

El personaje aparece arrodillado orando delante de una mesa, sobre la que se encuentra una imagen de la Virgen de la Antigua, a la que tanta devoción tenía. A sus pies están el báculo y la mitra, símbolos de su condición de arcediano, que no de arzobispo.

Es posible que para la realización de esta obra, Zurbarán haya tomado como modelo el retrato de este mismo personaje que aparece en el retablo de Maese Rodrigo, pintado por Alejo Fernández en 1520.

 

maese según Zurbarán

RETRATO DE D. RODRIGO FERNANDEZ DE SANTAELLA, realizado por Manuel Wssel de Guimbarda en 1871 (3), para la Galería de personajes ilustres de la Universidad de Sevilla.

El personaje aparece con traje eclesiástico y beca sobre el pecho.

Es una obra de menor importancia que toma como modelo el cuadro de Zurbarán arriba mostrado.

 

Hasta octubre del 2004, en los jardines de la sede central podíamos ver la única escultura de Maese Rodrigo, hecha en 1900 por Joaquín Bilbao. Hoy se encuentra en el primer patio de la institución.

Hecha en bronce, fue fundida en Barcelona. Procede de la anterior sede de la universidad en la antigua Casa Profesa jesuita, donde estuvo en su patio central.

Representa al Arcediano de pie, delante de un sillón de tijera; lleva en la mano derecha un rollo de pergamino con el que se hace alusión al escrito fundacional de la Universidad, la Bula del papa Julio II

estatua
mano derecha estatua
mano izquierda

Notas

(1) El arcediano era una figura del derecho eclesiástico que cumplía funciones de control, vigilancia y administración sobre los distritos o arcedianatos en que se dividían las diócesis. Esta dignidad había llegado a su apogeo en el siglo XII, llegando a tener los arcedianos, prácticamente, jurisdicción independiente. En los siglos posteriores, sin embargo, el cargo fue perdiendo peso, si bien a principios del siglo XVI aún mantenía cierta vigencia.

En Sevilla, los arcedianos sólo gozaban de la autoridad moral que les confería su dignidad, ya que por lo que concernía a su jurisdicción sobre los distritos administrativos en que, en teoría, se dividía la diócesis, se trataba de títulos meramente honoríficos, aunque remunerados.

La villa de Reina está en Extremadura, no lejos de Llerena, con pocos habitantes y un viejo castillo; se cree que allí estuvo la población romana llamada Regina. Según los Estatutos de la Iglesia de Sevilla ordenados por don Remondo, el Arcedianato de Reina comprendía Cantillana, Montemolín, Zufre, Almonaster y Aracena, siendo quizás el más extenso de los cinco arcedianatos primitivos. [Volver al punto de lectura]

(2) El Corral de Jerez era uno de los lugares en donde habían sido confinados los judíos sevillanos, hasta 1484, por orden de la reina Isabel, a propuesta de los inquisidores Morillo y San Martin. Aquí tuvieron una sinagoga. En el padrón del Barrio de Castellanos, realizado en 1484, cuando los judíos habían sido expulsados, el Corral de Jerez aparece con 13 vecinos y con 12 el Alcázar Viejo (A. Collantes de Terán, 1977). [Volver al punto de lectura]

(3) Manuel Wssel de Guimbarda (1833-1907) es un pintor cuyas obras están repartidas fundamentalmente entre Sevilla, Cartagena y Lorca; la colección de Carmen Thyssen Bornemisza posee tres cuadros costumbristas de este autor. Aunque nació en Cuba, se le considera cartagenero, por ser esta ciudad la que más quiso y donde fallecería. Fue en Sevilla donde se formó como pintor y adquirió reconocimiento. Se ha dicho de él que fue un virtuoso del retrato, que los rostros de Wssel poseen una belleza "siempre distante, si bien no exenta de sensualidad". La Universidad de Sevilla posee 11 lienzos suyos, todos en su colección de pesonajes ilustres, pintados entre 1870-75. Casi todos basados en otros cuadros o grabados, como éste que comentamos, por lo que no demuestran su maestría. [Volver al punto de lectura]

  Para saber más...
Hazañas y La Rua, Joaquín: "MAESE RODRIGO: 1444-1509" / Publicado por Sevilla Izquierdo y Ca, en 1909 texto recomendado
Pascual Barea, Joaquin: "Maese Rodrigo de Santaella y Antonio Carrión. Poesías. Sevilla, 1504" /Secretariados de Publicaciones de las Universidades de Sevilla y Cádiz, 1991
Ollero Pina, José Antonio: "La Universidad de Sevilla en los siglos XVI y XVII" /Sevilla, 1993

Alejo Fernández: un pintor alemán en la Sevilla del XVI

Obras de Rodrigo Fernández de Santaella- web de Joaquín Pascual Barea

La cara oculta de Maese Rodrigo

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