Xi Jinping en Francia: la diplomacia china con un "toque personal”

Primero Francia. Después Hungría y Serbia. El lunes 6 y el martes 7 de mayo, el presidente chino, Xi Jinping, inicia en Francia su primera gira europea desde el final de la pandemia. La visita se produce cuando China y Francia celebran 60 años de relaciones diplomáticas.

Se trata de una oportunidad para "intercambiar puntos de vista sobre las crisis internacionales, entre las que destacan la guerra de Ucrania y la situación en Medio Oriente, las cuestiones comerciales y la cooperación científica, cultural y deportiva". Pero eso no es todo...

Quizás también se trate de historias de juventud. Emmanuel Macron ha planeado un recorrido regional para su ilustre invitado en los Altos Pirineos el martes, para un retiro calificado de "íntimo".

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Del padre de Xi Jinping a la abuela de Emmanuel Macron

Emmanuel y Brigitte Macron recibirán a Xi Jinping y a su esposa, Peng Liyuan, y visitarán la estación de esquí de La Mongie. Luego, los dos jefes de Estado mantendrán una conversación privada en el Col du Tourmalet, cumbre legendaria para los aficionados del Tour de Francia. Todo ello podría terminar con una foto de ambos en la cima del Pic du Midi de Bigorre. Pero los detalles precisos de la visita de Xi Jinping siguen manteniéndose en secreto.

¿Por qué esta escapada a la montaña? Los medios de comunicación se apresuraron a señalar el apego personal y familiar de Emmanuel Macron a esta región, donde vivía su abuela. De niño, la visitaba a menudo en Bagnères-de-Bigorre, donde vivía, e hizo de La Mongie su estación de esquí favorita.

Este viaje al corazón de Occitania sería la forma que tendría Emmanuel Macron de devolver el favor a Xi Jinping, que ya ha dado un toque personal a las relaciones oficiales entre ambos.

Durante su visita a China en 2023, el presidente francés fue invitado a una ceremonia del té en el palacio del gobernador de la provincia de Guangdong, en Cantón, donde vivía el padre de Xi Jinping.

Además, no es la primera vez en la historia de las relaciones chino-francesas que las cumbres están salpicadas de "toques personales" y otros símbolos.

En 1999, por ejemplo, "Jiang Zemin (presidente chino de 1993 a 2003) fue recibido en el Château de Bity, propiedad de Jacques y Bernadette Chirac en Corrèze. Después, el presidente francés fue invitado a la casa natal de su homólogo chino en Yangzhou, en el este de China", señala Jean-Pierre Cabestan, especialista en China del Centro Asiático, un think tank de París.

François Hollande, por su parte, prefirió jugar la carta de los símbolos fuertes invitando a Xi Jinping a una cena en el castillo de Versalles en 2014.

Una historia especial

Estas atenciones mutuas añaden una dimensión muy personal a las relaciones diplomáticas, "China lo hace a menudo con Francia", admite Emmanuel Lincot, sinólogo y profesor del Instituto Católico de París.

Esto se debe en parte a la especial historia de las relaciones entre ambos países.

"Francia no fue ciertamente el primer país en reconocer a la República Popular China hace sesenta años, pero sí el primero en establecer relaciones diplomáticas de igualdad con un intercambio de embajadores. Y China está muy apegada a esto", señala Emmanuel Lincot.

Si Beijing juega la carta de la diplomacia personal y Xi Jinping ha elegido Francia para lanzar su gira europea es porque históricamente "Francia tiene la reputación, sobre todo en China, de tener una política exterior más independiente de Estados Unidos” que otros países de Europa, afirma Jean-Pierre Cabestan.

Esta imagen procede, en particular, de la postura antiestadounidense adoptada por Charles de Gaulle en los años sesenta y que fue mantenida durante mucho tiempo por una parte de la clase política francesa.

Xi Jinping tiene todas las de ganar si cultiva una imagen de cercanía con el presidente francés. Las próximas fotos del líder chino con Emmanuel Macron en un marco más "íntimo" serán "sin duda interpretadas en China como la celebración de una relación especial exclusiva con un país occidental", subraya Emmanuel Lincot. Una valiosa señal enviada tanto a la opinión china como a la internacional en el actual contexto de tensión entre Beijing y Washington.

Este énfasis en la cercanía personal entre Xi Jinping y Emmanuel Macron debe verse también en el contexto más amplio de las relaciones chino-europeas.

"Lo único que teme China son las sanciones que pueda tomar la Unión Europea como bloque de países. Por eso, Beijing intenta priorizar al máximo las relaciones bilaterales", explica Jean-Vincent Brisset, investigador asociado del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) que ha trabajado sobre la política exterior china.

Los gestos personales y los intercambios de recuerdos familiares a los pies del Tourmalet o en Cantón permiten a Xi Jinping mantener una relación directa con Francia fuera del marco europeo. "Es el principio de 'divide y vencerás', o de evitar tener que enfrentarse a un frente común europeo", explica Jean-Vincent Brisset.

¿Error francés?

Emmanuel Macron también espera sacar provecho de esta puesta en escena de una relación muy personal con su homólogo chino. "El presidente francés busca subrayar que puede hablar con cualquiera", afirma Emmanuel Lincot.

Para este experto, el dirigente francés pretende perpetuar la tradición gaullista de tener voz propia en la escena internacional. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que mostrando cierta familiaridad con uno de los principales adversarios de Washington?

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Más prosaicamente, "en términos económicos, este tipo de relación más personal puede tener repercusiones positivas para Francia. Y también es una forma de mostrar esta parte de Francia, los Pirineos, a los potenciales turistas chinos que, hasta ahora, solo tenían ojos para la Costa Azul y la región parisina", afirma Emmanuel Lincot.

También puede esperar que su homólogo chino escuche con más atención las peticiones diplomáticas francesas.

"Creo que sería un error. Pero, por otro lado, desde el momento en que Emmanuel Macron aceptó la visita de Xi Jinping a Francia, tuvo que ofrecer una dimensión más personal a este encuentro", afirma Jean-Vincent Brisset.

Aún más crítico, Jean-François Cabestan opina que "dar un toque personal a las relaciones franco-chinas para hacer avanzar la propia agenda diplomática es engañarse a uno mismo. A los dirigentes chinos [...] se les da muy bien fingir emociones para dominar las negociaciones".

Emmanuel Macron sabrá pronto si su enfoque "personal" ha dado sus frutos. Uno de los principales puntos de la agenda diplomática francesa será presionar a China para que presione a Rusia. Pero Beijing ya ha hecho saber que poco después del final de la gira europea, Xi Jinping debe recibir en la capital al presidente ruso, Vladimir Putin. Para los expertos entrevistados por France 24, todo apunta a que será la ocasión para que ambos dirigentes recuerden su relación "especial".

Este artículo fue adaptado de su versión en francés