Los 100 personajes esenciales de la historia del cine
No es fácil resumir la historia del cine en tan sólo un centenar de personajes... pero lo hemos intentado. Todos ellos esenciales, inolvidables y carismáticos.
- Las 100 mejores películas de la historia del cine, en ranking
- 50 clásicos que deberías haber visto si eres un cinéfilo
- Las mejores comedias de la historia del cine, ordenadas
No es fácil resumir la historia del cine en tan sólo un centenar de personajes... pero lo hemos intentado. Sabemos que no están todos los que son pero sí que son, y lo son mucho, los que están aquí reunidos, todos ellos esenciales, inolvidables y carismáticos. Hijos de sus tiempos, de maneras de entender el entretenimiento y la vida, aquí les hemos reunido, en desorden... o acaso en ese maravilloso orden que es el que nos trae la memoria, la memoria a oscuras iluminada por el haz de luz de un proyector. Abrimos la galería... Gustosamente les invitamos a ampliarla.
Escarlata O'Hara
Juró que nunca volvería a pasar hambre y así lo hizo aunque tuviera que dejar su vida sentimental a un lado y pensárselo todo mañana porque mañana siempre será otro día. De cómo una caprichosa señorita del sur (de Estados Unidos, claro) se transformó en uno de los primeros ejemplos de mujer independiente se ocupó 'Lo que el viento se llevó' y su protagonista, una británica Vivien Leigh para siempre unida a este rol.
Norman Bates
Un niño de mamá incapaz de matar a una mosca... Bueno, las moscas no corrían peligro en el motel de la señora Bates donde su apocado hijo era el encargado. Las mujeres sí, sobre todo en las duchas. Anthony Perkins acabaría encasillado en este personaje turbio, voyeur, edípico y con esqueletos en el sótano. Tal vez porque Perkins fue un poco así... ¿O acaso lo era Hitchcock? Sea como sea, 'Psicosis' es su hogar.
El vagabundo
Hijo de unos años previos a la Gran Depresión, este hombrecillo con bastón, bombín y un traje que no era de su talla, se convertiría en el icono de un nuevo invento, un nuevo arte llamado cinematógrafo. Charles Chaplin encontró en él su alter ego en los cortometrajes que interpretó y en los posteriores largometrajes incluso en el sonoro. De su indumentaria y complementos obtuvo incluso su apodo por Europa: Charlot.
King Kong
La bestia que sucumbió a la bella en la mejor versión sobre este romántico mito. Un gorila enorme (en la realidad del cine era un muñeco animado fotograma a fotograma por el genio Willis O'Brien) que se enamoraba y que era llevado a la peor de las junglas: la ciudad. El Empire State Building sigue añorando tenerle en su cima. La octava maravilla del mundo a los pies de la bella.
Robin de los bosques
Sí, que en realidad deberíamos dirigirnos a él como Robin Hood, o como Robin de Locksley, pero estamos en el bosque de Hollywood y de los clásicos inmortales. estamos en 'Las aventuras de Robín de los bosques', maravilla en technicolor que lo es más debido a la joie de vivre, la simpatía y el desparpajo que su intérprete, Errol Flynn, le regaló. Hasta con esas mallas verdes puestas.
El vampiro de Düsseldorf
Una M en mayúsculas y escrita en tiza era la señal delatora en su hombro. Este hombre sin nombre (no nos importa) era un patético asesino de niñas al que cazaban los maleantes, el lumpen, de la ciudad ante la pasividad de las fuerzas policiales. El asesino está entre nosotros, decían en un momento. El asesino era, claro, el incipiente nazismo. Peter Lorre, pronto fugitivo de ese nacionalsocialismo, como Fritz Lang, su director, logró una de las creaciones de su carrera.
Charles Foster Kane
Dicen que se inspiraba en otro magnate de la prensa contemporáneo de ese enfant terrible y niño prodigio llamado Orson Welles (el Charles Foster Kane de esta colosal 'Ciudadano Kane', su ópera prima y todavía hoy una de las mejores películas de la historia): William Randolph Hearst. Chistes privados sobre Rosebud y referencias a Xanadú al margen, la verdad es que Kane es un personaje esencial porque era moderno, era un enigma, un rompecabezas público al que no podíamos llegar, al que no podíamos conocer... No traspasar, decía ese cartel al comienzo del film... Pues eso.
Travis Bickle
Robert De Niro supo encarnar a la perfección las contradicciones y los terrores de los tiempos modernos, de esas metrópolis hijas de la guerra de Vietnam, de esas noches de yonquis, camellos, proxenetas y putas infantiles a las que redimir... o no. 'Taxi Driver', la mejor unión entre Martin Scorsese y Paul Schrader, fue la película en la que vivió este taxista insomne con ganas de magnicidios y que se miraba al espejo desafiante... Puro terror urbano filosófico y existencial.
Tarzán de los monos
Hubieron muchos tarzanes antes y otros muchos después, pero el imaginario colectivo no duda en ponerle el rostro, esa barriguita cada vez más cervecera y ese encanto salvaje de Johnny Weismuller. Campeón olímpico de natación, Weismuller se estrenó a principios de los años 30, 'Tarzán de los monos', como el personaje creado por el escritor Edgar Rice Burroughs, y siguió en su taparrabos (cada vez mayor) hasta finales de los años 40. Y junto a él, Jane, Boy y Chita. Weismuller acabaría gritando como su personaje en un asilo de Acapulco.
Rick Blaine
Estuvo en una guerra que perdió (la guerra civil española), estuvo en una ciudad que perdió (ese París ocupado por los nazis) y se exilió en 'Casablanca' esperando no volver a encontrarse con el amor de su vida (que también perdió). Humphrey Bogart, pese a odiar el film, su caótico rodaje, y a su director (Michael Curtiz) acabaría transformándose en el antihéroe romántico por antonomasia de la historia del cine. Cada vez que alguno de nosotros perdemos a una chica le copiamos la pose...
Cool Hand Luke
Indomable Luke e inolvidable Paul Newman en 'La leyenda del indomable', algo así como el precedente de 'Alguien voló sobre el nido del cuco' pero en una penitenciaría de la América profunda. Inconformista, golfo, simpático y encantador, este Luke/Newman supo comerse docenas y docenas de huevos duros con el mayor de los encantos posibles. Y hacerse mítico en la legendaria memoria/historia de todos los presos que compartieron reclusión con él.
Gilda
Nunca hubo una mujer como Gilda, rezaba la publicidad de la época. Gilda, nombre de mujer (y del film homónimo dirigido por Charles Vidor), de mujer fatal, de esposa, de amante, de deseo, de tentación... Unos guantes, unas canciones (una de ellas doblada), un amago de strip-tease... y ya tenemos a la carnal Rita Hayworth grabando a fuego este personaje en la calenturienta memoria colectiva cinéfila. Aunque la verdadera historia de amor era entre los dos hombres, claro.
Jack Torrance
El bloqueo del escritor, la bebida, un pasado de maltratador y los fantasmas de un hotel en barbecho invernal hacían una combinación explosiva en la coctelera de este Jack Torrance que halló en su tocayo Jack Nicholson el mejor transmisor de una locura sobrenatural. Stephen King, autor de la novela que Stanely Kubrick alteró al hacer su propio 'El resplandor', odió la película y a Nicholson. Para que digan que los genios no se equivocan a veces.
Will Kane
Mira que casarse el mismo día que un grupo de bandidos se dirige, con su jefe rencoroso al que enchironaste, hacia el pueblo donde eres sheriff a ajustarte la cuentas. Eso le pasaba al personaje que encarnó un oscarizado Gary Cooper en 'Solo ante el peligro', filmada en obsesivo tiempo real, y con muchas diferentes lecturas respecto a la delación o la crítica a la delación en plena caza de brujas anticomunista en Hollywood. Este papel y personaje devolvieron a un primer plano a un Cooper que estaba viviendo una prematura decadencia.
Drácula
Conde, que el que sea un aristócrata en decadencia pero todavía con lo de chuparle la sangre a sus súbditos en su ADN tine mucho sentido. Vlad Tepes para los puristas historicistas, en el cine todo iba más al grano. Sí, Bela Lugosi fue el primero, pero no me gusta nada la teatral versión de Tod Browning. Prefiero a Christopher Lee, el Drácula en color, el de los ojos inyectados en sangre, el de los orgasmos de las víctimas de desbordantes escotes al ser mordidas... Debutó en el seminal 'Drácula' dirigido por Terence Fisher.
George Bailey
George Bailey (o sea: James Stewart... con la voz en la copia castellana de Jesús Puente) es como de la familia, de hecho lo tenemos todas las navidades en casa, quejándose de lo mal que le va todo y de que la vida habría sido mejor si él no hubiera existido. Craso error: todos sabemos lo de '¡Qué bello es vivir!' y lo de los ángeles que se tienen que ganar las alas. Fábula de Frank Capra y uno de los personajes eternos del cine buenrrollista (pese a sus coqueteos con el suicidio).
Dorothy
O Dorita, que le doblaje de la época de 'El mago de Oz' (sí, estamos en esa musical y kitsch adaptación al estilo MGM del cuento de L. Frank Baum) se refería a ella así, como Dorita. Una Judy Garland ya demasiado mayor y mujer para ser una niñita con coletas yendo por las baldosas amarillas junto a un león, un espantapájaros, un hombre de hojalata y un perro (Totó). Y aún así no podemos dejar de pensar en ella, aveces más en blanco y negro cantando a lo que había en algún lugar sobre el arco iris.
Pina
Corría detrás de una camioneta que se alejaba como creían todos que se iban a alejar las miserias y el hambre de una Italia, de una Europa que cerraba una guerra mundial desoladora. Anna Magnani, siempre madre coraje, siempre con todas las emociones a flor de piel, fue este personaje clave en el neorrealismo y en la historia del cine. Lo hizo en la fundamental 'Roma, ciudad abierta' de Roberto Rossellini.
Laura
La melodía de David Raksin sigue sonando en nuestras cabezas, en esa parte del cerebro que atesora momentos y personajes inolvidables. la Laura del homónimo clásico de Otto Preminger sigue asimismo ahí, tan fantasmal como la recordamos. ¿Puede alguien enamorarse de un fantasma, de una muerta? Dana Andrews lo hacía aquí, lo hacía de esta Laura etérea, más muere en cuadro que real. Gene Tierney le prestó rostro y eternidad.
Jim Stark
Que un saco de los peores tics de lo peor del Actor's Studio haya acabado siendo un mito dice mucho de la magia del cine. Nunca me ha gustado James Dean, en eso igual merezco la excomunión, y mucho menos en 'Rebelde sin causa', una de inadaptados jóvenes con complejos de abandono paternal y maternal. Este Jim Stark, por muchas carreras suicidas, románticas visitas desesperadas a planetarios (una escena preciosa) y amores con el personaje desvalido de Natalie Wood (¿o acaso era con el de Sal Mineo?), es un pesado de tomo y lomo. Y sin embargo es un personaje esencial de este llamado séptimo arte.
VER VÍDEO
Crítica de ‘Rosalie’
Crítica de ‘La quimera’
Crítica de ‘El consentimiento’
Crítica de ‘Mi camino interior’