Alberto II Mónaco: "Dicen que el tiempo cura las heridas; la mía sigue ahí" - San Diego Union-Tribune en Español
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Alberto II Mónaco: “Dicen que el tiempo cura las heridas; la mía sigue ahí”

Alberto II Mónaco: "Dicen que el tiempo cura las heridas; la mía sigue ahí"
El príncipe Alberto de Mónaco recuerda a su madre Gracia en el aniversario de su muerte. EFE/EPA/SEBASTIEN NOGIER
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La princesa Grace de Mónaco murió el 14 de septiembre de 1982, un día después de que el Rover P6 que conducía se despeñara en una sinuosa carretera de la Costa Azul francesa. Cuarenta años más tarde de un hecho que conmocionó al mundo, su hijo, el príncipe Alberto II, se confiesa en una entrevista exclusiva con EFE.

“Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero la pena sigue ahí, en el fondo del corazón”, cuenta el soberano de la dinastía Grimaldi.

Alberto II recibe a un equipo de EFE en el “Bureau d’Apparat”, uno de sus principales despachos del Palais Princier, construcción medieval que corona este glamuroso micro-Estado de unos 38.000 habitantes situado en el corazón de la Costa Azul.

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Entre varios Cézanne, Monet, Warhol y Picasso que cuelgan de las paredes y una mesa atiborrada de periódicos de todo el mundo, el príncipe ha traído para la ocasión fotos de su madre procedentes de su colección privada.

Esboza una franca sonrisa y saluda en español, como gesto de cortesía. Para romper el hielo, habla un poco de deporte -una de sus grandes aficiones- antes de sumergirse, con cierto pudor, en el doloroso recuerdo de una madre “protectora y confidente” que desapareció cuando él era aún un joven de 24 años (ahora tiene 64).

Grace Kelly, musa de Alfred Hitchcock, icono de la elegancia y ganadora de un Óscar, abandonó una brillante carrera en Hollywood para casarse, a los 27, con Rainiero III y convertirse en princesa de Mónaco.

El cuento de hadas terminó abruptamente en una carretera de montaña de la Turbie mientras iba acompañada de su hija menor Estefanía. Tenía 52 años.

En la entrevista con EFE, Alberto II habla del legado de su madre; comenta las habladurías sobre ese siniestro -se especuló con que Estefanía, entonces con 17 años y que sobrevivió al accidente, iba al volante-; y de la curiosidad de sus hijos gemelos, Jacques y Gabriella, de 7 años, por la carrera de su célebre abuela.

Pregunta.- Se acerca el 13 de septiembre, el día del trágico accidente (Grace Kelly murió un día después, el 14, por las graves heridas). ¿Cómo recuerda usted este triste aniversario?.

Respuesta.- No hace falta este aniversario para pensar en nuestra madre. No todos los días, pero sí muy frecuentemente pensamos en ella a lo largo del año. Hay momentos -sucede con mi padre también- en los que pienso que están aquí en algún lado, que los vamos a ver en un camino, una calle, en un pasillo del palacio. La presencia es todavía muy real entre nosotros. Es cierto que 40 años representa un aniversario importante, hace tiempo que mi madre murió. Mi padre más recientemente (2005). Pero creo que el recuerdo está presente, muy vivo también para mis dos hermanas (Carolina y Estefanía) y para todos los que la conocieron. Mi madre también vive a través de diferentes exposiciones que hemos organizado. La Fundación Princesa Grace también preserva ese legado con premios a artistas.

P.- Supongo que la muerte de su madre provocó una herida perenne, ¿cómo está ahora esa herida?.

R.- Dicen que el tiempo cura todas las heridas, yo pienso en ella, pensamos en ella con mucha frecuencia. Pero hace cuatro décadas que desapareció y su recuerdo está todavía muy presente y la pena sigue ahí, en el fondo del corazón. El paso del tiempo, las actividades del día a día, la vida misma tienen que seguir. Evocamos esa fecha con diferentes conmemoraciones para su recuerdo. Es algo muy importante, pero todavía más importante es lo que nos dejó no solo como herencia material y de comportamiento a sus hijos, sino -y espero hablar también en nombre de mis hermanas- lo que nos dejó de su papel de madre, de confidente y de consejera también.

P.- ¿Qué tipos de consejos le dio?

R.- La paciencia, saber escuchar a los demás, ser generoso, considerar a los demás, una cierta sociabilidad. Y sobre todo, la solidaridad, la generosidad que demostró a través de ciertas acciones caritativas.

P.- Sorprende que su madre, habiendo sido una estrella de Hollywood, mostrase esa humanidad, esa comprensión, sin ninguna egolatría.

R.- Ella tenía lo que llamamos la inteligencia del corazón, era algo que le salía naturalmente, una cualidad a veces olvidada, sabía cómo mostrarse a los demás y mostrar un poco de humanismo. Es eso lo que marcó a la gente, es lo que marcó a todos los que la conocieron.

P.- ¿Qué gestos recuerda con más afecto de parte de su madre?

R.- Estaba siempre presente. Cuando éramos niños para curarnos si nos raspábamos la rodilla y más tarde siempre estaba disponible para escucharnos, si teníamos un problema, para aconsejarnos. Siempre fue muy atenta a todas nuestras etapas de la infancia y la adolescencia.

P.- De los tres hijos de su madre (Carolina, Alberto y Estefanía), ¿cuál se parece más a ella ?

R.- Me pone en apuros con esa pregunta. Me han dicho que yo era el más parecido a su forma de ser, pero creo que en cada hijo hay una cualidad del padre y de la madre. No me corresponde a mí hacer conjeturas.

P.- ¿Qué recuerdo tiene de aquel fatídico 13 de septiembre?

R.- La última vez que la vi fue cuando entró en mi cuarto antes de salir de nuestra propiedad de Mont Agel, de donde se fue con mi hermana. Fue media hora antes de la desgraciada noticia del accidente.

P. ¿Tuvo algún presentimiento?

R. Para nada. Parecía un día completamente banal, un día de vuelta al trabajo, de fin del verano. Comenzaba una nueva semana. La víspera yo había estado viendo un partido de fútbol en Italia, en Génova, y había regresado la noche anterior un poco tarde. Nunca se me pasó por la cabeza que le ocurriese algo. Sabía que ella iba a viajar a París el día siguiente.

P.- En torno al accidente circularon falsas informaciones y rumores, ¿cómo vivió aquello?

R.- Dolía escuchar esos rumores y esas suposiciones, sobre las que no quiero hablar. Desgraciadamente, al público en general y a los medios en concreto, les encanta buscar una explicación cuando no la tienen o cuando tienen poca o insuficiente información, pero sucede que a veces hay derivas que son difíciles de aceptar. Afortunadamente, todo se aclaró y se explicó en su debido tiempo (Grace Kelly conducía y no Estefanía), pero hubo salidas de tono que no deberían haber sucedido.

P.- Volviendo a la carrera de su madre, ¿todavía ve sus películas?

R.- Muy poco, pero las tenemos aquí, en DVD o en bobinas de 35 milímetros que podemos proyectar. De hecho, espero que estén bien conservadas. Hace tiempo que no las vemos. Cuando ella vivía, recuerdo ver las películas junto a mi madre. Es algo curioso.

P.- ¿Por qué?

R.- Porque la ves en una situación completamente diferente, y es tu madre, la que está a tu lado. Es una impresión extraña.

P.- ¿Qué películas de ella vieron juntos?

R.- Varias. Creo que la primera fue “Atrapa a un ladrón” (1956, Alfred Hitchcock). Después vimos “Mogambo”, “La Ventana Indiscreta” y otras.

P.- ¿ Qué le contó de su intensa experiencia en el cine?

R.- Sentía curiosidad y le preguntaba, cómo fue el rodaje de un determinado filme, su relación con otros actores, las anécdotas. Había veces que se lo pasaba en grande en los rodajes porque nacían amistades verdaderas entre ella y Frank Sinatra, Cary Grant, James Stewart o Alec Guiness.

P.- ¿Fue difícil para ella dejar prematuramente una carrera tan exitosa en Hollywood?

R.- Seguro que fue difícil, pero mis padres estaban enamorados y quisieron formar una familia. Seguro que debió lamentar no haber podido hacer algunos filmes que le propusieran años después (de casarse). Fue una decisión difícil para ella, pero estaba dedicada a su papel en el Principado.

P.-¿ Qué tiene usted de la parte estadounidense de su madre?

R.- Eso es usted quien me lo tiene que decir (risas). Soy una mezcla de culturas de las dos partes del océano. Estoy muy orgulloso de mis raíces latinas y europeas. Una parte de mis raíces es irlandesa, escocesa, de la familia Polignac y hasta un poquito de México. Esa es una larga historia de la que hablaremos otro día.

P.- Sus hijos tienen hoy 7 años, ¿en unos años les enseñará películas de su abuela?

R.- Ellos ya han visto un poco de una película que echaban en la tele. Creo que era “The Country Girl” (traducida en español como “La Angustia de Vivir”, 1954), con la que ganó el Oscar (a mejor actriz). También han visto muchas fotos de ella. Saben quién es y seguro que les mostraré más cosas.

P.- ¿ Qué es lo que preguntan de su abuela ?

R.- Preguntan sobre todo cómo era. Les ha llevado tiempo comprender la situación porque ellos conocen a su abuela materna (la madre de su esposa, la princesa Charlene de Mónaco), pero no de la parte del padre, y yo he tenido que recolocar las cosas en el contexto.

Antonio Torres del Cerro