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Nicol�s de Ruman�a: el pr�ncipe destronado se casa con una periodista

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El amor no entiende de clases
Nicol�s y Alina brindan por su amor y su inminente matrimonio, durante un p�cnic en Bucarest. GETTY

El que fuera aspirante a reinar en el pa�s de los C�rpatos se casa ma�ana en una ceremonia boicoteada por la familia real rumana

Nicol�s de Ruman�a, sin trono por dejar embarazada a una joven

Si no hubiera protagonizado uno de los mayores esc�ndalos de la realeza europea de los �ltimos tiempos, Nicol�s Medforth-Mills dar�a el s� quiero ma�ana a su prometida ante miembros de casi todas las dinast�as reinantes y no reinantes de Europa. La suya, con permiso de Harry y Meghan, podr�a haber sido la aut�ntica gran boda real del a�o. Porque el atractivo joven durante mucho tiempo fue considerado el mirlo blanco de la Corona rumana, en el que tantos ciudadanos ten�an puestas sus esperanzas para la restauraci�n del trono.

Pero todo se trunc� por su mala cabeza, por confundir el amor con el sexo. Quien fuera pr�ncipe de Ruman�a y segundo en la sucesi�n din�stica fue despojado en 2015 por su abuelo, el rey Miguel, de todos sus t�tulos y derechos reales tras saberse que hab�a dejado embarazada a una colaboradora. Su negativa a responsabilizarse de una paternidad nunca aceptada provoc� la c�lera del estricto monarca. As� las cosas, Nicol�s se casa, s�; pero en medio del boicot no s�lo de la aristocracia internacional, sino de su propia familia, con la que tiene una relaci�n g�lida. Ni la madre del novio, la princesa Elena, acudir� a un enlace que est� generando gran inter�s medi�tico -es la primera boda real en 70 a�os en el Pa�s de los C�rpatos, aunque �sta propiamente ya no lo sea-, pero que ha derivado en culebr�n al haber servido para avivar las tensiones din�sticas.

Su t�a Margarita -actual Custodia de la Corona, con tratamiento protocolario casi de jefa de Estado- y su marido, el intrigante Radu Duda, maniobraron en 2015 para que el rey Miguel adoptara la dr�stica decisi�n de apartar a su nieto, en un intento por preservar la imagen de la Monarqu�a. La instituci�n goza de un enorme prestigio en Ruman�a, una Rep�blica donde su familia real tiene un estatus oficial y donde, seg�n las encuestas, una parte muy considerable de la poblaci�n se muestra partidaria de la restauraci�n real. El choque entre Nicol�s y sus mencionados t�os -que ven en esta boda una nueva provocaci�n del joven- parec�a haber aflojado tras los funerales de Estado por el rey Miguel celebrados el pasado diciembre, que reunieron en Bucarest a ilustres miembros del G�tha, incluidos los reyes Juan Carlos y Sof�a de Espa�a o el pr�ncipe Carlos de Inglaterra. Tras las dudas iniciales sobre si le ser�a permitido asistir a las exequias, finalmente el pr�ncipe destronado acudi�, si bien fue relegado protocolariamente a un puesto en el que se visualizaba que ya no era integrante de la dinast�a.

Poco despu�s, Nicol�s anunci� que se trasladaba junto a su prometida desde Londres -donde han residido m�s de dos a�os- a Bucarest para volver a trabajar por su patria. Eso, unido al hecho de que la boda de este domingo se vaya a celebrar en Sinaia -la ciudad m�s ligada a la familia real- con toda la pompa propia de un aut�ntico pr�ncipe, termin� por agotar la paciencia de Su Majestad Margarita, quien, tal como informan los medios locales, devolvi� la invitaci�n de la boda a su sobrino sin ni siquiera abrirla.

La princesa Elena -hermana de Margarita, y en la actualidad, primera en la l�nea sucesoria- tampoco ha perdonado a su hijo los esc�ndalos que ha protagonizado. Tras el bochorno de verle despojado de t�tulos y grandezas por no querer hacerse cargo de su presunta hija, le fue imposible soportar otro incidente en Suiza en noviembre. Nicol�s intent� ver a su abuelo, el rey Miguel, en su lecho de muerte. Al encontrarse con que le imped�an el acceso a su residencia, se li� a mamporrazos e hiri� a algunos asistentes del monarca. La misma princesa Elena emiti� entonces un comunicado oficial en el que transmit�a su consternaci�n por �las err�neas obras morales y humanas de mi hijo, quien ha mostrado desprecio por Ruman�a, su gente y los principios de la Casa Real�.

La �nica que al parecer s� acompa�ar� a Nicol�s en su gran d�a es su hermana, la princesa Elisabeta. Hoy es ella quien est� llamada a ocupar su puesto en la familia real y est� siendo preparada para convertirse alg�n d�a en la jefa de la dinast�a y en la primera reina de Ruman�a, si el pa�s decidiera finalmente volver a abrazar la Monarqu�a.

Nicol�s (33 a�os)se casa con la periodista Alina Binder (30). Forman una mona parejita que fue bautizada por la prensa inglesa como �los Harry y Meghan rumanos�. En realidad, son marido y mujer desde finales del a�o pasado, cuando sellaron su compromiso por lo civil en Londres. Pero la gran boda religiosa tendr� lugar ma�ana en la iglesia ortodoxa de San El�as, en Sinaia. Despu�s, saludar�n a cuantos paisanos se agolpen para verles en su recorrido hasta el imponente Casino de la localidad, donde tendr� lugar el convite para m�s de 200 invitados. No faltar� el beso de los novios desde el balc�n. Aunque no les acompa�ar� ning�n miembro de las familias reales reinantes, s� podr�an contar con el apoyo de alg�n arist�crata como Jean de Orle�ns y su esposa Philomena, duques de Vendome. Nicol�s y Alina acudieron en 2016 al bautizo de su cuarto hijo en Dreux (Francia). Est� por ver si la boda le servir� a Nicol�s, como pretende, para recuperar alg�n d�a su t�tulo de pr�ncipe.