Police (2020), de Anne Fontaine

Tres policías de una comisaría parisina: Virginie, Aristide y Erik. Pese a tener un bebé que no ha cumplido un año, Virginie ha entrado en crisis existencial, por lo que ha dejado a su marido, y ha iniciado un romance con su compañero, el jocoso Aristide, que la ha dejado embarazada, así que se plantea interrumpir deliberadamente la gestación. Por su parte, Erik se ha refugiado en el alcohol, por los problemas con su esposa, que le reprocha que no la haya hecho madre. Los tres se presentan voluntarios para trasladar en un coche patrulla a Asomidin Tohirov, inmigrante ilegal, del centro de retención al aeropuerto, donde un avión le devolverá a Tayikistán, su país de procedencia.

Tras una serie de películas irregulares, como Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel, la realizadora francesa Anne Fontaine se consagró con la extraordinaria Las inocentes. Esta vez dirige, y coescribe con Clairé Barré, una adaptación de la novela homónima de Hugo Boris. Cuenta con un buen reparto, pues a Omar Sy (Intocable) le viene al pelo el papel de agente que oculta con sus bromas su desesperación por tener que afrontar cada día casos horripilantes durante su servicio policial, la belga Virginie Efira (El reflejo de Sibyl) cumple como profesional que se encuentra en un momento de desorientación vital, y sobre todo destaca Grégory Gadebois, en la piel de patrullero borrachín que evita meterse en líos. Quizás se le pueda reprochar a la cineasta que haya fichado a Payman Maadi, impagable Nader, en Nader y Simin, una separación, para un papel, Asomidin, que apenas tiene espacio para el lucimiento, y que al no hablar francés, se comunica mediante gestos o frases incomprensibles.

Tiene un buen arranque, con una concienzuda presentación de protagonistas, repitiendo algunas escenas desde los puntos de vista de cada uno de los tres. Queda clara su humanidad, y que se enfrentan a un trabajo que requiere nervios de acero. Pero una vez que comienza el traslado del deportado, el guión acumula soluciones fáciles, y deriva en un final poco creíble; por otro lado no resuelve del todo ni el conflicto central ni la subtrama del aborto.