Martín Boulocq: ‘La película ha sido también un viaje de descubrimientos personales’
El director indaga la cotidianidad del universo femenino en su nueva película.
Martín Boulocq regresa a las pantallas bolivianas con un premio bajo el brazo: Eugenia ha recibido el Mayahuel, máximo galardón del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) a Mejor Guion en la categoría de Largometraje Iberoamericano de Ficción. La cinta —que se estrenará en las salas de Bolivia el 19 de abril— se ha visto en la Mostra de San Pablo, en Brasil, y en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en Argentina. Próximamente se verá en el Festival de la Cineteca en Uruguay.
El nuevo trabajo de Martín Boulocq cuenta la historia de Eugenia, quien deja a su esposo en su natal Tarija para empezar una nueva vida en Cochabamba, donde se encuentra en un mundo de hombres que trata de dirigir su vida, donde las mujeres deben librar pequeñas e incontables batallas diarias para sobrevivir.
Esta búsqueda propuesta por Boulocq tiene una importante contraparte, su esposa Andrea Camponovo, quien funge de protagonista y productora de la cinta, en un proceso que le resultó por demás gratificante. “Fue un trabajo de varios meses en conjunto con Martín, lleno de largas charlas, de nutrirnos y de cuestionarnos sobre algunos asuntos. Fue un desafío para mí como actriz mantener el tono del personaje durante los dos años de rodaje”, comentó la actriz tarijeña a Tendencias.
“El filme no ambiciona ser una historia con grandes personajes, sino que es un micro retrato cuidado, sensible, y antimoralista que hace de su simpleza un elogio a la síntesis. Mostrándola como un valor estético y narrativo en este universo hecho de imágenes y de sonidos”, escribió la crítica Victoria Leven para el portal especializado argentino CineramaPlus.
Desde Cochabamba, el director Martín Boulocq conversó sobre el proceso de la película, los desafíos de exploración y los matices del universo con los que se encontró.
— Desde la mirada de un director hombre, ¿cómo hace para ingresar en el mundo femenino y reflejarlo sin ser o parecer condescendiente?
— Fue un reto en cada momento del proceso. Un ejercicio de colocarse en otro lugar y de intentar ver el mundo con otros ojos. Pero también un ejercicio de mirarse, como varón, críticamente.
— ¿Cómo surgió el concepto de la película?
— La película surge de intuiciones más que de conceptos. Luego aparecen las temáticas, las formas y las reflexiones. Pero lo primero fue un impulso, casi una necesidad de explorar el universo de este personaje y su entorno.
— ¿Cómo fue el trabajo con su esposa, la actriz Andrea Camponovo, como protagonista?
— Nos conocimos haciendo cine, así es que cuando estamos en modo trabajo somos dos colegas creando. Hay mucho compañerismo, mucha conversación y debate de por medio.
— La cinta que dirigió se detiene varias veces en la vida cotidiana femenina, en momentos que son retratados muy pocas veces en las películas, como un autoexamen de mama, por ejemplo, ¿por qué?
— Me interesaban esos pequeños momentos de intimidad, de acompañar al personaje en su soledad y en sus luchas diarias. En la cotidianidad es donde quería ver cómo se daban sus batallas.
— ¿Por qué eligió el blanco y negro para este filme?
— Un profesor decía que el cine nace blanco y negro, sin sonido, y el resto lo agregas. En esta película no veía la necesidad de usar el color. Me gusta pensar el color en el cine, no como el punto de partida, sino como un recurso del que puedes servirte o no. Se lee el blanco y negro como un recurso con mucha intencionalidad, y la intencionalidad para mí está más bien en el color. Los colores están cargados de sentido. La pregunta que nunca se hace y debería hacerse es “¿por qué elegiste hacer una película a color?”
— Las actuaciones son muy naturales. ¿Cómo abordó la dirección actoral?
— Le presto atención especial. Gran parte está en la elección del cast, y otro tanto en dejar que los actores aporten con su creatividad en el proceso. No les doy textos (salvo pocas excepciones), y más que dirigirlos, los guío hacia donde necesito que vayan.
— Una imagen muy poderosa del filme que queda en la retina es la figura de esta mujer revolucionaria atemporal en una Cochabamba de hoy.
¿Cómo surge este concepto?
— Fue una de las primeras imágenes que me vino cuando escribía. Me interesaba la tensión entre las dos temporalidades, presente y pasado, superpuestas en el mismo plano. El pasado, no como un lugar petrificado al que se puede tener acceso para ser representado (la convencional película de época), sino como algo vivo, difuso y cambiante que se accede solo y siempre desde el presente.
— La película sugiere, más que mostrar. Se detiene en detalles dentro del cuadro para reflejar un todo. ¿Cómo se armó visualmente?
— Plano por plano, como un rompecabezas. Me presté la idea cinematográfica de que para mostrar un caballo no necesitas mostrarlo entero, es suficiente con mostrar la cola. A la vez, me interesaba trabajar con lo imprevisible, con esa materialidad que ofrece lo real y que para seguir existiendo como tal, exige no ser intervenido.
— Se ha dicho mucho que lo ideal es que un autor hable sobre lo que conoce y esta película, si bien es ficción, toma muchos elementos de la vida tanto suya como de la actriz protagónica, ¿por qué?
— No sé si es lo ideal, pero a mí sí me interesa hablar de lo que conozco y de lo que voy conociendo y descubriendo. La película ha sido también un viaje de descubrimientos personales. Contar una historia es compartir una experiencia significativa.
— Como director lleva tejiendo un discurso artístico a través sus distintos trabajos. ¿Qué es lo que quiere decir con esta cinta en especial?
— Confío en que las distintas cosas que quise plantear estén allí y no deba explicarlas en palabras, sino hubiese escrito un texto. A la vez, me gusta pensar en el diálogo con el espectador y en la libertad que tiene cada uno de “completar” la película o interpretar como mejor le parezca.
Pérfil:
Nombre: Martín Boulocq
Profesión: Director de cine
Nació en: Cochabamba
Nació en Cochabamba. A sus 25 años estrenó su primera película Lo más bonito y mis mejores años (2005), proyectada en San Sebastián, Locarno y otros festivales, recibiendo premios y aclamada por la crítica boliviana entre las 12 cintas fundamentales de la historia del cine nacional. Su segundo largometraje Los viejos (2011) fue estrenado en Busan y ganó el premio a la Mejor Película en Antofagasta. Sus créditos como productor incluyen San Antonio (2011), Rojo, Amarillo y Verde (2009) y El olor de tu ausencia (2013).