Parte 6: Piero de Médici, la Caída de una familia ¿Qué sucede con Miguel Ángel? – Viaja con letras
Miguel Ángel

Parte 6: Piero de Médici, la Caída de una familia ¿Qué sucede con Miguel Ángel?

Habiendo pasado unos dieciocho meses de que Miguel Ángel comenzara a servir a los Médici, fallece Bertoldo (asesor de la colección de arte de los Médici), uno de los hombres más cercanos a Lorenzo, (finales de 1491). Esto afecta tanto al líder de los Médici, que días después, un 29 de diciembre padece una descompensación dentro de sus enfermedades crónicas. Se pierde de la vista del pueblo por algunas semanas, retomando su vida normal en febrero de 1492, solo para volver a caer a finales del mismo mes, pero ya de manera irremediable.

Lorenzo se ve privado de participar en una de las mayores celebraciones en su familia (y probablemente su mayor éxito), la consagración oficial de su hijo (mediano) Giovanni, como cardenal. Este sin duda fue su mayor logro, ya que terminará siendo papa, dejando a los Médici como una dinastía reinante en Europa. Ya desde 1489 Lorenzo había persuadido al papa Inocencio VIII para nombrar cardenal diácono a Giovanni (de tan solo trece años), a lo cual este accede, un tanto por la presión que tenía Inocencio VIII debido a una deuda montería que tenía a cuestas con la familia Médici, para lo cual establece una sola exigencia, de que se mantuviese todo en secreto (trato que Lorenzo no tarda en romper).

Ahora Giovanni con dieciséis años, recibe el capelo (nombramiento como cardenal) el 10 de marzo. Lorenzo solo logra hacer una aparición en el Palazzo Médici en una cena con importantes invitados locales y extranjeros. Luego viajaría junto a Poliziano y otros miembros de su círculo íntimo, a su casa de campo en Careggi. Al poco tiempo de estar ahí, un 8 de abril, fallece Lorenzo de Médici a la edad de cuarenta y tres años. Su cuerpo es trasladado al convento de San Marco y al día siguiente enterrado en San Lorenzo. No sabemos bien de Miguel Ángel, pero hay claridad en que deja la casa de los Médici, y al parecer la tristeza es tan grande que por un tiempo abandona sus ocupaciones artísticas.

Miguel Ángel seguirá ligado a los Médici por toda su vida, pero no sentirá lo mismo por ningún otro integrante de la familia, negando por ejemplo ser discípulo de Ghirlandaio, pero nunca a lo largo de su vida negará las enseñanzas de Lorenzo el Magnífico, siendo probablemente la gran figura paterna de su vida.

El pecado de la Sodomía

Retomando un tema relevante en esta época, la sodomía, toma un nuevo auge con un hecho fortuito ocurrido al caer parte de la estructura del Duomo (es alcanzada por un rayo). La coincidencia es que predicadores contra la sodomía, profetizaban la destrucción apocalíptica de continuar desmesuradamente este pecado.

Días antes de la muerte de Lorenzo, el 3 de abril, veinte jóvenes fueron detenidos por el Otto di Guardia (magistrado de alto rango responsable del orden público) que denunciaron a varios posibles sodomitas, consecuente inició una redada en tabernas, por lo que se detuvo a todo aquel en compañía de un muchacho.

La sodomía era algo común en Florencia, tanto así, que a finales del siglo XV a los treinta años de edad, uno de cada dos jóvenes la había sido implicado formalmente en ella, y al cumplir cuarenta, la razón aumentado a dos de cada tres. A un sector de Florencia le preocupaba el castigo divino en todo esto, por lo que en 1432 se implementó una institución, el “Oficio de la Noche”, un equipo de magistrados dedicados a extirpar la sodomía (la gente denunciaba a los sodomitas ante ellos, o los sodomitas mismos se denunciaban para evitar penas más severas).

Lo que podemos extrapolar en relación a Miguel Ángel que directamente lo relacione con el tema no es mucho, pero indirectamente está claro que estuvo rodeado continuamente de actividades sexuales entre personas del mismo sexo, confirmado en que muchos de su círculo cercano fueron de este grupo de denunciados al Oficio de la Noche.

Habiendo muerto Lorenzo, ahora la relación de Miguel Ángel con la familia Médici, se enfoca Piero de Médici (el mayor de los hijos de El Magnífico), cuyo aprecio por él era un tanto “ambiguo”. Convengamos que Piero era un hombre autoritario e insolente (Es un hecho que en dos años y medio más será expulsado de Florencia). De todos modos, Miguel Ángel era un individuo destacado en el círculo de Piero de Médici, siendo tratado afectuosamente, quizás por sus grandes dotes como artista y también por ser un posible reemplazo a Bertoldo, como encargado de la colección de arte de la familia.

Se habla de una relación con Piero de solo unos meses, hasta su ida de la corte, pero lo más probable es que Miguel Ángel haya vuelto poco después, lo que lo asevera su mejorada posición con este nuevo régimen. Por primera vez su padre, Lodovico Buonarroti, tomó nota de lo que estaba ocurriendo, y de la importante posición que tenía Miguel Ángel en la corte de los Médici, invirtiendo importantes sumas de dinero en mantener “presentable” a su hijo.

Hércules de Miguel Ángel

Obras de Miguel Ángel en esta época

El Hércules de Miguel Ángel

Una de las obras perdidas de Miguel Ángel es su “Hércules”. Esto ocurre tras haberse recuperado emocionalmente de la muerte de Lorenzo, cuando compra un gran trozo de mármol. No hay claridad sobre la motivación al hacerla, Miguel Ángel da luces que fue una fabricación de iniciativa propia, aunque sea difícil de creer por las enormes dimensiones de la escultura. De donde sale un fragmento de mármol así, que consumiría mucho tiempo de hacerlo extraer es igual un misterio, se cree que sale de algún lugar que almacena materiales, como el patio de la Ópera del Duomo (de donde vendrá el bloque que acaba convirtiéndose en el David), todo esto refuerza que el encargo debió proceder de alguien rico y poderoso, y quien más encaja en esta descripción que Piero de Médici.

¿ Por qué ocultar que pudo ser un encargo de Piero? Probablemente no quiso que se supiese, por el desprestigio que tuvo el Médici con la huida de Florencia. Sabemos que Miguel Ángel dispuso que su tío Francesco Buonarroti un 11 de agosto de 1495 recuperase la estatua, presentándose ante los “sindaci” (supervisores de la venta de las propiedades de los Médici), a quienes jura que el Hércules era propiedad de su sobrino, algo un tanto desleal considerando toda su historia con la familia, la estatua nunca fue devuelta a los Médici y en cuanto a su aspecto solo podemos hacer conjeturas, debido a que por la erosión de las lluvias fu destruida en el jardín de “Fontainebleau”, sin tener vestigios actuales de ella (o al menos de paradero desconocido), perdiendo la primera pieza esculpida en piedra del artista.

El Crucifijo de Miguel Ángel

Si el Hércules era el prototipo del desnudo masculino y musculoso, este desnudo era de una índole totalmente distinta. Esta obra fue más bien un favor realizado por Miguel Ángel (en su posición era difícil rechazar ciertas solicitudes). Lorenzo había supervisado la construcción de una sacristía para la iglesia de Santo Spirito, y Piero sigue los pasos de su padre, al convertirse en miembro del comité que supervisaba las obras de Santo Spirito, siendo lo más probable posterior a este periodo la petición del Jesús.

Crucifijo de Miguel Ángel

La obra es un crucifijo, pero en tamaño natural, algo normal en la tradición florentina, realizado por varios artistas, y en honor a la verdad, no se dice que fue su mejor obra, es un tanto deslucida y no del todo lograda, motivo por el que no sorprende que fuese pasada por alto como una de las obras de Miguel Ángel, y que solo en 1960 se identifica como tal.

«La Caída de Piero de Médici«

El poder de la familia Médici, se apoyaba no tanto en el consenso del pueblo, sino más bien en los dirigentes de los clanes florentinos más poderosos, quienes los aceptaron como líderes. Desde muy pronto comenzaron a albergar dudas sobre Piero, proponiendo algunos a los varones más experimentados y longevos, de la rama menor de la familia Médici, Lorenzo y Giovanni di Pierfrancesco de Médici (descendientes del hermano menor de Cosme de Médici, Lorenzo, tío abuelo de “El Magnífico”). Nombre que no son ajenos a Miguel Ángel, ya que tendrá a futuro una relación estrecha empresarial y de mecenazgo con Lorenzo di Pierfrancesco, por lo que en los años 1493 a 1494, es probable que ya los frecuentara.

Cualquier confianza que tuviera el régimen de Piero se esfumó, luego que dos años de llegado al poder se enfrentara a la crisis política más grande que había conocido Italia en un siglo.

Todo inicia con la muerte de Lorenzo, que fue un detonante para que los grandes Estados europeos (principalmente Francia y España), comenzaran a consolidar el proceso de centralización del poder en sus naciones, que, junto a los cambios tecnológicos, transformaron la naturaleza de la guerra (pólvora y artillería). La llama que enciende el cataclismo, fue la decisión del rey de Francia, Carlos VIII, de hacer efectiva una vieja reivindicación al trono de Nápoles (aunque alentado en secreto por algunos influyentes italianos, como el papa Inocencio VIII y Ludovico Sforza, duque de Milán, esperando que una invasión francesa les otorgara cierta ventaja sobre sus enemigos).

Carlos VIII, un hombre joven, no muy inteligente, veía en esta idea de combatir en Italia la oportunidad de adquirir gloria y experimentar emociones fuertes. Así es como el 2 de septiembre de 1494 atravesó los Alpes con un ejército de 25.000 hombres (un número inmenso para la época), incluyendo mercenarios suizos y lo más alarmante: cañones.

A Florencia llegan las noticias de la toma de algunos pueblos cercanos a Génova (Rapallo específicamente, en poder de Nápoles en ese momento), a manos de los franceses dirigidos por el duque de Orleans.

Piero reacciona de la peor manera posible. Animado por el clan romano de los Orsini, al que pertenecía su esposa y la madre de esta, formaron una alianza con Nápoles y se aferró a ella a despecho de cualquier advertencia. El ejército francés continúa hacia el sur rumbo a Florencia, antes de su llega Miguel Ángel decide marcharse (el motivo no es del todo claro, pero se teoriza que fue advertido de una visión sobre la expulsión de Piero, que tuvo un cercano a él, aunque la realidad más probable es que conociendo a Piero, no confiara en su capacidad política y escapara antes del desastre inminente, ya que parece irreal que abandonara la corte, sus ingresos y su ciudad a razón de un “sueño” de algún loco).

A tan solo un mes de la ida de Miguel Ángel el régimen de Piero de Médici cae, mediante un pésimo cálculo en las negociaciones con Carlos VIII, le hace entregar fortalezas y baluartes estratégicos de la ciudad, enfureciendo tanto a los florentinos que el 8 de noviembre Piero se ve obligado a huir de Florencia, ganando el apodo de Piero il fatuo (El Infortunado).

Miguel Ángel en Bolonia

Miguel Ángel huye a Venecia con diecinueve años, pero permanece unos pocos días debido a que comienza a escasear el dinero (el financiaba al grupo con el que andaba, lo cual habla que ya era un señor de la élite), decide regresar a Florencia, pero no llega más allá de Bolonia, debido a que esta ciudad imponía un arcaico tipo de visado para aquellos que la pisaban por primera vez, Miguel Ángel y sus compañeros no hacen este trámite, y son llevados ante el Ufficio delle Bullete, ya que debían pagar una multa en bolognini, dinero del cual no disponían.

Al igual que Venecia, era un país extranjero para Miguel Ángel, con un idioma un tanto distinto e historia distinta, con sus comidas y forma de gobierno particular. Lo más sobresaliente de Bolonia es que era cede de la universidad más antigua de Europa (lugar que se mantiene hasta hoy en día). En estricto rigor eran parte de los Estados pontificios, pero en la práctica, la ciudad y su territorio habían sido gobernados por la familia Bentivoglio durante la mayor parte del siglo.

«Bolonia»

Para Miguel Ángel llegaría un salvador, un noble boloñés llamado Gian Francesco Aldrovandi, miembro del Consejo de los Dieciséis (los Sedici Riformatori), un consejo hereditario de Patricios que eran la autoridad de la ciudad, que estaban por sobre los burócratas de bajo rango (como los que administraban los visados). Aldrovandi aparentemente habría reconocido a Miguel Ángel y exige ponerlo en libertad, invitándolo a quedarse en su palacio. Miguel Ángel dificultosamente decide dejar a sus compañeros, contra sus principios morales propios, pero quizás motivado por una energía nueva, al encontrarse por primera vez por las suyas propias, abandonando Florencia, su familia y los Médici (incluso en un momento se presenta Piero en Bolonia, y Miguel Ángel no hace ademán de unirse a ellos).

Arca de Santo Domingo

Es en esta época en que el Miguel Ángel se comienza a formar ya no solo como artista, sino también como poeta. Recordemos que gracias a Poliziano, se familiariza con grandes clásicos de la lengua toscana, como Bocaccio, Petrarca y Dante, de los cuales extrae pasajes que recita a Aldrovandi (se teoriza algún tipo de relación amorosa entre ambos).

En cuanto a la obra de Miguel Ángel en Bolonia, la primera realizada corresponde a tres estatuillas religiosas, por medio de un encargo casual, en el que su anfitrión Gian Francesco Aldrovandi, estaba mostrándole la ciudad, entran en la iglesia de Santo Domingo, donde la elaborada decoración escultural del monumento a Santo Domingo estaba incompleta, faltaban varias figurillas de mármol (en la conocida confección en piedra llamada el “Arca de Santo Domingo”). Para la orden de los dominicos completar el santuario de su fundador era de mucha importancia.

Santo Domingo había muerto en 1221, solicitando ser enterrado en una sencilla bóveda revestida de ladrillo. Una vez canonizado en 1234 es reemplazada por un monumento esculpido en madera más ornamentada. Pero, en 1469 se decide que aquello no era algo tan “impresionante”, por lo que a un escultor llamado Niccolò, se le encarga elaborar una elaborada tapa para el sarcófago (que acaba por tener seis metros de altura), fue tan importante que el nombre por el cual lo conocemos hoy (Niccolò dell’ Arca) es en honor a su escultura. Esta nunca fue terminada, y Niccolò muere el 2 de marzo de 1494, unos meses antes de la llega de Miguel Ángel.

«Santo domingo»

Miguel Ángel realiza la estatuilla de un ángel (tarea difícil, ya que ya había otro paralelo a este, y debía ser del mismo estilo), de San Petronio y San Próculo. Eran de poco más de medio metro de altura, no eran la clase de esculturas que pudieran labrarle fama, pero si son destacadas más por lo que implica la escultura, además que la vida en Bolonia no daba grandes oportunidades, probablemente era el único trabajo. Y ya con las “aguas vueltas a su cauce”, había llegado el momento de volver a casa.

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