La Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional ha revisado al alza la condena impuesta al vigilante de seguridad que propuso en un chat de WhatsApp matar al presidente del Gobierno, Pedro S�nchez. Inicialmente, el tribunal que le juzg� le impuso siete a�os y medio de c�rcel. Ahora, tras estimar el recurso del fiscal Jos� Perals, la Sala de Apelaciones sube la pena a ocho a�os y nueve meses.
En concreto, la Sala eleva la pena por el delito de homicidio en grado de proposici�n hasta los tres a�os y nueve meses de c�rcel, frente a los dos a�os y seis meses iniciales. Los cinco a�os de prisi�n por el de dep�sito de armas de guerra se mantienen.
El Tribunal se�ala que la pena a imponer por el delito de proposici�n al homicidio debe ser, frente a los seis a�os que propon�a el Ministerio P�blico, el m�nimo legal en atenci�n a las circunstancias personales del acusado que, aunque no alcanzan a atenuar su responsabilidad criminal, deben atenderse a la hora de la concreta fijaci�n de su pena.
La Sala da por buenos los hechos probados de la sentencia inicial que detallaban que el acusado, Manuel Murillo, estaba integrado en un grupo de WhatsApp en el que, a partir de junio de 2018, public� mensajes en los que mostraba su absoluto desacuerdo con la exhumaci�n de los restos de Franco. Durante esos meses y hasta su detenci�n, en septiembre de 2018, expres� en distintos mensajes en ese foro de forma privada su intenci�n de acabar con el presidente del Gobierno.
"Francotirador"
"Soy un francotirador y con un tiro preciso se acaba el S�nchez antes de que del todo se hunda a Espa�a. No har�a falta guerras". Este fue uno de los mensajes que Murillo, que trabajaba de vigilante de seguridad, empez� a enviar a partir de junio de 2018 al grupo de Whatsapp "Terrasa por Espa�a". Una de sus quejas contra el Gobierno era la exhumaci�n de los restos de Francisco Franco. "Franco no lio la guerra, la liaron los socialistas con los independentistas y los comunistas", escribi� en otra ocasi�n.
Conforme a la sentencia de Apelaci�n, a�n recurrible ante el Tribunal Supremo, el acusado "fue interiorizando que la soluci�n para producir un cambio en la situaci�n pol�tica espa�ola pasaba por causar la muerte del presiente del Gobierno, para lo cual se empe�� en requerir ayuda para llevarlo a cabo". Se especifica tambi�n que contaba con numerosas armas y munici�n, algunas de ellas modificadas.
La Sala de Apelaciones desestima el recurso del acusado, que ped�a la absoluci�n o al menos la aplicaci�n de las atenuantes de intoxicaci�n et�lica y dilaciones indebidas.
Los jueces subrayan la actitud homicida del acusado de signo creciente en el tiempo hasta el punto de alertar a quien le denunci� ante la Polic�a por su determinaci�n. Los magistrados descartan su tesis de que se debi� a un desahogo o que respond�a a "fantas�as compartidas" fruto de la soledad, unida a la ingesta de alcohol y tranquilizantes.
El fallo considera que el arsenal de armas ocupado en su poder, muchas de ellas modificadas a m�s letales, junto con la radicalidad ideol�gica que desprenden los escritos y el entrenamiento en la galer�a de tiro que realizaba refuerzan la tesis del "redoblado peligro" que denunci� la Fiscal�a.
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