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Literatura

Diálogo entre Caronte y el ánima de Pedro Luis Farnesio.

Diálogo entre Caronte y el ánima de Pedro Luis Farnesio, hijo del Papa Paulo III.

Breve coloquio que, siguiendo la línea trazada por Alfonso de Valdés en sus dos obras más famosas (Diálogo de las cosas ocurridas en Roma y, sobre todo, Diálogo de Mercurio y Carón, del que, además del espíritu, toma la forma), parte de la muerte del hijo del Papa, Pier Luigi Farnesio, a manos de sus súbditos, para realizar una alabanza de la política imperial en Italia. Esta finalidad política hace que nos encontremos con un diálogo ajeno al espíritu del "civiltare" renacentista, toda vez que Farnesio es el depositario de todos los vicios y Caronte la voz de la razón y el desengaño que le muestra su mal comportamiento en vida, las consecuencias que ello acarrea tras la muerte y la poca consistencia de los honores y las ambiciones terrenales.

El diálogo se inicia, como es frecuente en los Diálogos de los muertos de Luciano de Samosata que inspiraron gran número de coloquios satíricos de nuestro siglo XVI, con la llegada del muerto ante el barquero Caronte. La conversación que ambos mantienen repasa brevemente temas como los ya citados de la vanidad del mundo o el del mal gobierno, del que Farnesio llega a ser prototipo, que se incardinan en el fin principal del autor: la alabanza incondicional de la política de Carlos V, cosa que se muestra en declaraciones como la siguiente, referida a las conspiraciones de Paulo III contra el Emperador: "como si tu padre, por mucho que lo intentó, pudiese estorbar que los cielos y los hados no favorezcan y prosperen las cosas del Emperador y no las levanten al cielo." Para alabar a Carlos V, el anónimo autor ridiculiza la figura del Pontífice, que aparece como un ser avariento, simoníaco y supersticioso; como ya se ha mencionado, al mismo tiempo convierte a Farnesio en prototipo del mal gobernante para llegar a la conclusión de que su muerte ha sido justa y necesaria, toda vez que, además de ocupar una tierra que no le pertenecía (Piazenza -"Plasencia" en el diálogo-, que formaba parte del Milanesado y, por tanto, del Imperio), se hizo odiar por sus nuevos vasallos al mantener una actitud altiva para con ellos y obligarles a todos sus caprichos. Junto a estas críticas, el autor incluye referencias a personajes de la época ya muertos (Francisco I de Francia, el Cardenal Médicis, Fernando Gonzaga, etc.) a los que Caronte ensalza o critica según fuera su relación política con el Emperador. En su edición para la Biblioteca de Autores Españoles, D. Adolfo de Castro atribuyó la obra a D. Diego Hurtado de Mendoza, aunque el resto de la crítica prefiere dejarla anónima.

Bibliografía

  • CURIOSIDADES BIBLIOGRÁFICAS. Ed. de Adolfo de Castro. B.A.E., tomo XXXVI, págs. 1-9. Madrid, 1950.

  • BATAILLON, Marcel: Erasmo y España. Madrid, 1995 (reimp.).

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