Un día cualquiera, un objetivo muy claro
Era el 17 de agosto de 2016 cuando Patrick Nogueira, de 19 años, salió de su casa con un único objetivo: asesinar a cuatro personas. No tenía dudas, absolutamente ninguna.
Esta es la historia de una crueldad pocas veces vista en la historia del crimen de España.
Patrick se puso unas zapatillas cómodas y ropa de deporte. A continuación, cogió un autobús desde Alcalá y anduvo unos 20 minutos bajo un sol abrasador, desde la parada hasta el chalé donde se acababan de mudar hacía menos de un mes, su tío Marcos y su tía Janaína, ambos de 39 años, junto con su hijo David y su hija María Carolina, que apenas contaban con 1 y 3 años, respectivamente.
La pareja brasileña nacida en João Pessoa (Paraíba) se había casado en Brasil, el 28 de agosto de 2013 y habían viajado a España para aprovechar una oportunidad de trabajo de Marcos, a quien le ofrecieron la gerencia de un restaurante en Alcalá de Henares, instalándose al principio en Torrejón de Ardoz.
Posteriormente se mudaron al chalé de Pioz, pues Marcos acababa de conseguir un nuevo trabajo como encargado de un asador argentino situado en el centro comercial Plenilunio de Madrid. Marcos acudió a su trabajo el 17 de agosto, de una a cinco de la tarde. Jamás volvió.
El diablo cruzó el umbral de la casa de Pioz
Patrick no era un desconocido para la familia, sino que había llegado desde Brasil, su lugar de procedencia, a la casa de sus tíos ya en el mes de marzo de ese mismo año. Pero la convivencia no funcionó y los problemas no tardaron en surgir.
Marcos llevaba un tiempo confesando a sus amigos que sospechaba que su sobrino tenía una relación amorosa con su mujer. Sin embargo, ella se quejaba a sus amigas de Patrick e incluso a su padre por teléfono le llegaba a decir que se sentía acosada por el sobrino.
Pasara lo que pasara, lo cierto es que el matrimonio decidió poner tierra de por medio y alejarse del joven. No perdieron el contacto, pues Patrick decidió quedarse en un piso de Torrejón de Ardoz. Sin trabajo conocido y probando suerte sin fortuna en el fútbol local, su billete de avión para regresar a Brasil tenía la fecha del 16 de noviembre.
Un cruento crimen
Uno de los crímenes más espeluznantes que se recuerdan en los últimos años en España.
Cuando ese día decidió visitar el chalé de nuevo, se encontró con Janaína, la pequeña Carolina y el pequeño David.
Tras comer unas pizzas, que él mismo llevó, fueron a la cocina y mientras Janaína fregaba los platos y él los secaba, la degolló con un cuchillo que llevaba en su mochila. David y María Carolina que estaban presentes, corrieron la misma suerte que su madre.
Mientras esperaba la llegada de su tío Marcos, desmembró el cadáver de Janaína, y posteriormente guardó los tres cadáveres en bolsas de basura que selló con cinta americana. Acto seguido, se duchó y descansó un rato.
Cuando después de unas cuantas horas llegó Marcos, lo recibió en el porche del jardín donde lo asesinó (con mayor saña), y también lo desmembró para posteriormente guardarlo en otra bolsa.
Mientras llevaba a cabo la matanza, se intercambia mensajes por WhatsApp con su amigo Marvin, que estaba en Brasil, a quien le contaba sus atrocidades y los sentimientos asociados mientras los ejecutaba. La mayor parte los mandó entre el asesinato de su tía y sus primos y la llegada de su tío, y son mensajes de una enorme crudeza.
Hace unos días pensaba que iba a vomitar, pero he empezado riéndome.
Pensé que algo iba a cambiar en mi vida.
Pensé que me iba a sentir más vivo.
(Patrick Nogueira)
Dispuso de toda aquella noche y la mañana del día siguiente para limpiar la escena del crimen, y a pesar de que lo hizo de manera concienzuda, dejó tras de sí muchos restos de su ADN.
Al día siguiente, se vistió con la ropa de su tío, ya que la suya estaba llena de sangre, y cerró la puerta: el diablo había dejado tras de sí una escena dantesca.
Pasó un mes y nadie se dio cuenta del horror que se había cometido allí. Solo había silencio y mal olor.
El mal olor que alertó al dueño de la casa
Finalmente, dos días antes de que se encontrasen los cadáveres, el dueño del chalé donde vivían Marcos y Janaína con sus dos hijos, escribió una carta al alcalde de Pioz para pedirle ayuda, pues ya intuía que algo malo podía estar sucediendo.
«Estimado señor, soy el propietario de la parcela 594 de la Urbanización la Arboleda. En julio le alquilé la casa a Marcos, pero hace un mes este chico se fue de casa con las llaves y ha apagado su móvil, por lo que me es imposible contactar con él.
Sale de casa un mal olor que se agrava con el tiempo y que huele cada día más. Pido que vaya la Guardia Civil a casa, no vaya a ser que, Dios no lo quiera, haya alguien muerto».
Así de esta manera, el 17 de septiembre a las 22.40, una patrulla de la Guardia civil que entró al chalé por una ventana descubrió la razón del silencio de la casa y la familia.
¿Qué hizo Patrick? No tardó ni 24 horas en cambiar la fecha de su billete de avión y viajar de vuelta a Brasil. Los investigadores no tardaron en relacionarle directamente con el crimen, pero ya desde Brasil, negó todas las acusaciones.
Finalmente, cuando se hace evidente que es el autor de los asesinatos, decide regresar a España, pues teme no llegar a sobrevivir en las cárceles brasileñas.
El perfil de Patrick Nogueira
Lo cierto es que Patrick ya contaba con antecedentes graves en Brasil.
Cuando tenía 16 años, las cámaras de seguridad del elitista instituto privado brasileño donde estudiaba François Patrick Nogueira Gouveira grabaron al alumno acercarse a un profesor, agarrarlo y clavar con firmeza un punzón con la idea de hundírselo en el cuello. El hombre salvó la vida de milagro y el joven fue condenado a 45 días de trabajo social.
Su padre y su madre, ambos médicos de clase acomodada, decidieron trasladarle a otra ciudad y cuando cumplió los 18 años le enviaron a estudiar a Londres. Regresó a Brasil, estuvo después un tiempo en Portugal, y en marzo se instaló en España en la casa de su tío Marcos, en Torrejón de Ardoz. Lo siguiente, tristemente ya lo conocemos.
Y bien, ¿por qué Patrick cometió tales atrocidades?
La respuesta es sencilla, Patrick Nogueira es un psicópata. Él mismo es consciente de sus dificultades para empatizar con las personas, lo expresó en las declaraciones del juicio, y previamente en mensajes que intercambió con la que por aquel entonces era su pareja, Ester, en una conversación que comienza a las 14:47 de la tarde del día 18 de octubre de 2016, 24 horas antes de que se entregue a los agentes de la Guardia Civil:
«Soy así desde pequeño. Yo nací para la violencia.” (Patrick Nogueira en un mensaje de texto a Ester).
En palabras de Garrido Genovés, Patrick es un psicópata consciente, pues comprende y expresa la maldad que le domina. Si bien es cierto recordar que no todas las personas con psicopatía tienen ese nivel de conciencia nítida, o al menos no la expresan antes de ser capturadas.
Por otra parte, no podemos dejar de pensar en su amigo Marvin, quien nos recuerda a la tradicional complicidad que el psicópata asesino serial establece con otro psicópata pero a diferencia de aquel no tiene el coraje o la necesidad de experimentar por sí solo el asesinato.
Juicio y sentencia final
Finalmente, Patrick fue sentenciado a 25 años de prisión por el asesinato con alevosía de su tía Janaína y a tres condenas de prisión permanente, dos por los dos asesinatos con ensañamiento y por su especial vulnerabilidad en el caso de su prima y su primo, y una tercera por el asesinato de su tío Marcos.
En el caso del tío, se ha considerado un asesinato con alevosía, pero se ha fijado la pena de prisión permanente revisable, ya que el acusado ha sido condenado a más de tres asesinatos y ya se considera como un asesinato múltiple, lo que también está castigado con prisión permanente revisable.
Lo más preocupante es que Patrick acaba de cumplir 24 años y algún día volverá a la sociedad.
¿En qué condiciones o con qué propósitos? Es un enigma.
Recursos
- Libro: “Olor a muerte en Pioz”, Beatriz Osa.
- Libro: “Asesinos múltiples», Vicente Garrido Genovés.
