Bismarck, el padre antisocialista de la Seguridad Social

Bismarck, el padre antisocialista de la Seguridad Social

Derechos sociales

De perseguir el socialismo en Alemania a sentar las bases del estado del bienestar. ¿Por qué Bismarck impulsó el primer sistema de pensiones públicas de la historia?

Retrato de Bismarck.

Retrato de Bismarck.

Dominio público

Otto von Bismarck es recordado como el fundador de la Alemania moderna. Como primer ministro de Prusia emprendió tres guerras con el objetivo de unificar Alemania: la guerra de los Ducados en 1864, la guerra austro-prusiana en 1866 y la guerra franco-prusiana en 1870.

En 1871, Guillermo I de Prusia fue coronado emperador del II Reich. Bismarck, hábil estadista, tornó lo que durante siglos había sido un vacío de poder, un espacio siempre sujeto a rivalidades internas e interferencias externas, en una presencia sólida en el centro de Europa, con una población de 41 millones de habitantes.

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El Imperio alemán reunió a veintiséis estados, incluidos cuatro reinos, seis grandes ducados, cinco ducados, siete principados, tres ciudades hanseáticas libres y un territorio imperial, y duró hasta el final de la Primera Guerra Mundial, cuando dejó paso a la República de Weimar.

Tras la unificación del Imperio en 1871, la rápida expansión de la industria alemana provocó un aumento considerable de la clase obrera, y el canciller Bismarck tuvo que lidiar con un potente sindicalismo y con la proliferación de ideologías socialistas en su país.

Contra el movimiento obrero

El SPD, el partido socialista alemán, era ya uno de los más importantes de Europa. Bismarck vio una amenaza en el crecimiento del movimiento obrero. Temía una revolución sangrienta, como la ocurrida en la Comuna de París en 1871, y consideraba a los socialistas como los enemigos del recién inaugurado Reich.

Para tratar de combatirlos, el canciller aprobó, en 1878, la ley de Excepción (o ley Antisocialista), que ilegalizaba los partidos obreros y ponía muchas trabas a la existencia de sindicatos, además de prohibir cualquier actividad pública del movimiento obrero.

Proclamación del Imperio alemán en la Galería de los espejos de Versalles. Bismarck aparece en el centro, vistiendo uniforme blanco.

Proclamación del Imperio alemán en la Galería de los espejos de Versalles. Bismarck aparece en el centro, vistiendo uniforme blanco.

Dominio público

Así, se cerraron 45 periódicos y se detuvo a unas 1.500 personas, entre dirigentes y militantes. La ley estuvo en vigor hasta 1890, pero el resultado de esta política no fue el deseado, ya que no impidió que el socialismo alemán siguiera creciendo en el último cuarto de siglo.

Bismarck entendió que, al movimiento obrero, organizado a través del SPD, no se le podía acallar simplemente con represión. Y que el Estado debía intervenir con alguna medida de tipo social para contentar a los trabajadores y sofocar las demandas socialistas más radicales y revolucionarias.

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Con ese propósito, impulsó tres grandes reformas laborales: en 1883, la creación del seguro de enfermedad; al año siguiente, la del seguro de accidentes; y en 1889, el que fue el primer sistema de pensiones de jubilación de la historia, que dotaba de una pensión a los trabajadores a partir de los 70 años. Estos seguros se financiaban con la aportación económica de los obreros, la patronal y el Estado.

Ganarse al pueblo

Con estas reformas, Bismarck pretendía seducir a los trabajadores, que disfrutarían de la legislación social más avanzada del momento, así como mermar el apoyo de los obreros a los socialdemócratas y, al mismo tiempo, ganarse la lealtad de las clases trabajadoras, a fin de fortalecer el nuevo Estado alemán.

“Bismarck pensaba que la legitimidad de la monarquía, desafiada por los socialdemócratas, se fortalecería si el káiser sacaba de la pobreza a los ancianos y evitaba que se convirtieran en una carga para sus parientes”, afirma el historiador británico Robin Blackburn en su libro El futuro del sistema de pensiones (Akal, 2010).

Otto von Bismarck fotografiado en 1890

Otto von Bismarck fotografiado en 1890

Terceros

Aunque la voluntad del canciller era la de apaciguar el descontento de la gran masa trabajadora, cabe mencionar que, por aquel entonces, la esperanza media de vida en Alemania era de 35 años para los hombres y de 38 para las mujeres, por lo que la clase media y alta de la sociedad alemana, las que más posibilidades tenían de llegar a tales edades, fueron las principales beneficiarias de las medidas.

De hecho, esta disparidad entre la esperanza de vida y la edad de jubilación fijada por el Estado –solo un cuarto de los hombres y un tercio de las mujeres alcanzaban los 70 años– hizo viable la financiación del sistema de pensiones por parte del gobierno alemán.

Bismarck “el rojo”

A pesar de su ferviente lucha contra el socialismo y sus credenciales conservadoras, con la introducción de estas medidas, el canciller fue tachado de “socialista” por los sectores más conservadores del Reich, al igual que le pasaría a Franklin D. Roosevelt cuando, en 1935, aprobara la ley de Seguridad Social.

Estatua levantada en honor a Bismarck en Berlín.

Estatua levantada en honor a Bismarck en Berlín.

Bernt Rostad / CC BY-2.0

“Los dirigentes políticos que promovieron las primeras pensiones públicas de jubilación trataban de conseguir votos en una época de gran turbulencia social”, explica Blackburn. El sistema de pensiones de Bismarck serviría de modelo para los gobiernos de Francia en 1894 y de Inglaterra en 1908.

Así pues, el estado del bienestar de Bismarck no fue fruto de la generosidad y la empatía para con los trabajadores, sino, más bien, una medida ante la amenaza que podría llegar a suponer el movimiento obrero organizado. Pero sirvió a Bismarck para cohesionar a la nación, puesto que el sistema de pensiones era un bien común que incumbía a todos los alemanes. Defender el estado del bienestar suponía, también, defender a la nación política que lo sustentaba.

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