¿Qué fueron las revoluciones de 1848?
Las revoluciones de 1848, también conocidas como la Primavera de los Pueblos, fueron un conjunto de insurrecciones producidas en varios países europeos ese año. Históricamente, se enmarcan en las denominadas Revoluciones burguesas, que incluyen las oleadas de 1820 y de 1830.
Aunque hubo diferentes razones por las que los distintos grupos sociales participaron en las revoluciones, el objetivo común era acabar con la Europa de la Restauración, el sistema político establecido por el Congreso de Viena y que pretendía volver al absolutismo después de la derrota de Napoleón.
Francia fue el primer país en el que estalló la revolución en 1848. Luego, las insurrecciones se extendieron por la mayor parte de Europa Central e Italia. En algunas zonas, el nacionalismo estuvo muy presente en el ánimo de los revolucionarios.
A pesar de que estas revoluciones fracasaron, sus consecuencias se sintieron en todas partes. La primera, el fin del absolutismo, ya que los monarcas comprendieron que necesitaban el apoyo de, al menos, la burguesía para mantenerse en el poder. También los movimientos obreros aparecieron como sujetos políticos.
Causas de las revoluciones de 1848
- La Restauración. Tras derrotar a Napoleón Bonaparte, las potencias europeas acordaron devolver el continente a la situación de antes de la Revolución francesa. Así, en el Congreso de Viena, celebrado entre 1814 y 1815, nació la Europa de la Restauración: la vuelta al absolutismo frente a las ideas liberales e ilustradas.
- Revoluciones liberales. Algo había cambiado en el continente. Los ideales revolucionarios se habían extendido y, además, comenzaba a aparecer un nacionalismo que amenazaba los grandes imperios centrales. Pronto inició una serie de oleadas revolucionarias que alcanzaron a buena parte de Europa y que recibieron el nombre de Revoluciones liberales. La primera oleada ocurrió en 1820, seguida por otra en 1830, en la que a las ideas liberales se le unió el sentimiento nacionalista. En 1848, empezando por Francia, otra serie de levantamientos sacudieron al continente. En esta ocasión, junto con los antiguos protagonistas, también participó una nueva clase social nacida de la industrialización: el proletariado.
- Crisis económica. La mala situación económica por la que pasaban varios países europeos fue una de las causas del estallido de las revoluciones de 1848. Aparte de la alta burguesía y la nobleza, el resto de la población apenas tenía medios para sobrevivir. Además, las medidas tomadas por los gobiernos absolutistas empeoraron el nivel de vida de la mayoría. Tres acontecimientos puntuales contribuyeron a agravar aún más la situación. El primero fue una grave plaga que afectó los cultivos de patatas. La plaga afectó especialmente a Irlanda, provocando la Gran Hambruna. El segundo, la crisis de la industria y el comercio ingleses, en 1847. Muchas empresas mercantiles quebraron, incrementándose las cifras de desempleo. Lo mismo ocurrió con muchas fábricas. El tercero tuvo lugar en Francia. Allí coincidieron varios factores que impidieron a los comerciantes exportar su producción. La burguesía comercial se vio afectada, lo que hizo que se uniera a los revolucionarios. A esto hay que añadir la carestía por la que pasaba la población debido a varias malas cosechas.
- Proletariado. La creciente industrialización de los países europeos causó una transformación social. Antes, la burguesía y la nobleza se enfrentaban entre sí, una por conservar sus privilegios y otra por adquirir los que consideraba que se merecían. Con la industria apareció una nueva clase social. Las antiguas clases bajas se convirtieron en proletariado, los obreros de las fábricas. Dado que los dueños de las fábricas eran burgueses, apareció un nuevo foco de conflicto, ya que los trabajadores los culpaban de las nefastas condiciones laborales y la ausencia de derechos. Con el tiempo, los obreros comenzaron a organizarse. En 1830 nacieron algunos de los primeros grupos de este tipo en Francia. Sin embargo, en 1848 el movimiento obrero cobró más importancia. Ese año, en Inglaterra, Karl Marx y Friedrich Engels publicaron el Manifiesto comunista.
- Lucha contra el absolutismo. Aunque las revoluciones de 1830 generaron algunas concesiones de las monarquías absolutistas, fueron insuficientes para buena parte de la población. Las revoluciones de 1848 se convirtieron en un enfrentamiento entre el sistema liberal y el absolutista. De esta forma, los revolucionarios incorporaron muchas reivindicaciones para democratizar las sociedades. Entre ellas, la implantación del sufragio universal, la ampliación de derechos individuales y, en muchos casos, la república como sistema de gobierno.
- Nacionalismo. El nacionalismo fue un factor de resistencia durante las invasiones napoleónicas. Después del Congreso de Viena, que trató de configurar un mapa del continente muy conservador, las posturas nacionalistas no desaparecieron, sino que se fortalecieron. En algunos casos, como Alemania e Italia, los movimientos nacionalistas luchaban por la unificación. En otros, como Grecia o algunos de los territorios de Centroeuropa, por la independencia.
Principales revoluciones de 1848
Las revoluciones de 1848 empezaron en Francia, y se extendieron por otras partes de Europa, afectando a Alemania, Austria, Hungría, Italia y otros territorios. La velocidad de esta expansión se debe, en parte, a los adelantos de las comunicaciones.
- Francia. El rey Luis Felipe de Orleans había favorecido a la alta burguesía hasta el punto de que esta se mostraba partidaria del Antiguo Régimen. Esta clase social no tenía intención de compartir sus privilegios con la pequeña burguesía o los obreros. Fueron estos últimos, junto con los estudiantes, quienes comenzaron la revolución. Se inició en París el 22 de febrero. Durante las jornadas siguientes, los revolucionarios recibieron el apoyo de la Guardia Nacional. El 24 de ese mismo mes, el rey abdicó. Al día siguiente fue proclamada la II República. Entre las leyes aprobadas estaban el sufragio universal (solo masculino) y las libertades de prensa y asociación. En el gobierno de la II República participaron simpatizantes socialistas, algo inédito hasta el momento. A los pocos meses, ante la radicalización de algunos revolucionarios, la pequeña burguesía optó por aliarse con la alta burguesía. A partir de junio, más de 1.500 personas fueron ejecutadas. Tras esos días de represión y violencia, los franceses optaron por un régimen más moderado. El sobrino de Napoleón, Luis Napoleón Bonaparte, fue elegido presidente. En 1852, siguiendo el camino emprendido por su tío, se declaró emperador y eliminó las leyes surgidas de la Revolución.
- Estados alemanes. A principios del XIX, el antiguo Sacro Imperio Germánico se convirtió en la Confederación Germánica. En 1848, las revoluciones que estallaron allí tuvieron un marcado acento nacionalista, con muchos grupos luchando por la unificación. En ese lugar, las revoluciones ocurrieron en marzo. A resultas de estas insurrecciones se conformaron gobiernos de carácter liberal en los diferentes territorios que componían la Confederación. El Parlamento Federal se reunió el 10 de marzo para iniciar la redacción de una Constitución. Diez días más tarde, el mismo Parlamento pidió a los diferentes Estados que celebraran elecciones para elegir un Congreso Constituyente. En Prusia, por su parte, también estallaron disturbios en las calles. Esto llevó a que su Asamblea Nacional preparase una Constitución para el reino. El Parlamento de Frankfurt elaboró su propia Constitución, aprobada al año siguiente. Este texto hablaba de una Alemania unificada gobernada por una monarquía constitucional. Sin embargo, ninguno de los príncipes gobernantes en la Confederación aceptaron esta Carta Magna. La primera reacción de los absolutistas tuvo lugar en Prusia. Allí, en 1850, el ejército acabó con los movimientos liberales. Pronto, ese ejemplo se extendió por toda la Confederación.
- Estados de los Habsburgo. El nacionalismo también fue un factor importante en las revoluciones que se desarrollaron en el Imperio austriaco. Este, conformado por territorios diversos, no tuvo más remedio que cambiar algunas de sus políticas. Lo mismo ocurrió en otras zonas gobernadas por los Habsburgo, como el norte de Italia o Bohemia. A diferencia de lo que pasaba en otras partes del continente, la burguesía apenas existía en estos Estados. Por ese motivo, quien inició las revueltas fue la aristocracia media y baja, donde había muchos intelectuales seguidores de las ideas de la Ilustración. Entre las insurrecciones más importantes ocurridas en esta zona están la proclamación de independencia de Hungría, aunque fue de nuevo anexionada por los austriacos. Igualmente, Bohemia logró incrementar su autonomía, lo que fue respondido por Austria con un bombardeo sobre Praga. Las revoluciones que tuvieron lugar en el Imperio provocaron que Metternich perdiera su cargo. Fernando I, el emperador, tuvo que convocar una Asamblea para redactar una Constitución. A los liberales se les unieron los nacionalistas húngaros y checos, que aumentaron las competencias legales propias.
- Estados italianos. Como ocurrió en la Confederación Germánica, las revoluciones en los Estados Italianos combinaban la causa liberal con el deseo de unificación territorial. En las zonas de la península itálica controladas por los austriacos, estas insurrecciones se convirtieron también en un movimiento de liberación. En un primer momento, los revolucionarios obligaron al rey de Nápoles a crear un Parlamento, expulsaros a los austriacos de Lombardía-Venecia y lograron que el rey del Piamonte aprobara una Constitución. El propio papa Pío IX, que gobernaba sobre Roma, tuvo que huir de la ciudad acosado por Mazzini. Este acabó proclamando una república. Pero estos logros duraron unos meses. Austria envió un poderoso ejército que fue derrotando a los revolucionarios. En Roma, Luis Napoleón acudió a socorrer al papa. Solo en Piamonte, con el rey Víctor Manuel, el sistema liberal permaneció vigente.
Consecuencias de las revoluciones de 1848
- Instauración del liberalismo en las conciencias. Las revoluciones de 1848 cerraron la serie de oleadas revolucionarias liberales y burguesas que habían comenzado en 1820 y continuado en 1830. A pesar de no conseguir la mayoría de sus objetivos, sus consecuencias fueron muy importantes en los siguientes años: el liberalismo y el constitucionalismo eran ya parte de la mentalidad de la población.
- Cambios radicales. En Francia, se logró la implantación del sufragio universal, las constituciones liberales de Prusia y el Piamonte y la derogación del sistema feudal para los campesinos del Imperio austriaco.
- Fin de la Restauración. La consecuencia más importante de las revoluciones de 1848 fue el final de la Europa de la Restauración diseñada en el Congreso de Viena. Las rebeliones habían dejado claro que la monarquía era muy cuestionada por la población. Incluso, aparecieron muchos partidarios de la república como sistema de gobierno asociado a una mayor democracia. La Primavera de los Pueblos obligó a los reyes europeos a abdicar o, si querían conservar el poder, ceder parte de sus poderes absolutos. Así, tuvieron que aceptar constituciones y parlamentos que limitaban sus prerrogativas. Además, otro acontecimiento que demostraba el cambio de época fue la sustitución del ideólogo de la Europa de la Restauración, Metternich, por Bismarck, quien daría paso a otra forma de hacer política.
- Espíritu del 48. Uno de los logros de las revoluciones de 1848 fue que propició un cambio de mentalidad en la población. Algunos historiadores denominan “espíritu del 48” a la serie de ideas creadas a partir de esos acontecimientos. Entre los puntos que configuraron ese espíritu estaban la importancia que se le dio a la ciencia y al progreso, pero también el culto al pueblo y el nacionalismo romántico.
- Cambios sociales. En las revoluciones participaron distintos sectores de la sociedad. Las repercusiones en cada uno de ellos fueron diferentes. La pequeña burguesía, por ejemplo, abandonó los movimientos revolucionarios. Para sus miembros, pesó más el temor a que los obreros consiguieran sus objetivos que seguir luchando por los suyos propios. De esta forma, este sector terminó aliándose con la alta burguesía, aunque mantuvieron sus diferencias políticas. El proletariado empezó a considerarse como una clase aparte. Al comienzo no estuvieron bien organizados, pero, con el tiempo, crearon sindicatos y partidos políticos. Los trabajadores del campo, por último, pudieron librarse del sistema feudal, que los ataba a los dueños de las tierras. En muchos países, los campesinos que adquirieron tierras pasaron a formar parte de los sectores conservadores de la sociedad.
Referencias
- Las Revoluciones de 1848. Recuperado de hiru.eus.
- Revolutions of 1848. Recuperado de britannica.com.
- The European Revolutions of 1848. Recuperado de age-of-the-sage.org.
- 1848: the year of revolutions. Recuperado de historyextra.com.
- 1848: Europe’s year of revolution. Recuperado de theguardian.com.