'Bud Sex': sexo entre hombres que no son homosexuales s�lo por placer

AMOR

Una pareja de hombres, lista para pasar a la acci�n. Zdorov Kirill VladimirovichSHUTTERSTOCK

Los miembros de este colectivo no buscan amistad, ni cari�o espor�dico, ni entablar conversaciones... s�lo saciar el apetito sexual

La amistad entre hombres y mujeres es imposible, seg�n la ciencia

�Se pueden mantener relaciones homosexuales sin ser gay o bisexual? Aunque muchos lo consideren imposible, entendiendo la homosexualidad tal y como es definida por la Real Academia de la Lengua Espa�ola (RAE), es decir, como la "inclinaci�n er�tica hacia individuos del mismo sexo", hay quien sostiene que ni mucho menos lo es.

Esto es lo que reivindica un colectivo, apoyado por la ciencia. Un estudio elaborado por la Universidad de Oregon (Estados Unidos), ha analizado el comportamiento sexual de un grupo de hombres de raza blanca afincados en algunos de los estados m�s conservadores del pa�s. Los sujetos estudiados se declaraban abiertamente heterosexuales -en muchos casos casados y con hijos- admitiendo al mismo tiempo mantener aproximaciones sexuales espor�dicas con otros varones con el �nico fin de satisfacer as� sus instintos m�s primarios.

Es tras esta investigaci�n cuando se ha acu�ado el t�rmino Bud Sex (en espa�ol, sexo entre colegas). El doctor Silva, al frente de la publicaci�n, explica que, en estos actos sexuales, "los participantes lo interpretan como una ayuda en secreto a un amigo". Adem�s de en ambientes rurales, el otro entorno donde se suelen dar este tipo de pr�cticas es en las c�rceles.

Lejos de lo que pueda parecer, y a pesar de alternar a lo largo de su vida encuentros heterosexuales rutinarios con sus parejas con el Bud Sex, aquellos hombres que lo practican no suelen sufrir ninguna crisis de identidad sexual a lo largo de su vida debido a cinco factores que, para ellos, les diferencian claramente de los puramente homosexuales y que se tambi�n recog�an en el citado estudio:

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Ven el Bud sex como un entretenimiento, una diversi�n o un pasatiempo. Los asistentes a estos encuentros no buscan relaci�n personal alguna con la otra parte, ni cari�o espor�dico, ni una persona con la que compartir una charla de bar.

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Relacionado con el primero, el segundo punto aboga porque en sus g�lidos encuentros no hay m�s deseo que el de saciar el apetito sexual evitando besos, gestos cari�osos y hasta mirarse a los ojos, alej�ndose de cualquier posible connotaci�n emocional.

3�

A�n formando parte de sus vidas, estos acercamientos no se producen con una regularidad meridianamente pautada. No tienen por qu� ser diarios, ni semanales, si no cuando vuelve el deseo irrefrenable de volver a practicarlo e independientemente de qui�n sea la pareja de baile.

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Muchas de estas relaciones se desencadenan justo despu�s de una fuerte discusi�n con sus parejas o cuando los implicados se encuentran bajo los efectos del alcohol y otras drogas.

5�

Hace referencia al intercambio econ�mico que se produce en muchos de los Bud Sex meetings subrayando la ausencia de cualquier �pice de romanticismo en este tipo de desahogos ocasionales. Es un aqu� te pillo, aqu� te mato, sin cruce de palabras ni miradas.

Otra publicaci�n, en este caso realizada por Jane Ward, profesora de la Universidad de California, ahonda en la realidad de este colectivo asegurando que sus miembros, a pesar de mantener sexo con otros hombres, "rechazan fuertemente los comportamientos gays", poniendo el acento en lo prosaico de estos desahogos sexuales, cosific�ndolos y calific�ndolos en muchos casos como simples "juegos". En estas quedadas no hay sitio para buddies m�nimamente afeminados.

Unas tesis que, para muchos, no hacen m�s que confirmar su obsesi�n por diferenciar sus juegos sexuales de las relaciones homosexuales tradicionales. Algo que les ha valido el calificativo de homosexuales hom�fobos por parte de miembros de colectivos como el LGTB, quienes creen encontrar en las arraigadas tradiciones socioculturales de muchos de los budsexers la ra�z del empecinamiento enfermizo en no asumir su verdadera tendencia sexual. Sin embargo, otros como los queer ven en su visibilizaci�n otra muestra m�s de la "ficticia y arquet�pica construcci�n social de las identidades de g�nero, las identidades sexuales y las distintas orientaciones sexuales".

M�s psicol�gica pretende ser la reflexi�n publicada por la te�rica Judith Butler, quien entiende las relaciones sexuales como actos tremendamente complejos en los que, a menudo, se manifiestan sensaciones como la atracci�n o la repulsi�n, lleg�ndose a veces a dar el caso de que el asco, el deseo y el miedo se entremezclan en un mismo encuentro carnal, pudiendo ser este el caso de muchos budsexers.

Amparados por muchas de las tesis surgidas a ra�z de la revoluci�n sexual de los 60, que aseguraban que las pr�cticas sexuales no est�n ligadas al g�nero ni sujetas a etiquetas, adem�s de estar expuestas a una constante evoluci�n en funci�n de los deseos del ser humano, los practicantes del Bud Sex lo tienen claro: tener sexo homosexual y no serlo es posible.