La esclavitud: poder y contrapoder en el Caribe Británico

Lun, 23/05/2022 - 20:12
Autor:

Vilma Chiriboga /Subdirectora del Instituto de Investigaciones Históricas

 

La esclavitud fue una actividad comercial inhumana de carácter transnacional planificada sobre la base de la conformación de redes entre políticos, plantadores y traficantes de esclavos que hizo posible concretar adelantos de créditos, hipotecas, rentas vitalicias, préstamos y obtención de licencias para el transporte de negros africanos. (Kenneth Morgan, 2004, British Online Archives).

En territorio de las colonias británicas este comercio se desarrolló a partir del siglo XVII en el contexto de una época donde la tenencia de la tierra representó un signo de distinción, de poder social y político.

Jamaica estuvo entre una de las islas más productivas de azúcar y el principal destino de entrega de esclavos en el siglo XVIII, absorbiendo a casi 850.000 africanos. El 27 de marzo de 1711, La Cámara de los Comunes (House of Commons) confirmó, entre otros, la siguiente Resolución ´´Que las Plantaciones deberían ser suministradas con cantidades suficientes de negros a precios razonables´´ (Reports, 1791 March 1-30 British Online Archives: Insurretions in the West- Indies, Letter V11).

Al igual que en las colonias francesas, españolas y portuguesas; los negros esclavos del imperio británico fueron considerados artículos de comercio, propiedad de sus amos sometidos, constantemente, a una incesante y fatigosa faena que produjo numerosas sublevaciones. Entre estas, la de 1690 en la parroquia de Clarendon en Jamaica, la insurrección de los esclavos negros en la colonia de Demerara (cedida a los británicos en 1815) que finalizó con el establecimiento de medidas como “ordenar que todos los esclavos dentro de los diferentes distritos de Georgetown fueran detenidos por sus amos o dueños dentro de sus propias instalaciones, sin permitir que abandonaran tales instalaciones sin ningún pretexto…” (Josué Bryant , 1823, Account of an Insurrection of the Negro Slaves in the Colony of Demerara).

Las constantes sublevaciones, la desproporción entre el número de la población blanca y negra, la difusión de ideas libertarias, la fuerza de la agitación contra el comercio de esclavos en Gran Bretaña a fines de la década de 1780, crearon un ambiente de perpetua tensión entre esclavos y propietarios, estos últimos constituidos por una clase que no aspiraba a formar una élite criolla en sus respectivas colonias. Eran personas que miraban al Reino Unido de Gran Bretaña como su hogar y veían en las inversiones caribeñas un medio para mejorar su estatus socioeconómico. Una situación similar ocurrió con los hacendados franceses en la colonia de Saint -Domingue. “Los plantadores odiaban esa vida y solo trataban de hacer dinero suficiente para retirarse a Francia, o al menos pasar algunos meses en París, disfrutando de las ventajas de la civilización… Tan pronto como podían costearse el viaje abandonaban la isla, para no volver si era posible, aunque nunca formaron en Francia una fuerza social y política tan rica y poderosa como la de los plantadores del Caribe británico en Inglaterra” (Los jacobinos negros: Toussaint L´Ouverture y la revolución de Saint-Domingue).