A finales de la década de los 60, Tippi Hedren, la icónica actriz de 'Los Pájaros' y 'Marnie, la Ladrona' dirigidas por Alfred Hitchcock, y su esposo Noel Marshall, decidieron emprender un proyecto cinematográfico único e impactante. La semilla de esta idea se plantó mientras la actriz rodaba 'Satan's Harvest' en Mozambique durante el año 1969, donde el matrimonio quedó impactado por la disminución de las poblaciones de animales salvajes en África debido a la caza furtiva. Este viaje sembró la inspiración para la película que más adelante se conocería como 'El gran rugido'.

El guion se gestó en 1970 como una respuesta animalista y cinematográfica al dilema que constituían los cazadores furtivos. La película, que inicialmente estaba prevista grabarse en plena sabana africana, se acabaría rodando en un valle a las afueras de Los Ángeles, donde Hedren y Marshall criaron un gran número de cachorros de león rescatados de zoológicos y circos. Su intención era establecer el set de rodaje junto a una casa de arquitectura africana que habían mandado construir, creando así el escenario perfecto para la cinta.

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La magnitud del proyecto fue tomando forma con la incorporación de otros grandes felinos, hasta que la cifra de animales rozó los 150 ejemplares, que incluían leones, tigres, panteras, pumas, jaguares y leopardos. Financiar esta empresa cinematográfica fue un desafío monumental: vendieron su casa en Beverly Hills e hipotecaron su rancho y otros bienes personales para llevar a cabo su visión. A pesar de los desafíos, Tippi Hedren y Noel Marshall interpretaron a un matrimonio de naturalistas que vivían con sus hijos en un refugio para grandes felinos. La inclusión de sus hijos reales en el filme, como Melanie Griffith, añadió un toque personal y familiar a la trama.

Sin embargo, lo que siguió fue un calvario de 11 años en la producción de la película, enfrentándose a innumerables adversidades. De las 140 personas que trabajaban en el filme, al menos 70 resultaron heridos por los animales, algunos de ellos de gravedad. El director, guionista y actor principal, Noel Marshall, fue mordido en más de 11 ocasiones y tuvo que ser hospitalizado por una intoxicación sanguínea, tardando varios años en reponerse por completo de sus heridas. El rostro de Melanie Griffith fue mutilado por una leona y uno de sus ojos fue seriamente dañado y se llegó a temer que pudiera perderlo, necesitando una intervención de cirugía plástica tras el incidente. Tippi Hedren también fue mordida en la cabeza por un león, cuyos dientes traspasaron su cráneo. Al director de fotografía Jan de Bont le arrancaron el cuero cabelludo, recibiendo 250 puntos de sutura para reinplantárselo en la cabeza. Decenas de personas abandonaron en masa el set de rodaje tras algunos de estos incidentes.

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La grabación del filme se volvió aún más caótico con la inesperada intervención de la naturaleza. Una inundación causada por el desbordamiento de una presa cercana arrasó el set y se llevó consigo la vida de algunos de los animales, y unos meses más tarde, fueron acosados por un incendio forestal. Además, muchas de las escenas del filme muestran algunos de los ataques reales que sufrieron los actores por parte de los grandes felinos.

Sorprendentemente, a pesar de la dedicación y los riesgos, 'El gran rugido' no vio la luz en los cines estadounidenses. Según Tippi Hedren, las condiciones económicas de las distribuidoras, que se negaban a que los beneficios fueran destinados a causas benéficas para combatir la caza furtiva, impidieron que la película fuera lanzada en el país y obligaron a que su estreno se llevase a cabo en Sidney durante 1981. La actriz afirmó que "probablemente esta fue una de las películas más peligrosas que se hayan rodado en Hollywood. Es sorprendente que nadie haya muerto".

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A pesar de los elogios por la valentía, la película, que actualmente se encuentra en el catálogo de Filmin, se convirtió en uno de los mayores fracasos de taquilla de todos los tiempos. Costando 17 millones de dólares, tan solo pudo recaudar 2 millones. ‘El gran rugido’ sigue siendo una hazaña cinematográfica audaz y única, donde la línea entre la ficción y la realidad se difuminó, y donde la pasión por la causa animalista se tuvo que enfrentar a los desafíos más insospechados de la selva de Hollywood.

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