La Noche de Reyes o lo que queráis

William Shakespeare, Twelfth Night

La Noche de Reyes o lo que queráis





Texto utilizado para esta edición digital:
Shakespeare, William. La noche de Reyes o lo que querais. Traducido por Jaime Clark. En: Obras de Shakspeare: La tempestad; La noche de Reyes . Madrid: Medina y Navarro Editores, ca. 1873-1874. pp. 89-182.
Marcación digital para Artelope:
  • Ortíz Ramírez, Almudena (Artelope)

Elenco

Orsino, duque de Iliria.
Sebastian, hermano de Viola.
Antonio, capitan de buque, amigo de Sebastian.
Capitan, amigo de Viola.
Valentin, gentilhombre de la servidumbre del duque.
Curio, gentihombre de la servidumbre del duque.
Don Tobias Regueldo, tio de Olivia.
Don Andrés de Secorostro
Malvolio, mayordomo de Olivia.
Fabio, criado de Olivia.
Feste, bufon, criado de Olivia.
Olivia
Viola
María, doncella de Olivia.
Nobles, sacerdotes, alguaciles, músicos, y otros

Acto I

ESCENA: Una ciudad de Lliria, y la cercana playa

1.1

Una sala del palacio Ducal.
Salen el DUQUE, CURIO y otros nobles. Músicos en el fondo.

DUQUE
Si es del amor la música sustento,
Seguid tocando, hartadme de armonía,
Que hastiado el dulce anhelo enferme y muera.
La estrofa repetid: murió tan dulce;
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Hirió mi oído como blanda brisa
Que sopla sobre un campo de violetas,
Robando y dando olor. Cesad; no cantes:
No suena ya tan dulce como ántes.
¡Tirano amor, cuán vivo y fresco eres!
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Pues aunque todo cabe en tu ancho seno,
Como en el mar, en él nunca entra nada,
Por esforzado y válido que sea,
Que en precio y en valor no pierda al punto:
Tan lleno está el amor de fantasía,
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Que él solo de fantástico se precia.

CURIO
¿Quereis cazar, señor?

DUQUE
¿Qué, Curio?

CURIO
El ciervo.

DUQUE
Tal hago, y al más noble de los mios.
¡Ay! cuando á Olivia ví por vez primera,
El aire con su aliento embalsamaba;
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En el instante aquel troquéme en ciervo;
Y desde entónces como alanos crudos
Me acosan mis deseos.
Sale VALENTIN.
¿Qué me manda?

VALENTÍN
Alteza, perdonad: no obtuve audiencia;
Mas dióme su doncella tal recado:
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Durante siete soles, ni aún su lumbre
Verá su hechizo á cara descubierta;
Mas cual reclusa, con tupido velo,
Su estancia irá regando cada día
Con llanto acerbo que los ojos hiere;
30
Y todo por amor de un muerto hermano,
Cuyo recuerdo en su memoria triste
Quisiera mantener vivo y constante.

DUQUE
La que alma tiene de tan firme temple
Que deuda tal de amor rinde á un hermano,
35
¿Cuál no amará cuando áurea flecha acabe
Con la legion de los demás afectos
Que en ella viven; cuando seso y alma,
Aquellos altos tronos, ocupados
Estén, y llenos sus hechizos todos
40
De un solo rey supremo?—Preparadme
De flores blando lecho: sobre el césped
(Vánse.)
Descansa amor cual bienvenido huésped.

1.2

La orilla del mar.
Salen VIOLA, un CAPITAN y MARINEROS.

VIOLA
¿Qué tierra es esta?

CAPITÁN
Iliria, noble dama.

VIOLA
¿Qué hiciera yo en Iliria? En los elíseos
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Campos mi hermano está. Por dicha, acaso
No se anegó. Marinos, ¿qué os parece?

CAPITÁN
Gran dicha fué salvaros vos, señora.

VIOLA
¡Mi pobre hermano! Aún él salvarse pudo.

CAPITÁN
Bien pudo; y si os consuela lo probable,
50
Sabed que al estrellarse nuestra nao,
Cuando ibais vos, con esta pobre chusma
Que se salvó con vos, en nuestro bote,
Ví á vuestro hermano, cauto en el peligro,
Atarse á un recio palo que vivia
55
Sobre el airado mar, cuyo recurso
Esperanza y valor le sugirieron;
Y como Arion en el delfin montado,
Le ví en amigo trato con las olas
Miéntras le pude ver.

VIOLA
Por esa nueva,
60
Este oro toma. Que salvarse pudo,
Mi propia salvacion me lo demuestra,
Y es tu discurso clara prueba de ello.
¿Conoces esta tierra?

CAPITÁN
Bien, señora:
Apénas distará de aquí tres leguas
65
El pueblo en que nací, y allí críeme.

VIOLA
¿Quién manda aquí?

CAPITÁN
Señora, un duque noble
De estirpe y corazon.

VIOLA
¿Se llama?

CAPITÁN
Orsino.

VIOLA
Oí su nombre en boca de mi padre.
Y era soltero entónces.

CAPITÁN
Tal aún signe;
70
O lo era há poco. Un mes hará que ausente
Estoy de aquí. Se murmuraba entónces—
Y ya sabeis que charlan los pequeños
De todo aquello que los grandes hacen—
Que loco estaba por la bella Olivia.

VIOLA
75
¿Y quién es ella?

CAPITÁN
Es una virgen casta,
Hija de un conde, que murió há un año,
Dejándola al cuidado de su hijo,
Hermano de ella, el cual también ha muerto;
Por cuyo amor se dice que ha abjurado
80
La sociedad y vista de los hombres.

VIOLA
¡Pudiera yo servir á aquella dama,
Sin revelar mi condición al mundo
Hasta que sazonara por mí misma
La coyuntura!

CAPITÁN
Fuera, á fe, difícil
85
Hacer que os aceptase, pues no admite
Instancia alguna, ni áun del mismo duque.

VIOLA
Nobleza, capitan, en ti se advierte,
Y áun cuando la natura á veces cerca
Pútridos restos con hermosa tapia,
90
Me inclino á creer que tu alma corresponde
A tu exterior aspecto y noble trato.
Te ruego, y con largueza he de premiarte,
Que calles quien yo soy, y me procures
Algún disfraz que cuadre felizmente
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Con mi intencion. Servir al duque quiero;
Tú me presentarás como un eunuco:
Bien pudiera valerte tu trabajo,
Pues sé cantar y puedo deleitarle
Con clases mil de música diversa;
100
Lo cual me recomienda á su servicio.
En tanto, lo demas al tiempo dejo:
Tú amolda tu silencio á mi consejo.

CAPITÁN
Su eunuco sed; seré yo vuestro mudo;
Si charlo, que me ciegue el hado crudo.

VIOLA
105
(Vánse.)
Te lo agradezco, capitan. Sigamos.

1.3

La casa de Olivia.
Salen DON TOBÍAS REGUELDO y MARIA.

DON TOBÍAS
¿Qué diablos quiere decir mi sobrina con tomar tan á pecho la muerte de su hermano? Harto estoy de saber que el pesar consume la vida.

MARÍA
A fe mía, don Tobías, es menester que os retireis más temprano por la noche. Vuestra sobrina, mi señora, se queja seriamente de vuestras malas horas.

DON TOBÍAS
Quéjese en buen hora, con tal que yo no la oiga.

MARÍA
Sí, pero os estaría mejor no exceder los límites modestos de una vida ordenada.

DON TOBÍAS
¡Me estaría mejor! No he menester que nada me esté mejor: este gaban me está bastante bien para echar con él un trago, y tambien estas botas; y si no, que se cuelguen con sus propios lazos.

MARÍA
Os arruinareis con tanto beber y trincar. Oí á mi señora quejarse de ello ayer; y de cierto caballero mentecato que trajísteis aquí una noche para que la cortejara.

DON TOBÍAS
¿Quién, don Andrés de Secorostro?

MARÍA
El mismo.

DON TOBÍAS
Es uno de los mejores mozos de toda Iliria.

MARÍA
¿Qué hace eso al caso?

DON TOBÍAS
¡Cómo! Tiene sus tres mil ducados de renta al año.

MARÍA
Pero con todos sus ducados no tendrá para un año; es un majadero y un pródigo.

DON TOBÍAS
¡Callad! ¡que digais vos eso! Toca el violon y habla dos ó tres lenguas, palabra por palabra, sin libro, y posee todos los dones naturales que pueden adornar á un hombre.

MARÍA
A fe que sí; es decir, á un hombre idiota: pues además de ser necio, es quimerista, y si no tuviese el don de la cobardía para calmar sus ímpetus belicosos, opinan los sabios que no tardaria en tener el don de una tumba.

DON TOBÍAS
Por esta mano que son bellacos y embus- teros los que tales calumnias le levantan. ¿Quiénes son?

MARÍA
Los mismos que aseguran que se emborracha todas las noches en vuestra compañía.

DON TOBÍAS
Cierto, bebiendo á la salud de mi sobrina; beberé á su salud mientras tenga expedito el gaznate y haya qué beber en Iliria. Cobarde y de baja estofa ha de ser el hombre que no quisiera beber á la salud de mi sobrina hasta que le girara el cerebro sobre un pié como un trompo. Calla, muchacha. ¡Castiliano volto! que aquí viene el mismo don Andrés de Secorostro.

Sale DON ANDRÉS DE SECOROSTRO.

DON ANDRÉS
¡Don Tobías Regueldo! ¿qué tal, don Tobías Regueldo?

DON TOBÍAS
¡Don Andrés de mis entrañas!

DON ANDRÉS
Dios os guarde, linda sirena.

MARÍA
Y á vos, hidalgo.

DON TOBÍAS
¡A ella, D. Andrés, á ella!

DON ANDRÉS
¿Qué es eso?

DON TOBÍAS
La doncella de mi sobrina.

DON ANDRÉS
Buena madama Aella, quisiera conoceros más de cerca.

MARÍA
Me llamo María, hidalgo.

DON ANDRÉS
Buena madama María Aella...

DON TOBÍAS
No es eso, hidalgo: «á ella» quiere decir háblala, búscala, requiébrala, empréndela con ella.

DON ANDRÉS
A fe mia no quisiera emprender nada con ella en presencia de esta compañía. ¿Conque eso quiere decir «á ella?»

MARÍA
Quedad con Dios, hidalgo.

DON TOBÍAS
Como la dejéis ir así, don Andrés, quiera Dios que no vuelvas nunca á sacar tu tizona.

DON ANDRÉS
Como os vayais así, dueña mia, quiera Dios que no vuelva nunca á sacar mi tizona. Hermosa dama, ¿pensais acaso que traeis á unos necios entre manos?

MARÍA
No os tengo á vos por la mano.

DON ANDRÉS
Pero me tendreis; aquí está mi mano.

MARÍA
Pues bien, hidalgo, los pensamientos son libres: se me antoja que pudierais tener esta mano un rato en la bodega.

DON ANDRÉS
¿Por qué, hermosa? ¿Qué significa esa metáfora?

MARÍA
Está caliente.

DON ANDRÉS
No soy tan bobo que no sepa tener las manos calientes. ¿Quién no se calentara á vuestro lado?

MARÍA
Eso indica que teneis el corazón frío...

DON ANDRÉS
¿El corazón frio?

MARÍA
(Váse.) Y la mollera vacía.

DON TOBÍAS
¡Oh hidalgo mío! has menester un trago de Canarias. Nunca te ví tan mohino.

DON ANDRÉS
Nunca, como no fuera que me amohinara el Canarias. Se me antoja que algunas veces no tengo más ingenio que un cristiano, ó que cualquier hijo de vecino: cómo mucha carne de vaca, y creo que eso me entorpece el ingenio.

DON TOBÍAS
Sin duda.

DON ANDRÉS
Si creyera eso, renegara de aquel alimento. Mañana, don Tobías, monto á caballo, y á casa.

DON TOBÍAS
¿ Pourquoi, querido hidalgo?

DON ANDRÉS
¿Qué es eso de pourquoi? ¿Hazlo ó deja de hacerlo? Ojalá hubiese empleado en el estudio de las lenguas el tiempo que he gastado en la esgrima, el baile y las riñas de osos. ¡Ay! ¡yo me hubiera debido dedicar á las artes!

DON TOBÍAS
¡Oh! entónces hubieras sacado una hermosa cabellera.

DON ANDRÉS
¿Por qué? ¿Hubiera mejorado mi pelo con eso?

DON TOBÍAS
Sin duda: ya ves que no se quiere rizar naturalmente.

DON ANDRÉS
Sin embargo, me cae bien. ¿No es cierto?

DON TOBÍAS
A las mil maravillas: como estopa en una rueca; y aún espero ver á una ama de casa cogerte entre las piernas é hilártelo.

DON ANDRÉS
A fe que me vuelvo á mi casa mañana: vuestra sobrina no se deja ver, y aunque se dejara, apuesto diez contra uno que no me querrá. El conde, vuestro vecino, la corteja en persona.

DON TOBÍAS
No quiere tener nada que ver con el conde: no quiere casarse fuera de su esfera, ni en cuanto a bienes, ni en cuanto á edad, ni en cuanto á discrecion; se lo he oído jurar. ¡Animo! que la cosa promete.

DON ANDRÉS
Me quedaré un mes más. No hay hombre de más extraña condición que yo en el mundo: á veces me da por pasar el tiempo en máscaras y en regocijos.

DON TOBÍAS
¡Hola! ¿Eres diestro en achaque de piruetas?

DON ANDRÉS
No hay quien me gane á eso en toda Iliria, sea quien fuere, exceptuando siempre á mis superiores: tampoco quiero compararme con una persona mayor.

DON TOBÍAS
¿Hasta qué grado de perfeccion has llegado en las seguidillas, hidalgo?

DON ANDRÉS
A fe, sé hacer una cabriola, y creo que doy el salto de gato tan bien como cualquiera en Iliria.

DON TOBÍAS
¿Y guardas ocultos tales dotes? ¿Cuelgas una cortina delante de esas gracias? ¿Temes acaso que se manchen de polvo? ¿Por qué no te vas á misa bailando unas seguidillas, y te vuelves á casa luciendo tu garbo en un bolero? Si fuera tú, mi paso constante seria una jota; no hiciera aguas siquiera sin ejecutar una zarabanda. ¿Estás en ti? ¿Es algun paraíso este mundo para que mantengas ocultas tales virtudes? Ya me imaginé, al ver la excelente hechura de tu pierna, que fué formada bajo el influjo de un astro bailarin.

DON ANDRÉS
Sí, es robusta, y no parece mal con una media de color de grana. ¿No armaremos nuestro pequeño jolgorio?

DON TOBÍAS
¿Pues no lo hemos de armar? ¿Nacimos bajo el signo de Tauro ó nó?

DON ANDRÉS
¿Tauro? Eso significa palos y mala vida.

DON TOBÍAS
(Váse.) Nada de eso, amigo: significa saltos y brincos. ¿A ver, á ver cómo haces esas cabriolas? ¡Alza! ¡más alto! ¡eh! ¡oh! ¡magnífico!

1.4

El palacio ducal.
Salen VALENTIN y VIOLA en traje de hombre.

VALENTÍN
Si continúa el duque dispensándoos tales favores, Cesario, no tardareis en ascender: hace tres dias que os conoce, y ya no os trata como á extraño.

VIOLA
Debeis sospechar que pueda haber veleidad en él, ó negligencia en mí, cuando poneis en duda la duracion de su afecto. ¿Es acaso inconstante en sus favores?

VALENTÍN
No tal, os lo aseguro.

VIOLA
Gracias. Aquí viene el conde.

Salen el DUQUE. CURIO, y acompañamiento.

DUQUE
¿Quién vio á Cesario?

VIOLA
A la órden vuestra, Alteza.

DUQUE
Vosotros retiraos por breve rato.—
Cesario, nada ignoras: ya te he abierto
Las más secretas páginas del alma;
110
Por tanto, buen mancebo, á verla acude:
No sufras detencion; firme en su puerta,
Di que echarán allí tus piés raíces
Hasta obtener audiencia.

VIOLA
Alteza, empero,
Si está tan entregada á su tristeza,
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Cual dicen, nunca otorgaráme entrada.

DUQUE
Haz ruido, y falta a todo urbano trato,
Primero que volver sin la respuesta.

VIOLA
Y aunque la llegue á hablar, señor, ¿qué logro?

DUQUE
Píntala mi pasion, mi amor ardiente:
120
Haz que mi fe constante la sorprenda.
Bien puedes tú pintarle mi honda cuita:
Tu tierna juventud podrá ablandarla
Mejor que nuncio de más grave aspecto.

VIOLA
Lo dudo, Alteza.

DUQUE
Creelo, amado jóven.
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Calumniará tu edad feliz quien diga
Que ya eres hombre. El labio de Diana
No es más suave y cárdeno; tu acento
Es como voz de niña, agudo y claro,
Y mujeriles son tus prendas todas.
130
Me consta que es tu estrella favorable
Al desempeño de misión tan tierna.—
(A su acompañamiento.)
Háganle compañía cuatro ó cinco,
O todos si quereis; estoy á solas
Mejor que acompañado.—Y tú, prospera,
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Y vivirás tan libre cual tu dueño,
Y partirás con él fortuna y dicha.

VIOLA
Cuanto pudiere haré por ablandarla.
(Ap.)
Corteje á quien quisiere, ¡oh suerte fiera!
(Váse.)
¡Por ser su esposa yo la vida diera!

1.5

La casa de Olivia.
Salen MARÍA y el BUFON.

MARÍA
Si no me dices dónde estuviste, no despegaré mis labios para disculparte, ni áun lo suficiente para que pueda pasar por ellos una cerda: el ama te mandará ahorcar por tu ausencia.

BUFÓN
Que me ahorque: quien fuere bien ahorcado en este mundo, no tiene que temer á enemigo alguno.

MARÍA
¿Se puede saber por qué?

BUFÓN
Porque ya no le es posible ver á ninguno.

MARÍA
La respuesta es ingenua. Yo te puedo decir de dónde trae su origen ese dicho de no temer á enemigo alguno.

BUFÓN
¿De dónde, ilustre señora María?

MARÍA
De las guerras; y así lo puedes afirmar entre tus demas bufonadas.

BUFÓN
Pues talento le dé Dios al que no le hiciere falta, y válgale al necio su discrecion

MARÍA
Con todo, no os librareis de la horca por haber estado ausente tanto tiempo; ó por lo ménos, os pondrán en la calle, que es lo mismo que si os dejaran colgado.

BUFÓN
Más vale ser bien ahorcado que mal casado y en cuanto á ponerme en la calle, poco importa, miéntras dure el verano.

MARÍA
¿Es decir, que estais resuelto?

BUFÓN
No precisamente resuelto, aunque lo estoy tocante á dos puntos.

MARÍA
Para que si falta el uno te puedas acoger al otro; y si dan de sí ambos a la vez, te se caerán las bragas.

BUFÓN
Bien dicho, á fe mia, muy bien dicho. En fin, véte con Dios; si don Tobias renunciase á la bebida, no habria en toda Iliria hija de Eva más discreta que tú.

MARÍA
(Váse.) Calla, bribon; no me toques esa tecla. Aquí viene mi señora. Harías bien en disculparte lo mejor que pudieres.

BUFÓN
Ingenio mío, si te place, no me desampares en tan duro trance. Muchos sabios que creen poseerte, no pocas veces hacen papel de tontos; y yo que sé seguramente que no te tengo, podré pasar por sabio. ¿Pues qué dice Quinapalo? «Más vale ser bobo discreto que discreto bobo.» Salen OLIVIA y MALVOLIO.
Dios te guarde, señora.

OLIVIA
Echad de aquí á este necio.

BUFÓN
¿No lo oís, bellacos? Echad de aquí á esta señora.

OLIVIA
¡Quita allá! bufon insípido; no te quiero ver; te vas volviendo deshonesto además.

BUFÓN
Dos faltas, madonna, que se pueden enmendar con buen vino y buenos consejos; pues dad al bufon insípido vino sabroso y sabrá á néctar; mandad al deshonesto que se enmiende, y si lo hace, ya no es deshonesto; si no logra enmendarse, que le remiende un sastre. Cualquiera cosa compuesta y enmendada no es sino un remiendo: la virtud que peca, no es sino un remiendo de pecados; y el pecado que se enmienda no es sino un remiendo de virtudes. Si os basta este simple silogismo, bien; si no, ¿qué le vamos á hacer? Y así como el único cornudo verdadero es la desdicha, así es la belleza una flor. La señora mandó que echasen al necio bufon; por eso repito que echen á la señora.

OLIVIA
Mandé que os echasen á vos.

BUFÓN
¡Fué un error garrafal! Señora, cuculus non facit monacum; quiero decir que mi seso no es tan abigarrado como mi sayo. Buena madonna, permitid que os demuestre vuestra necedad.

OLIVIA
¿Podrás hacerlo?

BUFÓN
Con la mayor sencillez, buena madonna.

OLIVIA
Oigamos tu demostracion.

BUFÓN
Para ello es menester que os catequice, madonna. Contéstame, dechado de virtud.

OLIVIA
Sea; á falta de otro pasatiempo, quiero someterme á tu exámen.

BUFÓN
¿Buena madonna, por qué llorais?

OLIVIA
Buen bufon, por la muerte de mi hermano.

BUFÓN
Sospechome que su alma está en los infiernos.

OLIVIA
Yo sé que su alma está en la gloria.

BUFÓN
Tanto mayor es vuestra necedad, madonna, si llorais á un hermano cuya alma está en la gloria. Echad á esa necia, caballeros.

OLIVIA
¿Qué os parece este bufon, Malvolio? ¿No va siendo cada dia mejor?

MALVOLIO
Si, señora, é irá siendo cada vez mejor, hasta que le sacudan las ánsias de la muerte. La decrepitud que postra las facultades del cuerdo, aumenta la simpleza del necio.

BUFÓN
¡Dios os depare, hidalgo, una decrepitud precoz, para que aumente vuestra simpleza! Don Tobías no tendrá reparo alguno en jurar que no soy zorro; pero no apostará una blanca á que no sois necio.

OLIVIA
¿Qué contestais á eso, Malvolio?

MALVOLIO
Me asombra que guste vuesamerced de las frialdades de un bellaco tan insípido. Le ví sufrir un revolcon el otro dia á manos de un bufon vulgar, que no tiene más seso que una piedra. ¿No lo veis? Ya está desconcertado: si no os reís y no le dais pié para sus pullas, enmudece como un poste. Juro por mi honor que tengo á esos sabios que revientan de gozo oyendo á estos bufones privilegiados, por algo ménos que payasos de los mismos bufones.

OLIVIA
¡Oh! el amor propio, Malvolio, os pudre la sangre y gustais de todo con paladar estragado. El que es generoso, ingenuo y de índole franca, toma por saetillas estas cosas que vos juzgais balas de cañón. El bufon privilegiado, áun cuando no haga otra cosa que mofarse de todo, no injuria jamás, como tampoco se mofa jamás el hombre de reconocida discreción, áun cuando no haga otra cosa que censurar.

BUFÓN
¡Válgate Mercurio por embustera, ya que hablas tan bien de los bufones!

Sale MARIA.

MARÍA
Señora, acaba de llamar á la puerta un mancebo que os desea hablar.

OLIVIA
¿De parte del conde Orsino, acaso?

MARÍA
Señora, no lo sé. Es un joven de buen parecer, y viene bien acompañado.

OLIVIA
¿Cuál de mis criados le detiene?

MARÍA
Don Tobías, señora, vuestro deudo.

OLIVIA
Haced que se retire, os ruego: no dice más que locuras. ¡Oh vergüenza!
(Váse María.) Id vos, Malvolio; si es alguna pretension del conde, decid que estoy enferma, ó que he salido, ó lo que se os antoje, á fin de que pueda evadirme de ella.
(Váse Malvolio.) Ya veis, bufon, cómo se van poniendo rancios tus chistes; ya no gustan á nadie.

BUFÓN
Has defendido la causa de los bufones, madonna, como si debiera pertenecer á nuestro honrado gremio tu hijo primogénito, cuyo cráneo plegue á Júpiter atestar de sesos; pues aquí se acerca un pariente tuyo, cuyo piamáter es débil en extremo.

Sale DON TOBÍAS.

OLIVIA
¡Medio beodo, á fe mia! ¿Quién está en el portal, tío?

DON TOBÍAS
Un caballero.

OLIVIA
¿Un caballero? ¿qué caballero?

DON TOBÍAS
Cierto caballero...
(Eructa.) ¡Malditos arenques escabechados!... ¿Qué haces tú aquí, zote?

BUFÓN
¡Don Tobías de mi vida!

OLIVIA
Tío, tío, ¿cómo os hallais á estas horas de la mañana en tal estado de incuria?

DON TOBÍAS
¿Lujuria? Reniego de la lujuria. Hay un hombre en el zaguan.

OLIVIA
Bien; ¿y quién es?

DON TOBÍAS
(Váse.) El diablo, si le place; no se me da un comino, podeis creerme. En fin, me es todo igual.

OLIVIA
¿A qué se asemeja un beodo, bufon?

BUFÓN
A un ahogado, á un necio y á un loco: un trago más de lo justo le convierte en necio, dos en loco, y tres en ahogado.

OLIVIA
Vé tú y llama al juez para que examine el cadáver, pues está en el tercer grado de la embriaguez; está abogado. Vé, y no le pierdas de vista.

BUFÓN
(Váse.) Aún no está más que loco, madonna, y el bufon bien puede vigilar al loco.

Sale MALVOLIO.

MALVOLIO
Señora, ese mancebo jura que os ha de hablar. Le dije que estabais enferma; asegura que lo supo de antemano, y que por lo mismo os viene á hablar. Le dije que estabais dormida; parece que lo tuvo previsto tambien, y que por tanto os viene á hablar. ¿Qué le diremos? Está pertrechado contra cualquier evasiva.

OLIVIA
Dile que no me hablará.

MALVOLIO
Ya se lo he dicho; y asegura que se pondrá de planton en vuestra puerta, á guisa de centinela ó poste, hasta que le deis audiencia.

OLIVIA
¿Qué clase de hombre es?

MALVOLIO
De una clase muy mal criada: está resuelto á hablarla, quiera vuesamerced ó no.

OLIVIA
¿Qué aspecto y qué edad tiene?

MALVOLIO
No es bastante viejo para ser hombre, ni bastante jóven para ser muchacho: es como el agraz ántes de ser uva, ó como manzana en ciernes; está como estancado entre los lindes de rapaz y hombre. Es bien parecido y muy redicho; parece que aún se acuerda de los mimos de su madre.

OLIVIA
Que pase adelante. Llamad á mi doncella.

MALVOLIO
(Váse.) Doncella, la señora os llama.

Sale MARIA.

OLIVIA
Echame el manto y tápame la cara.
Oigamos otra vez qué dice Orsino.

Salen VIOLA y acompañamiento.

VIOLA
¿Cuál es la noble dueña de esta casa?

OLIVIA
Habladme á mí, os contestaré por ella. ¿Qué mandais?

VIOLA
Muy radiante, esclarecida y sin par hermosura... Decidme, os ruego, si es esta la dueña de la casa, pues no la ví jamás. No quisiera pronunciar mi discurso en balde, pues además de estar magistralmente compuesto, me he tomado gran trabajo en aprenderlo de memoria.
Hermosas mias, no os burleis de mí, soy en extremo susceptible, el menor desaire me llega al alma.

OLIVIA
¿De dónde venís, hidalgo?

VIOLA
Poco más podré decir de lo que he estudiado, y esa pregunta no está en mi papel. Prenda gentil, decidme de véras si sois vos la dueña de esta casa, para que pueda proseguir con mi discurso.

OLIVIA
¿Sois cómico acaso?

VIOLA
No tal, alma silenciosa, y sin embargo, juro por todos los ardides de la malicia que no soy lo que represento ser. ¿Sois la dueña de la casa?

OLIVIA
Si no me arrogo demasiado, lo soy.

VIOLA
Ciertamente, si sois ella, os arrogais demasiado, pues lo que es vuestro para otorgar, no es vuestro para retener. Pero esto no entra en mi comision: proseguiré mi discurso en vuestro loor, y luego os comunicaré el grano de mi embajada.

OLIVIA
Vengamos al grano; os perdono el loor.

VIOLA
¡Ay! me costó tanto el aprenderlo , y es poético.

OLIVIA
Por lo mismo será ménos sincero: os ruego que lo guardeis para vos. Me han referido que os habeis propasado en mi umbral, y os he permitido la entrada más bien por el deseo de admiraros que por el de oiros. Si no careceis de cordura, idos; si teneis juicio, sed breve: no estoy de humor para perder el tiempo con tan frívolo coloquio.

MARÍA
¿Quereis haceros á la vela, hidalgo? Este es vuestro rumbo.

VIOLA
No, buen grumete; pienso navegar á palo seco por estos mares algun tiempo más.— Desbravad á esa fiera, hermosa dama. Manifestadme vuestro parecer; soy humilde mensajero.

OLIVIA
Terrible debe ser lo que me teneis que comunicar, cuando lo preludiais con tales frases. Decid lo que teneis que comunicarme.

VIOLA
Es para vuestro oido no más. No traigo ninguna declaracion de guerra, ni vengo á exigir tributo de homenaje: llevo en mi mano el ramo de olivo; mis palabras están tan repletas de paz como preñadas de materia.

OLIVIA
Sin embargo, empezasteis con rudeza. ¿Quién sois? ¿qué queréis?

VIOLA
De mi acogimiento aprendí la rudeza de que dí prueba. Quién soy y qué quiero son cosas tan escondidas como el tesoro de la virginidad : para vuestros oidos revelacion; profanacion para los demas.

OLIVIA
Dejadnos solos; oiremos esta revelacion. (Vánse María y acompañamiento.)
Pues bien, hidalgo, ¿cuál es vuestro tema?

VIOLA
Bellísima dama...

OLIVIA
Doctrina consoladora, y muy discutible. ¿Dónde está vuestro tema?

VIOLA
En el pecho de Orsino.

OLIVIA
¿En su pecho? ¿En qué capítulo de su pecho?

VIOLA
Para contestar con método, en el primero de su corazón.

OLIVIA
¡Oh! Lo he leído; es herejía. ¿No teneis nada más qué decir?

VIOLA
Dama gentil, dejad que os vea el rostro.

OLIVIA
¿Os encargó acaso vuestro amo que negociárais con mi rostro? Ahora os separais del tema; pero descorreremos la cortina, y os enseñaremos el cuadro. Mirad, hidalgo, tal soy á la hora presente.

VIOLA
Divinamente hecho, á ser todo hechura de Dios.

OLIVIA
Es color legítimo, á prueba de viento y lluvia.

VIOLA
140
Es beldad pura, cuyo rojo y blanco
Mezcló con tierna mano hábil natura.
Sereis la más crüel de las mujeres
Si vais con tales gracias al sepulcro,
Sin relegar al mundo alguna copia.

OLIVIA
¡Oh! hidalgo, no seré tan dura de corazon; haré publicar varias esquelas de mi hermosura; haré de ella un inventario, y cada trozo y partícula estarán rotulados en mí testamento; como por ejemplo, item, dos labios medianamente rojos; item más, dos ojos azules con sus párpados correspondientes; item más, un cuello, una barba, et sic de cæteris. ¿Os mandaron aquí para tasarme?

VIOLA
145
Os miro bien; sois por demas altiva;
Mas aunque el diablo fueseis, fuerais bella.
Mi amo y señor os quiere: tal afecto
Sólo pudiera ser recompensado
Si á vos, oh noble Olivia, os coronaran
150
Reina sin parangón de la hermosura.

OLIVIA
¿Qué, tánto me ama?

VIOLA
Os idolatra; os quiere
Con lágrimas fecundas, con gemidos
Que amor retruenan, con suspiros que arden.

OLIVIA
Tu amo lo sabe bien: no puedo amarle.
155
Que es noble sé, me consta que es virtuoso,
De grandes bienes, jóven y sin tacha;
Goza de buena fama y es letrado,
De corazón valiente, de alma noble;
Y en cuanto á talle y dones de natura,
160
Hombre agraciado; mas no puedo amarle:
Saberlo bien debiera há mucho rato.

VIOLA
Si yo os amara loco, cual mi dueño,
Con tanta pena, con tan muerta vida.
En ese nó, ningun sentido hallara.
165
No lo entendiera nunca.

OLIVIA
¿Pues qué hariais?

VIOLA
De mimbres una choza en vuestra puerta,
De donde voces diera al alma dentro:
De desdeñado amor escribiria
170
Tierna y lëal cancion, que á voz en grito
Cantara en el silencio de la noche
Con vuestro nombre retumbar haria
Las cóncavas colinas, y al parlero,
Gárrulo confidente de los aires
175
Gritar Olivia; y entre cielo y tierra
Paz vuestro pecho en vano buscaria,
Hasta que á compasion mi fe os moviese.

OLIVIA
Quizá lograrais mucho. ¿Vuestra estirpe?

VIOLA
Es noble y superior á mi fortuna,
180
Aunque esta mala no es: soy caballero.

OLIVIA
Al conde, pues, volved; no puedo amarle.
Decid que más mensajes no me envie,
A no ser que volviéseis vos á darme
Cuenta de la impresion que le produzca
185
Gracias por todo os doy. Tomad, os ruego;
Gastadlo á mi salud.

VIOLA
Guardad la bolsa,
Señora, no soy nuncio asalariado:
No yo, mi dueño ha menester mercedes.
Convierta amor en duro risco el alma
190
Del hombre en quien pusiereis vuestro afecto;
Y cual mi dueño recibais en pago
(Váse.)
De fe, desden. Adios, cruel belleza.

OLIVIA
Me dijo, al preguntarle por su estirpe:
«Es noble y superior á mi fortuna,
195
Aunque ésta mala no es; soy caballero.»
Oso jurar que lo eres. Sí, tu lengua,
Tu rostro, tus modales, talle y brio
Publican cinco veces tu hidalguía.
Obremos con mesura. ¡Paso! ¡paso!
200
¡Fuera el criado el amo al ménos! ¡Cómo!
¿Tan contagiosa es la amorosa plaga?
Paréceme que siento los hechizos
De aquel mancebo introducirse á hurto
Y sin ser vistos en mis ojos. Sea.
205
¡Hola, Malvolio!

Sale MALVOLIO.

MALVOLIO
¿Qué mandais, señora?

OLIVIA
Id, alcanzad á aquel impertinente
Mozo del conde. Aquí dejó este anillo,
Quiera ó no quiera. Di que no lo acepto;
Y que se guarde de adular á su amo;
210
Y de alentarle infiel con esperanzas:
Suya jamás seré. Si acaso el jóven
Mañana por aquí volver quisiera,
Diréle la razon en que me apoyo.
Corre, Malvolio, vuela.

MALVOLIO
215
(Váse.)
Voy, señora.

OLIVIA
A fe, no sé qué me hago; mas sospecho
Que el ojo me soborna incauto el pecho.
Hado, dispon: vencerte nadie crea;
(Váse.)
Lo que ha de ser será; pues eso sea.


Acto II

2.1

La orilla del mar.
Salen ANTONIO y SEBASTIAN.

ANTONIO
¿No quereis quedaros más tiempo, ni quereis que os acompañe?

SEBASTIAN
No quisiera, y perdonadme. Mi estrella arroja tétricos rayos sobre mí: la malevolencia de mi sino pudiera tal vez destemplar el vuestro; por lo tanto, os he de rogar que consintais que cargue solo con mis males; fuera pagar mal vuestra amistad echar sobre vuestros hombros parte alguna de ellos.

ANTONIO
Sepa yo al ménos á dónde os dirigís.

SEBASTIAN
Perdonadme, hidalgo. El viaje que he resuelto emprender no es más que un loco devaneo. Pero advierto en vos cierto rasgo sobresaliente de modestia: no quereis obligarme á revelar lo que callar deseo; lo cual es más bien parte á obligarme, como bien criado, á ser franco é ingenuo con vos. Sabed, pues, Antonio, que mi nombre es Sebastian, que yo troqué por el de Rodrigo. Mi padre fue aquel Sebastian de Metelin, del cual sé que teneis noticia. Dejó al morir á mí y á una hermana, nacidos ambos en una misma hora. ¡Pluguiera al cielo que acabáramos de igual manera! Pero vos lo evitasteis; pues una hora ó cosa así ántes de que me recogisteis en la playa se ahogó mi hermana.

ANTONIO
¡Oh, triste dia!

SEBASTIAN
Una doncella, hidalgo, la cual, aunque se parecia á mí, segun decían, era de muchos reputada por bella. Pero áun cuando el amor propio no me ciega hasta el punto de creer que lo fuera en tan alto grado, sin embargo, oso afirmar de ella que poseia un natural tan apacible, que la misma envidia no podia ménos de calificarlo de hermoso. Murió ahogada en las saladas ondas, hidalgo, aunque no parece sino que trato de ahogar su recuerdo con estas que vierten mis ojos.

ANTONIO
Os ruego, hidalgo, que me perdoneis el mal hospedaje que os he dado.

SEBASTIAN
No, perdonadme ántes, mi buen Antonio, la molestia que os he causado.

ANTONIO
Si no quereis matarme por el amor que os tengo, permitidme que os siga como criado.

SEBASTIAN
(Váse.) Si no quereis deshacer lo que habeis hecho, es decir, si no quereis matar á aquel cuya vida habeis salvado, no me lo pidais. Quedad con Dios una vez para siempre. Mi corazon está tan lleno de ternura, y aún conservo en mí tanta parte de mi madre, que por poco más que hagais, haránme traición mis ojos. Parto a la corte del conde Orsino. ¡Adios!

ANTONIO
220
¡Véte bendito de los dioses todos!
Tengo en su corte muchos enemigos,
O de otra suerte pronto allí te viera.
Mas haya lo que hubiere, tal te quiero,
(Váse.)
Que arrostraré el peligro placentero.

2.2

Una calle.
Salen VIOLA y MALVOLIO siguiéndola.

MALVOLIO
¿No os separasteis ahora mismo de la condesa Olivia?

VIOLA
{} Ahora mismo, hidalgo; yendo á paso sosegado no he hecho más que llegar hasta aquí.

MALVOLIO
Os devuelve este anillo, hidalgo. Hubierais podido ahorrarme este paseo, llevándolo vos mismo. Añade, además, que asegureis resuel- tamente á vuestro amo, que ella no le quiere. Otra cosa más: que nunca seais osado á volver á pisar sus umbrales con recados de vuestro amo, como no fuese para darla cuenta del efecto que esto le produzca. Tomadlo pues.

VIOLA
No le di anillo alguno; no lo quiero.

MALVOLIO
(Váse.) ¡Ea, caballero! se lo arrojasteis con descaro; y ella quiere que os sea devuelto del mismo modo. Si vale la pena de que os agacheis para recogerlo, allí queda ante vuestros ojos; si no, sea del primero que lo encuentre.

VIOLA
225
¿Qué me querrá decir? Anillo alguno
Dejé con ella. ¡El hado no permita
Que se haya enamorado de mi garbo!
Miróme de hito en hito, tan atenta
Cual si la vista le robase el habla:
230
A saltos discurria y sin concierto.
Me ama, sin duda: artera me convida
Por medio de aquel rudo mensajero.
Bien sé que la sortija no es del amo;
No la mandó ninguna. A mí se inclina.
235
Si fuera así, cual lo es, ¡pobre señora!
A fé, más le valiera amar un sueño.
Disfraz, advierto que eres torpe engaño,
Útil asaz al enemigo astuto.
¡Cuán fácil le es grabar al falso lindo
240
En blando pecho de mujer su estampa!
No la culpeis, culpad á su flaqueza:
Tal es, pues la hizo tal naturaleza.
¿Qué saldrá de esto? La ama loco Orsino;
Yo, pobre monstruo, no le quiero ménos;
245
Y ella, engañada, al parecer me adora.
¿En qué vendrá á parar? Como hombre, es fuerza
Que del amor del amo desespere:
Como mujer—¡ay Dios! ¡cuántos suspiros
En vano exhalará la pobre Olivia!
250
Que el tiempo lo resuelva: en vano sudo;
(Váse.)
Para mis fuerzas es muy duro nudo.

2.3

La casa de Olivia.
Salen Don TOBÍAS y DON ANDRÉS.

DON TOBÍAS
Acercaos, don Andrés. No estar en cama despues de media noche, es lo mismo que madrugar; y diluculo surgere, ya sabes...

DON ANDRÉS
A fe mía, no sé nada de eso; pero sé que velar á deshora es velar á deshora.

DON TOBÍAS
Conclusion errónea que detesto como detesto una cepa vacía. Velar después de media noche, y acostarse luego, es temprano; de suerte que recogerse despues de media noche es recogerse temprano. ¿No se compone nuestra vida de los cuatro elementos?

DON ANDRÉS
Por cierto, así dicen; aunque yo me inclino más á creer que se compone de comer y beber.

DON TOBÍAS
Eres un sabio: comamos, pues, y bebamos. ¡Hola, María! Venga una azumbre de vino.

Sale el BUFON.

DON ANDRÉS
En mi ánima, aquí viene el bufon.

BUFÓN
¿Qué tal, compadres? ¿No visteis nunca el cuadro de los tres bobos?

DON TOBÍAS
Bien venido, jumento. Cantemos ahora una jácara.

DON ANDRÉS
A fe mia, tiene este bufon primorosa garganta. Diera yo cuarenta escudos por tener tan buena pierna y tan buena voz para cantar como el bufon. A fe que tuviste bravo humor anoche cuando hablaste de Pigrogrómito, y de los Vapianos pasando por el equinoccio de Queubus: fué soberbio, á fe mia. Te mandé un real de á ocho para tu manceba; ¿lo recibiste?

BUFÓN
Sí, puse á buen recaudo tu propineja; pues la nariz de Malvolio no es vara de látigo. Mi ama tiene la mano blanca, y los Mirmidones no son bodegones.

DON ANDRÉS
¡Soberbio! Al fin y al cabo no hay diversion como esta. Ahora una cancion.

DON TOBÍAS
Venga. Ahí tienes un real. Cántanos una cancion.

DON ANDRÉS
Ahí va otro. Si un caballero da un...

BUFÓN
¿Qué quereis? ¿Una canción de amor, ó una cancion de vida ejemplar?

DON TOBÍAS
Una cancion de amor, una cancion de amor.

DON ANDRÉS
Sí, sí: no me importa un comino la vida ejemplar.

BUFÓN
(Canta.)
¿Dónde vas, mi bien, errante,
Lejos de tu fiel amante?
Ven y escucha mi cancion.
255
No te apartes, vida mia,
Que de amor en la porfía
Triunfa el firme corazon.

DON ANDRÉS
¡Soberbia! á fe mía.

DON TOBÍAS
¡Bravo, bravo!

BUFÓN
(Canta.)
¿Qué es amor? No un bien futuro:
Lo presente está seguro,
260
Incierto lo porvenir.
Dame un beso, por tu vida;
Mira que la edad florida
Poco tarda en sucumbir.

DON ANDRÉS
¡Meliflua voz, á fe de caballero!

DON TOBÍAS
¡Dulcísimo aliento!

DON ANDRÉS
¡Melifluo y dulcísimo, á fe!

DON TOBÍAS
Si se le oye por la nariz, empacha de puro dulce. ¿Pero sois de parecer que hagamos bailar al mismísimo firmamento? ¿Quereis que despertemos á la lechuza con una jácara capaz de alegrarle las pajarillas á un muerto?

DON ANDRÉS
Si me amais, hagamos eso. Soy el diablo en persona cantando una jácara. Cantemos aquello de
Gran pícaro...

BUFÓN
¿Qué? aquello de
265
Calla, calla, gran pícaro?
Me veré precisado á llamarte pícaro, hidalgo.

DON ANDRÉS
No es la primera vez que he obligado á más de uno á llamarme pícaro. Empieza, bufon, empieza
Calla, calla...

BUFÓN
¿Cómo he de empezar, si me mandais que calle?

DON ANDRÉS
¡Soberbio, á fe! Vamos, empieza.

(Cantan una jácara.)
Sale MARÍA.

MARÍA
¿Qué cencerrada es esta que estais armando aquí? Si no ha llamado mi señora á su mayordomo Malvolio para que os ponga á todos en la calle, pierda yo fama de honrada.

DON TOBÍAS
La señora es una camastrona, nosotros somos hijos del dios Baco, y Malvolio es un marica, y
(Canta.)
Somos uno, dos y tres, Bravos mozos como ves.
¿No soy consanguíneo? ¿no soy de su misma sangre? ¡Ole con ole, madama!
(Canta.)
Hubo en Babilonia un hombre.
Tralalalalá.

BUFÓN
¡Pese á mi casta! ¡valiente humor tiene don Tobías esta noche!

DON ANDRÉS
No lo hace mal cuando está de humor; ni yo tampoco: él lo hace con mejor gracia, pero yo lo hago con más naturalidad.

DON TOBÍAS
270
(Canta.)
El día doce de Diciembre...

MARÍA
¡Callad, por Dios!

Sale MALVOLIO.

MALVOLIO
¿Estais locos, caballeros, ó qué os pasa? ¿Careceis de talento, crianza y honestidad, que armais tal escándalo á estas horas de la noche? ¿Quereis convertir la casa de mi señora en un figon, graznando esas coplas de arriero con tan desapiadadas voces? ¿Así faltáis al respeto debido al lugar, á las personas, y á la hora? ¿Qué significa esta conducta descompasada?

DON TOBÍAS
Fuimos á compas en nuestra jácara. ¡Véte al cuerno!

MALVOLIO
Don Tobías, es menester que os hable claro. Mi ama me mandó deciros, que aunque os alberga en su casa como á deudo suyo, ningun parentesco la liga con vuestros desórdenes. Si podeis romper con vuestra mala conducta, sereis el bien venido en su casa, si no, y tuvieseis á bien despediros de ella, está pronta á deciros adios.

DON TOBÍAS
(Canta)
Adios, que parta es fuerza, prenda amada.

MARÍA
¡Don Tobías, por Dios!

BUFÓN
(Canta.)
Cercana muerte anuncia su mirada.

MALVOLIO
¿No acabareis?

DON TOBÍAS
(Canta.) Jamás acabaré.

BUFÓN
(Canta.)
Mentís, hidalgo á fé.

DON TOBÍAS
(Canta.)
¿Le mando que se largue?

BUFÓN
275
(Canta.)
Hacedlo, aunque le amargue

DON TOBÍAS
(Canta.)
Le mando que se largue al majadero?

BUFÓN
(Canta.)
No, no, no, no; que no lo osais infiero.

DON TOBÍAS
¿Fuera de compas, bellaco? Mentís. ¿Eres algo más que un mayordomo? ¿Crees tú que porque eres virtuoso, se acabaron ya en el mundo las tortas y el vino?

BUFÓN
No á fé, por Santa Ana; ni dejará por eso el jenjibre de arder en la boca.

DON TOBÍAS
Tienes razon. Anda vé, y límpiate la cadena con migas de pan. Tráete una azumbre de vino, María.

MALVOLIO
(Váse.) Señora María, si apreciais en lo más mínimo el favor del ama, no dareis pábulo á esta vida desordenada. Ella lo ha de saber todo; lo juro por esta mano.

MARÍA
Anda, vé y trina.

DON ANDRÉS
Fuera hacer tan buena obra como beber teniendo uno hambre, desafiarle al campo, faltar á la cita y darle un chasco.

DON TOBÍAS
Hazlo, hidalgo. Yo te escribiré el cartel de desafío; ó le comunicaré verbalmente tu indignacion.

MARÍA
Querido don Tobías, sosegaos por esta noche; está muy intranquila mi señora desde que estuvo con ella hoy el mancebo del conde. En cuanto á monsieur Malvolio, que corra de mi cuenta. Si no logro engañarlo y convertirle en fábula y objeto de burla universal, decid que no tengo habilidad suficiente para tenderme á la larga. No desconfio de poder lograrlo.

DON TOBÍAS
Explícate, explícate. Cuéntanos algo de él.

MARÍA
Le da á veces por ser beato.

DON ANDRÉS
¡Ah! si creyera yo eso, le zurrara como á un perro.

DON TOBÍAS
¿Por qué? ¿por beato? Sepamos tu bien meditada razon, hidalgo.

DON ANDRÉS
No tengo razon alguna bien meditada; pero tengo razon que me sobra.

MARÍA
¡Qué diablos ha de ser beato, ni cosa alguna á la larga más que un adulador servil que muda de casaca segun el viento que sopla! Es un jumento afectado, que ha aprendido de memoria cuatro cumplimientos ceremoniosos que repite á largos trozos; no hay hombre más satisfecho de sí mismo; se cree tan lleno de perfecciones que tiene por artículo de fe que cuantos le miran se enamoran de él. Este vicio suyo ofrece á mi venganza ancho campo donde obrar.

DON TOBÍAS
¡Qué piensas hacer?

MARÍA
Pienso extraviar de intento en su camino intrincadas epístolas de amor; en las cuales, por el color de su barba, la hechura de su pierna, su modo de andar, la expresion de sus ojos y frente, y la color de su tez, se verá retratado al vivo. Imito perfectamente la letra de mi ama, vuestra sobrina; cuando nos viene á las manos un escrito que trata de asuntos olvidados, apénas podemos distinguir nuestras letras.

DON TOBÍAS
¡Magnífico! Me va oliendo á chamusquina.

DON ANDRÉS
Tambien me va dando en las narices.

DON TOBÍAS
Se figurará que las cartas que tú extraviarás proceden de mi sobrina, y que ella está enamorada de él.

MARÍA
No es otro mi propósito.

DON ANDRÉS
Harásle hacer papel de burro insigne.

MARÍA
Insigne burro, es cierto.

DON ANDRÉS
¡Oh, será admirable!

MARÍA
(Váse.) ¡Soberbia broma, os aseguro! Sé que mi pocion le hará efecto. Os colocaré en acecho á los dos, y el bufon hará el tercero, donde por fuerza ha de tropezar con la carta: notad la interpretacion que le diere. Por esta noche idos á la cama, y soñad con nuestra estratagema. Adios.

DON TOBÍAS
Buenas noches, Pentesilea

DON ANDRÉS
En mi ánima, que es brava moza.

DON TOBÍAS
Es una alhaja, y me adora, por más señas. ¿Y eso qué?

DON ANDRÉS
También fui adorado una vez.

DON TOBÍAS
Vamos á dormir, hidalgo. Tienes que mandar por más dinero.

DON ANDRÉS
Si no logro á vuestra sobrina, me saldrá mal la cuenta.

DON TOBÍAS
Manda por dinero, hidalgo. Si al fin y al cabo no la logras, di tú que soy un calandria.

DON ANDRÉS
Si no la logro, no os fieis más de mi; tomadlo como gusteis.

DON TOBÍAS
(Vánse.) Ven, ven. Voy á mezclar una azumbre de aloque. Es tarde ya para acostarse. Ven, hidalgo, ven hidalgo.

2.4

El palacio ducal.
Salen el DUQUE, VIOLA, CURIO y otros.

DUQUE
Música quiero.—Amigos, buenos dias.
Canta, Cesario, aquella trova sólo,
280
El canto antiguo aquel, que anoche oímos;
Mi pena consoló más que las huecas
Letrillas y conceptos rebuscados
De esta fugaz edad vertiginosa.
Vamos, sólo una copla, buen Cesario.

CURIO
Perdonad, Alteza, no está aquí quien debiera cantarla.

DUQUE
¿Quién fué?

CURIO
Feste, el juglar, Alteza; un bufon de quien gustaba en extremo el padre de la señora Olivia. No debe estar léjos.

DUQUE
285
Buscadle vos; y en tanto el aire toquen.
(Váse Curio. Suena música.)
Oye, rapaz. Si alguna vez amaras,
Tenme presente en tu tormento dulce;
Pues cual yo soy, son los amantes todos:
En todo caprichosos y volubles,
290
Salvo en honrar de la criatura amada
La imágen fiel. ¿Te place la armonía?

VIOLA
Despierta un eco dulce en el asiento
Do amor su trono ocupa.

DUQUE
A fe, bien dicho.
La vida apuesto á que, aunque jóven, tiernos
295
Ojos pusiste en algun rostro amado.
¿Rapaz, no es cierto?

VIOLA
Hay algo de eso, Alteza.

DUQUE
¿Qué tal es ella?

VIOLA
Vuestro garbo tiene.

DUQUE
Pues digna no es de ti. ¿Qué edad? Sepamos.

VIOLA
De vuestra edad.

DUQUE
¡Es vieja, vive el cielo!
300
Elija siempre la mujer al hombre
Mayor que sí; se adapta de esa suerte
Mejor á sus costumbres, y en su pecho
Dura constante y firme su dominio.
Créeme, rapaz, por más que nos jactemos,
305
Nuestras pasiones son más vacilantes,
Más locas, van y vienen más volubles
Que las de la mujer.

VIOLA
Señor, tal creo.

DUQUE
Más jóven, pues, que tú tu amada sea,
O en vano tratarás de amarla firme:
310
Que es rosa la mujer; apénas nace
Su flor hermosa, cuando mústia yace.

VIOLA
Tal es á fe. ¡Desventurada suerte!
¡En su mayor primor hallar la muerte!

Salen CURIO y el BUFON.

DUQUE
Ven, mozo, y canta la cancion de anoche.
315
Cesario, escucha: antigua es y sencilla;
Suelen cantarla al sol las hilanderas,
Y las que el hilo con agujas tejen:
Es simple á fe; de la inocencia trata
Del dulce amor, como en la edad antigua.

BUFÓN
320
¿Puedo cantar, señor?

DUQUE
(Música.)
Canta, te ruego.

BUFÓN
(Canta.)
Ven á mí, ven á mí, cruda muerte;
De cipreses mi tumba cercad.
Huye, aliento, que es fuerza perderte,
Ya que en ella no encuentro piedad.
325
Preparad mi sepultura
Yerta y fria:
No hubo nunca fe tan pura
Cual la mia.
Ni una flor, ni una flor candorosa
330
Engalane mi negro ataud;
Ni un amigo, ni una alma piadosa
Pulse triste en mi huesa el laud.
Cerradla y borrad su huella;
Nunca errante
335
Acuda á llorar en ella
Fiel amante.

DUQUE
Toma por tu trabajo.

BUFÓN
No es trabajo alguno, señor; es un placer para mí el cantar.

DUQUE
Pues te pagaré tu placer.

BUFÓN
Por cierto, señor, que el placer siempre se hace pagar más temprano ó más tarde.

DUQUE
Te pido ahora que te despidas.

BUFÓN
Que el dios de la melancolía te proteja, y haga el sastre tu jubon de tafetan tornasolado, pues tu genio es un verdadero ópalo. Los hombres de tu constancia debieran ser marinos; de esa suerte podrían traficar con todo, y mudar de rumbo con el viento; pues no hay como viajar sin rumbo para ir léjos. Dios os guarde.

(Váse.)

DUQUE
Dejadnos solos.
(Retíranse Curio y los demas.)
Otra vez, Cesario,
Llégate á ver á aquella hermosa ingrata:
Di que mi amor, más noble que este mundo,
340
No busca cantidad de sucias tierras;
Dila que cuantos bienes la fortuna
Sobre ella derramó, tan sólo estimo
En lo que vale la fortuna loca.
Es el portento de su gran belleza,
345
Joya de gran valor con que natura
La engalanó, lo que me roba el alma.

VIOLA
¿Y si no puede amaros?

DUQUE
Yo no admito
Respuesta tal.

VIOLA
Forzoso es admitirla.
Imaginaos que hubiere alguna dama
350
(Y tal vez la haya) que os amara loca,
Con tanta cuita como vos á Olivia;
Vos la decís que no podeis amarla:
¿No es fuerza que ella admita la respuesta?

DUQUE
No, no hay mujer en cuyo pecho lata
355
Con tanta fuerza amor como en el mio:
No, no hay mujer en cuyo pecho quepa
Tanta pasion; les falta retentiva:
Amor sujeto á hastio y repugnancia
No es verdadero amor, es apetito
360
Que el paladar, no el corazon engendra.
Pero mi amor es como el mar hambriento;
Y no digiere ménos. No compares
Amor que una mujer tenerme pueda
Con el que á Olivia tengo.

VIOLA
Sin embargo,
365
Bien sé...

DUQUE
¿Qué sabes?

VIOLA
Cuánto amor en calma
Puede encerrar de la mujer el alma.
Su fe no es menos firme que la nuestra.
Mi padre una hija tuvo, quien á un hombre
370
Amaba, como á vos, Alteza, acaso
Amara yo, si fuera de otro sexo.

DUQUE
¿Cual fué su historia?

VIOLA
Una hoja en blanco, Alteza.
No reveló jamás su amor; callada
Dejó que el duelo marchitase crudo,
375
Como gusano que el capullo roe,
Las rosas de sus candidas mejillas.
Fuése acabando ensimismada y triste;
Y en negra, amarillenta pesadumbre
Sentada, la paciencia parecia
380
Sobre un sepulcro, que al dolor sonrie.
¿No era esto amor? Diremos más los hombres,
Y juraremos más; pero es lo cierto
Que exceden las palabras á las obras.
A creer en votos, fuéramos gigantes;
385
Y somos en amar ¡cuán inconstantes!

DUQUE
¿Murió tu hermana de ese amor, Cesario?

VIOLA
De mi paterna estirpe ya no queda
Hija ni hermano más que yo; no obstante,
Lo ignoro, Alteza.—¿Iréme á ver á Olivia?

DUQUE
390
Sí, que eso es lo que importa. Corre á verla;
Dale esta joya, y di que mi tormento
(Vánse.)
No admite excusa ya ni aplazamiento.

2.5

El jardín de Olivia.
Salen DON TOBÍAS, DON ANDRÉS y FABIO.

DON TOBÍAS
Ven acá, señor Fabio.

FABIO
Ya voy, no os apureis. Antes que perder un átomo de esta diversion, dejárame hervir hasta la muerte en melancolía.

DON TOBÍAS
¿No te diera gusto ver á ese ruin bellaco, á ese fullero, burlado y avergonzado?

FABIO
Fuera un triunfo para mí, amigo. Ya sabeis que me indispuso con la señora, con motivo de una riña de osos.

DON TOBÍAS
Pues para que rabie, tendremos otra riña de osos; y le pondremos de sandio y majadero que no habrá por donde cogerle. ¿No es cierto, don Andrés?

DON ANDRÉS
Si no lo hiciésemos, lástima fuera de nuestras vidas.

DON TOBÍAS
Aquí viene la picarilla. Sale MARÍA.
¿Qué tal, lucerito del alba?

MARÍA
Escondeos los tres detras de la mata: Malvolio viene por esta calle. Se ha estado media hora al sol haciendo reverencias á su propia sombra. Observadle bien, por el amor de la burla; pues sé que esta carta le trasformará en idiota contemplativo. ¡Silencio, en nombre del dios Momo.
(Los hombres se ocultan.) Queda tú allí;
(Váse.) pues aquí se acerca la trucha que hemos de pescar con cosquillas.

Sale MALVOLIO.

MALVOLIO
No es más que suerte; todo es suerte. Me dijo una vez María que me tenia aficion; y yo mismo he oido de sus propios labios, que si alguna vez llegase á enamorarse, seria de un hombre de mi garbo. Por otra parte, me trata con muchísimo más respeto que á otro cualquiera de su servidumbre. ¿Qué debo pensar de esto?

DON TOBÍAS
¡Habráse visto pícaro presuntuoso!

FABIO
¡Silencio! La cavilacion le va convirtiendo en pavon soberbio. ¡Cómo se infla bajo sus erizadas plumas!

DON ANDRÉS
¡Por vida! ¡qué brava zurra le diera!

DON TOBÍAS
¡Silencio digo!

MALVOLIO
¡Ser todo un conde Malvolio!

DON TOBÍAS
¡Ah, pícaro!

DON ANDRÉS
¡Un tiro, pégale un tiro!

DON TOBÍAS
¡Silencio, silencio!

MALVOLIO
Se dan casos: la camarera mayor se casó con un palafranero.

DON ANDRÉS
¡Bribon desvergonzado!

FABIO
¡Silencio, por Dios! Ahora está engolfado. Ved como le hincha el amor propio.

MALVOLIO
A los tres meses de estar casado con ella, hallándome sentado bajo mi dosel...

DON TOBÍAS
¡Quién tuviera un canuto para darle con un garbanzo en el ojo!

MALVOLIO
Llamo á mis criados á mi alrededor, envuelto en mi bata de terciopelo recamado: acabo de levantarme del estrado en que dejé á Olivia durmiendo...

DON TOBÍAS
¡Fuego y azufre!

FABIO
¡Silencio, silencio!

MALVOLIO
Sentir luego ciertos arranques de grandeza; y después de girar la vista en derredor con gravedad, diciéndoles: sé cuál es mi puesto, y quisiera que ellos no olvidasen cuál es el suyo; pregunto por mi deudo Tobías...

DON TOBÍAS
¡Voto va al diablo!

FABIO
¡Silencio, silencio por Dios ! Ahora, ahora.

MALVOLIO
Siete de mis criados, con un brinco de solícita obediencia, se lanzan en su busca: yo, entre tanto, frunzo el entrecejo, ó por ventura doy cuerda á mi reloj, ó juego con mi... con algun dije precioso. Entra Tobías y me hace desde allí una reverencia...

DON TOBÍAS
¿Y aún hemos de dejarlo con vida?

FABIO
Callad, y aunque os arranquen las palabras con una recua.

MALVOLIO
Le alargo la mano así, dominando mí sonrisa familiar con una mirada austera de censura...

DON TOBÍAS
¿Y no te limpia entónces Tobías el hocico de un revés?

MALVOLIO
Diciendo: «Tío Tobías, mi destino, habiéndome arrojado en brazos de vuestra sobrina, me autoriza para deciros...»

DON TOBÍAS
¿Qué? Oigamos.

MALVOLIO
«Que os cureis del vicio de la embriaguez.»

DON TOBÍAS
¡Mira, belitre!

FABIAN
¡Eh, paciencia! ó daremos en tierra con nuestra trama.

MALVOLIO
«Ademas, derrochais lastimosamente las horas preciosas con un hidalgo majadero...»

DON ANDRÉS
Ese soy yo, tenedlo por seguro.

MALVOLIO
«Un tal don Andrés...»

DON ANDRÉS
Bien sabia que era yo, pues muchos me llaman majadero.

MALVOLIO
(Recoge la carta.) ¿Qué tenemos aquí?

FABIAN
La chocha se va acercando á la trampa.

DON TOBÍAS
¡Silencio, por Dios! y que el genio de la burla le sugiera que lea en voz alta.

MALVOLIO
¡Por vida mia que esta es letra de mi ama! Son sus misma ces, y sus ues, y sus tes; y así hace las pes mayúsculas. Es, sin duda alguna, su letra.

DON ANDRÉS
¿Sus ces, sus ues, sus tes? ¿A qué viene eso?

MALVOLIO
(Lee.) «Al amado desconocido, ésta, con mis mejores deseos.»—¡Sus mismas palabras! Con tu permiso, lacre. ¡Paso! Y el sello es la Lucrecia, con que acostumbra sellar. Es de mi ama. ¿A quien irá esto?

FABIAN
Esto le rinde en cuerpo y alma.

MALVOLIO
(Lee.)«Los dioses bien saben
Que adoro: ¿y á quién?
395
Callemos; que es fuerza
Que oculte mi bien.»
«¿Que oculte mi bien?» ¿Qué sigue? ¡Cambia de metro! «¿Que oculte mi bien?» ¡Si lo dijera por ti, Malvolio!

DON TOBÍAS
¡Que te emplumen por necio!

MALVOLIO
(Lee.)
«Puedo mandar en quien adoro; empero
Crudo el silencio, con oculta herida,
400
Hiere mi pecho cual traidor acero:
M, O, A, I, es dueño de mi vida.»

FABIAN
¡Valiente quisicosa!

DON TOBÍAS
Soberbia moza digo yo.

MALVOLIO
«M, O, A, I, es dueño de mi vida.» Pero primero veamos, veamos, veamos.

FABIAN
Buen cebo le ha tendido.

DON TOBÍAS
Y con qué alas se tira á él el gaznápiro.

MALVOLIO
«Puedo mandar en quien adoro.» Cierto, puede mandar en mí: yo la sirvo; es mi ama. A fe que esto lo alcanza á comprender cualquiera inteligencia medianamente despejada; lo que es esta parte no ofrece dificultad alguna. Veamos la conclusion.—¿Qué significará esta combinación alfabética? Si yo pudiese hallar alguna relacion entre estos signos y alguna condicion mia... Vamos despacio. M, O, A, I,...

DON TOBÍAS
Eso es: á ver si lo aciertas. Ha perdido la pista.

FABIO
Sin embargo, el galgo no renuncia á la caza.

MALVOLIO
M... Malvolio. M... pues, así empieza mi
nombre.

FABIO
¿No dije que acertaria con la quisicosa? Tiene buena nariz este gozque.

MALVOLIO
M... pero luego no hay correspondencia en lo que sigue; se resiste a la prueba: debiera seguir una A, y sigue una O.

FABIO
Y acabará en ¡Oh! segun espero.

DON TOBÍAS
Sí tal, ó yo le pegaré hasta que chille ¡Oh!

MALVOLIO
Luego sigue una I.

FABIO
Hi de...

MALVOLIO
M, O, A, I; esta alusion no está tan clara como la anterior; y sin embargo, si la forzara un poco, no dudo que se acomodaria á mi persona; pues todas estas letras constan en mi nombre. ¡Poco á poco! aquí sigue prosa.
(Lee.) «Si esta carta cayere en tus manos, medita. En cuanto á destino, soy superior á ti; pero no te arredre la grandeza. Unos nacen grandes, otros alcanzan grandeza, y á otros la grandeza se les echa encima. Tu destino te abre los brazos, échate en ellos con arrojo y brío; y para
irte acostumbrando á la suerte que probablemente te espera, despójate de esa capa de humildad que te encubre y aparece otro. Sé caprichoso con cierto deudo, áspero con los criados; resuenen en tus labios argumentos de peso; haya singularidad en tu comportamiento; así te lo aconseja la que por ti suspira. Acuérdate de quién fué la que alabó tus medias amarillas, y manifestó el deseo de verte llevar siempre las ligas cruzadas: te digo que te acuerdes. Tienes hecha tu suerte: no falta más que cogerla; si no te atreves, véate yo mayordomo siempre, compañero de lacayos, é indigno de tocar la mano de la fortuna. Adios. La que quisiera trocar oficios contigo,
LA FELIZ DESDICHADA.»
Está más claro que la luz del dia; aquí no cabe duda. Seré orgulloso, leeré autores políticos, haré la contra á don Tobías, sacudiré todas mis relaciones ordinarias, seré la misma perfeccion. En esto no me burlo de mí mismo, dejándome alucinar por la fantasía; pues todo tiende á indicar que mi ama me quiere. En efecto, celebró no há mucho mis medias amarillas, y alabó mis ligas cruzadas; con lo cual se brinda á mi amor, y con cierta alusion sutil, me obliga á vestir las galas que son de su gusto. Gracias á mi estrella soy venturoso. Seré singular, orgulloso, gastaré medias amarillas, y me cruzaré las ligas sin más tardanza que la que fuere menester para ponérmelas. ¡Loados sean los dioses y mi estrella! Hay todavía una postdata.
(Váse.) «No puedes ménos de adivinar quién soy. Si correspondes á mi amor, manifiéstalo sonriéndote: tus sonrisas te sientan bien; por lo tanto, te ruego, bien mio, que no dejes de sonreir en mi presencia.»—¡Gracias á Júpiter! Me sonreiré; haré todo cuanto me pidieres.

FABIO
No cederia mi parte de esta burla por la mejor pension que me pudiera señalar el gran Sofí.

DON TOBÍAS
Seria capaz de casarme con esa moza sólo por haber tramado esta treta.

DON ANDRÉS
Y yo tambien.

DON TOBÍAS
Y no pidiera con ella otro dote que una burla como esta.

DON ANDRÉS
Ni yo tampoco.

FABIO
Aquí viene nuestra gran cazadora de calandrias.

Sale MARIA.

DON TOBÍAS
¿Quieres ponerme el pié en la nuca?

DON ANDRÉS
Y en la mía tambien.

DON TOBÍAS
¿Quieres que juegue mi libertad á una partida de damas y me convierta en humilde esclavo tuyo?

DON ANDRÉS
A fe; y yo tambien.

DON TOBÍAS
Le has sumido en un sueño tal, que por fuerza se ha de volver loco cuando vea desvanecerse la vision.

MARÍA
Vamos, decidme la verdad: ¿le hace efecto?

DON TOBÍAS
Lo mismo que á una comadrona un trago de aguardiente.

MARÍA
Pues si quereis ver luego el fruto de esta burla, notad su primera entrevista con mi ama: se presentará á ella con medias amarillas, color que abomina, y con las ligas cruzadas, moda que ella detesta; y se sonreirá al mirarla, lo cual se avendrá tan mal con la disposicion de su ánimo, entregada como lo está á la melancolía, que no podrá menos de rebajarle notablemente en su opinion. Si quereis verlo, seguidme.

DON TOBÍAS
Hasta las puertas del Tártaro , ingeniosa diablilla.

DON ANDRÉS
(Vánse.) Seré de la partida tambien.


Acto III

3.1

El jardín de Olivia.
Salen VIOLA y el BUFON con un tamboril.

VIOLA
Dios te guarde, bufon, y tu música. ¿Vives tocando el tamboril?

BUFÓN
No, vivo tocando la iglesia.

VIOLA
¿Eres sacristan?

BUFÓN
Nada de eso, hidalgo: vivo tocando la iglesia, porque vivo en mi casa, y mi casa está arrimada á la iglesia.

VIOLA
De esa suerte podrias decir que el rey duerme al lado de una mendiga, si viviese una mendiga al lado de él; ó que tu tamboril es arrimo de la iglesia, si estuviese tu tamboril arrimado á la iglesia.

BUFÓN
Decís bien, hidalgo. ¡En qué siglo vivimos! Una sentencia es como un guante de cabritilla para un ingenio discreto. ¡Con qué presteza logra volverla del revés!

VIOLA
Cierto es, á fe; los que juegan diestramente con las palabras, pronto las hacen livianas.

BUFÓN
Por eso quisiera que no le hubieran puesto nombre á mi hermana.

VIOLA
¿Porqué, amigo?

BUFÓN
Porque su nombre, hidalgo, es una palabra, y temo que el jugar con esa palabra pudiera hacer liviana á mi hermana. Pero es lo cierto que las palabras son verdaderas pícaras desde que las deshonraron escrituras.

VIOLA
¿Por qué razon?

BUFÓN
A fe, hidalgo, no os podré dar razon alguna si no es de palabra; y las palabras han llegado á ser tan falsas, que no me atrevo á fundar razon alguna en ellas.

VIOLA
Apuesto la cabeza que eres mozo alegre y no te preocupas por nada.

BUFÓN
No tal, hidalgo, me preocupo por algo; pero en mi ánima que no me preocupo con vos; si eso fuera no preocuparme por nada, quisiera que fuera parte á haceros invisible.

VIOLA
¿No eres el bufon de la señora Olivia?

BUFÓN
No, á fe; la señora Olivia no gusta de bufonadas, ni mantendrá bufon alguno mientras no se case; y tanto va de un bufon á un marido como de una sardina á un arenque: el marido es el mayor de los dos. En verdad no soy su bufon, sino su corruptor de palabras.

VIOLA
Te ví no há mucho en la corte del conde Orsino.

BUFÓN
La necedad, hidalgo, se pasea por todo el orbe, como el sol: brilla en todas partes. Lástima me diera de que el bufon no estuviera tan á menudo con vuestro amo como con mi ama. Se me antoja que ví á vuestra sabiduría allí mismo.

VIOLA
Si piensas convertirme en blanco de tus pullas, hemos acabado. Toma por el gasto que has hecho.

BUFÓN
Ruego á Júpiter que la próxima vez que le sobre pelo te conceda una barba.

VIOLA
(Aparte.) aunque no quisiera que me saliera en la cara.—¿Está en casa tu ama? A fe mia te juro que casi me muero por una;

BUFÓN
(Señalando la moneda que tiene en la mano.) ¿No darían fruto un par de estos?

VIOLA
Ciertamente, teniéndolos juntos y administrándolos bien.

BUFÓN
De buena gana haria el papel del seor Pándaro de Frigia, hidalgo, para traer una Creseida á este Troilo.

VIOLA
Ya os entiendo; teneis buen modo de pedir.

BUFÓN
(Váse.) La merced no será gran cosa, creo, pidiendo á una pordiosera. Creseida fué una pordiosera. Mi ama está dentro, hidalgo. La notificaré de dónde venís. Quién sois y qué queréis, son cosas que están fuera de mi esfera, mejor diria de mi elemento; pero la palabra está muy gastada.

VIOLA
Le sobra seso para hacer el bobo.
Y algun ingenio ha menester si quiere
Hacer bien su papel: que observe es fuerza
405
De aquellos el humor á quien da broma,
Su rango y clase; que oportuno sea,
Y como el jerifalte se abalance
A cualquier pluma que su vista hiere.
Y es este tan difícil ejercicio
410
Como cualquiera á que se entrega el sabio:
Pues el bufon discreto nos distrae;
Y el sabio que da en necio, en loco cae.

Salen DON TOBÍAS y DON ANDRÉS.

DON TOBÍAS
Dios os guarde, caballero.

VIOLA
Y á vos, hidalgo.

DON ANDRÉS
Dieu vous garde, monsieur.

VIOLA
Et vous aussi; vôtre serviteur.

DON ANDRÉS
Así lo espero; y yo lo soy vuestro.

DON TOBÍAS
¿Quereis honrar nuestra casa? Mi sobrina desea que paseis adelante, si es que traeis algun recado para ella.

VIOLA
Es merced que me otorga. Ella es el límite de mi viaje.

DON TOBÍAS
Probad vuestras piernas, hidalgo; ponedlas en movimiento.

VIOLA
Mis piernas me comprenden mejor que yo lo que quereis decir con mandar que pruebe mis piernas.

DON TOBÍAS
Quiero decir que andeis, hidalgo, que entreis.

VIOLA
Os contestaré andando y entrando. Pero no me dejan. Salen OLIVIA y MARÍA.
Muy noble y hechicera dama, lluevan los cielos perfumes sobre vos.

DON ANDRÉS
Ese jóven es gran cortesano. «Llover perfumes.» ¡Bonito!

VIOLA
Mi recado no tiene voz, señora, sino para vuestros solícitos y condescendientes oidos.

DON ANDRÉS
«Perfumes, solícitos y condescendientes.» Al punto me los he de aprender de memoria.

OLIVIA
Que cierren las puertas del jardin, y dejad que le preste oido.
(Vánse D. Tobias, D. Andrés y María.) Dadme la mano, hidalgo.

VIOLA
Humilde á vuestras órdenes me postro.

OLIVIA
¿Cómo os llamais?

VIOLA
Cesario tiene nombre,
Princesa encantadora, vuestro siervo.

OLIVIA
415
¡Mi siervo, hidalgo! Nunca hubo alegría
En este mundo desde que en dar nombre
De cumplimiento á la lisonja dieron.
Criado sois del conde Orsino, jóven.

VIOLA
Y él vuestro, y vuestro debe ser el suyo.
420
De vuestro siervo el siervo es siervo vuestro.

OLIVIA
No pienso en él, os juro: más quisiera
Que fuera una hoja en blanco su memoria,
Que verla en mis recuerdos ocupada.

VIOLA
Vengo á avivar, señora, en favor suyo
425
Vuestra memoria tierna.

OLIVIA
Perdonadme.
Os dije que jamás en mi presencia
Volvierais á nombrarle. Pero en cambio,
Si otra merced tuviérais que pedirme,
Vuestra solicitud escucharia
430
Mejor que de los ángeles el canto.

VIOLA
Señora...

OLIVIA
Permitid, os ruego.
Despues que tal encanto há poco obrasteis
Aquí, mandé tras vos una sortija,
Haciendo tal agravio á mi persona,
435
A mi criado, y áun á vos, me temo.
Me expongo á vuestras duras conjeturas,
Pues quise con astucia ignominiosa
Daros por fuerza aquello que sabíais
Que no era vuestro. ¡Cómo me habreis puesto!
440
¡Mi honor habreis en blanco convertido,
Disparando sobre él cuantas injurias
Pudo inventar un corazon tirano!
Para un ingenio como el vuestro vivo
Bastante dije. ¡Ay! un cipres, no un pecho,
445
Mi corazon oculta! Hablad ahora.

VIOLA
Lástima os tengo.

OLIVIA
Hay de eso á amar un paso.

VIOLA
No tal, ni medio. La experiencia enseña
Que nos infunden lástima á menudo
Los propios enemigos.

OLIVIA
Pues entónces,
450
Es hora ya de sonreir de nuevo.
¡Cuán dado, oh mundo, es al orgullo el pobre!
Si es fuerza presa ser ¡cuánto más vale
Caer rendido ante el lëon que el lobo!
(Se oye dar la hora en un reloj.)
Me riñe porque el tiempo en vano gasto.
455
Nada temais, buen jóven; yo no os quiero.
No obstante, cuando lleguen á su agosto
Ingenio y juventud, vuestra consorte
Un hombre logrará de nobles prendas.
A Poniente derecho vuestro rumbo
460
Va por allí.

VIOLA
Pues á Poniente entónces.
Salud y alegre humor os acompañen.
¿Y no hay recado alguno para el amo?

OLIVIA
Espera un poco, y dime, te lo ruego:
De mí ¿qué piensas?

VIOLA
Que pensais, señora,
465
Que no sois lo que sois.

OLIVIA
Pues si eso pienso,
Pienso de vos lo mismo.

VIOLA
Y bien pensado:
Pues no soy lo que soy.

OLIVIA
A fe, quisiera
Que fuerais tal cual mi deseo os pinta.

VIOLA
¿Fuera mejor de lo que soy, señora?
470
Lo espero: ahora soy juguete vuestro.

OLIVIA
¡Cuán seductora la altivez parece
En el desden y enojo de ese labio!
Más pronto sale á luz que muerte impía
Tímido amor: su noche es claro día.
475
Cesario, por las rosas del estío,
Mi fe, mi honor, mi virginal desvío,
Te juro que mi pecho loco te ama
A pesar de tu orgullo y de mi fama.
Sutil no arguyas, porque así te imploro,
480
Que debes ver impávido mi lloro;
Sé compasivo, y tu razon discreta
En esta forma á la razón sujeta:
Si es dulce amor, con hondo afan logrado,
Más dulce es cuando brota inesperado.

VIOLA
485
Por mi inocencia y juventud os juro
Que tengo un alma fiel y un pecho puro;
Y dueña de ellos no es mujer alguna,
Y salvo yo, no lo será ninguna.
Que os guarde Dios. Jamas por mi plañido
490
Será de mi amo el duelo á vuestro oido.

OLIVIA
No, ven; tal vez podrás mover mi pecho
(Vánse.)
A amar al hombre cuyo amor desecho.

3.2

La casa de Olivia.
Salen DON TOBÍAS, DON ANDRÉS y FABIO.

DON ANDRÉS
No, á fe, no me quedaré un minuto más.

DON TOBÍAS
¿Tu razon, querido veneno? dinos tu razon.

FABIO
Es fuerza que manifesteis vuestra razon,
don Andrés.

DON ANDRÉS
ES el caso que ví á vuestra sobrina hacer tales favores al criado del conde, como no me los dispensó á mí jamás; lo ví todo en el jardin.

DON TOBÍAS
Pero ¿te vió á ti al mismo tiempo, camarada? Contéstame á eso.

DON ANDRÉS
Tan claro como os veo á vos ahora.

FABIO
Pues os dió con eso una prueba grande de su amor.

DON ANDRÉS
¡Vive Dios! ¿os quereis divertir conmigo?

FABIO
OS lo probaré en toda regla, hidalgo, bajo el juramento del criterio y la razon.

DON TOBÍAS
Y estos fueron siempre grandes jurados desde ántes que Noé dió en hacerse marino.

FABIO
Se mostró afable con el mancebo delante de vuestros propios ojos, sólo con el objeto de exasperaros, de despertar vuestro valor de liron, de llenaros el corazon de fuego y el hígado de azufre. Hubierais debido acercaros á ella en aquel instante, y con algunos chistes agudísimos y flamantes de puro recien acuñados, hundir en mutismo al mancebo. Esto es lo que ella aguardaba de vos, y esto es lo que vos no supisteis hacer. Dejasteis que el tiempo borrase el doble dorado de esta feliz ocasion, y ahora habeis ido á parar á los mares del Norte de la estimacion de mi ama, en donde os quedareis colgado como un témpano de la barba de un holandes, si no remediais vuestra torpeza haciendo algun laudable esfuerzo de valor ó de política.

DON ANDRÉS
En siendo de algun modo, habrá de ser con valor, pues detesto la política; más qui siera ser puritano que político.

DON TOBÍAS
Pues entónces edifica tu fortuna sobre la base del valor. Desafia al mancebo del conde y sácale á reñir; hiérele en once partes; mi sobrina lo tendrá en cuenta; y ten por seguro que no hay corredor de amor que pueda recomendar con más eficacia á un hombre á las mujeres que la fama de valiente.

FABIO
No os queda otro camino, don Andrés.

DON ANDRÉS
¿Se prestará cualquiera de vosotros á llevarle un cartel de desafío?

DON TOBÍAS
Vé, escríbelo en letra marcial; sé áspero y breve. Poco importa que sea chistoso ó no, con tal que sea elocuente y rebose discrecion. Búrlate de él con toda la licencia que te concede la tinta; no estará de más que le tutees media docena de veces; y pon en tu carta cuantas mentiras quepan en el papel, aunque fuere tan grande como una sábana. Vé, y pon manos á la obra. Cuida de que haya bastante hiel en tu tinta, y aunque escribas con pluma de ganso, no importa. Manos á la obra.

DON ANDRÉS
¿Dónde os hallaré?

DON TOBÍAS
Te iremos á llamar á tu cubículo. Véte.

(Váse don Andrés.)

FABIO
Caro os debe ser este hombrecillo, don Tobías.

DON TOBÍAS
Tambien le soy caro, muchacho: de un par de miles, ó cosa así, no bajan.

FABIO
Braba carta recibiremos de él: pero no la entregareis.

DON TOBÍAS
Me guardaré muy bien. Tratad vos de aguijar al mancebo para que le conteste. Creo que ni con un tiro de bueyes será posible juntarlos. En cuanto á Andrés, si se le abriera, y halláreis en su hígado sólo una gota de sangre bastante para entorpecer la pata de una pulga, me comprometo á comerme lo restante del cadáver.

FABIO
Y el rostro de su adversario, el mancebo, no presagia tampoco gran valentía.

Sale MARÍA.

DON TOBÍAS
Mirad donde viene la picarilla.

MARÍA
Si teneis gana de hipocondría, y quereis
desternillaros de risa, seguidme. El chorlito de Malvolio se ha convertido en pagano, en verdadero renegado; pues es imposible que ningun cristiano que espere salvarse por la verdadera creencia, crea en semejante cúmulo de despropósitos. Lleva medias amarillas.

DON TOBÍAS
¿Y las ligas cruzadas?

MARÍA
Sí tal, está feísimo; tiene traza de pedante maestro de escuela. Le he acechado como un asesino. Cumple al pié de la letra la carta que extravié para engañarle. A fuerza de sonreírse ostenta más líneas en su cara que tiene el nuevo mapa con el aumento de las Indias. No os podeis figurar qué ridículo está. Apénas me pude contener de tirarle algo á la cabeza. Sé que mi señora le dará de bofetadas, y si tal hace, se sonreirá, y lo tendrá á gran merced.

DON TOBÍAS
Vén, llévanos, llévanos adonde esté.

(Vánse.)

3.3

Una calle.
Salen SEBASTIAN y ANTONIO.

SEBASTIAN
No os quise ser molesto ni gravoso;
Mas ya que hallais placer en molestaros,
495
No os reconvengo más.

ANTONIO
Me fue imposible
Quedarme atras: me puso espuelas mi ánsia,
Aun más aguda que afilado acero.
Mas no movióme afan de veros sólo,
(Aunque harto tuve para haber seguido
Mayor jornada) sino en parte angustia
500
Por saber cómo os iba en vuestro viaje
Por esta para vos ignota tierra,
Ruda tal vez, no siempre hospitalaria
Para el extraño que por vez primera
La pisa sin amigos y sin guía.
505
Solicito mi amor, con el recelo
De estos peligros aguijado, al punto
Me hizo salir tras vos.

SEBASTIAN
Mi buen Antonio,
No puedo contestaros sino gracias,
Gracias y siempre gracias. A menudo
510
Tal pago logran las mejores obras.
Mas si tan firme fuera mi fortuna
Cual mi intencion, más justo premio os diera.
¿Qué haremos? ¿Visitar los monumentos
De esta ciudad?

ANTONIO
Mañana. Por ahora
515
Conviene más buscar alojamiento.

SEBASTIAN
No estoy cansado, y rato hay á la noche:
Os ruego que saciemos nuestros ojos
Con los recuerdos y notables cosas
Que esta ciudad encierra.

ANTONIO
Perdonadme:
520
No sin peligro voy por estas calles.
Presté en naval combate cierto dia
Servicios tales contra las galeras
Del conde, que si preso aquí cayese,
Difícilmente respondiera de ellos.

SEBASTIAN
525
¿Quizá mataste á mucha gente suya?

ANTONIO
De índole tan sangrienta no es mi ofensa;
Aunque fué tal la riña, y en tal tiempo,
Que muertos pudo haber por ambas partes.
Hubiera sido fácil arreglarlo
530
Con devolver las presas que cogimos,
Cual por amor del tráfico más tarde
Hizo en su mayor parte nuestra gente.
Yo solo no cedí; por cuya causa,
Si aquí me ven podrá costarme caro.

SEBASTIAN
535
Entonces no os mostreis tan sin rebozo.

ANTONIO
Fuera imprudente á fe. Tomad mi bolsa.
El Elefante es la mejor posada
Del arrabal del Sur: allí estaremos.
Miéntras burlais el tiempo apacentando
540
Vuestros conocimientos con la vista,
Encargaré que apronten la comida.
Allí me encontrareis.

SEBASTIAN
¿Y á qué la bolsa?

ANTONIO
Pudierais reparar en algun dije,
Que quisiereis comprar, y vuestra hacienda
545
No está, me temo, para ociosas compras.

SEBASTIAN
Haré de tesorero, y por un rato
De vos me alejo.

ANTONIO
Al Elefante.

SEBASTIAN
(Vánse.)
Entiendo.

3.4

El jardin de Olivia.
Salen OLIVIA y MARÍA.

OLIVIA
Mandé tras él, y dijo que vendria.
¿Cómo he de agasajarle? ¿Qué daréle?
550
Más fácil es comprar á un alma jóven,
Que ablandarla con súplicas y ruegos.
Hablo de más. ¿En dónde está Malvolio?
Es grave y es cortés, y bien se aviene
Criado de esta especie con mi estado.
555
¿En dónde está Malvolio, te pregunto?

MARÍA
Ya viene, señora, aunque de un modo extraño. Sin duda debe estar poseido, señora.

OLIVIA
¿Qué ocurre, pues? ¿Delira?

MARÍA
No, señora; no hace más que sonreirse. Vuesamerced haria bien en tener á álguien cerca cuando venga, pues de fijo tiene trastornado el seso.

OLIVIA
Vé, corre en busca de él; dile que venga.
(Váse María.)
Mi seso igual enfermedad padece,
Si el loco alegre al triste se parece.
Sale MALVOLIO.
560
¿Qué tal Malvolio?

MALVOLIO
(Se sonríe.) ¡Hermosadama!¡oh!¡oh!

OLIVIA
Pero ¿qué es eso, dime? ¿Te sonries?
Pensaba hablarte en un asunto serio.

MALVOLIO
¿Sério? ¡Señora! Gana tengo de estar sério: este cruzamiento de ligas produce cierto entorpecimiento en la sangre. ¿Pero qué importa? En agradando á los ojos de una, digo como aquel verdadero soneto: «En agradando á una, agrado á todas.»

OLIVIA
Pero, Malvolio, ¿cómo te encuentras, hombre? ¿Qué te pasa?

MALVOLIO
No negro de humor, aunque sí amarillo de piernas. En efecto, llegó á sus manos, y las órdenes serán cumplidas. Creo que conocemos la bella letra romana.

OLIVIA
¿Te quieres ir á la cama, Malvolio?

MALVOLIO
¿A la cama? Cierto, bien mio, y me tendrás á tu lado.

OLIVIA
¡Válgate Dios! ¿Por qué te sonries tanto, y te besas la mano tan á menudo?

MARÍA
¿Cómo os sentís, Malvolio?

MALVOLIO
¡A la orden vuestra! Ruiseñores contestan á grajos.

MARÍA
¿Cómo osais presentaros con tan ridícula impertinencia delante de la señora?

MALVOLIO
«No te arredre la grandeza.» Bien escrito estaba.

OLIVIA
¿Qué quieres decir con eso, Malvolio?

MALVOLIO
«Unos nacen grandes...»

OLIVIA
¿Cómo?

MALVOLIO
«Otros alcanzan grandeza...»

OLIVIA
¿Qué dices?

MALVOLIO
«Y á otros la grandeza se les echa encima.»

OLIVIA
¡Dios te ayude!

MALVOLIO
«Acuérdate de quien alabó tus medias amarillas...»

OLIVIA
¡Tus medias amarillas!

MALVOLIO
«Y manifestó el deseo de verte siempre con las ligas cruzadas.»

OLIVIA
¡Ligas cruzadas!

MALVOLIO
«Ea, tienes hecha tu suerte; no falta más que cogerla...»

OLIVIA
¡Mi suerte!

MALVOLIO
«Si no te atreves, véate yo mayordomo siempre.»

OLIVIA
¡Válgame Dios! ¡Este hombre está loco rematado!

Sale un CRIADO.

CRIADO
Señora, el paje del conde Orsino está de vuelta; apénas pude conseguir que volviese. Aguarda las órdenes de vuesamerced.

OLIVIA
Voy á verle.
(Váse el criado.) Querida María, haz que cuiden de este hombre. ¿Dónde está mi tio Tobías? Que tengan dos ó tres de mis criados particular cuidado con él. No quisiera por la mitad de mi dote que se me desgraciara.

(Vánse Olivia y María.)

MALVOLIO
¡Hola! ¡Ya va dando en el blanco! ¡Nádie ménos que don Tobias ha de cuidar de mi persona! Esto concuerda exactamente con el contenido de la carta: le manda precisamente con objeto de que pueda contrariarle: me lo dice en su carta. «Despójate, me dice, de esa capa de humildad que te encubre; sé caprichoso con cierto pariente; áspero con los criados; resuenen en tus labios argumentos de peso; haya singularidad en tu comportamiento.» Y luego describe la manera en que esto se ha de hacer, á saber: con aspecto grave, con apostura venerable, lengua pausada, á manera de gran personaje, y lo demas. La tengo enligada. ¡Pero todo es obra de los dioses, y hagan ellos que me muestre agradecido! Y añora al marcharse: «Haz que cuiden de ese hombre.» ¡Hombre! no Malvolio, ó según mi tratamiento, sino hombre. Está visto, hay en todo completa concordancia; de suerte que ningun grano de escrúpulo, ningun escrúpulo de escrúpulo, ningun obstáculo, ninguna circunstancia inverosímil ó equívoca...¿Qué se me podrá objetar? No puede haber nada que se interponga entre mí y el vasto horizonte de mis esperanzas. En fin, Júpiter es el autor de todo esto, y á él rindamos gracias.

Salen MARÍA, DON TOBÍAS y FABIO.

DON TOBÍAS
En nombre de todos los santos, decidme en dónde está. Aunque todos los demonios del infierno estuvieran reconcentrados en breve espacio, y estuviera poseido de la misma legion, no obstante, le hablaré.

FABIO
Aquí está, aquí está. ¿Cómo os sentís, hidalgo? ¿Qué tal te va, hombre?

MALVOLIO
Alejaos; os despido; dejadme disfrutar de la soledad. Alejaos.

MARÍA
¿No oís con qué voz tan hueca habla dentro de él el enemigo? ¿No os lo dije? Don Tobías, mi señora os ruega que mireis por él.

MALVOLIO
¡Hola, hola! ¡conque eso quiere!

DON TOBÍAS
¡Silencio! ¡silencio! Es menester que le tratemos con dulzura. Dejadme á mí. ¿Qué tal, Malvolio? ¿Cómo os sentís? Vamos, hombre, no os rindais; resistid al demonio; considerad que es enemigo del género humano.

MALVOLIO
¿Sabeis lo que decís?

MARÍA
¡Mirad, mirad cuán á pecho lo toma cuando se habla del demonio! ¡Dios quiera que no le hayan hechizado!

FABIO
Llevad su orina á casa de la curandera.

MARÍA
A fe mía que se la he de llevar mañana en cuanto amanezca, si vivo. Mi señora no quisiera que se le desgraciara por todo el oro de las Indias.

MALVOLIO
¿De véras, madama?

MARÍA
¡Dios mio!

DON TOBÍAS
Calla, por favor. Esto no se hace así. ¿No veis que le estáis enojando? Dejadme á solas con él.

FABIO
¡Con dulzura! ¡con dulzura! Mucha calma. El diablo es díscolo, y no se deja tratar con rudeza.

DON TOBÍAS
¿Qué tal, buen mozo? ¿Cómo te va, pichon?

MALVOLIO
¡Caballero!

DON TOBÍAS
Ven acá, pimpollo. Vamos, hombre. No es digno de un hombre formal jugar á la gallinita ciega con Satanás. ¡Fuera con ese inmundo carbonero?

MARÍA
Haced que rece, don Tobías, haced que rece una oracion.

MALVOLIO
¡Una oracion, fregona !

MARÍA
¿No lo veis? ¿no os lo dije? Reniega de la devocion.

MALVOLIO
(Váse.) ¡Idos todos al diablo! Sois unos séres abyectos y mentecatos: no pertenezco á vuestra esfera. Luego sabreis algo más.

DON TOBÍAS
¿Será posible?

FABIO
Si se representara esto en un teatro, lo tendría acaso por una ficcion inverosímil.

DON TOBÍAS
Nuestro estratagema le tiene sorbido el seso.

MARÍA
Seguidle ahora, no sea que le dé el aire á nuestro ardid, y se evapore.

FABIO
De esta hecha le volveremos loco de véras.

MARÍA
Más tranquila estará la casa.

DON TOBÍAS
Venid; le encerraremos atado en un aposento oscuro. Mi sobrina está ya en la conviccion de que está loco; podremos seguir con la broma, para diversion nuestra y escarmiento suyo, hasta que nuestro mismo pasatiempo, cansado y sin aliento, nos mueva á apiadarnos de él; y a ti, muchacha, te expediremos patente de reconocedora de locos. Pero, ¡mirad! ¡mirad!

Sale Don ANDRÉS.

FABIO
Más materia para un dia de carnestolendas.

DON ANDRÉS
Aquí teneis el cartel de desafío; leedlo: yo respondo de que tiene sal y pimienta.

FABIO
¿Tan picante es?

DON ANDRÉS
Ya lo creo: respondo de ello. Leed, leed.

DON TOBÍAS
Dame.
(Lee.) «Mancebo, seas lo que fueres, no eres sino un bellaco.»

FABIO
¡Bien! ¡muy valiente!

DON TOBÍAS
«No te asombres ni te admires en tu imaginacion de que te ponga tal mote, pues no te daré razon alguna para ello.»

FABIO
Buena cláusula. Así os poneis á salvo de la garra de la ley.

DON TOBÍAS
(Lee.) «Visitas á la señora Olivia, y delante de mi te trata con halago. Pero mientes en tu garganta; no es esta la razon por que te desafío.»

FABIO
Así: breve y en excelente sentido… tonto.

DON TOBÍAS
(Lee.) «Te acecharé al volverte á tu casa, y si tienes la suerte de matarme...»

FABIO
¡Bien!

DON TOBÍAS
(Lee.) «Me matarás á traición y villanamente.»

FABIO
Siempre os manteneis á barlovento de la ley: ¡bien!

DON TOBÍAS
(Lee.) «Dios te guarde, y que él se apiade de una de nuestras dos almas. Podrá ser que se apiade de la mia; pero mi esperanza es más risueña, y por tanto, vive alerta. Tu amigo, segun y conforme le tratares, y tu enemigo jurado,
ANDRÉS DE SECOROSTRO.»
Si no le mueve esta carta, no le moverán sus piernas. Yo se la entregaré.

MARÍA
Buena ocasion se os presenta. Está ahora platicando con mi ama, y no tardará en marcharse.

DON TOBÍAS
Vé, don Andrés, y acéchale como un alguacil á la vuelta del jardin. En cuanto le veas, desenvaina, y al desenvainar, reniega horriblemente; pues un voto redondo, echado á tiempo y con acento de maton, suele dar á un hombre más fama de valiente de la que le diera nunca la mayor prueba de bravura.

DON ANDRÉS
Lo que es á renegar no me ganará nadie.

(Váse.)

DON TOBÍAS
Me guardaré bien de entregar esta carta, pues el comportamiento del mancebo revela que es discreto y bien criado: el oficio que desempeña entre su amo y mi sobrina lo demuestra claramente; por lo tanto, esta carta no podrá infundir, por lo absurda que es, miedo alguno en el jóven: verá que procede de un zote. En cambio, le comunicaré su reto por palabra; diré maravillas de la bravura de Secorostro; y haré formar al caballero, cuya juventud é inexperiencia fácilmente se dejarán engañar, una opinion atroz del coraje, de la destreza, furia y denuedo del otro. Esto producirá en ambos tal miedo, que se darán mutuamente la muerte con sus miradas como basiliscos.

Salen Olivia y Viola

FABIO
Aquí viene con vuestra sobrina. Dejadles pasar hasta que se despida, y luego id al punto tras él.

DON TOBÍAS
Discurriré entre tanto algun terrorífico exordio para el reto.

(Véase don Tobías, Fabio y María.)

OLIVIA
Bastante dije á un corazon de piedra,
E incauta por demas mi honor expuse.
565
Hay algo en mí que tal error reprende;
Pero es error tan terco y poderoso
Que de la débil reprension se burla.

VIOLA
Cual la pasion en vos, así en el alma
De mi señor la pena estragos hace.

OLIVIA
570
Llevad por mí esta joya: es mi retrato;
No lo rehuseis, no os cansará con charlas.
Os ruego que volvais mañana á verme.
¿Qué me podreis pedir que yo os negare,
No siendo de mi honor en menoscabo?

VIOLA
575
Esto no más: vuestra alma para el conde.

OLIVIA
¿Cómo con honra puedo darle aquello
Que ya os he dado á vos?

VIOLA
Yo os dejo libre.

OLIVIA
Vuelve mañana. Adios. ¡Demonio tierno!
(Váse.)
¡Contigo fuera alegre al misma infierno!

Salen Don TOBIAS y FABIO.

DON TOBÍAS
Dios te guarde, hidalgo.

VIOLA
Y á vos, caballero.

DON TOBÍAS
Ten á mano las armas que llevares contigo: no sé de qué indole son las ofensas que le has hecho; pero tu acechador, lleno de coraje, sangriento como el cazador, te aguarda á la vuelta del jardin, ¡Saca tu tizona! ¡ármate de brio! pues tu contrincante es ágil, diestro y mortal.

VIOLA
Os engañais, hidalgo: estoy seguro que nadie piensa en reñir conmigo. No conservo en mi memoria imágen ni recuerdo de agravio inferido á hombre alguno.

DON TOBÍAS
Os desengañareis en breve, os lo aseguro. Conque, si es que estimais en algo vuestra vida, poneos en guardia; pues vuestro adversario tiene de su parte cuantas ventajas puedan dar á un hombre, juventud, fuerza, destreza y coraje.

VIOLA
Por favor, hidalgo, decidme quién es.

DON TOBÍAS
Es caballero, armado tal con espada sin mella, y en campo alfombrado; pero es un verdadero demonio en achaque de desafíos: ha divorciado ya á tres cuerpos de sus almas, y su cólera es tan implacable en este instante, que no admitirá otra satisfaccion que muerte y sepultura. ¡Cis! ¡zas! tal es su consigna: donde las dan las toman.

VIOLA
Volveré á entrar en la casa y pediré auxilio á la señora. Yo no soy quimerista. He oido hablar de ciertos hombres que se entretienen en trabar de intento pendencias con otros, á fin de probar su valor: me temo que sea éste uno de aquellos.

DON TOBÍAS
No, señor: su enojo procede de una injuria grave; conque, id allá y satisfaced su deseo. Lo que es á la casa no habeis de volver, á menos que querais emprender conmigo lo que con no ménos seguridad pudierais ajustar con él: conque vamos allá, ó desnudad de pomo á punta la espada; pues es cosa resuelta que teneis que reñir, ó renunciar á ceñir acero.

VIOLA
El lance es tan descortés como extraño. Os ruego que me hagais la merced de informaros de ese caballero en qué le he podido ofender: sin duda habrá sido por inadvertencia, no con intento.

DON TOBÍAS
Quiero complaceros en eso. Señor Fabio, quedaos con el hidalgo hasta que yo vuelva.

(Váse.)

VIOLA
Decidme, hidalgo: ¿teneis alguna noticia de esta pendencia?

FABIO
Sé que ese caballero está enfurecido con vos hasta el extremo de hacerlo cuestion de vida ó muerte, pero ignoro las demas circunstancias.

VIOLA
Y decidme, ¿qué clase de hombre es?

FABIO
A juzgar por su exterior, no parece ni con mucho tan formidable como le hallareis, sin duda, al poner á prueba su valentía. Es, en verdad, el más diestro, sangriento y fatal adversario que hubierais podido encontrar en toda Iliria. ¿Quereis ir á su encuentro? Os ayudaré á hacer las amistades con él, si puedo.

VIOLA
(Vánse.) Os lo agradeceré en el alma. Por mi parte, estoy más á gusto entre letrados que entre soldados; y no me importa que me tachen de prudente.

Salen DON TOBÍAS y DON ANDRÉS.

DON TOBÍAS
Hombre, te digo que es el mismísimo demonio: no vi en mi vida tan diestro espadachin. Le di un pase con la espada en la vaina; y tira cada estocada, y con tan mortal intencion, que no hay quien la evite. Al parar, os devuelve el golpe con más seguridad que tocan vuestros pies el suelo que pisan. Dicen que ha sido maestro de esgrima del Gran Turco.

DON ANDRÉS
¡Pese á mi casta! no me meteré yo con él.

DON TOBÍAS
Sí; pero es el caso que no se deja apaciguar: Fabio apénas puede sujetarle allá abajo.

DON ANDRÉS
¡Voto va! á haber sabido que era tan valiente y tan diestro esgrimador, dejara que cargara el demonio con él antes que retarle. Haced de modo que dé la riña por concluida, y le regalaré mi caballo tordo Capuleto.

DON TOBÍAS
Le haré la proposicion. Quedaos ahí, y haced semblante de valiente: esto acabará sin perdicion de almas.
(Aparte.) A fe, á fe, le pondré la silla á tu caballo tan bien como á ti la albarda. Salen FABIO y VIOLA.
(A Fabio.) Ya me da su caballo por arreglar la pendencia. Le he hecho creer que el mancebo es un demonio.

FABIO
No tiene éste ménos horrible aprension del otro, y tiembla y palidece como si le siguiera un oso á los talones.

DON TOBÍAS
(A Viola.) No hay remedio, hidalgo; quiere reñir con vos sólo porque lo ha jurado. Aunque en lo que toca á la pendencia con vos, lo ha pensado mejor, y ve que la cosa no vale la pena de que se hable de ello. Conque, desenvainad para que no falte á su juramento. Protesta que no os hará daño.

VIOLA
(Aparte.) ¡Dios me proteja! La menor cosa bastara para que les dijera lo que me falta para ser hombre.

FABIO
Cejad, si veis que se pone furioso.

DON TOBÍAS
Vamos, don Andrés, no hay remedio: por la negra honrilla se empeña el caballero en dar un pase con vos: las leyes del duelo se lo imponen; pero me ha prometido, á fe de caballero y de soldado, que no os hará daño. ¡Vamos! ¡en guardia!

DON ANDRÉS
Dios quiera que cumpla su palabra.

VIOLA
Sucede á mi pesar, os lo aseguro.

(Sacan las espadas.)
Sale ANTONIO.

ANTONIO
580
Guardad la espada. Si este jóven hizo
Ofensa alguna, yo respondo de ella.
Si le ofendisteis, yo por él os reto.

DON TOBÍAS
¿Vos, hidalgo? ¿y quién sois vos?

ANTONIO
Un hombre que osa hacer por sus amigos
585
Lo que su lengua, por modestia, calla.

DON TOBÍAS
Si sois quimerista, soy con vos.

(Sacan las espadas.)
Salen ALGUACILES.

FABIO
¡Teneos, buen don Tobías! aquí viene la justicia.

DON TOBÍAS
(A Antonio.) Nos veremos despues.

VIOLA
Os ruego, hidalgo, que envaineis ese acero, si os place.

DON ANDRÉS
A fe mia, hidalgo, que lo he de hacer; y en cuanto á lo que os prometí, cumpliré mi palabra. Os llevará á gusto, y está bien arrendado.

ALGUACIL PRIMERO
Este es, prendedle.

ALGUACIL SEGUNDO
Antonio, te prendo por órden del conde Orsino.

ANTONIO
Os engañais, hidalgo.

ALGUACIL PRIMERO
No me engaño.
Bien reconozco, hidalgo, vuestra cara,
Aunque cubierta la cabeza ahora
590
No lleveis con la gorra de marino.
Prendedle; sabe bien que le conozco.

ANTONIO
Es fuerza obedecer.
(A Viola.)
Esto me viene
De iros siguiendo á vos; mas no hay remedio:
595
Caro me costará. ¿Qué hareis ahora
Que trance tan cruel me pone en caso
De pediros mi bolsa? Más lo siento
Por lo que hacer no puedo en vuestra ayuda,
Que por mi propia causa. Estais perplejo;
600
Mas ánimo cobrad.

ALGUACIL SEGUNDO
Venid, hidalgo.

ANTONIO
Parte de aquel dinero necesito.

VIOLA
¿De qué dinero hablais? Movido en parte
Por la amistad de que me disteis prueba,
Y en atencion á vuestro actual apuro,
605
Quiero prestaros parte de mi pobre
Mísero haber: escasa es mi fortuna;
Mas partiré con vos lo que me resta:
Tomad; es la mitad de cuanto llevo.

ANTONIO
¡Cómo! ¿os negais ahora? ¿Y es posible
610
Que no os persuadan beneficios tantos?
¡Oh, no apureis á un mísero! no sea
Que olvide mi decoro hasta el extremo
De echaros las mercedes y favores
Que os hice, en cara.

VIOLA
Yo no sé de alguno;
615
Ni vuestra cara, ni esa voz recuerdo.
Odio la ingratitud en pecho humano
Aún más que la mentira, que el orgullo,
Que la embriaguez, que la jactancia necia,
O vicio alguno, cuya vil ponzoña
620
La débil sangre infecta.

ANTONIO
¡Cielos santos!

ALGUACIL SEGUNDO
Venid, hidalgo, no os pareis, os ruego.

ANTONIO
Dejadme que hable un rato. A este jóven
Libré yo de las garras de la muerte;
Díle socorro con amor tan santo,
625
Y hasta adoré su imagen , en que oculta
Hallar creí virtud esclarecida.

ALGUACIL PRIMERO
¿Qué nos importa? El tiempo vuela, vamos.

ANTONIO
¡Y el dios en tan vil ídolo se trueca!
Deshonras, Sebastian, tan noble traza
630
Sólo á Natura infama el torpe pecho:
El hombre ingrato sólo es contrahecho.
Beldad es la virtud; maldad lozana,
Negro ataud que el pérfido engalana.

ALGUACIL PRIMERO
Se vuelve loco, á fe: llevadle al punto.
635
Venid, venid, hidalgo.

ANTONIO
Conducidme.

(Vánse Antonio y los Alguaciles.)

VIOLA
Habla con tal fervor, que en su quebranto
Se cree á sí mismo: no hago yo otro tanto.
¡Oh hermano! ¡que se cumpla mi recelo,
Y que por ti me tomen quiera el cielo!

DON TOBÍAS
Ven aquí, hidalgo; ven aquí, Fabio; reflexionemos sábiamente un rato, y pongámonos de acuerdo.

VIOLA
640
A Sebastian nombró, tal vez no en vano,
Pues soy espejo vivo de mi hermano
En todo igual: usaba vestidura
De igual adorno, igual color y hechura;
Que es él á quien imito. ¡Si así fuera,
645
(Váse.)
Por mansos, viento y olas bendijera!

DON TOBÍAS
Es un muchacho ruin y sin honra, y más cobarde que una liebre. Prueba su deshonra el hecho de dejar á su amigo en apuro y negarle su amistad; y en cuanto á su cobardía, preguntádselo á Fabio.

FABIO
ES un cobarde, un cobarde devoto: es reliligioso en la cobardía.

DON ANDRÉS
¡Pese á mi casta! Le voy á seguir y á pegarle.

DON TOBÍAS
Hazlo: dale recio con los puños; pero no saques la espada.

DON ANDRÉS
(Váse.) ¡Si no lo hago...

FABIO
Vamos á ver en qué pára.

DON TOBÍAS
(Váse.) Te apostaré lo que quieras que no llegará la sangre al río.


Acto IV

4.1

Delante de la casa de Olivia.
Salen SEBASTIAN y el BUFON.

BUFÓN
¿Me querreis hacer creer que no me han enviado á llamaros?

SEBASTIAN
Véte, y déjame en paz; eres un necio.

BUFÓN
¡Bien sostenido, á fe mia! No, no os conozco, que digamos, ni me ha mandado la señora deciros que fuérais á hablar con ella; no, vuestro nombre no es Cesario, ni es esta mi nariz tampoco. Nada está conforme está.

SEBASTIAN
Por Dios, te ruego, ensarta tus sandeces
En otra parte: á mí no me conoces.

BUFÓN
¡Ensartar mis sandeces! Ha oido esa frase de algun grande hombre, y ahora lo aplica á un bobo. ¡Ensartar mis sandeces! Me temo que este poltronazo, el mundo, acabará por ser petimetre. Ruégote ahora que te despojes de esa extrañeza, y me digas qué la he de ensartar á mi señora. ¿Le ensartaré tu próxima llegada?

SEBASTIAN
Ruégote, sandio griego, que me dejes.
650
¿Quieres dinero? Aquí lo tienes: toma.
Paga peor tendrás si no te marchas.

BUFÓN
A fe mia, tienes mano franca. Estos sabios que dan dinero a los necios cobran buena fama... al cabo de diez años de estarla pretendiendo.

Salen DON TOBÍAS, DON ANDRÉS y FABIO.

DON ANDRÉS
(Le pega.) ¡Hola, caballero! ¿Os vuelvo al fin á encontrar? Tomad.

SEBASTIAN
Pues toma tú tambien, y toma, y toma.
Esta gente está loca, segun creo.

DON TOBÍAS
Poco á poco, hidalgo, ó arrojaré vuestra espada por cima del tejado.

BUFÓN
(Váse.) Se lo voy á contar á mi ama al punto. No quisiera hallarme en vuestras chupas por dos maravedís.

DON TOBÍAS
(Sujetando a Sebatian.) Vamos , hidalgo, teneos.

DON ANDRÉS
No, soltadle. Yo le ajustaré las cuentas por otro lado: le citaré á juicio por agresion violenta, si es que hay aún justicia en Iliria. Y aunque yo le pegué primero, no importa.

SEBASTIAN
Suéltame.

DON TOBÍAS
¡Vamos , hidalgo! no os quiero soltar. ¡Vamos, jóven soldado, envainad ese acero! No teneis malos puños. ¡Vamos!

SEBASTIAN
655
¡Me soltarás! ¿Qué quieres? Si te empeñas
En apurarme más, saca tu espada.

DON TOBÍAS
¡Hola, hola! Será menester sacarte un par de onzas de esa sangre atrevida.

(Sacan las espadas.)
Sale OLIVIA.

OLIVIA
¡Tente, Tobías, por tu vida, tente!

DON TOBÍAS
¡Señora!

OLIVIA
¡Siempre la misma historia! ¡Mal nacido,
660
Tan sólo digno de vivir en montes
Y bárbaras cavernas donde nunca
Crianza penetró! ¡Sal de mi vista!
No os deis por ofendido, buen Cesario.
¡Grosero, ve!
(Vánse don Tobías, don Andrés y Fabio.)
Te ruego, dulce amigo,
665
Que te dejes guiar por tu cordura;
Y no por la pasion, en este injusto
Grosero ataque contra tu sosiego.
Vente conmigo; y en mi casa oido
Presta al relato de las mil locuras
670
Sin tino urdidas por aquel malvado,
Y de ésta te reirás. Fuerza es que vengas;
No rehuses. ¡Mal haya aquel impío;
Turbó en tu pecho un corazon que es mio!

SEBASTIAN
(Aparte.)
Me place el lance. ¿A qué vendrá su empeño?
675
O yo estoy loco, ó debe ser un sueño.
¡Hunde mi acuerdo en Lete, oh fantasía!
¡Si esto es soñar, durmamos, alma mía!

OLIVIA
Ven, pues. Sé en todo dócil á mi ruego.

SEBASTIAN
Tal juro ser

OLIVIA
(Vánse.)
¡Ay, dilo, y hazlo luego!

4.2

Una sala de la casa de Olivia.
Salen MARÍA y el BUFON.

MARÍA
(Váse.) Ven acá, te ruego: ponte esta sotana y este alzacuello, y hazle creer que eres don Matías, el padre cura. Date prisa; llamaré á don Tobías mientras tanto.

BUFÓN
Pues me la pondré, y me disfrazaré con ella. ¡Ojalá fuera yo el primero que se disfrazó con la sotana! No soy bastante alto para llenar bien mi papel, ni bastante flaco para poder pasar por buen estudiante: pero vale tanto tener fama de hombre honrado y de gobierno, como de hombre prudente y de gran letrado. Aquí vienen mis colegas.

Salen Don TOBÍAS y MARÍA.

DON TOBÍAS
¡Dios te bendiga, padre cura!

BUFÓN
Bonos dies, don Tobías; pues cómo dijo con mucha gracia el viejo ermitaño de Praga, que no vió nunca tinta ni papel, á la sobrina del rey Gorboduc, «lo que es es,» asi yo, siendo el padre cura, soy el padre cura. ¿Pues qué es «que» sino «que,» y «es» sino «es?»

DON TOBÍAS
A él, padre Matías.

BUFÓN
¡Ah! ¿quién hay aquí? Paz sea en esta cárcel.

DON TOBÍAS
El pícaro disimula bien. ¡Valiente pícaro!

MALVOLIO
(Dentro.) ¿Quién llama?

BUFÓN
Padre Matías, el cura, que viene á visitar á Malvolio el lunático.

MALVOLIO
¡Padre Matías! ¡padre Matías! ¡Buen padre Matías! Id á ver á mi señora.

BUFÓN
¡Vade retro, hiperbólico demonio! ¡así atormentas á este desdichado! ¿No sabes hablar más que de las señoras?

DON TOBÍAS
Bien dicho, padre cura.

MALVOLIO
Padre Matías, nunca fué maltratado de esta suerte hombre alguno. Buen padre cura, no creais que estoy loco. Me han encerrado aquí entre horrorosas tinieblas.

BUFÓN
¡Calla, inmundo Satanás! Te apostrofo en los términos más blandos posibles, pues soy hombre de genio dulce, que trata con cortesía al mismísimo Belcebú. ¿Osas decir que esta casa está en tinieblas?

MALVOLIO
Como el infierno, padre cura.

BUFÓN
¿Qué se entiende? Tiene ventanas saledizas tan trasparentes como postigos, y las tejas hácia el surnorte relumbran como el ébano: ¿y aún te quejas de las tinieblas?

MALVOLIO
No estoy loco, padre Matías: os digo que esta casa está en tinieblas.

BUFÓN
Loco, te engañas. Te digo que no hay más tinieblas que la ignorancia en que tú estás en- redado como los egipcios en su niebla.

MALVOLIO
Digo que esta casa está tan tenebrosa como la ignorancia, aunque fuera la ignorancia tan tenebrosa como el infierno; y digo que nunca fué maltratado de tal suerte hombre alguno. Tengo tanto de loco como vos, y si no, haced la prueba dirigiéndome preguntas razonables.

BUFÓN
¿Cuál es la doctrina de Pitágoras concerniente á las aves silvestres?

MALVOLIO
Que el alma de nuestra abuela pudiera tal vez estar en un ave.

BUFÓN
¿Qué opinas de su doctrina?

MALVOLIO
Yo pienso noblemente del alma, y no apruebo en manera alguna su doctrina.

BUFÓN
Dios te guarde. Permanece siempre en tinieblas. Tienes que creer en la doctrina de Pitágoras ántes que te pueda dar yo por cuerdo, y guardarte de matar ninguna perdiz por temor de expulsar al alma de tu abuela. Dios te guarde.

MALVOLIO
¡Padre Matías, padre Matías!

DON TOBÍAS
¡Padre Matías de mis entrañas!

BUFÓN
Nado bien en todas aguas.

MARÍA
Para hacer eso no habias menester alzacuello y sotana: no te ve.

DON TOBÍAS
Háblale ahora en tu voz natural, y dime cómo le encuentras. Quisiera poner término cuanto ántes á esta truhanada. Si pudiéramos ponerle en libertad oportunamente, lo haria de buena gana, pues estoy ahora tan de malas con mi sobrina, que no puedo seguir sin peligro con esta broma hasta el remate. Llégate luego á mi
(Vánse don Tobías y María.) aposento.

BUFÓN
680
(Canta.)
Dime, pastor, por tu vida:
¿Qué hace tu prenda querida?

MALVOLIO
¡Bufon!

BUFÓN
(Canta.)
Me trata sin compasion.

MALVOLIO
¡Bufon!

BUFÓN
(Canta.)
¡Mal haya! ¿por qué razón?

MALVOLIO
¡Bufon! ¡oye!

BUFÓN
(Canta.)
Está por otro perdida.
685
¿Quién llama?

MALVOLIO
¡Querido bufon! si deseas hacerte acreedor á mi gratitud eterna, procúrame una vela, una pluma, tinta y papel : á fe de caballero, te lo he de agradecer.

BUFÓN
¡Señor Malvolio!

MALVOLIO
¡EI mismo, querido bufon!

BUFÓN
¡Ay triste! ¿Cómo fué eso de perder vuestros cinco sentidos?

MALVOLIO
Bufon, te digo que no se abusó nunca tan ignominiosamente de la paciencia de un hombre. Estoy tan cuerdo como tú.

BUFÓN
¿No más cuerdo que yo? Pues entónces debeis estar loco rematado, si no teneis más cordura que un bufon.

MALVOLIO
Me han encerrado en este calabozo; me tienen á oscuras, me mandan clérigos asnos, y hacen cuanto pueden por volverme loco.

BUFÓN
¡Cuidado con lo que se dice! el clérigo está aquí.
(Mudando la voz.) «¡Malvolio! ¡Malvolio! ¡que el cielo te devuelva tu juicio! Procura conciliar el sueño, y deja esa ociosa cháchara.»

MALVOLIO
¡Padre cura!

BUFÓN
«No te entretengas en pláticas con él, amigo.»—¿Quién, yo, señor? Ño haré tal. Dios os guarde, padre Matías.—«Amén, digo.»—Está bien, lo haré así.

MALVOLIO
¡Bufon! ¡bufon! ¡bufon! escucha.

BUFÓN
Vamos, señor, tened paciencia. ¿Qué decís? Me regañan porque os hablo.

MALVOLIO
Querido bufon, procúrame una luz y papel: te digo que estoy tan en mi juicio como cual- quiera en Iliria.

BUFÓN
¡Ojalá fuera eso cierto!

MALVOLIO
A fe mia que lo estoy. Querido bufon, un poco de papel, tinta y luz, y entrega lo que pusiere por escrito á mi señora: nunca te habrá valido tanto la entrega de una carta.

BUFÓN
Os lo procuraré; pero decidme la verdad: ¿estais loco de veras, ó lo fingis tan sólo?

MALVOLIO
Créeme, no estoy loco: te digo la pura verdad.

BUFÓN
¡Ca! no creeré jamás á ningun loco miéntras no le vea los sesos. Os traeré luz, papel y tinta.

MALVOLIO
Bufon, te lo pagaré con creces. Véte, por Dios.

BUFÓN
(Canta.)
Al punto voy:
Un duende soy;
Vuelvo en un santiamén.
Y corro más
690
Que Satanás
(Váse.)
Cuando me pagan bien.

4.3

El jardín de Olivia.
Sale SEBASTIAN.

SEBASTIAN
Este es el aire; aquel el sol radiante;
Dióme esta perla, yo la palpo y veo;
Y aunque el asombro embarga mis sentidos,
695
Locura no es. ¿En dónde estará Antonio?
En vano fui á buscarle al Elefante:
Y estuvo allí; y allí me aseguraron
Que fué por la ciudad en busca mia.
Pudiera serme su consejo ahora
700
De áureo provecho; que aunque bien discurre
El alma, a la que apoyan mis sentidos,
Que puede ser error, mas no locura;
No obstante, excede tanto á toda idea,
A todo ejemplo tal raudal de dicha,
705
Que casi de mis ojos desconfio,
Y á mi razón censuro, porque trata
De disuadirme de la firme creencia
De que estoy loco, ó que lo está la dama.
Empero, si así fuera, mal podria
710
Su casa gobernar y sus criados,
Velar por todo, y despachar asuntos
Con aire tan resuelto, afable y firme
Como advertí que lo hace. Aquí se oculta
Algun misterio. Mas la dama viene.

Salen OLIVIA y un SACERDOTE.

OLIVIA
715
Mi prisa no tacheis. Si vuestros fines
Honestos son, conmigo y este padre
En ese templo entrad, y en su presencia,
Allí, bajo aquel techo consagrado,
Juradme fe cumplida, y logre mi alma,
720
Que aún turban mil recelos y mil dudas,
Certeza y paz. Lo callará hasta el dia
Que os plazca hacerlo público; y entónces,
Como á mi rango cumple, nuestra boda
Celebrarémos. ¿Qué decís, amigo?

SEBASTIAN
725
Iré con vos y con el buen anciano,
Y os juraré ser fiel, y á fe, no en vano.

OLIVIA
Padre, guiad. Y con su luz el cielo
(Vánse.)
Bendiga el logro de mi dulce anhelo.


Acto V

5.1

Delante de la casa de Olivia.
Salen el BUFON y FABIO.

FABIO
Si me quieres, bufon, enséñame su carta.

BUFÓN
Querido señor Fabio, dejad que os pida otro favor.

FABIO
Pídeme lo que quieras.

BUFÓN
No me pidais que os enseñe esta carta.

FABIO
Esto es como regalarme un perro y pedirme en recompensa el mismo perro otra vez.

Salen el DUQUE, VIOLA, CURIO y otros.

DUQUE
¿Sois de la servidumbre de la señora Olivia, amigos?

BUFÓN
Sí, señor; formamos parte de sus trastos domésticos.

DUQUE
Te conozco muy bien. ¿Qué tal te va, buen hombre?

BUFÓN
A fé, señor, bien con mis enemigos, y mal con mis amigos.

DUQUE
Al contrario; bien con tus amigos.

BUFÓN
No, señor, mal.

DUQUE
¿Pues cómo es eso?

BUFÓN
Ello es, señor, que mis amigos me alaban y me convierten en asno; en cambio, mis enemigos me dicen claramente que soy un borrico: de suerte que por mis enemigos gano en conocimiento de mi mismo, y por mis amigos me pongo en ridículo. De suerte que, siendo las conclusiones como besos, si cuatro negativas hacen dos afirmativas, resulta que me va bien con mis enemigos y mal con mis amigos.

DUQUE
A fé que esto es excelente.

BUFÓN
Nada de eso, señor, por más que os complaceis en ser uno de mis amigos.

DUQUE
Pero no quiero que pierdas nada por mí; toma esta moneda de oro.

BUFÓN
Si no hubiera algo de doblez en la accion, os pediria que doblaseis esta moneda.

DUQUE
¡Oh! me das malos consejos.

BUFÓN
Meted vuestra bondad en vuestro bolsillo, por esta vez no más, y dejad que vuestra carne y sangre la obedezcan.

DUQUE
Pues pecaré hasta el extremo de obrar con doblez: toma otra.

BUFÓN
No es mal juego, señor, el de á la una, á las dos, á las tres; y como dice el antiguo adagio, á la tercera va la vencida. No hay compás más alegre que el compás de tres; acordaos del repique de las campanas de San Benito: una, dos, tres.

DUQUE
No me sonsacarás más dinero de esta hecha. Si quieres anunciar á tu ama que deseo hablarla, y logras traerla contigo, eso tal vez podrá ser parte á despertar mi liberalidad.

BUFÓN
Pues arrullad á vuestra liberalidad hasta que vuelva. Voy, señor, aunque no quisiera que pensarais que mi deseo de tener es codicia. Pero, como vos decís, que dé unas cabezadas vuestra liberalidad; no tardaré en despertarla.

(Váse.)
Salen ANTONIO y ALGUACILES.

VIOLA
Este es el hombre á quien amparo debo.

DUQUE
730
Y bien recuerdo aquella cara suya.
La última vez que yo la vi, tiznada
Estaba y negro como el dios Vulcano
Del humo de la guerra. De una triste
Nave era capitan, inapreciable
735
Por su pequeño porte y corta cala;
Con ella, empero, a la más noble quilla
De nuestra armada se aferró tan crudo,
Que hubo de honrarle y de gritarle vítor
La misma envidia y voz de la derrota.
740
¿Qué ocurre?

ALGUACIL PRIMERO
Orsino, este es aquel Antonio
Que el Fénix os quitó con cargamento;
Este es quien abordara el tigre cuando
Perdió la pierna vuestro deudo Tito.
Aquí en las calles, temerario y rudo
745
Prendímosle, trabado en una riña.

VIOLA
Se puso de mi parte y dióme amparo;
Mas luego, Alteza, hablóme tan confuso,
Que dijo no sé qué; locura, creo.

DUQUE
¡Ladrón de mar! ¡indómito pirata!
750
¿Qué necio arrojo así á merced te puso
De quien en tan sangriento y rudo encuentro
Trocaste en enemigo?

ANTONIO
¡Noble Orsino!
Ladron pirata no fué nunca Antonio,
Aunque confieso que con harta causa
755
Enemigo de Orsino. Aquí me atrajo
Mágica fuerza. A aquel rapaz ingrato
Libré de la espumante y fiera boca
Del mar airado. Presa de la muerte
Le dí la vida, y mi amistad con ella;
760
Le dí mi amor sin límite ni freno;
El alma le entregué; por causa suya,
Por puro amor hácia él, me expuse sólo
De esta ciudad adversa á los peligros.
En su defensa desnudé la espada,
765
Viéndole acometido; y siendo preso,
Le dió descaro su falaz astucia
(No estando en compartir conmigo el riesgo)
Para negar nuestra amistad y trato,
Y en un guiñar de párpados trocóse
770
En sér remoto. Me negó mi bolsa,
Mi propia bolsa que minutos ántes
Déjele para su uso.

VIOLA
¡Lance extraño!

DUQUE
¿Y cuándo vino aquí?

ANTONIO
Señor, hoy mismo;
Y por espacio de tres meses ántes
775
Vivimos siempre juntos, noche y día,
Ni un punto, ni un instante separados.

Sale OLIVIA con acompañamiento.

DUQUE
Ya viene la condesa: el cielo ahora
Huella la tierra.—En cuanto á tí, buen hombre,
Locura es lo que dices: há tres meses
780
Que este mancebo á mi servicio se halla.
Luego hablaremos de ello; retiradle.

OLIVIA
¿En qué serviros puede Olivia, Alteza,
No siendo en cosa que os esté vedada?—
Vuestra palabra no cumplís, Cesario.

VIOLA
785
Señora mía...

DUQUE
Encantadora Olivia...

OLIVIA
¿Qué contestais, Cesario?—Señor Conde...

VIOLA
Mi dueño quiere hablar: callar me cumple.

OLIVIA
Si es algo, Alteza, sobre el tema antiguo,
Tan poco grato es á mi oido, como
790
Tras música ladridos.

DUQUE
¡Siempre cruda!

OLIVIA
Siempre constante, Alteza.

DUQUE
¡Sí, constante
En la perversidad! Beldad tirana,
En cuyo ingrato altar, jamás propicio,
Mi alma exhaló los más sinceros votos
795
Que nunca fe prestó, ¿qué quieres que haga?

OLIVIA
Lo que mejor le cuadre á vuestra Alteza.

DUQUE
¿Por qué, si alma tuviese para hacerlo,
Como el ladron egipcio en la hora extrema,
No hubiera de matar al bien que adoro?
800
¡Bárbaros celos que hasta en nobles rayan!
Pero esto oid: ya que desden tan sólo
Mi fe os arranca, y pues conozco en parte
Al instrumento que me saca artero
Del puesto á mí debido en vuestra gracia,
805
Vivid, tirana de marmóreo pecho.
Pero esta prenda, á quien amais, me consta,
Y á quien, lo juro al cielo, estimo en mucho,
Sabré arrancar de vuestros crudos ojos,
Do se entronó á despecho de su dueño.
810
Vente, rapaz, conmigo. Mis entrañas
Rebosan en crueldad. Por darte enojos,
Alma de grajo en tórtola escondida,
(En actitud de irse.)
A esta ovejita quitaré la vida.

VIOLA
Y yo contentó iré, jovial, gozoso,
815
A muertes mil porque logreis reposo.

OLIVIA
¿Dónde, Cesario?

VIOLA
Tras el bien que quiero
Más que á mis ojos y que al mundo entero;
Más, mucho más, mil veces, que mi vida,
Cual nunca amar podré á mujer nacida.
820
Si disimulo, mi falaz engaño
Castigue el cielo con rigor extraño.

OLIVIA
¡Ay! ¡infeliz de mi! ¡que así me engañe!

VIOLA
¿Quién os engaña? ¿quién os hace ofensa?

OLIVIA
¿Así te olvidas? Que hace un hora piensa.
825
(Váse un criado.)
Llamad al padre.

DUQUE
Ven.

OLIVIA
¿Señor, á dónde?
Cesario, esposo, ¿dónde vas? Responde.

DUQUE
¡Esposo!

OLIVIA
¡Esposo! Niégalo, perjuro.

DUQUE
¿Su esposo tú?

VIOLA
No tal, señor, lo juro.

OLIVIA
¡Ay triste! la bajeza de tu miedo
830
A sofocar te obliga tu decoro.
Nada temas, Cesario: á tu fortuna
Abrázate resuelto; sé quién eres,
E igual serás al que te causa espanto.
Sale el SACERDOTE.
¡Oh bienvenido, reverendo padre!
835
Te encargo por tu santo ministerio,
Que aqui declares
(aunque há poco rato
Nos propusimos mantener oculto
Lo que revela la ocasion ahora
Antes que esté maduro)lo que sabes
840
Que hubo entre mí y aquel mancebo há poco.

SACERDOTE
De eterna fe y amor contrato estrecho;
Con mutua union de manos confirmado,
Atestiguado con un santo beso,
Fortalecido con trocar de anillos,
845
Y de esta union la ceremonia toda
Sellada por mi cargo y testimonio.
De cuándo acá dice el reloj que anduve
Dos horas sólo de mortal jornada.

DUQUE
¿Qué no serás, hipócrita taimado,
850
Cuando de gris tu frente el tiempo siembre?
¿O crecerá tu astucia tan ladina,
Que causa sea de tu propia ruina?
Tómala, adios, y vuelve tus pisadas
Donde jamás te alcancen mis miradas.

VIOLA
855
Juro, señor...

OLIVIA
No jures; bien conviene
Alguna fe en quien tanto miedo tiene.

Sale DON ANDRÉS con la cabeza ensangrentada.

DON ANDRÉS
¡Un cirujano, por amor de Dios! Y enviad uno pronto á don Tobías.

OLIVIA
¿Qué ocurre?

DON ANDRÉS
Me ha descalabrado, y don Tobías ha sacado de la refriega una cresta ensangrentada. Por el amor de Dios, prestadme ayuda. Diera cuarenta escudos por estar en mi casa.

OLIVIA
¿Quién ha hecho eso, don Andrés?

DON ANDRÉS
El paje del conde, un tal Cesario, Le teníamos por cobarde, y es el mismo diablo en persona.

DUQUE
¿Mi paje Cesario?

DON ANDRÉS
¡Pese á mi casta, aquí está! Me habeis roto la cabeza por nada, pues lo que hice lo hice á instigacion de don Tobías.

VIOLA
¿Por qué eso á mí? No os hice daño nunca,
Sin causa el hierro contra mí sacásteis,
Mas yo os hablé cortés; no os hice nada.

DON ANDRÉS
Si darle á uno una cresta ensangrentada es hacerle daño, vos me habeis hecho daño. Me parece que no dais importancia alguna á una cresta ensangrentada. Salen Don TOBÍAS y el BUFON.
Aquí viene don Tobías cojeando; ya oireis algo más. A no haber estado él borracho, á fe que te hubiera hecho bailar otra danza.

DUQUE
¿Quétal,hidalgo?¿Cómoosva?

DON TOBÍAS
Es igual; me ha herido, y santas pascuas ¿Zote, has visto al maestro cirujano, zote?

BUFÓN
Hace una hora, don Tobías, que está borracho. A las ocho de la mañana ya habian anochecido sus ojos.

DON TOBÍAS
Es un pícaro entónces, un liron. Detesto á esos pícaros borrachos.

OLIVIA
Lleváosle. ¿Quién fué el autor de esta desgracia?

DON ANDRÉS
Yo os ayudaré, don Tobías, pues nos van á vendar juntos.

DON TOBÍAS
¿Vos ayudarme? ¡Quita allá, asno, fátuo, bellaco, bellaco cobarde, ganso!

OLIVIA
(Vánse el bufon, don Tobías, don Andrés y Fabio.) Llevadle á la cama y que le curen las heridas.

Sale SEBASTIAN.

SEBASTIAN
860
Me duele haber herido á vuestro deudo;
Mas aunque hubiese sido hermano mio,
A obrar con discrecion y con cautela,
No pudiera por ménos. Noble dama,
Que me mirais con extrañeza advierto,
865
Lo cual me prueba que os he dado ofensa.
Olivia, perdonadme por los votos
Que hicimos mutuamene há poco rato.

DUQUE
Un rostro, traje y voz, y dos personas.
Ilusion natural que es y no es cierto.

VIOLA
870
¡Antonio mio! ¡oh mi querido Antonio!
¡Con qué rigor tratáronme las horas
Desde que te perdí!

ANTONIO
Decid: ¿por dicha
Sois Sebastian?

SEBASTIAN
¿Dudarlo puede Antonio?

ANTONIO
¿Pues cómo os dividísteis de vos mismo?
875
No se parece tanto un huevo á otro,
Como estas dos criaturas. ¿Cuál, pregunto,
es Sebastian?

OLIVIA
¡Oh rara maravilla!

SEBASTIAN
¿Seré yo aquel? No tuve hermano nunca;
Y no es mi sér de tan divina esencia
880
Que pueda estar aquí y en todas partes.
Tuve una hermana á quien las ciegas ondas
Del piélago engulleron. Reveladme
Por compasion ¿qué vínculo nos une,
De qué nacion, qué estirpe sois, qué nombre?

VIOLA
885
De Metelin: fué Sebastian mi padre;
Y Sebastian llamábase mi hermano.
Si pueden revestirse los espíritus
De forma y traje, vienes á espantarnos.

SEBASTIAN
Soy en efecto espíritu; no obstante
890
Voy revestido de corpórea forma
Que en el materno seno me fué dado.
Fuerais mujer, pues lo demas concuerda,
Vuestra mejilla en lágrimas bañara,
Diciendo: ¡Salve, naufragada Viola!

VIOLA
895
Tuvo un lunar mi padre aquí en la frente.

SEBASTIAN
Tambien el mio.

VIOLA
Y falleció aquel dia
En que cumplió su Viola trece abriles.

SEBASTIAN
Vivo en el alma guardo aquel recuerdo.
Al fin llegó de su mortal jornada
900
Cuando cumplió mi hermana trece abriles.

VIOLA
Si nada estorba nuestra mutua dicha
Sino este traje varonil que usurpo,
Los brazos no me dés miéntras no afirme,
Concuerde y pruebe cada circunstancia
905
Que Viola soy; y para confirmarlo,
Llevaros quiero á casa de un marino
Que se halla en la ciudad, en donde queda
Mi traje de doncella. Con su ayuda
Logré salvarme, entrando de este noble
910
Conde al servicio; y cuantos incidentes
Registra desde entónces mi fortuna,
Han sido entre esta dama y este conde.

SEBASTIAN
(A Olivia.)
Al parecer, señora, os engañasteis.
Aunque natura en esto obró cual suele,
915
Os queriais casar con una vírgen;
Y á fe que en eso no sufrís engaño,
Pues con un hombre vírgen os casasteis.

DUQUE
No os perturbeis; nació de sangre noble
Si esto es así, cual lo atestigua todo,
920
Tendremos parte en tan feliz naufragio.
(A Viola.)
Rapaz, mil y mil veces me digiste
Que como á mí, nunca á mujer amaras.

VIOLA
Y lo que entónces dije, juro ahora,
Y lo jurado guardaré tan firme,
925
Cual la celeste bóveda la lumbre
Que el alba del crepúsculo separa.

DUQUE
Dame la mano y deja que te vea
En tus virgíneas galas.

VIOLA
Dílas luego
Al capitan que á tierra aquí me trajo,
930
Quien preso está, no sé por qué motivo,
A instancia de Malvolio, gentilhombre
De la alta servidumbre de esta dama.

OLIVIA
Pondrále al punto en libertad. Que venga
Malvolio aquí.—¡Mas ay, me acuerdo ahora
935
Que dicen que está loco el desdichado!
Salen el BUFON con una carta y FABIO.
Mi propio frenesí, que tal me tuvo,
El suyo desterró de mi memoria.
¿Qué hace, bufon?

BUFÓN
A fe. señora mía, hace cuanto le es posible hacer á un hombre en su estado por tener á raya á Belcebú. Os ha escrito esta carta; os la hubiera debido entregar esta mañana; pero como la epístola de un loco no es ningun evangelio, no corre gran prisa el entregarla.

OLIVIA
Ábrela y lee.

BUFÓN
No podreis ménos de quedar edificados, oyendo al bufon interpretar al loco.
(Lee.) «Vive Dios, señora...»

OLIVIA
¿Qué es eso? ¿estás loco?

BUFÓN
No, señora; no hago mas que leer locuras. Si quiere vuestra Señoría que lo haga como es debido, es menester que dé rienda suelta á mi voz.

OLIVIA
Te ruego que la leas con sano juicio.

BUFÓN
Tal hago, madonna; pero para dar á sus palabras su verdadero sentido, es fuerza leerlas así. Por tanto, reflexionad, princesa, y prestadme atencion.

OLIVIA
Léela tú, Fabio.

FABIO
(Lee.) «Vive Dios, señora, que me ultrajais; y lo ha de saber el mundo. Aunque me habeis encerrado en un calabozo tenebroso, bajo la custodia de vuestro tio borracho, no obstante estoy tan en uso de razon como vuestra Señoría. Guardo en mi poder la carta, escrita de vuestro puño y letra, que me indujo á tan extraño comportamiento; con la cual estoy seguro que podré justificarme á mí mismo y avergonzaros á vos. Pensad de mí lo que querais. Me olvido por un instante del respeto que os debo, y hablo movido por el ultraje que se me ha inferido.
EL LOCAMENTE TRATADO MALVOLIO.»

OLIVIA
¿Y es él quien esto escribe?

BUFÓN
Es él, señora.

DUQUE
940
A fe su estilo no es de loco.

OLIVIA
Fabio,
(Váse Fabio.)
Hazle soltar, y tráele á mi presencia.
Alteza, si os pluguiere, tras madura,
Sensata reflexion, considerarme
Antes que como esposa, como hermana,
945
Celébrese algun día esta alianza,
Si os place, aquí en mi quinta y á mi costa.

DUQUE
Con gusto acepto vuestra oferta, Olivia.
(A Viola.)
En libertad os deja vuestro dueño.
Por el servicio que le habeis prestado,
950
A vuestro blando sexo tan opuesto,
Tan inferior á vuestras nobles prendas
E innata gentileza, y ya que dueño
Durante tanto tiempo me llamasteis,
Mi mano os doy: sereis desde este dia
955
Dueña de vuestro dueño.

OLIVIA
¡Hermana mia!

Salen FABIO y MALVOLIO.

DUQUE
¿Es este el loco?

OLIVIA
Este es, señor. Malvolio,
¿Qué hay, pues?

MALVOLIO
Señora, me habeis hecho ultraje,
Notorio ultraje.

OLIVIA
¿Yo, Malvolio? Nunca.

MALVOLIO
Señora, vos. Leed esta carta, os ruego.
960
No me osareis negar que es letra vuestra.
Si sois capaz de hacerlo, en otro estilo
Trazad con otra letra estos renglones.
Negad que es vuestro el sello y la inventiva.
No, no podeis. Pues confesadlo entónces;
965
Y por la fe de vuesto honor, decidme
¿Por qué me disteis pruebas tan patentes
De estima y de favor? ¿Por qué mandasteis
Que á vos me presentara sonrïendo,
Con medias amarillas, como os gusta,
970
Y las ligas cruzadas? ¿que tratara
Con desdeñoso orgullo á don Tobías
Y á la menuda gente? Y al cumplirlo
Con celo humilde, lleno de esperanza,
¿Cómo pudisteis consentir que en negra
975
Lóbrega cárcel me tuvieran preso,
Que fuera á verme el cura, y que atrevidos
Me convirtieran en insigne ganso,
Y en el nécio mayor con quien la mofa
Se divirtió jamás? ¿Por qué? decidme.

OLIVIA
980
Mira, Malvolio, que esta no es mi letra;
Aunque muy parecida, lo confieso.
Sin duda alguna es letra de María.
Y fué ella misma, lo recuerdo ahora,
Quien primero me habló de tu locura.
985
Luego llegaste sonrïendo, en traje
Igual al que en la carta te alabaron.
Sosiégate, por Dios. Pesada burla
Es la que te han jugado; mas te juro
Que cuando sepa los autores de ella,
990
Serás tú mismo juez y demandante
En causa propia.

FABIO
Noble dama, oidme;
Y no dejeis que empañe de esta hora
El brillo, que contemplo con asombro,
Reyerta por venir, ni crudo enfado.
995
En la esperanza de que así suceda,
Confieso con lealtad que yo y Tobías
Contra Malvolio urdimos esta burla,
Movidos á rencor por su aspereza
Y trato descortés. La consabida
1000
Carta escribió María, importunada
Por don Tobías con ardiente ruego,
Quien dióla en pago mano y fe de esposo
La festiva malicia con que á cabo
Llevamos nuestro plan, más bien provoca
1005
A risa que á venganza, si se tiene
En cuenta los agravios inferidos
Por una y otra parte, noble dama .

OLIVIA
¡Ay infeliz! ¡de ti cuál se han burlado!

BUFÓN
Ya se ve, «unos nacen grandes, otros alcanzan grandeza, y á otros la grandeza se les echa encima.» Tambien desempeñé mi papel en este entremes, hidalgo: representé á un cierto padre Matías; pero es todo uno. «¡Vive Dios, bufon, que no estoy loco!» ¿Pero no os acordais? «Señora, no comprendo cómo os puede divertir un bellaco tan sin gracia; si no os reis, se le traba la lengua.» Así es como se venga esa perinola, el tiempo.

MALVOLIO
Yo sabré vengarme de la cuadrilla entera.

(Váse.)

OLIVIA
La broma ha sido por demas pesada.

DUQUE
1010
Corred tras él; tratad de apaciguarle:
Aún no nos dió del capitan noticia.
Despues de hablar con él, y cuando el tiempo
Propicio nos convide, nuestras almas
Solemne union celebrarán gozosas.
1015
De aquí no nos iremos entre tanto,
Hermosa dama. Ven, Cesario mio;
Pues tal serás en tanto que hombre fueres;
Mas cuando te revistas de otras galas,
Serás de Orsino esposa, y reina mia.

(Vánse todos ménos el bufon.)

BUFÓN
1020
(Canta.)
Cuando era yo rapaz y pequeñuelo,
¡Voto va con el viento y la lluvia!
Vivia alegre sin pesar ni duelo;
Y es que todos los dias diluvia.
Ya fuí mayor y ví que á los ladrones,
1025
¡Voto va con el viento y la lluvia!
Cerraban todos puertas y cajones;
Y es que todos los dias diluvia.
Cuando tomé mujer en dia infando,
¡Voto va con el viento y la lluvia!
1030
En vano quise prosperar holgando;
Y es que todos los dias diluvia.
Y cuando me iba del figon al lecho,
¡Voto va con el viento y la lluvia!
Galera parecia en mar deshecho;
1035
Y es que todos los dias diluvia.
Há siglos que anda el mundo como andaba,
¡ Voto va con la lluvia y el viento!
Pero es todo uno: aquí la pieza acaba;
Y es que todos los dias, no miento,
1040
(Váse.)
Trataremos de daros contento.