¿Por qué Nietzsche pasó de adorar a Wagner a odiarlo?

¿Por qué Nietzsche pasó de adorar a Wagner a odiarlo?

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Cosima y Richard Wagner en una foto de 1872.

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Es conocida la relación de influjo recíproco que mantuvieron Friedrich Nietzsche y Richard Wagner en la segunda mitad del siglo XIX. Ambos eran férreos defensores del arte y de su importancia suprema frente a un mundo racional en el que la tecnología y las matemáticas comenzaban a ganar la partida.

Se habían conocido en 1868, durante una visita de Wagner a su Leipzig natal, donde vivían sus hermanas. Una de ellas, Ottilie, esposa del orientalista Hemann Brockhaus, invitó al entonces joven filólogo y filósofo de 24 años. Nietzsche había sido devuelto del servicio militar tras una mala caída del caballo.

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NIETZSCHE

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La conexión con Wagner fue instantánea: ambos admiraban a Schopenhauer; coincidían en que la música era la nueva religión; Tristan und Isolde y Die Meistersinger, recientes óperas en el repertorio wagneriano, habían fascinado al futuro autor de Así habló Zaratustra.

Al ser nombrado al año siguiente profesor en Basilea, Nietzsche fue asiduamente invitado por el compositor y su esposa Cósima –la hija de Listz– a su casa de Tribschen, en Lucerna. La pareja le introdujo en su círculo más íntimo; él le regaló a Cósima por su cumpleaños el manuscrito de la primera versión de El origen de la tragedia; Wagner se apoyó en el joven para su proyecto de festivales de Bayreuth...

Pero a los seis años, aquel trío de almas afines se truncó. ¿Por qué? ¿Cuál fue el detonante? ¿Realmente se debió al desencanto de Nietzsche al asistir en 1876 al primer festival de Bayreuth y ver que su adorado maestro se preocupaba más por el teatro que por su pensamiento? ¿Cómo pasó de estar subyugado por el genio a escribir Contra Wagner?

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Richard Wagner (1813-1883)

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La clave puede hallarse también en el malévolo talante del autor de El anillo de los nibelungos. De hecho, Nietzsche era valiente escribiendo pero débil de carácter, y Wagner lo utilizaba de plumilla. Si para el filósofo Wagner era la suma de creación, personalidad, determinación, inteligencia y pulsión, para el compositor él era, a parte de un pensador original, un buen escritor.

Es notorio que Nietzsche sufrió demencia derivada probablemente de la sífilis. Y también que contrajo difteria y disentería en la guerra franco-prusiana, en la que sirvió como sanitario desde la Suiza neutral. Pero la cuestión es que ya entonces sufría fuertes migrañas. Wagner le consiguió un médico. Tras visitarle, este remitió una carta al músico en la que le hacía saber que lo que tenía su amigo no era grave. “Le he aconsejado que no se masturbe tanto”, escribió. En su irrefrenable malicia, Wagner dejó abierta la carta sobre su mesa, de manera que su secretario, que era un cotilla, hiciera correr su contenido como la pólvora... Y así Nietzsche pasó a ser el hazmerreír; entraba en los salones y todos amagaban la risa. Aquello le enfadó.

La última obra que escribió en sus cabales fue ese pequeño opúsculo titulado Contra Wagner, en el que acaba diciendo que la verdadera ópera es Carmen de Bizet. Al final, en el lecho de muerte pidió que le tocaran, pero, música de Wagner.

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