Nido de víboras (2020), de Kim Yong-hoon

Los periplos entrecruzados de tres personajes. Cuando pone todo en orden en la sauna en la que trabaja, Joong-Man encuentra abandonada en una taquilla una bolsa que contiene una considerable cantidad de dinero. Mientras, a Tae-young le persiguen porque su novia se ha fugado con la pasta que él le ha pedido a un peligroso mafioso. Por último, Mi-ran planea matar a su marido maltratador, con ayuda de su nuevo amante, para cobrar el dinero del seguro.

Thriller que parte de una novela de Keisuke Sone. Apenas se nota que se trata del debut como realizador y guionista del coreano Kim Yong-hoon, que oculta muy bien su inexperiencia, quizás porque ha visto mucho cine, su estilo recuerda al de su compatriota Bong Joon-ho, autor de Parásitos, pero utiliza una estructura que recuerda a las películas fragmentadas y acronológicas del mexicano Alejandro González Iñárritu, sobre todo a 21 gramos, aunque sus historias no parten de un accidente, sino que están unidas por el maletín. Algunos asesinatos y personajes exagerados también recuerdan al cine de Quentin Tarantino.

Al principio desorienta un poco al espectador, pues se tarda en situar a los personajes, y atar los lazos que les unen. Pero hacia la mitad queda todo claro, y se atan muy bien todos los cabos. Pese a la disparidad de los personajes principales, todos atraviesan dificultades económicas, lo que acaba desencadenando que sean capaces de romper todas las normas morales, con tal de conseguir dinero. Sin embargo, esto siempre trae consecuencias. Conforman el reparto actores de enorme experiencia en su país, pero que no han tenido mucha proyección internacional, como Sung-Woo Bae que conmueve con su personaje, que debe cuidar a su madre enferma, o los igualmente eficientes Jung Woo-sung (el infeliz Tae-young) y Bin Shin Hyon, la hastiada por el trato degradante de su esposo Mi-ran.