Crítica de Metal Lords: los creadores de Juego de tronos golpean en Netflix con una comedia juvenil muy cañera

La asociación de Netflix con los creadores de Juego de tronos sigue dando sus frutos. Después de La directora, D. B. Weiss y David Benioff regresan a la plataforma con una comedia juvenil a ritmo metalero.

Hablamos, claro, de Metal Lords, la nueva película que ha sido estrenada hoy en el catálogo de Netflix y que quiere ponernos a sacudir la cabeza con ganas. 

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A diferencia de estrenos recientes como La burbuja o No mires arriba, Metal Lords prescinde de grandes rostros para atraer al público, aunque no quiere decir que no les conozcáis de producciones precias. Luego hablaremos de ello.

Hoy en Hobby Consolas, os traemos nuestra crítica de Metal Lords, una comedia juvenil muy metalera, pero que, quizás, pudo ser mucho más metalera.

LA VIDA ES METAL

Partamos con la premisa. Kevin y Hunter son dos jóvenes que han iniciado una banda de Heavy Metal para participar en la "Batalla de Bandas" de su instituto. El sueño de Hunter es ser un metalero famoso. Kevin, por el contrario, se deja llevar por su amigo.

Ambos pronto tendrán que lidiar con los problemas de formar su propia banda, encontrar un bajista, y apechugar con todos esos problemas que se convierten en un mundo cuando somos adolescentes.

El foco protagonista principal recae, mayoritariamente, en Kevin, a quien da vida Jaeden Martell. A muchos os sonará el rostro de este joven actor por su papel en las adaptaciones de It (Eso), la película de Puñales por la espalda y la miniserie Defender a Jacob, de Apple TV+.

Adrian Greensmith es el responsable de dar vida a Hunter. Es un actor novel. Metal Lords es su primer largometraje, aunque tiene un corto titulado Whitney Woerz: Little Bit More. Hemos de decir que, pese a su "escasa" experiencia, nos ha gustado mucho su interpretación de metalero hasta la muerte.

Cerrando el trío protagonista tenemos a Isis Hainsworth (Rompiendo las normas), que da vida a Emily, una joven violonchelista que se convertirá en pieza fundamental en la dinámica entre Kevin y Hunter.

TIENE ALGO DE MALA BABA, PERO LE FALTA MUCHO HEAVY

Hay que partir de la base de que Metal Lords tiene una calificación de +12. Esto implica que, a pesar de que tiene cosas muy cañeras, están muy, muy, MUY suavizadas.

El guion de D.B. Weiss podía haber optado por darle un enfoque más maduro, sí. Sin embargo, es un buen ejercicio para introducir a una audiencia más juvenil en el bestial mundo de las pulseras de pinchos, las calaveras y los chalecos de cuero.

Aparte de alguna referencia a las drogas (ilegales), al sexo y a bullying, Metal Lords es una película bastante soft. Casi podríamos decir que es "family friendly", en plan Disney. Más allá de la edad del pavo y alguna cosilla más, los protagonistas son bastante inocentones.

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Esto no es algo inherentemente malo. La película de Netflix se salta la pauta de andar profundizando sobre temas sociales muy en boga. Se toca el bullying, como hemos dicho, y se hace una pasadita por la percepción de la comunidad LGTBQ+, pero muy de puntillas.

Con contenidos en Netflix como Sex Education, que abordan sobradamente esos temas, entendemos que no está mal que Metal Lords se salte lo de detenerse en ellos, aunque sin olvidarse por completo.

Sí que le dedicará algunos instantes a los traumas adolescentes, ya sean problemas con los padres o trastornos de agresividad. Aunque, de nuevo, no es algo que vaya a imponerse en la trama. Como mucho, servirán de excusa. De nuevo, se agradece. Metal Lords es, por encima de todo, una comedia, para llorar ya tenemos las noticias.

POPURRÍ DE REFERENCIAS METALERAS

Esto no pillará de sorpresa a nadie. Metal Lords es una sucesión constante de referencias al mundo del Rock y el Heavy Metal: bandas, canciones, músicos y anécdotas irán haciendo acto de presencia en escenas y diálogos.

¿Cameos decís? Los hay, pero no diremos ni cuántos ni quiénes. Además, la selección musical para acompañar las escenas más frenéticas os harán evocar películas noventeras como Terminator 2 (imposible olvidar aquella persecución a ritmo de Guns N' Roses).

A pesar de que el Heavy Metal está presente en toda la película, en Metal Lords predomina la comedia juvenil de instituto. Todos los clichés que se os vengan a la cabeza aparecerán en mayor o menor medida.

Más arriba hemos mencionado que la película dirigida por Peter Sollett (que, por cierto, dirigirá la película de Minecraft) podría haber tenido mayores conflictos, traumas mucho más profundos y situaciones más grotescas. Sin embargo, mirándola en retrospectiva, más de un adolescente va a conocer bandas legendarias que, en muchos casos, no habrían conocido hasta dentro de unos cuantos años.

Tiene una historia fácil de ver, sin complicarse en exceso la vida. Netflix nos permite pasar 97 minutos muy entretenidos y disfrutones. Si quieres algo más cañero, pon The Dirt y gózalo con Mötley Crüe dándolo todo, y no especialmente en los escenarios.