La hermandad socialista y el impulso de extender el comunismo a los diferentes países africanos que conseguían su independencia de los países occidentales que los habían colonizado, hizo que numerosos jóvenes africanos fueran enviados, mediante becas, a Alemania Oriental a principios de los años 60 para realizar una carrera universitaria y observar las bondades del sistema comunista. Chérif Souleymane (20/10/1944) fue uno de esos chicos.
Todo empezó en Neubrandenburg
Chérif llegó a la RDA en 1961 con 17 años. De golpe, un chico de Kindia (Guinea Conakry), que no había visto nada más que su ciudad, se encontraba con el frío de Neubrandenburg, a 140 km. al norte de Berlín, y sus inmensos bloques de apartamentos socialistas que se extendían por una ciudad gris. Aunque vivía en un edificio con 29 estudiantes más de Angola y Mozambique, a menudo se sentía solo y por la calle, los niños se paraban a tocarle la piel para demostrarse que no estaba pintado de carbón.
Llegó al fútbol profesional gracias a que varios jugadores del SC Neubrandenburg, que disputaba la segunda división, descubrieron su talento mientras jugaba a baloncesto en el pabellón de la universidad por sus movimientos fluidos. Se fue a estudiar arquitectura y los cambió por ingeniería civil para combinárselo con los entrenamientos pero, aún así, no los terminó.
Su fichaje por el club alemán se materializó en la temporada 1962-63 y en su primer curso como futbolista profesional ya tuvo que escuchar insultos procedentes de las gradas rivales. Terminaron en el puesto 12º y Chérif como máximo anotador del equipo.
Un ascenso agridulce
Su segunda temporada en la Staffel Nord (Segunda división), la 1963-64 fue exitosa. Con 12 goles en 23 partidos, contribuyó a que el SC Neubrandenburg ascendiera automáticamente a la Primera División.
Chérif se integró bastante bien en la sociedad alemana. Hasta empezó a salir con una chica pero cuando el padre de ella se enteró del color de su piel, se negó absolutamente a bendecir la relación. Su progresión futbolística en la RDA se vio truncada por la norma que impedía a los equipos de la Primera División fichar jugadores extranjeros. Decidió entonces unirse al TSG Neustrelitz en Segunda para la temporada 1964-65 y seguir marcando goles mientras Neubrandenburg solo permaneció un año en la Oberliga.
El fútbol: cuestión de estado
A principios de 1965, Chérif recibe una carta que le convoca con la selección para jugar los partidos clasificatorios para los Juegos Africanos. Souleymane ya no vuelve a Europa. Veladamente, un oficial del gobierno le comunica que ya no jugará más en Alemania y que debe quedarse en Conakry para formar parte de un equipo montado para triunfar en la Copa de Campeones de África. Con un país socavado por la corrupción, el gobierno de Guinea encuentra en el fútbol la tabla de salvación.
Secuestro de una semana
En 1969, el Colonia se pone en contacto con Chérif para incorporarlo a su equipo en la Bundesliga. Esto llega a oídos de los funcionarios y la policía entra en acción reteniendo al jugador en su casa durante una semana, incomunicado y pendiente de los movimientos de sus familiares. Pasados unos días, se le convoca a una reunión y se le ‘convence’. Debe quedarse para satisfacer los delirios del dictador Sékou Touré que quiere que un equipo del país gane la Copa de Campeones de África. Pero no una vez, si no tres, para quedársela en propiedad.
Balón de Oro africano 1972
Chérif lo acepta y tiene a su lado a Ibrahima Sory Keita y Maxime Camara. Juntos formarán la delantera más prolífica de los 70 del Hafia FC para, finalmente, en 1972 alzar la primera Copa. Además, goleador y estrella del Hafia, Chérif se lleva el galardón del Balón de Oro Africano. En la siguiente edición pierden en cuartos de final y el dictador hace encarcelar al entrenador nueve meses. La segunda Copa de Clubs de África caerá en 1975 venciendo en la final a los nigerianos del Enugu Rangers. La tercera, la ganarán en 1977 ante el Heart of Oaks de Ghana. El partido de vuelta se disputó en Guinea y Sékou Touré no dudó en hacer entrar su coche descapotable al estadio y dar varias vueltas con la codiciada copa robando todo el protagonismo a los jugadores.
Souleymane se retira del fútbol profesional y de su Hafia querido en 1980. Podría alardear de tener tres Copas de Clubs y un Balón de Oro, pero de lo que se siente más orgulloso es haber hecho historia como africano y haber contribuido al ascenso de un humilde equipo de Alemania Oriental.