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Neil Diamond a los 80 a�os: lucha contra el p�rkinson, tres matrimonios y 200 millones de fortuna

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Lejos de los estereotipos destructivos de las estrellas de rock, el cantante estadounidense ha sido un ejemplo de 'currante'.

Neil Diamond, durante un concierto en 2015.
Neil Diamond, durante un concierto en 2015. GTRES

Neil Diamond pertenece a la estirpe de las leyendas veteranas que nunca se retiran, y que si alguna vez se han tenido que bajar del escenario, ha sido por razones de causa mayor. En su caso, eso sucedi� hace algo m�s de dos a�os, con los 77 ya cumplidos: el gran compositor pop de los a�os 60 y 70, el creador de baladas como Sweet Caroline, tuvo que tomar la dif�cil decisi�n de interrumpir sus giras para siempre. Los motivos eran inexcusables: hab�a sido diagnosticado con la enfermedad de P�rkinson, y sus manos ya no estaban para tocar la guitarra, ni su estado f�sico le capacitaba para estar mucho tiempo de pie. As� que abandon� los escenarios en 2018, no sin antes dar una �ltima gira de despedida, la que celebraba sus 50 a�os de carrera musical.

Su liga, por tanto, tambi�n ha sido los de compositores e int�rpretes de canci�n de largo recorrido, como Charles Aznavour -que estuvo en activo hasta pr�cticamente el �ltimo d�a, superados los 90-, Paul Anka o Raphael, artistas por los que parece que no pasa el tiempo, y si pasa, no se nota apenas. Adem�s, la suya tambi�n es la estirpe de los artistas luchadores, porque el a�o pasado, en marzo -antes de que llegara la pandemia a Estados Unidos-, Neil Diamond se resisti� a sellar su destino, y decidi� salir por una vez de su retiro forzoso para volver a actuar en directo. Fue en el MGM Grand Garden Arena, un espacio en uno de los hoteles m�s importantes de Las Vegas, en el marco de una gala ben�fica. Para regocijo de sus fans, adem�s, no fueron dos canciones sueltas, sino una actuaci�n completa, con su grandes cl�sicos, y acompa�ado de varias leyendas del country.

Por diversos motivos, Neil Diamond no ha vuelto a actuar otra vez, pero aquel bolo sorpresa fue la demostraci�n de que, en ocasiones especiales, si le apetec�a, pod�a repetir. "Me siento muy bien", dijo al finalizar el concierto en declaraciones a una televisi�n de Estados Unidos. "Me tomo mis medicinas, hago mis ejercicios..." A sus 80 a�os, que cumple este domingo, posiblemente ya no haga m�s giras, pero no est� para nada fuera de la vida p�blica.

Diamond explicaba que llevaba el P�rkinson con naturalidad, que la enfermedad le provocaba no pocos fastidios, pero que no le imped�a llevar una vida normal. En fotos recientes, se le ha visto con un aspecto que no se corresponde en absoluto con su edad. �Cu�l es su secreto? Hay dos aspectos importantes de su vida que podr�an explicar por qu� Neil Diamond llega a su octavo decenio de vida con tan buen �nimo: la enorme fortuna que ha acumulado a lo largo de su carrera, gracias al �xito continuado de canciones como Cracklin' Rosie, You Don't Bring Me Flowers o Desir�e, y haber tenido una carrera tranquila, sin derroches de dinero, sin da�os irreparables a su salud, y suerte en el amor.

Nunca entr� en el estereotipo de la estrella del rock autodestructivo, sino en la del artesano obsesionado con su trabajo y la perfecci�n de su obra.

Nacido en Nueva York en 1941, de joven empez� a frecuentar los ambientes de Tin Pan Alley, el gremio de grandes compositores de canciones para teatro musical y, ya en los 60, tambi�n el pop juvenil. Su objetivo era desarrollar una carrera musical de �xito e interpretar �l sus piezas. Tras unos primeros a�os de lucha -y con poca suerte; seg�n confesi�n propia, durante un tiempo vivi� con tres d�lares al d�a-, consigui� un contrato con el sello Uni Records y a partir de ah� fue alzando el vuelo.

A finales de los 60 era un compositor reclamado, bandas como The Monkees o artistas como Elvis interpretaban canciones suyas, y en los 70 firmaba contratos suculentos como el que le at� al sello Columbia, en el que se le pagaba un adelanto de un mill�n de d�lares por cada disco grabado. Fue, tambi�n, uno de los primeros artistas pop en aceptar -a cambio de m�s de 600.000 d�lares por noche- en los casinos de Las Vegas.

Neil Diamond se ha casado tres veces, lo que puede interpretarse que su suerte continuada en la m�sica no ha tenido correspondencia en el amor o en la salud -a finales de los 70 le detectaron un c�ncer, que por suerte super�-. Su primer matrimonio fue muy temprano, en 1963, con Jaye Posner, que era su novia del instituto por entonces. Fue una relaci�n corta, justo cuando la carrera de Diamond despegaba, pero tuvo un fruto feliz: sus dos primeras hijas, Marjorie y Elyn.

Su siguiente matrimonio fue mucho m�s duradero -25 a�os con Marcia Murphey, su ayudante de producci�n en cuestiones discogr�ficas y de giras-, y de �l nacieron dos hijos varones, Jesse y Micah. Tuvo otra relaci�n en los a�os 90 que no lleg� a consagrarse ante el altar, y adem�s fue breve. Y cuando parec�a que ya no reaparecer�a nadie m�s en su vida, en 2011 anunci� que se volv�a a casar, esta vez con Katie McNeil, una mujer de 41 a�os, 30 m�s joven que �l. La boda se celebr� en 2012. Desde entonces, siguen juntos, y ella ha sido su gran apoyo durante los duros momentos del Parkinson y la decisi�n de dejar las giras.

Despu�s de tantas d�cadas de �xitos, Neil Diamond puede considerarse un hombre afortunado. Lo ha tenido todo, no le ha faltado de nada, y ha sabido invertir su fortuna, forjada a base de acumular jugosos derechos de autor. No son pocas las canciones suyas que han sido versionadas y adaptadas continuamente por artistas m�s j�venes, d�ndole una continuidad en el tiempo de la que pueden presumir muy pocos compositores del pop. Eso ha hecho que su fortuna acumulada en estos �ltimos 50 a�os ascienda a los 200 millones de d�lares netos, que ha invertido sabiamente en propiedades como la mansi�n en la que ha decidido pasar sus �ltimos a�os, situada en una zona exclusiva de la playa de Malib�, en Los �ngeles, y que est� valorada en m�s de siete millones de d�lares. Ah� tiene de todo: piscina, balneario privado y varias hect�reas de terreno para su disfrute exclusivo. Si tanto le doli� dejar los escenarios, seguramente, es porque ah� encontraba lo �nico que no tiene en su casa: el cari�o de los fans.

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