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Cuesti�n de apellidos

Nancy Sinatra cumple 80 a�os: su acomodada vida bajo la sombra y protecci�n de su padre

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Nancy Sinatra, en una imagen de 2015.
Nancy Sinatra, en una imagen de 2015. GTRES

Aunque llevar el apellido Sinatra pueda parecer una bendici�n -por todo el prestigio que conlleva, y todas las puertas que te ha podido abrir a lo largo de los a�os-, tambi�n es una carga dif�cil de soportar. A lo largo de sus ocho d�cadas de vida, Nancy Sinatra ha sabido todo lo malo, y todo lo bueno, que implica haber sido la hija primog�nita de Frank Sinatra. Por un lado, crecer en la abundancia, sin que le faltara de nada, rodeada de m�sica y facilidades a la hora de dar el salto como cantante: en 1957, todav�a adolescente, Nancy ya cant� duetos con pap�, m�s tarde le acompa�� en la canci�n que grab� para una de las primeras pel�culas de la saga de James Bond (S�lo se vive dos veces), y cuando quiso dar el salto como artista en solitario, la familia estuvo siempre ah� para darle todo su apoyo.

Sin embargo, el apellido Sinatra es como el poder que ostenta Spider-Man, que comporta una gran responsabilidad, y todos sus movimientos tambi�n fueron observados con lupa, con un mayor nivel de exigencia, s�lo porque su padre se hab�a ganado el t�tulo universal de La Voz.

De todos modos, Nancy entr� en el mundo musical por una puerta distinta a la de Frank: form� una alianza en sus primeros a�os con el productor y compositor Lee Hazelwood, cant� canciones pop hechas con esmero, en vez de tirar hacia la l�nea dulce y adulta, y se anot� un �xito para la historia, These Boots Are Made for Walkin' (una oda al sadomasoquismo que se adelant� en un a�o a la m�tica Venus in Furs de The Velvet Underground), que acompa�� en sus apariciones en televisi�n de una imagen propia y atrevida, con botas altas y minifalda. Ah� ya se gan� el cielo.

Despu�s de aquella canci�n, Nancy Sinatra tuvo una evoluci�n atropellada en el mundo del pop. El futuro, como a tantos otros artistas, le alcanz� de manera inexorable -de repente, todo era psicodelia, hippies, rock-, y sus �xitos tuvieron que pelear en una actualidad mucho m�s densa y exigente, en la que se desempe�� muy bien gracias al buen oficio de Lee Hazelwood y su carisma personal. Sum� varias canciones de �xito que marcaron su entrada en la d�cada de los 70 con un sonido m�s sobrio, m�s folk-rock, pero con una imagen igualmente peleona. These Boots Are Made for Walkin' tuvo la bendici�n de nacer como un cl�sico, y marc� su imagen para el futuro: el de una mujer audaz, liberada, que marcaba sus propias reglas. A su manera, tambi�n fue una especie de sex symbol: las portadas y los despliegues interiores de sus discos mostraban una belleza feroz e inexacta, y lleg� a posar en p�steres que se distribu�an entre los soldados americanos destinados en la guerra de Vietnam.

A efectos musicales, el otro gran �xito de Nancy Sinatra fue una versi�n de un tema que escribi� Sonny Bono y originalmente populariz� Cher: Bang Bang (My Baby Shot Me Down), que resurgi� a�os despu�s cuando Quentin Tarantino la rescat� para la banda sonora de Kill Bill. Por lo dem�s, en la vida mundana Nancy Sinatra tampoco ha sido una mujer con una trayectoria llamativa. Fue su padre el que atrajo toda la atenci�n, hasta el final de sus d�as, y ella vivi� bajo la seguridad y la protecci�n de no suscitar demasiados ex�menes.

Durante una �poca se apart� de la m�sica para dar a luz a sus dos hijos y levantar una familia, y cuando quiso volver, aunque perdi� contacto con la evoluci�n de su tiempo, lo hizo con convicci�n. Por ejemplo, en 1990, al cumplir 50 a�os, pos� desnuda para la revista Playboy, intentando recuperar el esp�ritu rebelde de su posadolescencia, en una �poca en la que ya se le reconoc�a su papel importante por haberle dado una visibilidad a una feminidad desacomplejada en el mundo de la cultura pop.

Estos hitos er�ticos -el sadomasoquismo en minifalda y el posado en cueros-, sin embargo, no deben verse como un factor constante en la evoluci�n personal de Nancy Sinatra, sino ocasiones aprovechadas en su beneficio.

En sus �ltimos a�os, cuando sobre todo se ha dedicado al arte y a exponer sus cuadros, y ya alejada del mundo de la m�sica, se ha manifestado en contra del avance de las estrategias sexuales, casi pornogr�ficas, en el pop comercial del momento: critic� la sobreexposici�n sexual de artistas como Miley Cyrus o Rihanna, una opini�n que no tiene tanto que ver con una mentalidad puritana sobrevenida, sino como una advertencia sobre la falta de sutileza y tacto en la industria del pop: antes, la sexualidad era un factor a�adido, una llamada de atenci�n para atraer hacia las canciones; ahora es el reclamo obvio y burdo que camufla, en muchos casos, una evidente falta de originalidad art�stica.

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