MODERADORA: Se encuentra en el patio central de Palacio Nacional el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

El presidente de los Estados Unidos Mexicanos se dirige a la escolta de bandera para saludar a nuestro lábaro patrio.

Damos inicio a esta ceremonia con los honores al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

(HONORES)

MODERADORA: Preside esta ceremonia con motivo del encuentro de mujeres líderes, transformando la historia de México, el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

Contamos con la presencia de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

Gobernadora del Banco de México, licenciada Victoria Rodríguez Ceja.

Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, doctora Nadine Flora Gasman Zylbermann.

Diputada federal Andrea Chávez.

Ministra Loretta Ortiz Ahlf.

Y presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, senadora Olga Sánchez Cordero.

También nos acompañan integrantes del gabinete legal y ampliado del Gobierno de México, invitados e invitadas especiales, representantes de medios de comunicación y quienes nos siguen por internet a través de las redes sociales.

Reciban todos la más cordial bienvenida.

Hace uso de la palabra la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

CLAUDIA SHEINBAUM PARDO, JEFA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO: Muchas gracias.

Señor presidente de la República, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

Queridas gobernadoras, queridas presidentas municipales, legisladoras, senadoras, diputadas, secretarias, secretarios, muchas gracias por permitirme tomar la palabra el día de hoy como anfitriona y por estar en la Ciudad de México.

Quiero hacer un reconocimiento este Día Internacional de la Mujer a la labor primordial que desempeñan todas las mujeres de nuestro país.

Las mujeres somos el pilar más importante para el sostenimiento de la vida, la fuerza cotidiana que impulsa la mayoría de las actividades que guían nuestra existencia.

Desde aquí, a las mujeres trabajadoras del hogar, a las mujeres cuidadoras, a las mujeres de las comunidades rurales que cargan leña y agua para dar de comer a sus familias, a las mujeres indígenas que resguardan las lenguas originarias, las costumbres y culturas, y las pasan con amor y cariño a sus hijas e hijos, a las mujeres trabajadoras, a las estudiantes, a las jornaleras agrícolas, a las campesinas, a las mujeres profesionistas, a las científicas, a las artistas, a las mujeres policías, a las mujeres de las fuerzas armadas, a las mujeres madres cabezas de familia que luchan todos los días para alimentar a sus hijas y a sus hijos.

De igual forma, ofrecemos homenaje a las grandes mujeres que han forjado nuestra patria, nuestra nación, nuestra historia de transformación, a las mujeres de los pueblos originarios que lucharon contra la invasión española, a Sor Juana Inés de la Cruz, que supo reivindicar su derecho al estudio y ser portadora del conocimiento.

A Josefa Ortiz de Domínguez, a Leona Vicario, a Gertrudis Bocanegra, a Mariana Rodríguez del Toro, María Ignacia Rodríguez, Manuela Medina, Margarita Maza, Carmen Serdán, las hermanas Narváez, Sara Pérez Matilde Montoya, Juana Belén, Hermila Galindo, Gertrudis Bocanegra, Dolores Jiménez Muro y muchas otras más.

A las mujeres ferrocarrileras, maestras, médicas, a estudiantes, a las mujeres de Eureka que nos enseñaron a luchar por encontrar a sus hijos desaparecidos por la guerra sucia, a las mujeres costureras de 1985, a todas las mujeres anónimas que dieron su vida y nos abrieron caminos.

Gracias por abrir brecha en los momentos más difíciles. Desde aquí, que vivan las heroínas que nos dieron patria.

Este día internacional, se conmemora alrededor del mundo para hacer conciencia sobre la desigualdad y discriminación que aún viven las mujeres en todo el mundo, el acoso y la violencia, principalmente en sus entornos más cercanos, así como hacer efectivos los derechos de las mujeres a la igualdad, eliminar la brecha salarial, incrementar la presencia de las mujeres en puestos de elección y dirección, generar las condiciones para que las niñas y jóvenes puedan desarrollarse en cualquier actividad que deseen con plena libertad y autonomía, así como eliminar la doble jornada de trabajo, ampliando el sistema de cuidados y promoviendo el trabajo de la pareja en el hogar.

Se trata de reconocer a las mujeres en todos sus entornos y promover sus derechos humanos, pero esta lucha por la igualdad de las mujeres es parte también de las políticas que disminuyen las graves desigualdades en todos los ámbitos, porque cuando no hay derechos, en general quienes más sufren son las mujeres.

En otras palabras, si hay derecho a la educación, apoyamos a las mujeres; si hay derecho a la salud, apoyamos a las mujeres; si hay derecho a la cultura, apoyamos a las mujeres; si hay pensión universal para adultos mayores, apoyamos a las mujeres; si se dan becas a estudiantes de preparatoria, apoyamos a las mujeres; si se dan becas a estudiantes pobres, apoyamos a las mujeres; si hay becas a madres, jefas de familia, apoyamos evidentemente a las mujeres.

Quienes promovieron la desigualdad basada en un régimen de privilegios, quienes promovieron e impulsaron el neoliberalismo que hizo mercancías, privilegios y negocios la educación, la salud, la vivienda, no están a favor de las mujeres; por el contrario, cerraron el camino para una vida digna para las mujeres.

Dicho de otra manera, los derechos de las mujeres sólo pueden conquistarse si se enmarcan en la lucha por disminuir desigualdades en todos los ámbitos y siempre, siempre atendiendo a la más pobre, al más pobre; si no, sólo se queda en discurso se simulación.

Es decir, el neoliberalismo, la guerra contra el narco, la profundización de las desigualdades provocada por este sistema, así como la discriminación, el clasismo, el racismo y el machismo promovido desde el poder y los medios afectaron gravemente a las mujeres.

También, y considero necesario decirlo desde aquí, no es feminista el uso de la violencia, no se puede usar la violencia para convencer de una causa. La violencia es en esencia machista. No se puede condenar la guerra y la violencia en otros ámbitos y festejarla en este.

La demanda por los derechos de las mujeres y la erradicación de la violencia en nuestra contra, siempre será legítima, pero la protesta propuesta pacífica siempre serán el mejor camino.

También hay que decirlo, quienes pagan campañas de calumnias porque quieren regresar al México donde unos pocos tenían el control y se beneficiaban de los recursos públicos son los que se quieren apropiar falsamente de la demanda de erradicación de la violencia hacia la mujer.

Habría que ver, perdón por lo fuerte, si promueven la igualdad en sus empresas o si permiten que sus hijas accedan a puestos de dirección, o si dejan de utilizar lenguaje y actitudes machistas en su ámbito privado. No lo creo. El conservadurismo es justamente el que está cargado de misoginia, racismo y clasismo. Las y los que queremos el bienestar del pueblo somos quienes estamos en condición de atender y promover los derechos de las mujeres.

Por ello, debe reconocerse, aunque a algunos les moleste, que el primero que hizo un gabinete paritario en la historia de México se llama Andrés Manuel López Obrador; el que propuso una gobernadora para el Banco de México se llama Andrés Manuel López Obrador; el que por primera vez nombró una secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana se llama Andrés Manuel López Obrador; el que ha propuesto más mujeres a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y al Consejo de la Judicatura o a la dirección del Inegi se llama Andrés Manuel López Obrador.

Si me permiten, quiero cerrar hablándole a las jóvenes. Aquí estamos como gobiernos para protegerlas, para apoyarlas y decirles que no están solas, pero también que reflexionen sobre la necesidad de avanzar cada vez más en un México con bienestar, justicia y paz. Ese es el mejor camino de reconocimiento a sus derechos y de su vida plena sin dejar de luchar y construir un México de justicia para las mujeres.

El Día Internacional de la Mujer es para recordar en todos los ámbitos los derechos de las mujeres y coincidir que sólo una sociedad con justicia y bienestar, sin olvidar a las mujeres, puede consolidar esos derechos. Esa, también es la Cuarta Transformación de la vida pública de México.

Muchas gracias.

MODERADORA: La presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, doctora Nadine Flora Gasman Zylbermann, hará uso de la palabra.

NADINE FLORA GASMAN SILVERMAN, PRESIDENTA DEL INSTITUTO NACIONAL DE LAS MUJERES: Muy buenos días, señor presidente Andrés Manuel López Obrador, y gracias por darnos la bienvenida a este lugar mágico de México.

Doctora Claudia Sheinbaum, doctora Olga Sánchez Cordero, doctora Loretta Ortiz, diputada Andrea Chávez, feliz cumpleaños; maestra Victoria Rodríguez Ceja.

Hoy estamos presentes en este lugar principalmente las mujeres líderes de la transformación: las gobernadoras de Baja California, Campeche, Colima, Guerrero, Tlaxcala y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, que nos demostraron en el gran encuentro de mujeres por la transformación que compartimos el sueño de transformar las desigualdades en bienestar, que somos miles de mujeres, somos millones de mujeres.

Estamos aquí también las secretarias y secretarios de Estado que trabajan todos los días por la igualdad, las presidentas municipales, diputadas federales y locales, nuestras ministras de la Suprema Corte de Justicia, así como mujeres líderes, como la gobernadora del Banco de México y otras compañeras de lucha, los medios de comunicación y quienes nos están viendo por las redes.

Todas, mujeres progresistas y feministas, que hemos asumido como compromiso y fuerza ser parte de la Cuarta Transformación, para no dejar a nadie atrás y no dejar a nadie afuera, porque sabemos que nadie en nuestro país ha sido históricamente más relegada y olvidada que las mujeres y las niñas, especialmente las mujeres indígenas, las pobres entre los pobres, las desheredadas de la historia hasta ahora.

El 8 de marzo es una fecha para conmemorar las luchas por el avance de los derechos de todas las mujeres, del camino andado por mujeres diversas que pelearon por el reconocimiento de cada derecho: el derecho a votar por un salario justo, el reconocimiento pleno de su calidad de ciudadanas a decidir sobre su cuerpo, su sexualidad, maternidad y placer. Y este día, hacemos un alto para recuperar nuestra memoria histórica, la memoria de la historia de las mujeres, para seguir orientando nuestras luchas pendientes y reconociendo nuestros logros colectivos.

Y quiero dirigirme a todas las mujeres para decirles que compartimos su sentido de urgencia para cambiar las cosas, que no están solas y que este gobierno está de su lado.

Quiero reiterarles que la agenda por los derechos de las mujeres es nuestra agenda y que trabajamos todos los días para construir una alianza entre todas, porque en 2018 llegó el tiempo de las transformaciones estructurales y de raíz, los tiempos de cambio.

Cambiar radicalmente siglos de desigualdades es un esfuerzo constante, cotidiano y colectivo con el que todo el gobierno estamos trabajando desde diferentes flancos para cerrar las brechas, las enormes lagunas de desigualdad, fruto de siglos de discriminación, abuso y violencia.

Este gobierno transforma la desigualdad, reduce la pobreza y mueve el país a través de un modelo económico y social que abre una era de redistribución del bienestar. En promedio, 57 por ciento del total de los recursos de los programas prioritarios de gobierno han beneficiado directamente a millones de mujeres, niñas, jóvenes, adultas mayores y personas con alguna condición de discapacidad. Son millones de mujeres cuyo ingreso ha aumentado su autonomía y ha mejorado la calidad de vida de ellas y de sus familias.

En materia electoral y de representación, estamos viviendo desde 2019 lo que llamamos la paridad en acción, gracias a las diputadas y senadoras que nos dieron la paridad en todo, en todos los niveles, en todos los órdenes de gobierno.

Actualmente la Cámara de Diputados y Diputadas, el Senado de la República, los 32 congresos locales, tienen paridad y hay paridad en las comisiones, en las presidencias de las comisiones en todo el país.

Tenemos siete gobernadoras, nunca habían gobernado juntas tantas mujeres, y se ve y se siente, queridas.

Cuatro ministras de la Suprema Corte y una gobernadora del Banco de México.

Más mujeres en la vida pública implica que hagamos visibles los problemas de exclusión y desigualdad que vivimos las mujeres, implica hacer propuestas para erradicar estos lastres, seguir abriendo la brecha y sembrando derechos e igualdad, porque la democracia paritaria sólo tiene sentido para alcanzar la justicia social.

En el Instituto Nacional de las Mujeres construimos igualdad para prevenir las violencias, contamos el Gobierno de México con un modelo integral de prevención primaria de las violencias contra las mujeres que establece estrategias y acciones orientadas a transformar los patrones socioculturales que las generan, y que resume años de experiencia de las organizaciones y acción de las mujeres, quienes con su movilización por igualdad y derechos abonan a la construcción de la paz aquí en México y en el mundo, tan importante el día de hoy.

En el mismo sentido impulsamos el Sistema Nacional de Cuidados, reconociendo el carácter político de los cuidados, su aporte a la economía nacional y al bienestar colectivos, que son trabajos realizados históricamente por las mujeres e históricamente invisibilizados.

Es una propuesta de articulación de instituciones que atiende a grupos sociales prioritarios bajo los principios de sustentabilidad financiera, universalidad y progresividad. Son apuestas transformadoras, porque buscan revertir los efectos nocivos de los años de políticas neoliberales que impusieron el imaginario de un individuo que no necesita de los demás.

Nosotras creemos que nuestro Sistema Nacional de Cuidados es un creador de cohesión social, es un restaurador de lazos sociales y es un motor de paz. Nuestro gobierno está trabajando para lograr un país más justo con las niñas y mujeres que lo habitan, donde sus palabras y sus sueños cuenten, donde su derecho a la educación y a desarrollar sus talentos sean una realidad, donde la violencia no interrumpa sus proyectos de vida, donde las niñas no sean esposas, sino niñas, donde la sociedad asuma la parte de responsabilidades que le toca en relación con los cuidados de las personas dependientes, porque es justo y porque ser más igualitarios nos dará fuerza colectiva, nos permitirá crecer como país haciéndonos mejores.

Hoy, 8 de marzo, sigamos juntas y juntos porque las mujeres y niñas de México merecemos tener una vida plena, en igualdad, sin discriminación ni violencias, sin que interrumpan su libertad, su crecimiento y sus proyectos de vida.

Sigamos trabajando por una transformación con y para las mujeres.

Muchas gracias.

MODERADORA: Hace uso de la palabra la diputada federal Andrea Chávez.

ANDREA CHÁVEZ TREVIÑO, DIPUTADA FEDERAL: Gracias. Saludo con mucho orgullo al presidente que nos devolvió la esperanza de saber que no estábamos condenadas y condenados a elegir entre lo mismo y lo mismo. Gracias, presidente.

También enviamos un saludo muy caluroso a una mujer valiente como la doctora Beatriz, que ha sufrido los ataques más misóginos, más ruines y mezquinos.

Como cantaba Amparo Ochoa, sinaloense, como mi mamá: ‘Mujer, si te han crecido las ideas, de ti van a decir cosas muy feas’.

Las luchas de hoy son los derechos de mañana. Estamos aquí gracias a las batallas que tantas mujeres valientes dieron durante siglos; también, gracias a lo que fueron privilegios y poco a poco se están transformando en derechos: el derecho a comer dignamente, a nacer con acceso a servicios básicos, a llegar a la universidad cuando una proviene de familia trabajadora, el derecho de vivir en paz.

El ejemplo de sor Juana nos enseñó la trascendencia que tiene la palabra de mujer. Que este espacio sirva para honrar y representar los dolores que nos trajeron aquí.

Si algo tuvieron en común todas nuestras heroínas en las grandes transformaciones de México es que impulsaron desde sus trincheras la revolución de las conciencias, como Gertrudis Bocanegra, a quien descubrieron sirviendo como correo de las tropas rebeldes y la torturaron para que revelara información. Nunca habló.

Cuánto compromiso se adquiere cuando las ideas están firmes y ancladas en la tierra. Como Josefa Ortiz de Domínguez, que destinó todo su esfuerzo durante la Independencia a convencer e incidir en los corazones más nobles; como Leona Vicario, periodista, quien entendió a la perfección la importancia de poner la información al servicio del pueblo; también en la Reforma con Margarita Maza, republicana convencida, perseguida por los conservadores.

En la Revolución, como Carmen Serdán, quien empuñó las armas para construir la paz; o Adela Velarde, juarense, revolucionaria, quien nos demostró que el impulso de las ideas no basta, que se necesita la fuerza de la organización para lograr los cambios que anhelamos.

Uno de ellos, el voto, con Hermila Galindo, emancipadora, quien defendió que las mujeres tuviéramos el lugar que nos correspondía en el gran concierto social; o doña Elvia Carrillo Puerto. El feminismo y la izquierda siempre han caminado de la mano, y uno de los ejemplos más notorios es el de ‘la Monja Roja’, socialista, que desde el sureste de la patria construyó las bases para el voto femenino.

No hay manera de enunciar a todas, porque la lucha por la libertad de las mujeres es intrínsecamente política, masiva, popular. Y no lo digo por aquellos que acaban de descubrir esta lucha de siglos y la utilizan como herramienta de golpeteo electoral, sino porque, en el neoliberalismo, el patriarcado encontró al perfecto aliado para perpetuar la desigualdad, porque el neoliberalismo no sólo privatizó los recursos naturales, las empresas públicas, las áreas estratégicas de la nación, también privatizó la vida y el cuerpo de las mujeres para reducirnos al valor del capital.

Cuando los salarios se precarizan, cuando los brazos del Estado encargados de cuidar a su pueblo desaparecen y la corrupción estalla, las más perjudicadas somos las mujeres, tradicionalmente condenadas a cumplir esas tareas de cuidado en los hogares propios o ajenos, a los que el Estado no llega.

El combate contra la pobreza y contra la corrupción es una herramienta revolucionaria de la lucha contra la desigualdad de las mujeres. Si algo es verdaderamente feminista en México es combatir la pobreza y la desigualdad, porque ambas tienen rostro de mujer.

Hoy son millones de abuelitas, como la mía, que reciben su pensión después de entregar su vida entera a cuidar a su familia y a esta nación; millones de jóvenes empoderadas que construyen el futuro formándose con esfuerzo y talento; las que reciben los créditos a la palabra y pagan su cuota con esfuerzo, pero sin demora, y las que siembran vida para cosechar bienestar.

Falta mucho, pero los avances emergen. Hoy tenemos siete gobernadoras, la misma cantidad de mujeres electas en la historia de nuestro país desde que doña Griselda Álvarez encabezó el gobierno de Colima.

Hoy somos tantas diputadas como diputados en el Congreso, acompañadas de las mujeres valientes de la diversidad, el presupuesto que aprobamos fue el primero con perspectiva de género ¿y por qué no?, si lo propuso el gobierno con gabinete paritario de la historia de México.

Para eso sirve la política. Hacemos política porque nos duelen las cosas, porque nos duele a ver a nuestra hermana acosada en el transporte público, nos duele a ver a nuestra madre preocupada porque la quincena no alcanza, nos duele ver a las madres buscadoras en el desierto; hacemos política porque conocemos su naturaleza transformadora, pero la hacemos desde todos los espacios, no sólo desde los cargos públicos.

Desde que tengo memoria, mi mamá, profesora de literatura infantil, subía sin rumbo a las inseguras rutas de Ciudad Juárez, hablando con la gente de un proyecto que priorizaba a las y los más pobres, contando con los deditos de su mano a todas las conciencias en las que había logrado depositar la semilla de la esperanza. Exactamente hoy se cumplen 25 años desde que esa señora incansable me regaló la vida.

Las mujeres en México tenemos profundos dolores que nos han llenado el corazón de heridas desde que nacimos. Como adolescente, viví el horror de la absurda guerra contra el narco que enclavó su nido en Ciudad Juárez. Con apenas 13 años sufrí el feminicidio de la madre de mi mejor amiga en la casa en la que yo jugaba todas las tardes; su hija y yo nos encontrábamos en la escuela.

Tenemos historias para las que no alcanza ningún memorial, tantos nombres y relatos que nunca terminaríamos de anunciar, pero tenemos la memoria viva y a flor de piel, y nunca olvidaremos lo que sucedió en aquel campo algodonero, en aquel arroyo, en aquel cerro, en aquella combi.

Tenemos dolores tan profundos que jamás encontrarán cicatriz, pero no podemos desistir. En este proceso de transformación se abrió una ventana democrática con un gobierno que no reprime, que no justifica nuestras muertes, como en el pasado, con un gobierno al que se le pueden hacer críticas legítimas.

Nuestra lucha es por una vida que merezca ser vivida. Gracias a todas las morras que están en las calles construyendo una vida libre de violencia.

Este día conmemoramos las manos de mujeres que siembran, que cuidan, que alimentan, que curan, que labran los surcos y los caminos; manos que administran, que legislan, que gobiernan; manos migrantes que levantan a dos países con su esfuerzo; manos anónimas generosas y protectoras, cuyos nombres no figuran en los libros de texto ni en la epopeya de la historia; manos que nos trajeron hasta aquí.

Por ustedes, por nosotras, por las que fueron, por las que serán, hoy conmemoramos nuestra lucha.

Por el bien de todas, primero las pobres.

Muchas gracias.

MODERADORA: La gobernadora del Banco de México, licenciada Victoria Rodríguez Ceja, hará uso de la palabra.

VICTORIA RODRÍGUEZ CEJA, GOBERNADORA DEL BANCO DE MÉXICO: Muy buenos días a todas, a todos.

Presidente Andrés Manuel López Obrador, muchas gracias por esta recepción.

Doctora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Maestra Loretta Ortiz, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Licenciada Andrea Chávez Treviño, diputada federal.

Y doctora Nadine Gasman Zylbermann, presidenta el Instituto Nacional de las Mujeres.

Distinguidas señoras y señores que hoy nos acompañan.

Es un honor para mí el haber sido invitada a dirigir a ustedes unas palabras en esta fecha tan especial, en la cual reafirmamos el compromiso común con el movimiento por la igualdad de género, y con la necesidad de seguir impulsando en todos los ámbitos la agenda en favor de los derechos de las mujeres.

Quisiera iniciar esta conversación haciendo notar que, desde el inicio de este año, la Junta de Gobierno del Banco de México, que diseña y dicta la política monetaria de nuestro país, tiene una característica muy relevante: está mayoritariamente conformada por mujeres. Dentro de las 20 mayores economías del mundo, únicamente el Banco Central de Australia comparte esta característica de nuestro instituto emisor. México es de las pocas economías que confía el poder adquisitivo de su moneda a un órgano colegiado en donde las mujeres son mayoría.

Vale la pena reflexionar sobre cómo la evolución de nuestra sociedad ha producido la actual configuración de nuestra Junta de Gobierno, sobre cómo estos caminos se encuentran.

El Banco de México, fundado en 1925, está cerca de celebrar su centenario como el instituto emisor de nuestro país. En este último siglo, el Banco, a través de la conducción de la política monetaria, ha sido un factor determinante en la transformación del país en una economía moderna, integrada a los intercambios globales.

Los historiadores coinciden que alrededor de 1953 y 1954 inicia en nuestro país el extenso periodo de expansión económica que fue posteriormente conocido como el desarrollo estabilizador, proceso en el cual el rol de nuestro banco central fue determinante al proveer de estabilidad y confianza a la economía, lo cual elevó el nivel de bienestar de millones de mexicanos.

Tal periodo de desarrollo económico, basado en un mercado interno, vigoroso y en una sólida estabilidad fiscal y monetaria, fue precedido y es contemporáneo del movimiento social que buscaba alcanzar la igualdad de derechos para las mujeres.

Emanado de los movimientos sociales de principios del siglo XX, la lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres data su origen formal en el primer Congreso Feminista de Yucatán en 1916. Este impulso se convirtió en un imán que atrajo otras causas sociales del México de esa época y agrupó a su alrededor a escritores, artistas, trabajadores, campesinos y actores nuevos en la economía y sociedad de ese momento.

Adoptadas sus demandas por el general Lázaro Cárdenas, quien presenta en su sexenio la iniciativa, los esfuerzos del movimiento acaban concretándose el 17 de octubre de 1953 con la publicación en el Diario Oficial de la reforma constitucional que otorgaba, luego de un complicado proceso, el derecho al voto de las mujeres.

Corresponde a las historiadoras reflexionar y arrojar luz sobre la coincidencia entre los grandes logros del movimiento por la igualdad de género, cristalizado en 1953 en los derechos plenos al voto de las mexicanas, y el inicio del desarrollo estabilizador, el más largo periodo de crecimiento y estabilidad económicos de la historia reciente de México.

Es posible afirmar que la igualdad política, económica y de género no sólo determinan una sociedad más justa, sino también una economía más vigorosa y sólida; nuestra historia así parece sugerirlo.

Es muy importante que una economía reconozca en todos sus ámbitos la labor de las mujeres y que tengamos derecho a la igualdad de educación, empleo y oportunidades. Lo anterior es uno de los ingredientes necesarios para que contemos con un país con bienestar económico, cuyas riquezas se repartan con mayor equidad.

Hemos avanzado mucho como sociedad, pero aún tenemos tarea pendiente. Los datos más recientes muestran que, si bien las mujeres representan poco más de la mitad de la población del país, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente al cuarto trimestre de 2021, sólo 45 de cada 100 mujeres en edad de trabajar están ejerciendo algún empleo formal, contrastando con 76 de cada 100 para el caso de la población masculina.

Tengo la convicción de que una de las herramientas más importantes para reducir la brecha económica de género es garantizar el acceso y la permanencia de la educación. La educación es un factor esencial para lograr la igualdad, no solamente en el mercado laboral, sino en los distintos aspectos de una sociedad moderna.

Quizá eso es lo que tenía en mente sor Juana cuando escribía aquellos versos: ‘¿En qué te ofendo cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no un entendimiento en las bellezas?’. La gran poetiza mexicana sugiere que el camino de la igualdad pasa también por la educación, por ese poner bellezas en mi entendimiento.

La imagen de sor Juana está presente en un par de billetes emitidos por el Banco de México, uno de ellos fue premiado en 2020 por su calidad y diseño en una bella pieza que en el reverso refleja los bosques de encino y oyamel que albergan a la mariposa monarca. Es una forma de honrar a esta mujer cuya vida y obra son fuente de inspiración y orgullo para muchas de nosotras.

La vida de sor Juana, una buena parte de ella transcurrida muy cerca de aquí, en el Convento de San Jerónimo, es una lección de esfuerzo y dedicación a la vocación personal que, en mi caso, ha sido el servicio público, trabajar por la causa del bienestar común.

Esta bella labor ha implicado retos, pero también oportunidades. Recuerdo, por ejemplo, que como directora del Finanzas del Sistema de Transporte Colectivo Metro en el año 2004, esa empresa pública tan importante para la vida diaria de mexicanas y mexicanos, había ocasiones en que era yo la única mujer en reuniones de planeación con ingenieros, operadores de las líneas, los jefes de mantenimiento y talleres, y los encargados de la vigilancia de la red. Tanto en el Metro como en otras responsabilidades que he tenido el honor de atender, el apoyo de mis compañeras ha sido siempre un elemento de fortaleza.

Por ello, quisiera aprovechar esta ocasión para reconocer hoy a todas las que comparten esta pasión por servir al bien común, todas las aquí presentes y especialmente aquellas que, en el gobierno de la Ciudad de México, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Banco de México de ahora dedican su vida al servicio público, como todas nosotras.

Ellas buscan construir un país y una sociedad más justos, donde la igualdad de género permee nuestra cotidianeidad.

Hoy recordamos y rendimos homenaje al trabajo de las mujeres por la igualdad. Millones de mujeres en múltiples países a lo largo de los últimos dos siglos han luchado, incluso hasta el límite de ofrecer sus vidas, para lograr una sociedad en donde el género de una persona no sea motivo de discriminación y que hombres y mujeres disfruten de los mismos derechos y oportunidades.

Desde nuestro punto de observación en el presente, volteando hacia atrás en la historia del movimiento por la igualdad de género, debemos reconocer que esta lucha ha tenido logros muy importantes y agradecer a quienes antes de nosotras lucharon para que pudiéramos estar en donde nos encontramos ahora.

Pero el reto es permanente y tiene múltiples espacios, a algunas nos toca empujar nuestra agenda común desde el sector público, algunas luchan desde la academia o desde las empresas, algunas lo hacen desde los libros, el arte, los deportes y múltiples otros ámbitos.

Todas tenemos un objetivo común: una mejor sociedad en donde mujeres y hombres vivamos en igualdad.

Muchas gracias.

MODERADORA: Escuchemos el mensaje que dirige el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Amigas, compañeras:

Me da mucho gusto participar en este acto de conmemoración, dedicada a las mujeres de México y del mundo.

Creo coincidir con lo que aquí se ha dicho. Se han expresado con mucha claridad ideas sobre la importancia de la igualdad y escucho también que hay consciencia en seguir incluyendo la igualdad económica y social en el proceso de conquista de los derechos de las mujeres. Esto es importante, porque no se podría hablar sólo de la libertad, de la igualdad de género o de la igualdad ante la ley o ante Dios si no tenemos presente la igualdad económica y social como algo fundamental, como algo central.

Antes, en la ciencia social eso era lo básico, la lucha por la igualdad económica y social, y se fueron creando nuevos derechos y esto fue enriqueciendo el proceso para alcanzar vivir en sociedades más justas e igualitarias.

Pero no debemos olvidar que es fundamental, básico, el luchar por la igualdad económica y social, luchar en contra de la opresión, luchar en contra de la explotación, luchar en contra del racismo, del clasismo, de la discriminación; el procurar que no haya la monstruosa desigualdad económica y social que existe desgraciadamente en nuestro país y en el mundo.

Desde hace muchos años los dirigentes sociales, políticos más importantes del país se han propuesto el que vivamos en una sociedad justa e igualitaria. Recordemos los Sentimientos de la Nación de Morelos, uno de sus planteamientos era que se moderara la indigencia y la opulencia, que hubiese igualdad, y eso lo tenemos que seguir enarbolando como nuestra principal bandera en la lucha por la justicia, no quedarnos sólo en el discurso, no quedarnos en la retórica, en los nuevos términos, las nuevas palabras, los nuevos conceptos, las modas, sino transformar la realidad buscando que no haya tanta desigualdad en nuestro país.

Por eso celebro que en todos los programas de Bienestar se está incluyendo a mujeres, porque lo cierto es que nosotros luchamos por hombres y mujeres siempre, y en el propósito de alcanzar una sociedad más justa, pues vamos abajo, a trabajar por los más pobres, por la gente más necesitada, y ahí se atiende a hombres y a mujeres.

Aquí tengo unos datos:

En el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, 58.7 son mujeres.

En la Pensión para Adultos Mayores, 55.9 por ciento son mujeres las que se benefician.

En las Becas para Niñas, Niños de Madres Trabajadoras 50.8 son mujeres.

En las becas en general del sistema ‘Benito Juárez’, 68.8 de las beneficiarias, mujeres.

Educación media superior, 51.8 estudiantes mujeres.

En Jóvenes Escribiendo el Futuro, 55.4 mujeres.

Tandas para el Bienestar, 70 por ciento mujeres.

Bueno, en actividades que antes sólo se destinaban a los hombres o no se tomaba en cuenta el trabajo de las mujeres, porque la mujer siempre ha trabajado también en el campo hasta la fecha; si uno se traslada de aquí a Veracruz por carretera, puede ser un domingo y ahí están en los campos de Tlaxcala, de Puebla trabajando, niñas, niños, mujeres trabajando la tierra, entonces por eso en el programa Sembrando Vida, 31 por ciento mujeres.

Las beneficiarias de los programas de fertilización, 35 por ciento mujeres.

Esto es muy importante y demuestra que estamos atendiendo a quienes más lo necesitan y ayudando desde abajo a hombres y mujeres.

Y también, pues hemos aportado todos los que estamos aquí, mujeres y hombres, hemos aportado para que se garanticen los derechos políticos de las mujeres, que haya más participación de las mujeres en todos los niveles de gobierno, en todas las instituciones del Estado mexicano.

Comentaba yo con la doctora Olga Sánchez Cordero que este es un proceso relativamente nuevo, de cuando mucho 20 años a la fecha, y hemos contribuido en ese proceso de distintas maneras, y por eso podemos decir que como México no hay dos en América en cuanto a participación de las mujeres en las decisiones públicas, no hay otro país en toda América con tantas mujeres en puestos de administración o en puestos de representación política, en ningún país de América.

Y nuestro país es de los más avanzados del mundo en cuanto a la participación de las mujeres y esto lo hemos logrado en los últimos tiempos. Y, aunque todos han participado, la vanguardia de este movimiento se ha mantenido siempre en la izquierda.

Por eso tenemos que seguir adelante, luchando por la igualdad económica y social, luchando por los derechos de la mujer, por la igualdad de género y manteniendo nuestros principios, nuestros ideales de no mentir, no robar, no traicionar a nuestro pueblo. Ideales que tienen que ver desde luego con el combatir la corrupción, el no permitir la impunidad, el que podamos garantizar la paz, la tranquilidad, como lo estamos haciendo, como se trabaja todos los días desde muy temprano.

Las mujeres compañeras gobernadoras, los gobernadores, que desde muy temprano están en las Mesas de Paz recibiendo los reportes sobre delitos y tomando decisiones, como lo hacemos aquí todos los días con la coordinación de Rosa Icela Rodríguez, buscando reducir la violencia, que podamos garantizar la paz sin represión, sin masacres, sin violación de los derechos humanos. Eso es un orgullo, nosotros no somos represores, no seremos nunca represores, nosotros siempre vamos a estar del lado del partido de las libertades y de la fraternidad.

Me da muchísimo gusto estar con ustedes y vamos a seguir trabajando juntos para que las cosas mejoren, sigan mejorando en nuestro país. Yo estoy optimista porque se va avanzando, vamos avanzando en el proceso de transformación con la revolución de las consciencias. Está cambiando mucho, mucho, mucho, como nunca, la mentalidad de nuestro pueblo y, cuando cambia la mentalidad del pueblo, cambia todo.

Estoy muy seguro de que se va a establecer las bases de la transformación y que ya no va a haber lugar a retrocesos, ya no se va a poder retrogradar en México, siempre vamos a ir avanzando cada vez más en lograr la igualdad de hombres y de mujeres y la igualdad económica y social.

Y un abrazo muy fraterno, cariñoso y felicidades.

MODERADORA: Finaliza esta ceremonia con los honores al presidente de los Estados Unidos Mexicanos y comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Se les invita a permanecer de pie para entonar nuestro Himno Nacional.

(HIMNO NACIONAL)

MODERADORA: El presidente de México se dirige a la escolta de bandera para despedirse de nuestro lábaro patrio.

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