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James Joyce, Virginia Woolf, Thomas Pynchon, Roberto Bolaño o Toni Morrison. Hay muchos grandísimos autores de los que has oído hablar hasta la saciedad, pero quizá no hayas leído todavía bien porque hayan escrito tantos libros que no sabes bien por dónde empezar o bien porque hayan escrito libros demasiado crípticos. Sí, tal vez podrías comenzar con alguno de sus libros más conocidos, pero si lo que quieres es decir que has leído algún libro de tal o cual autor y hacerlo lo más rápido y fácil posible, ¿por qué no empezar por alguno de sus libros más breves?

Esta lista complementa una que ya elaboramos hace tiempo, aunque aquella contaba con libros más famosos y esta tiene la particularidad de centrarse en obras menos conocidas de autores de culto. Otra diferencia es que aquella lista ponía el tope en las 200 páginas y en este caso he querido subirlo hasta las 250 páginas, con la excepción de Retrato del artista adolescente de James Joyce, que sobrepasa el límite por poco. Hay que tener en cuenta que el número exacto de páginas puede variar según la edición y la traducción, así que es posible que dependiendo de esta haya alguna variación, por otra parte mínima.

Esta lista también se completa con una infografía que publicamos hace tiempo donde comparábamos diferentes obras célebres según el número de palabras con que fueron escritas.

El pecho de Philip Roth (78 páginas)

Esta novela narra la historia de David Kepesh, que se convierte en un pecho de 155 libras. La referencia a La metamorfosis de Kafka no solo es evidente sino que se pone de manifiesto en la propia novela. Kepesh, que es profesor de literatura, compara su desdicha con la de Gregor Samsa. Entre otras escenas, en el libro se describen las sensaciones sexuales de Kepesh mientras los enfermeros lo cuidan o cómo su novia practica sexo oral en su pezón.

El ojo de Vladimir Nabokov (104 páginas)

Si hay alguien que sabe jugar con la identidad, ese es sin duda Nabokov, con personajes siempre contradictorios. El ojo, una deliciosa e inquietante novela corta, embellecida por escenas típicamente nabokovnianas, es un ejemplo de ello. Con una prosa limpia y magistral, esta obra es un inicio perfecto para quien nunca ha leído a Nabokov, pero también es un tour obligatorio para iniciados en el autor.

Amberes de Roberto Bolaño (112 páginas)

«La única novela que no me avergüenza es Amberes», dijo Bolaño en alguna ocasión. Esta, su cuarta novela, muestra diferentes relatos se entrelazan de una forma un tanto, con un lenguaje experimental, más poético que en el resto de sus novelas. Su título se refiere a la ciudad belga de Amberes y la obra está dedicada a sus dos hijos, Alexandra y Lautaro. En el propio libro se dice que fue escrita a lo largo de varios años. Quizá es compleja, pero en cualquier caso siempre será más breve que 2666.

Punto omega de Don DeLillo (117 páginas)

Punto omega es la novela más corta de DeLillo, además de una de las más introspectivas. Con una prosa clara y un tanto inconexa, este libro además de breve no es especialmente rebuscado, pero su lectura no es fácil, sino desconcertante y desasosegante. La novela en general tuvo muy buena crítica, alabando la técnica del autor. Sus personajes son mínimos, casi abstractos, irreales.

Corazón de perro de Mijaíl Bulgákov (126 páginas)

La última novela de Bulgákov es también una de sus obras más apreciadas. Normalmente se suele interpretar como una alegoría de la revolución comunista y su intento fallido por transformar de forma radical la humanidad. Aunque inicialmente su publicación fue prohibida en la Unión Soviética, en la actualidad la novela se ha convertido en un fenómeno cultural en Rusia. También ha servido de temas para varias películas, una obra de teatro e incluso una ópera.

El viejo y el mar de Ernest Hemingway (127 páginas)

Ninguna de las novelas de Hemingway es particularmente difícil, pero El viejo y el mar, su último trabajo de ficción importante publicado en vida y posiblemente su obra más conocida, tiene el mérito de ser la novela más corta que haya ganado el Premio Pulitzer. La novela ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones.

Memorias del subsuelo de Fiódor Dostoyevski (136 páginas)

Dostoyevski tiene merecida fama de ser un escritor de obras largas, densas y bastante rusas. Memorias del subsuelo es tan ruso como el resto de sus libros, pero bastante más asequible. Ténicamente Dostoyevski tiene novelas más cortas, pero esta es una obra clave para comprender textos posteriores del autor como Crimen y Castigo, Los endemoniados o El jugador. Memorias del subsuelo tiene un importante trasfondo psicológico y se abordan cuestiones filosóficas decisivas para comprender al escritor. El doble también es una novela corta de calidad perfecta para iniciarse en Dostoyevski.

El quinto hijo de Doris Lessing (144 páginas)

La novela más corta de Doris Lessing se resiste a ser clasificada, pero si hubiera que asignarle un género podría describirse como una historia de terror. Un matrimonio ve su vida familiar completamente trastocada con el nacimiento de su quinto hijo. El niño se desarrolla de forma inusual. Monstruoso en apariencia, anormalmente fuerte, egoísta, hambriento, bestial, se convierte en un extraño para sus hermanos. Un inquietante retrato de familia que habla de forma cruda sobre la naturaleza humana escrito por la ganadora de un premio Nobel.

La subasta del lote 49 de Thomas Pynchon (152 páginas)

Es el trabajo más breve de Pynchon. Con frecuencia se la cita como ejemplo de ficción posmoderna. Y por si fuera poco, la revista TIME la seleccionó como una de las mejores novelas de habla inglesa entre 1923 y 2005.

La habitación de Giovanni de James Baldwin (159 páginas)

A pesar de ser la novela más corta de James Baldwin, La habitación de Giovanni es también la más conocida. Ambientada en el mundo bohemio del París de los cincuenta, narra la historia del despertar de un hombre joven ante su verdadera naturaleza homosexual. A día de hoy la narración se ha vuelto lugar común, pero La habitación de Giovanni es uno de los pocos libros de su época que se atrevió a tocar este tema, hasta tal punto de que se ha convertido en un clásico de la literatura gay. En cualquier caso, Baldwin sabe crear personajes que nos permiten olvidar las similitudes con relatos parecidos más modernos.

Escucha la canción del viento de Haruki Murakami (165 páginas)

Comenzar a leer a Murakami puede resultar confuso: tiene muchas novelas y todas parecen ser igualmente aclamadas. Aunque lo más recomendable sería empezar con Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Escucha la canción del viento es un atajo más que asequible. La idea para la historia de esta novela, que sería su debut literario, se le ocurrió al autor mientras miraba un partido de béisbol. A partir de ese momento Murakami invirtió una hora cada noche y después de cuatro meses tuvo la novela lista.

Entre actos de Virginia Woolf (176 páginas)

La última novela de Woolf, además de ser la más corta es posiblemente la menos leída. Narra el montaje, la representación y el público de una obra en un festival en un pequeño pueblo inglés justo antes de que estalle la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su brevedad es un libro muy complejo, lleno de significados y alusiones ocultas. El 27 de marzo de 1941, Woolf envió una carta a su editor John Lehmann, en respuesta a una nota elogiando el borrador. «Había decidido, antes de que llegara su carta», escribió, «que no puedo publicar esa novela tal como está: es demasiado tonta y trivial. Lo que haré será revisarla y ver si puedo publicarla en otoño… No me di cuenta de lo mala que era hasta que la leí. Por favor, perdóneme, y crea que solo estoy haciendo lo mejor». Al día siguiente, la escritora se ahogó a sí misma. La novela fue publicada póstumamente solo unos meses después.

Sula de Toni Morrison (192 páginas)

Ambientada en los EE.UU. en el período de entreguerras, Sula es un portentoso retrato del poder de lo femenino en una comunidad pobre y rural de negros, donde las mujeres reinan como madres, hechiceras y depositarias de la tradición oral. Aparte de ser una de las obras maestras de Toni Morrison, Sula se considera un pilar fundamental de la formación de la crítica literaria feminista negra.

Hijo de Dios de Cormac McCarthy (208 páginas)

Es la tercera novela de McCarthy y aunque fue bien recibida por la crítica pasó sin pena ni gloria para el gran público. Como su predecesora, La oscuridad exterior,profundiza en el aislamiento extremo, la perversidad y la violencia para representar la experiencia humana. Además, McCarthy ignora convenciones literarias, como las marcas de los diálogos, y cambia constantemente de estilo, desde la descripción objetiva hasta la prosa poética, pasando por la narración coloquial en primera persona.

La abadía de Northanger de Jane Austen (220 páginas)

Titulado inicialmente Susan, La abadía de Northanger fue la primera novela que escribió Jane Austen y uno de sus últimos trabajos publicados. Ella lo vendió a un editor en 1803, pero no lo imprimieron y se mantuvo inédito hasta que ese editor volvió a venderlo a la familia en 1816, cuando Jane Austen ya era una conocida escrita. Austen continuó revisándolo, pero ella murió en 1817, y su hermano lo publicó póstumamente en diciembre de ese año.

Retrato del artista adolescente de James Joyce (256 páginas)

Novela semiautobiográfica, que está considerada como una de las más grandes novelas de aprendizaje, o Bildungsroman, en lengua inglesa de la historia de la literatura. El relato está protagonizado por un muchacho llamo Stephen Dedalus, álter ego del propio autor, por lo que en ella aparecen muchos detalles basados en la vida real del escritor. Muchísimo más asequible que Ulises y, por supuesto, que Finnegans Wake, Retrato del artista adolescente es una buena forma de iniciarse en James Joyce, aunque lo más recomendable es empezar con Dublineses.

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