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RUMAN�A

Muere Miguel I, rey de Ruman�a, a los 96 a�os

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Miguel I de Ruman�a, durante una ceremonia en el palacio Elisabeta de...
Miguel I de Ruman�a, durante una ceremonia en el palacio Elisabeta de Bucarest, en 2012. Bogdan Cristel REUTERS

Era el �ltimo de los jefes de Estado en activo durante la Segunda Guerra Mundial que segu�a con vida. Tambi�n el decano de la realeza mundial. Pero era, sobre todo, un personaje imprescindible para comprender la convulsa historia europea de las �ltimas ocho d�cadas. Casi nada. Miguel I, rey de Ruman�a, ha fallecido en su residencia privada de Suiza a los 96 a�os de edad, tras empeorar en los �ltimos d�as su estado de salud, muy fr�gil desde que a principios de 2016 le diagnosticaron un c�ncer de piel que le oblig� a abdicar sus responsabilidades en su primog�nita, la princesa Ruman�a, desde entonces custodia de la Corona.

El rey Miguel estaba emparentado con varias dinast�as europeas. Entre sus familiares m�s allegados, la Reina Sof�a, quien le consideraba su primo favorito. Probablemente porque ambos hab�an padecido una experiencia tan amarga como el exilio. Muy largo fue el destierro del monarca rumano -se prolong� durante m�s de medio siglo-, una dura prueba de vida que marc� irremediablemente el car�cter taciturno que ha acompa�ado hasta el final de sus d�as al rey. A pesar de que la ca�da del comunismo en Ruman�a le permiti� regresar a su pa�s, donde estas �ltimas dos d�cadas ha disfrutado de la restituci�n de su t�tulo y de sus bienes, as� como de una creciente popularidad que recurrentemente reabre el debate sobre la posibilidad de restaurar la monarqu�a. Con todo, Miguel I nunca lleg� a superar lo que consideraba una traici�n hist�rica de Winston Churchill hacia su pueblo, que �l padeci� en primera persona.

Miguel de Hohenzollern -en la �ltima d�cada la dinast�a ha eliminado definitivamente el apellido alem�n para pasar a ser a secas De Ruman�a- naci� en 1921 en el impresionante castillo Peles de Sinaia. Sus padres eran el heredero al trono Carlos y la princesa Elena de Grecia. A la muerte de su abuelo, el rey Fernando I, Miguel fue coronado con apenas seis a�os, ya que su padre hab�a huido del pa�s con su amante Elena Lupescu a disfrutar del dolce far niente. Como es l�gico, dada su escasa edad fue un Consejo de Regencia el encargado de dirigir el pa�s en su nombre. Tres a�os despu�s, cansado de su vida disoluta, su padre regres� a Bucarest y no tuvo empacho en arrancarle a su hijo la corona.

Tendr�a que pasar una d�cada para que, ya en 1940, Miguel fuera entronizado. Ten�a 19 a�os y segu�a siendo un joven inexperto al que la dirigencia del momento pretendi� manejar como un t�tere, mientras ello fue posible.

La Segunda Guerra Mundial hab�a comenzado. Y el militar Ion Antonescu, tras sellar una alianza con la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, empez� a gobernar con poderes casi dictatoriales, arrinconando a Miguel I como una mera figura decorativa.

Transcurrieron m�s de dos a�os a lo largo de los cuales la situaci�n se hizo explosiva. Y poco a poco se fue creando un complot contra Antonescu en torno al rey. Por fin, en agosto de 1944, Miguel I protagoniz� un audaz golpe palaciego que depuso al Gobierno pro fascista. Al mismo tiempo, el monarca impuls� un viraje absoluto en las alianzas b�licas, colocando a Ruman�a del lado de los Aliados. Los historiadores sostienen que aquella decisi�n supuso acortar al menos en cinco meses la Segunda Guerra Mundial y pudo salvar la vida de unas 600.000 personas.

Pero de poco le sirvi� al rey haberse puesto del lado de los vencedores. En la Conferencia de Yalta de febrero de 1945 en la que las potencias se repartieron Europa en zonas de influencia, Ruman�a qued� bajo la �rbita sovi�tica. Stalin impuso en Gobierno comunista en Bucarest. La cohabitaci�n con la monarqu�a de los Hohenzollern era imposible. Finalmente, el 30 de diciembre de 1947, a golpe de pistola Miguel I fue obligado a abdicar. Comenzaba as� un largo exilio que se prolongar�a hasta los a�os 90, ca�do Ceaucescu.

En medio, Miguel y su esposa, la reina Ana de Borb�n Parma, tuvieron que aclimatarse a una modesta vida ap�trida, residiendo primero en Inglaterra, ayudados por Isabel II, y ya despu�s en Suiza.

En contra de la propaganda comunista, la existencia del rey exiliado fue modesta, y tuvo que ejercer diferentes oficios para mantener a su familia, incluidos la explotaci�n de una finca av�cola, un puesto en una firma aeron�utica o un breve empleo como br�ker para una firma estadounidense.

Una de las pesadumbres de Miguel fue no tener ning�n hijo var�n. Porque la ley semis�lica que durante casi siglo y medio ha regido en la dinast�a rumana imped�a que ninguna de sus cinco hijas pudiera alg�n d�a a sucederle en el trono. S�lo recientemente el Consejo de la Corona, en conformidad con las nuevas autoridades democr�ticas rumanas, aprob� las disposiciones que han convertido a la primog�nita del rey Miguel, la princesa Margarita, la leg�tima heredera -con la circunstancia de que ella tampoco tiene hijos-.

Con la ca�da del comunismo, la dinast�a rumana vio c�mo su destino daba un giro copernicano. Miguel I pudo pisar de nuevo su patria en 1992, aclamado en Bucarest por medio mill�n de almas. Y ya en 1997, las nuevas autoridades invitaron al soberano a fijar su residencia en Ruman�a, y le restituyeron su t�tulo de rey y muchas de las propiedades de la familia real que hab�an sido confiscadas por el r�gimen comunista. Desde entonces, la participaci�n de la familia real en la vida p�blica rumana no ha dejado de crecer. Uno de los momentos m�s emotivos para la Corona se produjo en 2011 cuando, con motivo del 90 cumplea�os de Miguel I, y en un gesto de reconciliaci�n nacional, el monarca fue invitado a dar su primer discurso desde la abdicaci�n ante las dos c�maras del Parlamento reunidas en sesi�n tan hist�rica como solemne.

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