«Boyer volvió con su mujer, pero lo llamó ‘la China’ y le dijo que no podía vivir sin él»

El romance que rompió el Gobierno

«Boyer volvió con su mujer, pero lo llamó ‘la China’ y le dijo que no podía vivir sin él»

La vida sentimental del ministro de Economía saltó a las agendas de Manglano en plena crisis de Gobierno

Javier Chicote | Juan Fernández-Miranda

Si la intervención de Rumasa había sido el primer gran escándalo económico del felipismo, el mismo protagonista tendría el primer gran ‘affaire’ social, que precipitó, además, la primera gran crisis de Gobierno de la era González: Miguel Boyer .

El romance del político socialista con Isabel Preysler se convirtió en una cuestión de Estado, pues la inestabilidad sentimental del hombre que pilotaba la economía del país influyó en la primera crisis del primer Gobierno de Felipe González. Tanto es así que el director del Cesid, Emilio Alonso Manglano , recogió en su agenda cómo fue la ruptura matrimonial de Boyer. La otra gran protagonista, Isabel Preysler, tenía por entonces un apelativo racial: ‘la China’, mote que en el Gobierno también usaban, según desvela la biografía del hombre que pilotaba el servicio de inteligencia español, ‘El jefe de los espías’ (Roca Ediciones).

Uno de los más grandes retos del primer Ejecutivo socialista era modernizar la economía y conseguir el ingreso de España en la Comunidad Europea. Para ello, Felipe González había entregado las cuentas del Estado a un físico y economista de corte socialdemócrata-liberal que aborrecía el marxismo. Al frente del superministerio de Economía y Hacienda, Miguel Boyer es una pieza fundamental del Consejo de Ministros.

Nacido en San Juan de Luz en el seno de una familia de clase alta exiliada durante el franquismo, educado en el Liceo Francés de Madrid, sofisticado y con fondo y forma de intelectual, Boyer es la antítesis de Alfonso Guerra. El vicepresidente del Gobierno, mucho más escorado a la izquierda y con imagen de austeridad -aunque algunos la tildan de impostada e incluso falsa-, no duda en decir a los suyos que en vacaciones hay que viajar con la señora, la tortilla de patata, el botijo y el pañuelo con cuatro nudos en la cabeza: es el popular eslogan «Menos Marbella y más socialismo». Dos modelos de vida opuestos y contradictorios en un mismo Gobierno.

Boyer le entregó a Preysler el ABC de Oro como Presidenta de Honor de Ande, en 1987

Y mientras Guerra predica «socialismo», va Boyer y se encama con la derecha… La revista ‘Interviú’ es la primera publicación en hablar de la furtiva relación sentimental que el ministro mantiene con la socialité Isabel Preysler. Ambos están casados; ella, con el marqués de Griñón; él, con la ginecóloga Elena Arnedo. Y la hispano-filipina lo había estado antes con Julio Iglesias. Los socialistas no solo han alcanzado el poder sino que «se acuestan con nuestras mujeres», piensan en la derecha otrora dominante.

Esta es la crónica rosa de la ‘beautiful people’, la nueva élite surgida tras la Transición y vinculada con un Gobierno de izquierdas. A mediados de 1985, Boyer es una olla a presión y su inestabilidad personal tiene influencia en el Ejecutivo, ya que sustituir a un ministro de Economía y Hacienda supone abrir una crisis de Gobierno.

El 4 de julio Emilio Alonso Manglano analiza la parte estrictamente profesional con una anotación titulada «La crisis». Esa misma tarde, jueves, se hace pública la enorme dimensión del problema, que se traduce en el relevo de seis ministerios , comenzando por el de Economía, y la portavocía.

«La crisis»

Al día siguiente el director del Cesid anota sobre el nuevo Ejecutivo: «En Semana Santa FG (Felipe González) había comentado que quería crear dos vicepresidencias más en el Gobierno. El 20 de junio le dijo a Boyer que posiblemente le daría una. El 1 de julio FG habló con el MD (ministro de Defensa) y le preguntó sobre su opinión en torno a las VP (vicepresidencias). Este le dijo que no lo consideraba conveniente. FG le dijo que las crearía en el 86. Boyer le planteó la dimisión irrevocable. No hubo posibilidad de resolverlo pese a las súplicas que le hizo el PG (presidente del Gobierno».

Manglano traza así una gran crónica de lo sucedido. Su fuente es su jefe, el ministro de Defensa, Narcís Serra : guerra política, desavenencias, súplicas, ofertas y recelos.

Una semana después continúa el análisis de la crisis que desencadenó la dimisión de Boyer, esta vez recogiendo el enfrentamiento con Alfonso Guerra y, principalmente, los motivos personales.

Cuando el nuevo Consejo de Ministros cumple una semana, Manglano se ve con un informante, que le cita a Isabel Preysler como ‘la China’, obviamente por los rasgos asiáticos de la hispano-filipina. Si el director del Cesid fue muy bueno en la crónica política narrando la crisis de Gobierno, será extraordinario en la social:

«Miguel Boyer llegó un lunes a casa de su mujer para decirle que lo había pensado bien y que volvía con ella. Llevó con él paquetes y maletas. Elena estaba encantada y arrepentida. Al día siguiente dijo que le había llamado ‘la China’ para decirle que no podía vivir sin él. A él le ocurría lo mismo, y se fue de su casa a casa de un hermano. Allí es donde parece que ‘la China’ le dijo que iba a pedir la separación o el divorcio del marqués de Griñón . Este verano veranearon juntos en Marbella. Elena pedirá el divorcio (ya han hablado)». La guinda la pone con la guerra con Guerra, valga la redundancia: «Boyer dijo que él no podía hacer su política económica sin manejar poderes. Felipe le había prometido la vicepresidencia segunda. Al enterarse Alfonso Guerra, este dijo que si le dan a Boyer la VP ‘yo me marcho’».

Es Boyer quien, finalmente, tiene que marcharse. No está dispuesto a seguir en el Gobierno sin adquirir plenos poderes en el área económica.

Además, a Felipe González le reconoció que está «cansado». Como consecuencia, se convierte en la diana de innumerables críticas internas por su desapego con el socialismo. Su vida personal, el cotilleo, es y será la reina de las salsas.

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