Biografia de Michelangelo Antonioni

Michelangelo Antonioni

(Ferrara, 1912 - Roma, 2007) Director de cine italiano. Unos planos largos y espaciosos van siguiendo a sus personajes hasta que su esencia se revela a la mirada. A trav�s de una inmovilidad calmosa, las tomas transmiten la desp�tica presi�n que el tiempo ejerce sobre las emociones del ser humano. As� puede resumirse el cine de Antonioni. En 1960 cosech� su primer �xito internacional, La aventura, que supuso la culminaci�n de la madurez tanto de su est�tica irrepetible como de sus temas y estilo de c�mara. El tema dominante de La aventura -y de las otras dos pel�culas que componen la llamada trilog�a de Antonioni, La noche y El eclipse-, as� como de la posterior El desierto rojo (1964), se centra en la esterilidad emocional del hombre moderno, en su in�til intento de afirmarse en un mundo tecnol�gico. Es uno de los artistas del cine de posguerra dotados de m�s talento para la creaci�n.

Nacido en el seno de una familia de clase media, curs� estudios de Filosof�a y Letras, Econom�a y Comercio en el Instituto T�cnico de Bolonia. Se dedic� inmediatamente al periodismo en calidad de cr�tico cinematogr�fico en las p�ginas del diario Il Corriere Padano. March� a Roma a finales de los a�os treinta y continu� su labor cinematogr�fica en la revista Cinema.

Sus primeros pasos en el cine los dio como ayudante de direcci�n en 1942, en pel�culas como I due foscari, de Enrico Fulchignoni, y Le visiteur du soir, de Marcel Carn�; y como guionista en Un pilota ritorna, de Roberto Rossellini. La guerra interrumpi� su trayectoria hasta que regres� a las mismas tareas con Caccia tragica (1947), de Giuseppe de Santis, y de nuevo como colaborador en las revistas de cine Film Rivista y Film d'oggi, as� como en el peri�dico Italia Libera.

El cortometraje le permiti� desarrollar sus primeros trabajos personales (result� muy importante Gente de Po, 1947, por el realismo de la vida en torno al r�o) hasta que dio el salto al largometraje con Cronaca di un amore (1950), punto de partida de una mirada diferenciadora sobre la vida social que arraig� con fuerza inusitada en su obra: los amores imposibles, la fuerza de la mujer. No extra�� pues ver c�mo aquellos personajes que se sienten ignorados tienden a buscar notoriedad (Il vinti, 1952) mientras que otros no lograron superar su convencionalidad (La signora senza camelie, 1953); tampoco extra�a el hecho de que Antonioni fuera capaz de asumir el pesimismo de la obra de Cesare Pavese (Las amigas, 1955) y darle el enfoque que justifica la acci�n como b�squeda, como necesidad de perfecci�n.

A partir de La aventura (1960), inici� y consolid� un periplo por el universo de la incomunicaci�n del hombre en la sociedad en la que pretende sobrevivir. Por eso, m�s all� de explicaciones innecesarias (en muchas de sus obras quedan en el aire temas sin resolver), sigue con la c�mara, como extensi�n de su mirada, el deambular de los personajes en su fragilidad, en sus ineludibles fracasos que no son m�s que una proyecci�n del vac�o que les envuelve.

Incorpor� un elemento visual determinante en sus prop�sitos: la sensualidad emanada de la que fue su musa durante unos a�os, Monica Vitti. As� construy� La noche (1961), El eclipse (1962) y El desierto rojo (1964), en a�os de gran intensidad creativa que le llevaron a tratar un mismo tema desde perspectivas complementarias: la indiferencia impide constatar la dicha de ser amado, y la vida confirma que la cercan�a no evita el desconocimiento. La vida significa 'fracaso' para Antonioni.

La obra de Antonioni se vio inmersa en la corriente cr�tica que analiz� todo aquello que se entend�a como canalizador de ideolog�a renovadora o de izquierdas en general. Cada una de las pel�culas del director italiano se vio, pues, delimitada por unos patrones que se entendieron m�s all� del prop�sito del propio autor. Antonioni propuso siempre una reflexi�n sobre su entorno, sobre la sociedad que le sofocaba, que le aislaba de otros personajes (cercanos o lejanos) que se mov�an a la par. Para ello intent� transmitir en cada plano, en cada situaci�n, esas inquietudes que le manten�an intelectualmente vivo. Sus pel�culas son desencantos, est�n repletas de pesimismo, de acritud, y cada personaje transmite la indiferencia y se rebela en la incomprensi�n.

Las referencias visuales de Antonioni se construyen sobre silencios y miradas vac�as que nunca se encuentran. La inseguridad y la tragedia interior de sus personajes busca soluciones irreversibles. Es la vena existencial de un director que crey� necesario aprovechar el cine para transmitir el vac�o del alma, el caminar de hombres y mujeres sin rumbo fijo, incapaces de superar su angustia, su decepci�n por la vida que llevan, aunque sea la mujer la que se reafirme sobre el hombre. Todo ello a partir del uso del plano como lugar de encuentro-desencuentro, en el que el tempo de la historia se dilata hasta lo indecible y sumerge al espectador en un estado que el mismo director asumi� como "aburrimiento", y que la cr�tica pretendi� valorizar mucho m�s que el propio Antonioni.

En el Festival de Cannes, marco en el que seis a�os antes hab�a sido abucheado, obtuvo la Palma de Oro por Blow-up. Deseo de una ma�ana de verano (1966), una historia en la que apost� por sorprender al espectador con dos modelos de estructura: la acci�n que se desarrolla en la calle y la que surge en el laboratorio, en la cual emerge con fuerza la esencia misma del relato. A partir de este momento, la carrera de Antonioni perdi� la fuerza personal que tanto se hab�a destacado en los �mbitos cr�ticos. El p�blico mayoritario mostr� siempre un distanciamiento (debido en gran parte al desconocimiento) con respecto a su trabajo que no logr� superar las metas ya propuestas posteriormente.

Zabriskie Point (1970) y El reportero (1975) retomaban algunos elementos de su cine, pero no progresaron en ellos, mientras que El misterio de Oberwald (1980) no dejaba de ser para muchos un experimento televisivo, e Identificaci�n de una mujer (1982), una historia sin fuerza. El intento de Wim Wenders de recuperarlo para la direcci�n en M�s all� de las nubes (1995), codirigida por ambos, no fue suficiente para que una nueva generaci�n de espectadores mostraran su inter�s por el director de Ferrara. En enero de 2000 public� el libro Comincio a capire, en el que resume 50 a�os de su vida art�stica.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].