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Parece que fue ayer, sin embargo, la primera imagen en un acto público de los duques de Sussex como pareja acaba de cumplir seis años. Fue su forma de decir al mundo que estaban juntos y lo hacían a su estilo derrochando muestras de cariño, naturalidad y lejos de protocolos. El 25 de septiembre de 2017, el príncipe Harry y Meghan Markle vieron un partido de tenis en silla de ruedas en los Juegos Invictus que se celebraron ese año en Toronto (Canadá). Tras esta cito vino un anuncio de compromiso, una boda real, un abandono histórico de la monarquía británica, una serie de dardos, críticas y explosivas entrevistas, varias mudanzas, un documental íntimo y personal, una biografía impactante, un nuevo hogar en Estados Unidos y dos hijos. Esas imágenes fueron, sin duda, el principio del fin de la vida que Harry de Inglaterra conocía hasta ese momento y conllevaron que la relación con su familia de origen se rompiese y provó un abismo a ambos lados del Atlántico que no deja de crecer.
Con unos vaqueros rotos, una camisa blanca, gafas de sol y un bolso shopper, Meghan se presentó al mundo de la mano de su novio. La expectación por captar a la pareja del momento era máxima y ellos decidieron dejar de esconderse para mostrar que estaban felices. Tras esta aparición, el compromiso matrimonial se produjo justo dos meses después y fue anunciado por el rey Carlos. La pareja posó ante la prensa en los jardines del Palacio de Kensington y concedió una entrevista para la BBC. La Meghanmanía se había desatado y en un principio tanto los Windsor como el pueblo británico la acogió como a una de los suyos. La boda, también a su estilo, con una novia sin padrino (su padre no acudió al enlace tras verse envuelto en un montaje lo que derivó en que Meghan rompiera cualquier trato con él), un coro góspel y un sinfín de celebrities, se celebró en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
La llegada del ansiado 'baby Sussex'
La otra gran noticia no tardó en llegar. El 15 de octubre de 2018 se confirmó el primer embarazo de la duquesa de Sussex y el 6 de mayo de 2019 nació Archie. Todo parecía ir sobre ruedas, pero solo lo parecía. La gira de la pareja por África supuso un antes y un después. La insatisfacción, la presión mediática y la infelicidad empezaron a aflorar. Meghan se rompió al hablar durante un documental sobre ese viaje cuando el reportero le preguntó “¿Cómo estás?” y la Duquesa decidió sincerarse sobre la otra cara de su idílica vida. Contó que estar en el foco mediático estando embarazada la superó. Sería, según su versión, solo la punta del iceberg de los problemas de salud mental y la falta de comprensión por parte de la Familia Real, con la que según su propio testimonio tendría que lidiar.
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Empiezan a contar su verdad
En apariencia Meghan había sido recibida con los brazos abiertos, pero ella no lo percibía así. El choque cultural -es estadounidense de nacimiento- y los protocolos de la realeza la sobrepasaron. Archie nació, no sin polémica, pues en Palacio preocupaba el color de su piel, según su testimonio que quedó reflejado en la explosiva entrevista que concedió a Oprah Winfrey. Su nacimiento estuvo envuelto en el misterio y su presentación oficial fue varios días después de haber venido al mundo cuando lo normal es que las damas de la Casa Real británica posen ante la prensa al abandonar el hospital.
Mientras, la pareja no paraba de cosechar éxitos y Meghan robaba el protagonismo a todos, a la vez que el acoso de la prensa sensacionalista iba en aumento. La presión pudo con ellos y Harry temía que “la historia se volviera a repetir”, en alusión al triste final que sufrió su madre, la recordada princesa Diana.
Un anuncio sin precedentes
Harry siempre tuvo claro que quería formar una familia y por fin había conseguido su ansiada felicidad así que para protegerla y nuevamente sorprendiendo al mundo hubo un nuevo anuncio. El 8 de enero de 2020 su intención de retirarse de sus deberes reales para poder ser financieramente independientes y empezar una nueva vida en Norteamérica. El planeta se paralizó. Las estrellas más rutilantes de la Familia Real querían dar un paso atrás llenando de dolor a Isabel II que se vio obligada a decidir entre un nieto y el deber. La Cumbre de Sandringham se saldó con una serie de acuerdos por los que los Sussex dejaban de ser miembros de la Familia Real, perdían algunos de sus privilegios, como el estatus de altezas reales y la seguridad que les brindaba el Gobierno británico pero a cambio podían elegir su propio destino. Finalmente, a partir de abril de 2020 fueron libres y se instalaron primero en Canadá y después en Estados Unidos donde encontraron su hogar soñado en Montecito, un exclusivo barrio residencial de California plagado de estrellas de Hollywood, blindado a los ojos de los paparazzi.
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Así, comenzaron su nueva vida. Rompieron lazos con Reino Unido, aunque seguían manteniendo su casa de Frogmore Cottage pero no por demasiado tiempo, y en una carta sin precedentes anunciaron que ya no responderían a las preguntas de los periodistas de cuatr tabloides británicos. La siempre tensa relación de Harry con la prensa de su país también salpicó a Meghan que se enfrascó en una batalla judicial.
Unos proyectos empresariales que no acaban de arrancar
Mientras, parecía que Hollywood había encontrado a sus nuevos príncipes. Los contratos con gigantes del entretenimiento se amontonaban en sus escritorios, aunque con el paso del tiempo se ha visto que muchos de esos proyectos no han acabado de cuajar (como la ruptura de la Duquesa con Spotify) y algunos otros se han ralentizado más de lo previsto. Mientras, Meghan, en un desgarrador artículo de opinión reveló que había sufrido un aborto y culpabilizaba de ello a la fuerte presión que los medios habían ejercido sobre ella.
Una nieta de Isabel II nacida fuera de Reino Unido
Finalmente, en febrero de 2021, los Sussex anunciaban que esperaban su segundo hijo. Una niña, Lilibet, que nació el 4 de junio de ese año y que se convirtió en la primera bisnieta de Isabel II en nacer fuera de Reino Unido. Embarazada y junto a Harry, Meghan se sentó, como decíamos anteriormente, ante los micrófonos de su buena amiga Oprah Winfrey donde los dos hablaron del calvario por el que habían pasado en el seno de la Familia Real británica y que aumentó la brecha con los Windsor. Meghan abordó su comentada relación con Kate Middleton, el título de príncipe para Archie que se hizo oficial cuatro años después de su nacimiento, de que no quería seguir viviendo, de los caminos que Harry y el príncipe Guillermo habían tomado por separado y que les habían distanciado y así un sinfín de incendiarias frases una tras otra.
La entrevista por televisión no fue la única declaración de guerra que han hecho en estos seis años. Destaca el documental para Netflix en el que contaban su verdad y que vio la luz en diciembre de 2022 y las memorias de Harry, todo un éxito de ventas mundial, que se publicaron en enero de este año tras la muerte de su abuela. Tanto en la serie como en el libro, los Sussex mostraron la intimidad de su vida y quisieron aclarar cómo habían sido algunos de los episodios más polémicos de su paso por la Casa Real británica o que Harry consideraba a la reina Camilla una persona peligrosa y la responsable de algunas filtraciones a la prensa.
Aunque les vimos juntos en el funeral de Estado de Isabel II con la plana mayor de la monarquía inglesa, lo cierto es que tras esos bombazos, los pocos puentes que podrían tenderse a uno y otro lado quedaron dinamitados. Harry acudió solo a la coronación de su padre y estuvo tan solo unas horas en Londres. Le hemos visto en otras ocasiones en Reino Unido, solo, para testificar en juicios contra la prensa y siempre por tiempo muy limitado y sin Meghan. Quizá el hecho de que hayan perdido su casa británica de Frogmore Cottage , el único lugar en suelo británico donde Harry decía sentirse seguro, haya tenido algo que ver.
Habiendo aireado todos los trapos sucios, este ha sido el año de la reinvención de los Sussex en el que han marcado agenda pública con actos ajenos a su vida pasada, algo necesario si no quieren agotar al público con tantos reproches y críticas a una institución que es uno de los pilares de Reino Unido. Los rumores de crisis en la pareja han aflorado y ellos se han encargado de acallarlos con estratégicas apariciones que tuvieron su punto álgido hace tan solo unos días con su asistencia en Alemania a los Juegos Invictus, el proyecto más personal de Harry. Juntos, de la mano, demostrando que están tan enamorados como el primer día, brindaron una potente imagen en la que seis años después de su primera aparición pública parece que quisieron decir al mundo que siguen más unidos que nunca y remando juntos hacia un destino común.
Haz click para ver el documental “Harry y Meghan, terremoto en la casa Windsor”. En enero de 2020 el príncipe Harry y su esposa, Meghan, deciden dar un paso atrás como miembros “senior” de la Casa Real británica y tras vivir unos meses en Canadá se mudan a Los Ángeles, donde residen en una gran mansión junto a sus hijos. Aunque querían alejarse del foco mediático, en marzo de 2021 concedieron una entrevista a Oprah que dió la vuelta al mundo. ¿A qué se dedican ahora los duques de Sussex? ¿Cómo consiguen mantener su alto nivel de vida? ¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¡No te lo pierdas!
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