Marte (The Martian)

El innegable entretenimiento y la instructiva aventura que durante la proyección le ofrece "The Martian" puede que le distraigan de un pequeño detalle: que la película fracasa en mostrar de forma verosímil la angustia de la soledad extrema, el espanto ante la certeza de la muerte en el abandono más absoluto. Por muy astronauta que uno sea. Y esa es la distancia insalvable entre un 'blockbuster' formidable y una gran obra. Sí, es sin duda una lujosa y eficaz producción excepcionalmente filmada, pero no hay rastro de transmitir al espectador qué significa emocionalmente quedarse solo en Marte, el abismo frente al hambre y la presumible locura. Más preocupada en epatar enseñando el ingenio del hombre -y su apoyo en la ciencia- para superar retos imposibles en pos de la supervivencia, resulta nula como retrato de los sentimientos de alguien al límite, más allá de la autosatisfacción y de sus numerosas bromas -muy bien acogidas por el público, pero que restan seriedad-. Recordando la frase promocional de la magistral "Alien", en Marte "nadie puede oír los gritos de Matt... simplemente porque no los da".